sábado, 30 de noviembre de 2013

Estampas. Madrid pueblo: Las compras de Navidad


En octubre florecieron los turrones y otros productos de Navidad en las góndolas y escaparates de los comercios madrileños. En noviembre comenzó a instalarse toda la decoración urbana, engalanando Madrid para tan esperadas fiestas. Anoche, 29 de noviembre de 2013, quedó inaugurada la Navidad con el encendido del alumbrado diseñado para la ocasión. Si nos descuidamos, tomaremos las doce uvas con los huesos de Santo.

En los madriles de los años treinta las compras navideñas se hacían a último momento; después del aguinaldo en la mayoría de los casos. Los ricos... y aquellos que intentaban serlo, acudían a las tiendas de postín ubicadas en el Centro, o a las más surtidas de los barrios, para adquirir todos aquellos manjares que diesen sabor y brillo a la mesa de Nochebuena. 

La tienda que retrata Bellón, con todo su público y productos -incluida la tradicional y atiborrada cesta- no es Lhardy ni Casa Mira; de hecho, el turrón duro de esta casa era más blando que el que intenta cortar el dependiente.


Página de humor, por Bellón
"Las compras de Navidad. Apuntes del natural, por Bellón"
Crónica, 1935


Recomendamos visitar Ver, Oír, Leer en Navidad - Navidad en Madrid, un monográfico de Historia Urbana de Madrid centrado en la Navidad de los siglos XIX y XX distribuido en los diferentes blog de MadridBlog.



© 2013-2015 Eduardo Valero García - HUM 013-033 ESTAMPAS MAD
ISSN 2444-1325


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viernes, 29 de noviembre de 2013

Recuerdos de papel. Calle de la Sal





Un día de semana en el Madrid de 1934. Mucha actividad en la zona comercial que rodea y da acceso a la Plaza Mayor de Felipe III.
Es la calle de la Sal, nombre que conserva desde muy antiguo  por ser el sitio donde se expendía la sustancia blanca y cristalina. Algunos creen que se denominó también "Red de la Sal". Moderna en la fotografía, y aún así diferente a la de hoy, conforma una de las entradas que airean la popular plaza, cargada de vegetación en aquellos tiempos.

Antes de la famosa tienda de "El Gato Negro", establecida en esta calle en 1919, existió entre los números 2 al 8 un negocio llamado "La tacita de plata" que se dedicaba a la venta al por mayor y menor de vajillas, cristalería, loza, porcelanas y objetos para regalo. Lujoso establecimiento que abrió sus puertas el 19 de julio de 1913.




Más añeja es la tienda de relojes establecida el año 1880 en el número 2 de la calle que, con el nombre de "Antigua Relojería", aportó cierta categoría a la corta arteria. Hoy es parada obligada de turistas y vecinos que observan con atención al autómata relojero diseñado por Mingote que repara un reloj al son del tintineo del carrillón.

© Historia Urbana de Madrid




Y si de Mingote hablamos, una herencia más ha dejado en esta calle. Representación mural de los tipos y costumbres madrileños con el humor y estilo característicos del que fuese I marqués de Daroca. Figuras de escenas galdosianas o simplemente zarzueleras que se muestran al Madrid del siglo XXI desde unas ventanas ciegas.

© Historia Urbana de Madrid


Volviendo al pasado, en papeles más antiguos, aquellos que trazó don Pedro Texeira en 1656, bien delimitada y con su quiebro aparece la citada calle.



En el "Plano de la Villa y Corte de Madrid" de Fausto Martínez de la Torre y Josef Asensio de la edición de 1800, la calle de la Sal queda integrada en la lámina nº 5, que corresponde al "Barrio de la Panadería".




En 1876 A. Fernández de los Ríos anota en su "Guía de Madrid, manual del madrileño y del forastero", que la calle de la Sal tiene su principio en la de Postas y concluye en la Plaza de la Constitución, que es como se llamaba entonces la Plaza Mayor. Que comprende los números 1 a 5 y 2 a 8, con una longitud de 28 metros lineales y 7 de ancho. Que corresponde al Barrio de Constitución del distrito de Audiencia.

Del presente que fue una vez hemos viajado al pasado, y desde allí al presente de hoy que mañana será historia. Así hemos recordado este rincón madrileño a través de papeles viejos. Calleja muy transitada desde tiempos de los Austrias, cuando se decía que sólo Madrid era corte.

© Historia Urbana de Madrid


© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-024 RECUPAPEL


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jueves, 28 de noviembre de 2013

miércoles, 27 de noviembre de 2013

La Plaza de Colón y su monumento.


Dice José Rincón Lazcano en "Historia de los Monumentos de la Villa de Madrid":
"La ley de 22 de junio de 1864 dispuso la erección de una estatua monumental a Cristóbal Colón.
Consta esta ley, que firma la Reina Doña Isabel II y refrenda el entonces Ministro de Gobernación, Cánovas del Castillo, de cuatro artículos.
En el primero se autoriza al Gobierno de S. M. para que, de acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid y con la Junta formada en esta capital, se erija una estatua monumental a Cristóbal Colón en el Paseo de Recoletos, frente a la Casa de la Moneda.
A la realización del proyecto-dice el artículo segundo-se aplicarán en este caso los 800.000 reales destinados por el expresado Ayuntamiento a la erección de una estatua al mismo héroe, y los fondos recaudados por la mencionada Junta, contribuyendo el Estado con el resto hasta completar la suma necesaria.
Y el Gobierno-art. 3º de la ley-, oyendo a la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, abrirá público concurso, al cual serán convocados todos los artistas nacionales como los extranjeros, e invitados especialmente los que gocen de universal reputación, a fin de elegir el proyecto más digno de la grandeza del asunto." 

Y así comienza la historia del monumento a Cristóbal Colón y las vueltas que ha dado con el correr de los tiempos.

Como muchas otras estatuas madrileñas, y siendo tan viajero D. Cristóbal Colón, no es de extrañar que en esta Villa le hicieran dar más vueltas que una peonza. Una grande y pesada peonza, porque la estatua del genovés, que forma parte del monumento de estilo gótico florido erigido en su nombre, mide tres metros y treinta centímetros de altura, todos ellos esculpidos en auténtico mármol de Carrara.
Por su parte, el monumento cuenta del suelo a la base de la estatua diecisiete metros, lo que viene a dar a todo el conjunto una altura de veinte metros y treinta centímetros.

La estatua comenzó a construirse en Roma, en el taller de Jerónimo Suñol, autor de otras varias estatuas madrileñas. El resto del monumento, que como hemos dicho es de estilo gótico florido (neogótico), lo realiza en Madrid don Arturo Mélida en piedra de Fons. La construcción comienza en 1881 y termina cuatro años más tarde, si bien transcurrirá muchos más tiempo hasta su inauguración.

Colón realizará un primer viaje desde el taller de Suñol, en Roma, hasta Madrid, donde se unirá al majestuoso y longo pedestal de Mélida. Su inauguración, prevista para el 4 de enero de 1886, será suspendida debido al fallecimiento de Alfonso XII. Ningún cronista ha facilitado fecha cierta sobre la inauguración; sólo sabemos que el 12 de octubre de 1892, en el cuarto centenario del descubrimiento, una comisión de Títulos del Reino visitó al alcalde para hacerle la entrega simbólica del monumento, que entonces pasaba al dominio de Madrid.

El monumento a Colón quedará emplazado en el centro de la plaza homónima, siendo sus principales vecinos la Casa de la Moneda y la Biblioteca Nacional.
Las tarjetas postales atesoradas por el Museo de Historia de Madrid nos muestran un paisaje difícil de reconocer, salvo por la referencia que aporta la ubicación de la Biblioteca Nacional. Sin embargo, lo que aquí vemos, es el emplazamiento actual del monumento.

Autor: J. LACOSTE - Entre 1906 y 1914 - Inv. 2007/1/66

EDITION PHOTOGLOB OO., ZÜRICH - ca. 1910 - Inv. 31471

GRAFOS MADRID - Entre 1921 y 1933 - Inv. 1991/1/202

Entre 1920 y 1930 - Inv. 24692

El "Plano parcelario de Madrid" de Carlos Ibañez e Ibañez de Ibero, formado y publicado por el Instituto Geográfico y Estadístico, año 1872-74, reproduce la ubicación de la Casa de la Moneda y el lugar donde años más tarde quedará emplazado el monumento.



Tuvo don Cristóbal Colón por vecino, además de la desaparecida Casa de la Moneda, uno muy ilustre y de rancio abolengo: el Palacio de Medinaceli. En la fotografía aérea del año 1929 puede verse este Palacio (Entre el Pº de Recoletos y la calle de Génova), también el palacete de D. Luis de Silva y Fernández de Córdoba, y la casa donde vivieron la marquesa de Esquilache y Benito Pérez Galdós (Solar que ocupan hoy las Torres de Colón).

Vista aérea. Plaza de Colón. 1929

El elegante y desaparecido Palacio de Medinaceli fue en origen propiedad del duque de Uceda y posteriormente del marqués de Salamanca. Hacia 1890 será adquirido por la duquesa viuda de Medinaceli y duquesa de Denia y Tarifa. De ahí que en su corta existencia, el Palacio será conocido por los nombres de Uceda, Denia y/o Medinaceli.



El 1 de marzo de 1936, verá Colón desde su pedestal la llegada por el Paseo de Recoletos de una marea humana que celebraba el triunfo del Frente Popular. En aquel punto se unirá a la marcha el Sr. Julián Besteiro, que venía por la calle de Génova.



Entrado el mes de abril de 1970 el monumento será testigo de la sesión al Ayuntamiento por parte del Estado de la manzana que formaba, con la plaza de Colón, las calles de Jorge Juan, Serrano y Goya. El alcalde de Madrid, Sr. Arias Navarro, tomará posesión del edificio de la Casa de la Moneda el 29 de abril de ese año. Comenzará entonces la transformación de la parte occidental de la plaza, y el antiguo edificio, inútil y desmantelado en 1964, no tardará en sucumbir al poder de la piqueta. Nacerá con estas remodelaciones el Jardín del Descubrimiento.

La fotografía aérea nos muestra la fisonomía de la Plaza de Colón hacia 1969, donde es evidente la transformación de la zona. El espacio que ocupaba el Palacio de Medinaceli, demolido en 1964, será utilizado para la construcción del edificio Centro Colón. Hubo otro Palacio de Medinaceli más antiguo que ocupaba los solares donde hoy está emplazado el Hotel Palace. En la otra esquina del Paseo de la Castellana con la calle de Génova se elevan los dos grandes pilares que soportarán el peso de las Torres de Colón, llamadas Torres Jerez en tiempos de la empresa Rumasa.









El monumento comenzará un nuevo periplo. Colón bajará de las alturas y pondrá pie en tierra como lo hiciera en sus antiguas travesías. Es el año 1972, y aquella manzana y la plaza nunca volverán a tener el aspecto que hemos visto en las antiguas postales.

Colón volando por Madrid. De fondo los pilares de las Torres de Colón
Santos Yubero, 1972

Colón pone pie en tierra firme. Santos Yubero, 1972

En la siguiente imagen, cortesía de todocolección.net, vemos la ubicación del monumento en los Jardines del Descubrimiento y la entrañable y desaparecida cascada del Centro Cultural de la Villa. Más atrás, el monumento al Descubrimiento de América, obra de Joaquín Vaquero Turcios, erigido en 1977.

VESIV Postal  Madrid nº 37 - Plaza de Colón. Jardines del Descubrimiento. 1987
Cortesía de todocoleccion.net

En el años 2009 Colón volverá a ponerse en movimiento para ser desplazado a su actual ubicación, que es la que tuvo desde el año 1892 hasta 1972. Preside otra vez la unión del Paseo de la Castellana con el de Recoletos.

Plano parcelario de Madrid - Carlos Ibañez e Ibañez de Ibero
1872-1874

Plano Eje Prado-Recoletos
2009

Y don Cristóbal Colón pone fin a sus viajes en este siglo XXI -o al menos eso parece, de momento. Como antaño, vuelve a otear el horizonte allende el Paseo de Recoletos, con el recuerdo del galante Salón del Prado y la moderna visión de la milla de oro del arte.

© Ayuntamiento de Madrid

© esmadrid.com

Nosotros nos quedamos con otra visión hoy imposible. La de un grupo de madrileños disfrutando de un día frío pero soleado en la cambiante Plaza de Colón.

Plaza de Colón hacia 1915



© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-012 ESP PLZA.COLON



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martes, 26 de noviembre de 2013

Recuerdos de papel. Don Cecilio Rodríguez Cuevas, Jardinero Mayor

Poco tránsito a esas horas en el Madrid de principios del siglo XX. Un soldado y una mujer caminan hacia la Plaza de Oriente. En dirección contraria van un religioso y un seglar, quizá mozo de cuerda o cartero... no se puede apreciar.
Precioso paisaje el que miran a su paso, escultura floral cincelada por don Cecilio Rodríguez Cuevas, Jardinero Mayor del Ayuntamiento madrileño.


Exquisito jardín diseñado para disimular el desnivel de la calle Bailén, frente a la Plaza de la Armería, que representa, junto con las filigranas de la Puerta de Alcalá y las coloridas flores que embellecen plazas y monumentos, un ejemplo del paisajismo urbano madrileño.


Fotografías que recuerdan la maestría de tan ilustre jardinero, autor además de la Rosaleda de El Retiro y el paisajismo de la antigua Casa de Fieras.
Noble labor la de aquel hombre que desde muy pequeño, con tan sólo ocho años, adecentaba la flora del Paseo de Recoletos y trabajaba en los Viveros del Ayuntamiento. Así, llegó a realizar obras de arte desaparecidas como la decoración de una de las plazoletas de los jardines de Recoletos.


A él se deben, además, la reposición de arbolado en los paseos y avenidas de la Casa de Campo, Parque del Oeste, y Viveros de Puerta de Hierro, Puente de Toledo y Sotillo. Concibió un nuevo trazado a los andenes del Paseo de Coches de El Retiro y reformó las entradas correspondientes a la Puerta de la Independencia y Hernani.

Otros ejemplos de su trabajo son las fotografías que en papel recuerdan la fisonomía de la Plaza de Isabel II y el monumento a Mesonero Romanos en el Madrid de 1914.





Cecilio Rodríguez Cuevas
Nace en Valladolid el 2 de febrero de 1865.
El 1º de julio de 1873, a la edad de ocho años, ingresa en el Ayuntamiento de Madrid como aprendiz de jardinero.
En 1910 es designado jardinero jefe del servicio y en 1914 alcanza el grado de Jardinero Mayor del Municipio de Madrid, año en el que se le concede la Cruz del Mérito Agrícola.
Además de esta condecoración, estaba en posesión de la Cruz del Mérito Naval; Caballero de la Orden de Leopoldo II de Bélgica; Comendador de la Orden Civil del Mérito Agrícola, oficial de la corona de Italia; Caballero de la Cruz de Wassia (Suecia); Medalla de la Villa de Madrid, y la del Trabajo, de plata.
Fue cesado de su cargo por el nuevo Ayuntamiento durante la Segunda República. Finalizada la Guerra Civil fue restituido y desempeñó el mismo cargo hasta su fallecimiento.
El 2 de febrero de 1935, a la edad de setenta años, se planteó concederle la jubilación, si bien el Ayuntamiento acordó que continuase en activo.
En el año1942 el Gobierno de Franco le concede la placa de Caballero de Isabel la Católica por su labor destacada en la restauración de los parques y jardines madrileños.
En 1949 el Ayuntamiento premia sus servicios con la erección de un busto en los jardines que llevan su nombre.
Fallece en Madrid el 14 de octubre de 1953.




© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-023 RECUPAPEL


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domingo, 24 de noviembre de 2013

Madrid erótico. Penumbra





Penumbra de silueta y matices. Metamorfosis de la Afrodita de Milo con la Venus moderna. Instante captado antes de ser absorbida la belleza por los geométricos haces de luz que la atraviesan.


El arte de la fotografía
"Penumbra"
Fotografía, París-Presse, transmitida por Piortiz.








Lápiz y pincel
"Las estrellas del teatro frívolo"
Dibujo, por Bayo




Sólo para ellas
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El erotismo, lo sensual y sugerente dejaban de ser temas tabú y pasaban a formaba parte del "Libro de estilo" de la época. Los ángulos de enfoque y la luz en las fotografías; las poses, miradas y expresiones; los motivos representados; la vestimenta y modelos; los títulos y narraciones; las ilustraciones estilizadas, y todos los detalles que hoy han dejado de sorprender, fueron seña de identidad de la década de 1930 que convertirán la figura femenina en una expresión artística.

Lejos de interpretaciones vejatorias, discriminatorias y/o que puedan ofender a la mujer, las fotografías, ilustraciones y publicidad que aquí aparecerán corresponden a una época en que las féminas comenzaban a tener mayor protagonismo, perdían esa absurda condición de "sexo débil" y recibían no pocas alabanzas. Por desgracia, y durante mucho tiempo, aquel ideal fue truncado una vez finalizada la Guerra Civil.



© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-038 MADEROT


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sábado, 23 de noviembre de 2013

Estampas. Madrid pueblo: Primeras nieves en la Sierra


En noviembre llegaron las primeras nieves en la Sierra madrileña. Poco tardan en aparecer los amantes del deporte invernal por excelencia y otros aficionados a la nieve. Desde Peñalara bajan en slalom los esquiadores más avezados. Primeros tropezones y otras tantas situaciones que el dibujante Bellón abigarra en un pequeño espacio de la grandiosa Sierra de Guadarrama.


Página de humor, por Bellón
"Las primeras nieves en la Sierra"
Crónica, 1934 




© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-032 ESTAMPAS MAD


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viernes, 22 de noviembre de 2013

Recuerdos de papel. El convento de la Encarnación y José I Bonaparte






Quiso la reina doña Margarita fundar un convento de agustinas recoletas, y el rey Felipe, que era el tercero, quiso complacer a su esposa adquiriendo la casa del marqués de las Pozas y, mandándola derribar, dio encargo de edificar la piadosa fundación al arquitecto Juan Gómez de Mora. Tal es el origen del convento de la Encarnación.

Al menos ocho personas disfrutan de la tranquilidad de su entorno en la escena que el fotógrafo Salazar captura en 1914. Lugar de paseo del cuarto Felipe el día de Corpus, antes y después de la procesión, y recuerdo de un curioso episodio cuando Madrid era francesa.


Ocurrió el episodio una Semana Santa, durante el breve y poco religioso reinado de José I Bonaparte. Decidió el monarca intruso recorrer los Sagrarios escoltado por su tropa, a pie, sin mayores pompas, como muestra de respeto a las costumbres católicas del pueblo madrileño. No hubo vitores ni hurras a su paso; el silencio sólo era roto por las pesadas botas y espuelas que tanto terror cosechaban.
Al llegar al convento de la Encarnación los altos dignatarios palatinos, en cuyo centro caminaba José I, se toparon con un gato muerto colgado de una verja que formaba el cerramiento. Atado a una pata del finado felino pendía un cartel con esta leyenda:

"Rey tuerto, como no líes el hato
muy pronto te verás como este gato."


El rey, con mucha diplomacia, esbozó una sonrisa de dientes afuera y entró en la iglesia, pero ya no quiso continuar su visita a los Sagrarios.

Pocos meses más tarde, José I Bonaparte saldría de Madrid simulando un paseo en carroza junto al general Jourdan. Sin volver la vista atrás, seguramente pensó:

"¡Perdí mi corona!... pero no me veo como el gato de la Encarnación."




© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-022 RECUPAPEL


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Recuerdos de papel. Cuando se viajaba con Marsans






Papeles viejos que recuerdan la fiabilidad de una empresa desaparecida por la ambición de los rapiñadores modernos. Viajes por el mundo con la seguridad y tranquilidad de un operador de turismo que fue familiar. Ilusiones hechas realidad en vetustos trasatlánticos y enmaderados trenes.

Hasta un jovenzuelo madrileño viajaba tranquilo, regresando luego sano y salvo de las más insospechadas aventuras. Había adquirido su tour por el mundo en la agencia que VIAJES MARSANS tenía en la Carrera de San Jerónimo, número 43, allá por el 1925.

Revista "El Mundo en Auto", 1925


Revista de Oro, 1926

La Vanguardia, 1925



© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-021 RECUPAPEL


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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Recuerdos de papel. El Museo del Prado de aniversario






Corrían tiempos en que los hombres lucían graciosas pelucas y exagerados afeites. Tiempos en que Madrid era el epicentro de la Ilustración española y el rey Carlos III ejercía de alcalde de Madrid, el mejor de todos según el pueblo madrileño.

En aquel momento de la historia de Madrid, exactamente en 1786, y como no podía ser de otra manera, el insigne arquitecto Juan de Villanueva concebirá para el Salón del Prado un regio edificio que albergaría al Real Gabinete de Historia Natural creado por el ilustrado monarca.

No será hasta el siguiente siglo que el rey Fernando VII y su segunda esposa, Isabel de Braganza, culminen la obra póstuma de Villanueva; esta vez con nuevos diseños de Antonio López Aguado sobre el original del ilustre arquitecto que fue su maestro.

El 19 de noviembre de 1819 por fin quedará inaugurado el edificio como Museo Real de Pinturas. La celebración del evento fue discreta, lo mismo que la paupérrima pinacoteca cuyas salas -sólo tres- exponían poco más de trescientas obras pertenecientes a los Reales Sitios.

En 1868, tras el destronamiento de Isabel II, el museo pasará a denominarse Museo Nacional de Pintura y Escultura. Será el 14 de mayo de 1920 cuando reciba su actual título de Museo Nacional del Prado.

Durante los siglos XIX y XX se cometerán reformas y ampliaciones en el museo. Ya en el siglo XXI, el 27 de abril de 2007, se finalizará la mayor obra de ampliación que llevará el nombre de Edificio Jerónimos, por estar ubicada sobre los terrenos del claustro del antiguo monasterio de San Jerónimo el Real.

Pequeña biografía sin muchos datos como pretexto para anunciar que este año 2013 se celebra el centésimo nonagésimo cuarto aniversario del Museo Nacional del Prado. Aquel que retrató en contenido y continente otro famoso de la historia madrileña, Juan Laurent y Minier, conocido fotógrafo que tuvo estudio en la Carrera de San Jerónimo, 39, piso 4º, en la segunda mitad del siglo XIX.

De él son estos recuerdos de papel, seguramente leptográfico, que se suman a los tantos que vamos recopilando.

© Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
J. LAURENT. MADRID. Vista panorámica, cuarto cliché.
Archivo RUIZ VERNACCI VN-02885



© Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
J. LAURENT. MADRID. Museo del Prado, de pintura y escultura.
Archivo RUIZ VERNACCI VN-02925



© Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
J. LAURENT. MADRID. El Museo de Pinturas, fachada del Norte [Museo del Prado].
Archivo RUIZ VERNACCI VN-05354


Más antiguo y artesanal es el recuerdo en papel que delinea la mano de Villanueva.





© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-020 RECUPAPEL


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