Alboroto en la tribuna del Congreso de los diputados un día de octubre de 2013. Tres mujeres enseñan sus pechos en señal de protesta ante la sorprendida y sorprendente mirada de sus señorías. Los pechos al aire ya no asombran. No golpean a nadie, sólo se exhiben. Otros enarbolan banderas o se ponen camisetas de colores, estas chicas se las quitan.
Peor lo hizo el joven de 19 años Ángel Escribano Vaquero, que a falta de tetas, arrojó una piedra más o menos desde donde gritaron medio cubiertas las tres integrantes de "Femme".
Ocurrieron los hechos el viernes 26 de febrero de 1932, cuando el citado "piedrómano" asistía a la sesión de Cortes desde la tribuna pública. Sin que nadie pudiera impedirlo, por lo rápido e inesperado de la acción, se levantó y arrojó el proyectil que fue a rebotar en un banco azul para acabar estrellado en la mampara de entrada del Salón de sesiones. Presidía la Cámara D. Julián Besteiro.
El joven, de quien se puede decir que no protestaba de nada ni se le atribuía afiliación a ninguna fuerza política, tuvo el arrebato de probar puntería en tan magno recinto. De haber lanzado chinas al techo otro gallo cantaría.
Peor lo hizo el joven de 19 años Ángel Escribano Vaquero, que a falta de tetas, arrojó una piedra más o menos desde donde gritaron medio cubiertas las tres integrantes de "Femme".
Ocurrieron los hechos el viernes 26 de febrero de 1932, cuando el citado "piedrómano" asistía a la sesión de Cortes desde la tribuna pública. Sin que nadie pudiera impedirlo, por lo rápido e inesperado de la acción, se levantó y arrojó el proyectil que fue a rebotar en un banco azul para acabar estrellado en la mampara de entrada del Salón de sesiones. Presidía la Cámara D. Julián Besteiro.
El joven, de quien se puede decir que no protestaba de nada ni se le atribuía afiliación a ninguna fuerza política, tuvo el arrebato de probar puntería en tan magno recinto. De haber lanzado chinas al techo otro gallo cantaría.
Hete aquí la piedra, el antidemocrático guijarro lanzado por Ángel Escribano Vaquero que, lejos de romper la testa de algún preclaro hombre, atentó contra el cristal de una mampara.
© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-005 RECUPAPEL
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