jueves, 21 de mayo de 2020

Resultados de La Electra y La Electra galdosa. Noviembre de 1901

En nuestro artículo anterior recordamos dos parodias del drama Electra de Galdós, estrenadas en Madrid en marzo y abril de 1901. Nos referimos a «¡Alerta!», de Federico R. Escacena y Rafael Muñoz Esteban, y «Electroterapia», de Gabriel Merino.

Hoy rescatamos dos obras catalanas muy dispares, pero de un mismo autor. «La Electra galdosa», comedia que, si bien se clasifica como parodia, puede considerarse de género bufo o un apropósito, y «Resultados de La Electra», comedia que integra en su argumento el drama de Galdós.




Galdós
Después del estreno de Electra, Galdós intentará tomarse un descanso. A finales de marzo marcha a Toledo, donde estará más tiempo de lo previsto. En junio, como de costumbre, se trasladará a San Quintín (Santander). Poco antes de marchar le escribía a su amigo Fernando León y Castillo:
El mismo día que te dejé la tarjeta en el Hotel de París, me fui a Toledo, y allí me entretuve más de lo que pensaba. (…) Si otros cálculos y propósitos no me fallan, estaré en París en septiembre, y procuraré nuevamente hablar con la Reina Isabel, a ver si quiere contarme algo de su reinado.
El 18 de octubre regresa a Madrid y días más tarde inicia su viaje a París, donde estará hasta mediados de noviembre. Casi al mismo tiempo de su vuelta a la villa y corte, en Barcelona se estrenaba «Resultados de La Electra».

Y mientras en la Ciudad Condal, después de unas alborotadas elecciones municipales, se inauguraba el funicular al Tibidabo y los estudiantes catalanistas y anticatalanistas se enfrentaban en las calles, en Madrid se aborda el tema del catalanismo en el Congreso de los diputados y se estudia el presupuesto de 250.000 pesetas para la construcción del monumento a Alfonso XII. Entretanto, fallece Germán Gamazo, cuñado de Maura.


Galdós no tarda en enviar el pésame a su amigo:
Sr. Don Antonio Maura
Mi querido amigo y maestro. reciba V un apretado abrazo de su invariable amigo.
B. P. Galdós
Maura le responderá:
Sr. D. Benito P. Galdós
Mi querido amigo: muchísimas gracias por su abrazo de pésame con ocasión de mi duelo, a la vez que le envía otro en estas tristes circunstancias su affmo. amigo.
A. Maura
Tengo entendido que marchó V al extranjero y celebro su feliz regreso, supongo, con las alforjas llenas de nuevos libros.

Poco después, el 29 de noviembre, fallece otro compañero de Galdós en la vida y la política, D.Francisco Pi y Margall.
Aunque muy a gusto con jefe tan simpático, aspiraba yo a prestar mis humildes servicios lo más cerca posible de Pi y Margall, por quien sentía veneración fanática. El mismo Carvajal me deparó lo que yo deseaba, enviándome al despacho del Ministro para redactar urgente correspondencia. Halleme, pues, frente al santo de mi mayor devoción, el cual, visto de cerca, modificó la idea que de él tenía yo y conmigo el vulgo. No era un hombre glacial; no era la estatua de la reflexión imperturbable como parecía indicarlo la escasa movilidad de sus facciones, su austera faz, su barba gris, su boca sin sonrisa, y sus anteojos que aguzaban la penetración de la mirada.
La primera República, III

Francisco Pi y Margall en 1901.
Fotografía de autor desconocido.

Finalizadas estas ligeras pinceladas historico-biográficas nos centramos en las dos obras catalanas relacionadas con Electra.


Resultados de La Electra
(Conseqüències de l'Electra)

El actor, dramaturgo y director de teatro Jaume Molgosa i Valls (1841-1907) estrenaba la comedia en un acto y en prosa «Resultados de La Electra» en el Teatro Nuevo de Barcelona el 20 de noviembre de 1901. Esta fecha queda recogida en el libreto impreso de la obra; sin embargo, en la prensa ya se anunciaba como representada el día 17 de ese mes.




Es interesante destacar que Jaume Molgosa formará parte del reparto de la Electra de Galdós representada en el teatro La Nueva Unión, de Torredembarra (Tarragona). Fue estrenada el 18 de marzo de 1901 por la compañía de Antonio Labastida. Molgosa interpretará el papel de Urbano y su hija, Sugsana Molgosa, el de Patros.

Aunque coincide, como las representadas en Madrid, en homenajear a Galdós, «Resultados de La Electra» es la antítesis de Electra.

Jaume Molgosa i Valls

Esta parodia tiene puntos muy graciosos y mayor originalidad que las estrenadas en Madrid. Podemos decir que, al estar integrados Galdós y su drama en el argumento, no es parodia y tampoco crítica, sino una nueva versión de Electra a la catalana, donde se deja ver lo mucho que influirá la obra de Galdós en la sociedad.

Personajes y argumento
Intervienen en Resultados de La Electra los siguientes personajes:

DOÑA EVARISTA, (50 años), interpretada por la Sra. Sagués.
ANGELITA, niña juguetona, (18 años), interpretada por la Srta. Susana
PEPA, criada palurda, (30 años), interpretada por la Sra. Pujula
EL PADRE PIO PINO, VICARIO, interpretado por el Sr. Molgosa
EL SR. BENITO, dueño de la casa, (55 años), interpretado por el Sr. Ferrer
SERAFÍN, joven elegante, (20 años), interpretado por el Sr. Navarro

La escena se desarrolla en una rica casa de campo, propiedad del cascarrabias Don Benito, tío de la simpática y bella señorita Angelita Prats (Electra). Junto a su mujer, doña Evarista, confabulan para hacerse con la herencia de su sobrina. Para esto creen contar con la ayuda de un cura andaluz llamado Pío Pino, vicario de Aguasfrías.
La familia había asistido a la representación de la Electra de Galdós, lo que crea no pocos inconvenientes a sus pretensiones. Así lo espeta Benito nada más comenzar la obra:
«Es preciso... es preciso tomar una determinación radical. En casa se ha de hacer lo que yo mando... Angelita tiene que entrar en el convento... Es preciso... Cuanto más tardaríamos, más se complicaría... Es preciso defender estos miles de duros… ¡Y miren ustedes lo que ha contrariado nuestros planes! El haber asistido a una representación del maldito drama ¡Electra! Vinieron unos cómicos a la población vecina y la maldita curiosidad... Cogimos la tartana y todos a ver la ¡Electra! Y esa Electra nos ha electrizado, nos ha dividido, nos ha reventado».
A doña Evarista se le presentó en sueños la madre de Electra advirtiéndole que no violentasen a Angelita porque no era hija de ellos. Esto hace que Benito se desespere e intente agilizar el trámite. Por otra parte, a Angelita se le plantean muchas dudas sobre su destino, aumentadas por la obra de Galdós. En este dilema entra la figura del joven Serafín (Máximo), su primo y enamorado, y a quien el vicario le resulta simpático. Pío Pinto, viendo el amor que se profesan, les ayudará a huir, echando por tierra las ideas de Benito y Evarista.

Concluye la obra con el homenaje a Galdós:

SERAFÍN ‒Todo lo debemos a usté. (Dirigiéndose a Pío Pino)
ANGELITA ‒Y a la Electra ... Aquí están sus resultados.
Galdós te abrió la potencia
y su Electra te ha salvao,
y al autor del resultao
si no aplaudes, indulgencias.

Es evidente la intención de Molgosa i Valls de erradicar de su obra el anticlericalismo mal entendido en Electra. Las ideas de Pío Pinto son contrarias a las de Pantoja, como si la intención del autor fuese limpiar la imagen del cura. En la escena séptima dice el padre Pío en diálogo con Angelita:
«PÍO ‒Nosotros, los de mi clase, tenemos un concepto muy equivocado del mundo moderno. Nuestro tema es el atraso... y el siglo dice adelante! Estamos atrasados en ideas, procedimientos, vestiduras y en curación de almas y vida social del prójimo, a quien tendríamos que amar como a nosotros mismos. ¿Por qué debemos continuar vistiendo de negro y con sotana tan ridícula en el siglo veinte? ¿Por qué hemos de rezar, decir misa, casar y bautizar, en latín, si nadie nos entiende? ¿Por qué hemos de predicar castigos de Dios, si nosotros repetimos que Dios es suma Verdad, suma misericordia y suma clemencia? ¿Por Qué hemos de amenazar con las penas del purgatorio e infierno, si nadie… ni nosotros los hemos visto?

ANGELITA ‒Yo el purgatorio, si lo he visto... pero pintado... y por más señas ... que entre las demás almas... había un cura.

PÍO ‒Olé. Ese LO merecía. Porque yo creo que todos debíamos estar, para purgar nuestros desaciertos y nuestra estupidez. No habría ninguno, ni nadie, si todos practicaran el hermoso problema de «Lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie.» «Haz bien sin mirar a quien» y «Ama al prójimo como a ti mismo.» Esta, esta es la verdadera religión y ésta es la curación humana y ésta es la Gloria en este mundo de locos envidiosos e ignorantes».

Referencias a Galdós
La primera vez que se cita a Galdós es al principio del libreto impreso, en la dedicatoria de Molgosa al empresario José Gil:
«Tú me alentaste para que en vista del éxito de otro catalán que escribí anteriormente, me hiciste concebir la idea y me animaste, para que una obrita de humildes condiciones pudiera pasar el Ebro y dar remate como fin de fiesta a la obra de Galdós tan aplaudida en todos los coliseos».
Aunque la sola mención del personaje Benito hace alusión al autor de los Episodios Nacionales, se le citará dos veces más; en la escena séptima y, como hemos visto, al final de la obra.
Decía Pío Pinto: «‒ ¿Quiere usted que exista cura en España que no haya leído la Electra? Misté... Yo sé por buena tinta, que si Galdós ha vendido 50.000 ejemplares, los 30.000 han sido a curas, sacristanes y acólitos de la iglesia. Esta es la pura».


La Electra galdosa

A diferencia de todas las obras citadas, La Electra galdosa ‒que no galdosiana‒, se desarrolla en un barrio de gitanos catalanes, en un ambiente de pobreza que, sin ser extrema, es visible en las trazas y modales de los personajes. De ahí el título de la obra, porque en la lengua catalana, galdosa es un adjetivo despectivo. También porque así llaman a la protagonista, la Electra galdosa.





Esta es la definición de galdós-osa:
  • Diccionari. cat 
    • [1803; de origen incierto, tal vez de un cruce del vasco Galdus 'perdido, dañado' con el catalán. Cando 'languidecen, fallecido' y Galdo 'tragado', producido en ambientes montañosos del noroeste, y con influjo de gaudiós]
    • adj desp Usado para denigrar o rebajar algo presunta o pretendidamente bonito, bien parado, ordenado, exitoso, etc. ¡El pobre hombre hizo un papel muy penoso! ¡Con ese vestido tan parcheado, iba bien galdosa, la novia! [http://www.diccionari.cat/lexicx.jsp?GECART=0068175]
  • Diccionarios. com 
    • En este portal se hace referencia a esta palabra como de la lengua catalana. Define el adjetivo galdós-osa:
    • 1 coloquial Que es muy lamentable y penoso: no deberíamos haber bebido, hemos hecho un papel galdoso.
    • 2 coloquial Que está sucio o dañado: después de esta comida mantel han quedado bien galdosa.
    • 3 coloquial Que no ha salido nada lucido ni exitoso, sino desastroso: fiesta galdosa; discurso penoso.
    • Suele ir precedido de los adverbios bien o más. [https://www.diccionarios.com/detalle.php?palabra=galdosa&dicc_77=on]

En el archivo del Ateneo de Barcelona se conserva el manuscrito de esta obra, fechada en julio de 1901, y de la que no conocemos referencias que hablen de su estreno.




Personajes y argumento
Intervienen en La Electra galdosa los siguientes personajes principales:

LA ELECTRA (nombre verdadero: Circunsicio), joven gitana, de 18 años
LA BATISTA, gitana vieja, de 50 años
MÁXIMAS, herrero (viudo), de 25 años
PALLOFA, Municipal, de 45 años
EN LLUBARRO, gitano viejo, de 50 años
MARQUÉS DE TRAPISONDA, «Terrayre» (vendedor de tierra), de 45 años
EN CRESTA, mozo del vendedor, de 50 años

Como vemos, al tratarse del manuscrito, no existen nombres de los actores. Sí son visibles al margen, aunque casi ilegibles, cambios en los nombres de algunos personajes.



La escena se desarrolla en el barrio de Hostafranc (Sants-Montjuic, Barcelona), en una casa «pobre y bruta» que es depósito de tierras para hacer platos, escudillas, etc.
Electra, cuyo nombre es «Circunsició», pero a quien Llubarro llama «Circumbalació», es una joven guapa y simpática muy pretendida por todos, aunque ella simpatiza con Máximas, el herrero viudo.
Es huérfana de una vendedora de fundas de paraguas medio gitana que había fallecido en la «Casa de Corrupció» por un atracón de fabas.¡Menuda ocurrencia!




El Municipal Pallofa quiere a Electra como si fuese su hija y pretende que todos en el barrio la vigilen y la cuiden. Y hablando de hija, Cresta por un lado, y el marqués de Trapisonda por el otro, confiesan a Electra que habían sido más que amigos de su madre, más que parientes, e incluso más que hermanos; habían sido «maridos incógnitos» (amantes).
De la relación que cada uno decía haber mantenido con su difunta madre había nacido ella.
«¡Pare teu!», asegura el marqués, como lo había afirmado Cresta. La joven monta un escándalo y entonces aparece Pallofa. Este, que se empeña en protegerla, desea ingresarla en la Casa de Corrupción, donde estaría segura, pretendiendo así alejarla del viudo Máximas; porque ‒¡Oh, nuevo misterio!‒, decía que era hermanastro de esta.
Desconsolada, con la cabeza hecha un lio, Electra clama por la verdad y huye gritando. Al momento aparece Máximas para pedir explicaciones a Pallofa. Discuten, se acaloran, y de tal magnitud es la reyerta que aparecen Batista y Llubarro; luego se acerca Electra con Trapisonda, y llegan también dos municipales que la arrestan por orden de Pallofa.
La joven grita, vuelve a implorar por su madre mientras los municipales la retienen. El resto de personajes corren de un lado a otro al ver aparecer una figura femenina fantasmagórica que no es otro que Cresta disfrazado. Emula ser el fantasma de la madre, que sentencia:
«‒ La teva mare es morta… el teu pare no viu… tu no ets filla de ningún‒».
Y añade:




Aproximadamente, este diálogo viene a decir que es hija de Galdós, quien ha sido su madre y su padre, y que con ella se hizo rico trayéndola al mundo para alboroto y crédito. Pero ni él, ni nadie, sabe quién ha sido ni de donde ha venido, porque ella es la Electra galdosa.

Máximas dice que Electra será su esposa; los demás están de acuerdo, salvo Pallafo, que exclama: «‒Me ha salido el tret per la de alló... per la trasera (tachado: culata)‒» y añade dirigiéndose al público:



Vamos, que pide tolerancia al público y que no les silven.
No podemos saber si eso llegó a ocurrir; pero, de ser interpretada hoy, seguro que provocaría unas cuantas risas.

Telón
Como sabemos, otras parodias se hicieron de las obras de don Benito; hasta sus Episodios Nacionales inspiraron a los compositores para crear zarzuelas de carácter épico. Pero estas obritas que hoy presentamos, tan alejadas del Madrid galdosiano, también tienen su importancia. De una manera o de otra se rinde homenaje a Galdós, aunque prime el oportunismo sobre el reconocimiento. Ahí están, y la impronta del insigne escritor en todas ellas.


¡Abur!





Bibliografía y Cibergrafía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

Todo el contenido de Historia urbana de Madrid está protegido por:






En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2020) "Resultados de La Electra y La Electra galdosa. Noviembre de 1901", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325

o siga las instrucciones en Uso de Contenido.

[VER: "Uso del Contenido"]


• Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
• En todas las citas se ha conservado la ortografía original.
• De las imágenes:
Muchas de las fotografías y otras imágenes contenidas en los artículos son de dominio público y correspondientes a los archivos de la Biblioteca Nacional de España, Ministerio de Cultura, Archivos municipales y otras bibliotecas y archivos extranjeros. En varios casos corresponden a los archivos personales del autor-editor de Historia Urbana de Madrid.

La inclusión de la leyenda "Archivo HUM", y otros datos, identifican las imágenes como fruto de las investigaciones y recopilaciones realizadas para los contenidos de Historia Urbana de Madrid, salvaguardando así ese trabajo y su difusión en la red.
Ha sido necesario incorporar estos datos para evitar el abuso de copia de contenido sin citar las fuentes de origen de consulta.



© 2020 Eduardo Valero García - HUM 020-010 MADGALDÓS
Historia Urbana de Madrid
ISSN 2444-1325

martes, 19 de mayo de 2020

¡Alerta! y Electroterapia, pseudo parodias de Electra. Madrid, 1901

Con mayor o menor acierto, se ha hablado en muchas ocasiones sobre el drama en cinco actos Electra, de Benito Pérez Galdós, estrenado la noche del 30 de enero de 1901 en el Teatro Español.
Como ocurriera con Mariucha en 1903, el drama de Galdós fue parodiado en dos obritas de sugerentes títulos: «¡Alerta!» y «Electroterapia», estrenadas en los teatros de Eslava y Apolo en marzo y abril de 1901, respectivamente.




Sabemos de la repercusión que la obra de Galdós tuvo tanto en lo civil como en lo religioso, en lo social como en lo político; pero también conocemos que propició otra revolución, la del “merchandising”. Objetos de escritorio, cigarrillos, cerillas, o el famoso «Licor Electra. El mejor tónico-digestivo» que al «Gabinete Electra» bien pudo ayudarle a digerir la situación.



Además, las empresas de electricidad aprovecharon el filón para darse publicidad y, entre el estreno de una y otra parodia, aparecerá la revista ELECTRA. Sobre esta revista, añadimos unos párrafos del libro Benito Pérez Galdós. La figura del realismo español:
También nacerá, con el mismo título, una revista semanal dedicada a la literatura, el arte, la política, la sociología y temas de actualidad. Tenía la redacción en la calle Argensola, 9, y la administración en la del Espíritu Santo, 18-bajo.
El primer número tendrá fecha de 16 de marzo de 1901 y en él aparecerá un prólogo de Galdós a modo de carta.
Los redactores de la revista ELECTRA me suplican que encabece esta publicación con algunas líneas, a accedo a su ruego entendiendo que se conforman con una salutación cariñosa… Ya lo creo que se conformarán, porque las ideas que han de ser, según parece, el alma y al propio tiempo la enseñanza de su periódico, no la tengo yo, bien lo sabe Dios, recopiladas a prevención y armadas en aparato lógico como los programas de las escuelas o sus similares los programas políticos.
No me tengo por maestro de nadie, si no mas bien por discípulo, poco aventajado ciertamente, de la realidad y de los hechos humanos. No me pidan sistemas ni en el orden sociológico ni tampoco en el artístico, que todo esto me viene ancho, como vulgarmente se dice. Los sistemas y las ideas que los forman no sé cómo se dan, o como se crean. A veces los encuentra uno nacidos del cerebro de un superior ingenio; pero comúnmente los vemos engendrados, por obra del Espíritu Santo, en el seno más o menos virginal de la multitud, entendiendo por ésta todo el censo social, clases altas, medias y plebe. Venga el pan nuevo de donde viniere, por mi parte declaro que lo único que sé es recogerlo, así en la calle como en el hogar, ya en el disertar de los sabios, ya en el charloteo de los indoctos.
Si alguna cualidad posee el que esto escribe, digna de la estimación de sus amigos, es la de vivir con el oído atento al murmullo social, distrayéndose poco de este trabajo de vigía o de escucha: trabajo que subyuga el espíritu, se convierte en pasión y acaba por ser oficio.
Los fundadores de ELECTRA son jóvenes, se hallan en la edad y sazón más propias para engolfarse en las abstracciones y para lanzarse a investigar principios y construir sistemas. De ellos recibiré yo las ideas y ellos de mí noticias de cosas contempladas y oídas. Podrá ser que ellos me den un bien armado esqueleto y que yo lo vista de carne; podrá ser que si me dan un cuerpo con toda su anatomía le ponga yo la ropa, mirando más a la moda futura que a la corriente, sin olvidar en algunos casos la moda ideal, que es una decente desnudez.
Quedamos en que no han de pedirme ideas. Consejos ya es otra cosa. Me permito, pues, oficiar de maestro, mejor dicho, de dómine, en un asunto que no es de arte, sino de disciplina artística. Con la entonación más grave que pueda tomar, les recomiendo que trabajen sin descanso; que no den entrada en sus espíritus al desaliento; que sean perseverantes, testarudos y hasta machacones; que el último momento de un descalabro sea el primero de una nueva tentativa; que se propongan un fin, y cierren los ojos a todos los obstáculos que el camino les ofrezca, bien persuadidos de que no hay dificultades ni distancias que resistan a estas dos poderosas fuerzas: paciencia y voluntad.
Benito Pérez Galdós
Madrid, 15 de marzo de 1901 [1]



Dicho esto, nos centramos en los argumentos, personajes, y la repercusión que tuvieron en la prensa aquellas dos parodias.

¡Alerta!
Esta obra, de Federico R. Escacena y Rafael Muñoz Esteban, con música de los maestros Corvino y Foglietti, se anunciaba como una «pseudo-parodia político-musical del famoso grama de D. Benito Pérez Galdós, Electra».




Se estrenó la noche del 9 de marzo de 1901 en el Teatro Eslava con gran éxito de público y una crítica poco favorable. Decía la prensa que al haberse respetado tanto el argumento de Electra no parecía una parodia sino una imitación.

Personajes y argumento
Intervienen en ¡Alerta! los siguientes personajes:

PATRICIA, interpretada por Ángela Álvarez.
SEÑÁ IGNORANCIA, interpretada por Leocadia Alba
PÁNFILA, interpretada por González Valverde
JUAN PAGANO, interpretado por Riquelme
MÁXIMO PROGRESO, interpretado por González Morales
ESPANTAJO, interpretado por Ripoll
TIMO-TEO, interpretado por García Valero
UN POBRE, interpretado por Casa

La acción se desarrolla en el Madrid contemporáneo.
Una joven huérfana llamada Patricia está bajo los cuidados de sus tíos Ignorancia y Timo-teo quienes encargan su educación religiosa al sacristán Espantajo, de arraigado carácter conservador. La joven se enamora de Máximo Progreso, un muchacho “progre” que no goza de la simpatía de Espantajo. Los tíos de Patricia junto al cura se valdrán de mentiras para poner a su sobrina en contra de Máximo. En la escena tercera del cuadro quinto la joven suplica al cielo por la verdad, apareciendo en escena la figura de una matrona representando a España mientras suena suavemente el Himno de Riego. La joven recupera su amor por Máximo y con él huye, abrazando al progreso y escapando de arcaicas tradiciones.

La última escena tiene por final el homenaje a Galdós.



Crítica
Su ambicioso mensaje liberal pudo escamar a ciertos críticos, a pesar de que días antes del estreno el periódico El Globo anunciase que la obra reunía «circunstancia de mérito que le aseguran una excelente acogida».
¡Alerta! escapaba del sentido anticlerical que se atribuye al drama de Galdós* y se centraba en la política del momento, con varios guiños a lo largo de la obra.

* Subrayamos la frase porque la opinión del público y el uso de la obra como protesta social y política, difieren mucho de la verdadera intención de Galdós. El recientemente desaparecido D. Benito Madariaga, eminente galdosiano, lo explicaba con claridad en el siguiente vídeo.




Sumamos a estas palabras las escritas por Galdós a su amigo José María de Pereda en carta del 1 de marzo de 1901:
Ya habrá recibido el tomo de Electra. Nunca sospeché que esta obra levantara tan gran polvareda, y el día anterior al ensayo general creí firmemente, me lo puede creer, que el drama produciría poco o ningún efecto. En fin, me equivoqué en aquella apreciación, y todavía no he vuelto de mi apoteosis.
Hechas las aclaraciones, nos centramos en la opinión de la prensa sobre el estreno de ¡Alerta!:


EL PAIS (AÑO XX, NÚM. 4970). Madrid, 10 de marzo de 1901.


LA NACIÓN MILITAR (AÑO III, NÚM. 117). Madrid, 24 de marzo de 1901

Como si una terrible maldición periodística recayese sobre todo lo vinculado con la obra de Galdós en general, y sobre Electra en particular, a los pocos días del estreno de ¡Alerta!, el Teatro Eslava tuvo que cerrar sus puertas. Si la empresa no estaba en su mejor momento, el hecho de interpretarse el Himno de Riego, acentuó la caída.




Sobre este asunto había dicho La Correspondencia de España: «A pesar de haberse suprimido los couplets de Alerta, Eslava no se ha salvado del naufragio y ha cerrado sus puertas. Suponemos que volverá a abrir pronto, cuando reforme la compañía, porque si en la Zarzuela y en Apolo no, en Eslava sí está bien el género chico. ¡Pero, por Dios, no tan chico!»

De la parodia, su público y el Himno de Riego, comentaba el semanario satírico Gedeón:

GEDEÓN (AÑO VIII, NÚM. 277). Madrid, 13 de marzo de 1901


Electroterapia
De esta última podemos decir que es una parodia centrada más en el mensaje anticlerical que en el político, tal y como lo contaba el profesor Víctor Manuel Peláez Pérez en la desaparecida Garoza, revista de la Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular. [2]



Se presentaba como una humorada en un acto y tres cuadros, original y en verso, indicando que era una parodia del drama en cinco actos Electra.

Se estrenó en el Teatro Apolo la noche del 11 de abril de 1901 en beneficio de la actriz y cantante Isabel Brú, quien interpretaba al personaje de Pectra. Según las noticias de la prensa, la obra no fue acogida con mucho entusiasmo, aunque sí hubo momentos de risa cuando el actor Sr. Rodríguez imitó a su colega Francisco Fuentes, intérprete del papel de Máximo en la Electra de Galdós.

Personajes y argumento
Intervienen en Electroterapia los siguientes personajes:

PECTRA, interpretada por Isabel Brú.
LA SEÑÁ EVA, interpretada por Vidal.
VOZ DE MUJER, interpretada por Carceller
MAXIMINO, interpretado por Rodríguez.
EL URBANO, interpretado por J. Mesejo
SANTONJA, interpretado por Carreras.
CUESTA-ARRIBA, interpretado por Ontiveros.
CHICO 1.º, interpretado por Soriano.
CHICO 2.º, interpretado por Otero.

La acción se desarrolla en el Madrid contemporáneo, en tiempos de Carnaval.
Ahora la joven huérfana lleva el nombre de Pectra, por Pectronila, y sus tíos los de “el Urbano” y la Señá Eva. La joven se enamora de Maximino, un joven veterinario que aplica electroterapia a los animales, de ahí el título de la obra. El vil sacristán es Santonja, del que ya conocemos sus intenciones y su antipatía hacia el veterinario. Pectra se ve atosigada por Santoja; Maximino pondrá solución al asunto en el baile de máscaras que se desarrolla en el último cuadro. Disfrazada de chula, con mantón de Manila y pelo empolvado va la Señá Eva, mientras que el urbano va de calle, pero con una grotesca nariz de cartón. Maximino y Cuesta-Arriba van disfrazados de astrólogo, el primero, y de Mefistófeles, el segundo. Por su parte, Pectra va vestida de la Doña Inés del Tenorio y Santoja de sacristán, con sotana, gorro y careta grotesca.
Entonces Pectra entra en una especie de trance y pide a seres imaginarios que la lleven al mundo de las verdades. Tíos y sacristán se asustan al irrumpir en escena el astrólogo y Mefistófeles portando antorcha y campana chinesca, seguidos de una turba de chiquillos disfrazados de diablillos con vejigas en las manos. Rescata Maximino a su amada y anuncian su casamiento.
Como en la anterior, esta obra también finaliza con un homenaje a Galdós.

MAXIMINO
(Al público.)
Y ahora... perdón e indulgencia
para este humilde homenaje
de admiración y respeto
al autor incomparable
del drama Electra y de Los
Episodios Nacionales.

(Telón.)


Curiosidad
Como hemos visto, Maximino era veterinario y aplicaba la electroterapia a los animales. En la ambientación del cuadro segundo se indica:
«Interior de la tienda del veterinario MAXIMINO. Al fondo izquierda, la fragua encendida y el fuelle, en forma de que pueda robarse a la mutación. En primer término, derecha, el yunque; a la izquierda, una mesa de pino y taburetes. Sobre la mesa una botella de vino. Herraduras colgadas por las paredes, espuertas con herramientas. Puerta al foro que da a la calle y dos laterales, derecha e izquierda, que comunican con las habitaciones interiores. Sobre la puerta del foro un gran rótulo, que dice»:


Días después del estreno acudieron a la representación algunos estudiantes de la Escuela de Veterinaria. Los jóvenes, sintiéndose aludidos al entender que se menoscababa la profesión, montaron un gran alboroto al salir Maximino a escena. El escándalo fue tan mayúsculo que hizo falta la intervención del delegado del distrito.

Una Comisión de estudiantes se presentó en Gobernación para solicitar que fuesen retiradas de Electroterapia las alusiones que ellos suponían que se hacían.


Crítica
Sin lugar a duda, la Electra de Galdós continuaba triunfando a pesar de las difamaciones de diversos estamentos; otra cosa era la buena intención de estas obritas lúdicas que rendían homenaje al insigne escritor y flaco favor a sus propios autores; aunque, en el caso de la obra de Merino, fueron más condescendientes.


LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA (AÑO LII, NÚM. 15733). Madrid, 12 de abril de 1901.


EL DÍA (AÑO XXII, NÚM. 7382). Madrid, 12 de abril de 1901.

EL GLOBO (AÑO XXVII, NÚM. 9259). Madrid, 12 de abril de 1901

Telón
Aquí finaliza la breve historia de estas parodias relegadas al olvido y representadas en dos teatros ya desaparecidos. Al menos el Eslava continúa en su sitio; no podemos decir lo mismo del Apolo.
Como en Historia urbana de Madrid rememoramos, recuperamos y reconstruimos el Madrid de otros tiempos y el galdosiano, Electroterapia nos recuerda que, en la calle de Huertas, 15, a la altura de la Plaza de Matute, estuvo el Instituto Español de Electroterapia, fundado en 1901 por el doctor en medicina y "distinguido electricista" Sr. Diaz de la Quintana.




Por otra parte, hacemos referencia a uno de loss grandes amigos de Galdós, el doctor Manuel Tolosa Latour, quien en un extenso artículo publicado en la revista de ciencias y arte La Lectura hace una descripción detallada del Instituto del doctor Federico Rubio. 
«Detrás del primer pabellón se halla el dispensario, con su sala de espera en la planta baja, donde los enfermos están clasificados por especialidades, y entran y salen por distintos puntos. A lo largo de la crujía del primer piso se hallan los consultorios especiales para los enfermos, con departamentos de ginecología, electroterapia, otología, ortopedia, cámara fotográfica, etc., etc., y, por fin, la sala de conferencias».

INSTITUTO RUBIO
(Plano de proyecto de construcción - Perspectiva aérea)

Hubo antes y después otros balnearios, sanatorios y gabinetes donde se sumaba la electricidad a otras terapias, como en el Balneario de San Felipe Neri, muy cercano a la primera casa que habitó Galdós a su llegada a Madrid en 1862.


Nos despedimos y ofrecemos la posibilidad de leer las parodias de Electra. Corresponden a la Biblioteca digital de la BNE y a los archivos del Instituto Miguel de Cervantes, respectivamente. Clica sobre las imágenes para acceder.


https://drive.google.com/file/d/1x80vVTTU0_robRw2QleWvwaCwCRqL0i9/view?usp=sharing http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/electroterapia-humorada-en-un-acto-y-tres-cuadros-original-y-en-verso-parodia-del-drama-en-cinco-actos-electra--0/html/ffe5bacc-82b1-11df-acc7-002185ce6064.html



¡Abur!




Bibliografía y Cibergrafía

[1] VALERO GARCÍA, Eduardo: https://www.benitopérezgaldós.com/

[2] PELÁEZ PEREZ, Víctor Manuel, El discurso político del teatro galdosiano puesto en solfa. Garoza. A Coruña, 2010, Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular, núm. 10. ISSN 1577-8932.

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

Todo el contenido de Historia urbana de Madrid está protegido por:






En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2020) "¡Alerta! y Electroterapia, pseudo parodias de Electra. Madrid, 1901", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325

o siga las instrucciones en Uso de Contenido.

[VER: "Uso del Contenido"]


• Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
• En todas las citas se ha conservado la ortografía original.
• De las imágenes:
Muchas de las fotografías y otras imágenes contenidas en los artículos son de dominio público y correspondientes a los archivos de la Biblioteca Nacional de España, Ministerio de Cultura, Archivos municipales y otras bibliotecas y archivos extranjeros. En varios casos corresponden a los archivos personales del autor-editor de Historia Urbana de Madrid.

La inclusión de la leyenda "Archivo HUM", y otros datos, identifican las imágenes como fruto de las investigaciones y recopilaciones realizadas para los contenidos de Historia Urbana de Madrid, salvaguardando así ese trabajo y su difusión en la red.
Ha sido necesario incorporar estos datos para evitar el abuso de copia de contenido sin citar las fuentes de origen de consulta.



© 2020 Eduardo Valero García - HUM 020-009 MADGALDÓS
Historia Urbana de Madrid
ISSN 2444-1325

viernes, 15 de mayo de 2020

Las fiestas de San Isidro el año que nació Benito Pérez Galdós. Madrid, 1843


El 10 de mayo de 1843, en una bonita casa de la calle de Cano del barrio de Triana, en Las Palmas de Gran Canaria, nacía Benito María de los Dolores Pérez Galdós; bautizado con ese nombre el día 12 en la iglesia parroquial de San Francisco. Esos días Madrid se preparaba para las fiestas de San Isidro, el labrador, celebradas los días 14 y 15 de mayo.

Hoy, día de San Isidro del año 2020, confinados por la pandemia que azota al mundo, continuamos festejando el 177 aniversario del nacimiento de Galdós y rememoramos la fiesta del santo de aquel año de 1843. Por eso, saltándonos las normas del Estado de Alarma en cuanto a distancias se refiere, desde casa viajaremos al Madrid decimonónico para recorrer la pradera del santo.


Vista de San Isidro del Campo (Siglo XIX)
Adolphe Jean Baptiste BAYOT Louis Philippe Alphonse BICHEBOIS
Biblioteca digital Memoria de Madrid. Inventario: Inv. 2464


El día 13, que fue sábado, se publicaba el bando por el que el primer alcalde constitucional del también constitucional Ayuntamiento de Madrid, D. Juan Álvarez y Mendizábal, anunciaba las disposiciones municipales concernientes al orden público. Con esto se pretendía evitar las desgracias, riñas y desórdenes de años anteriores. Ese mismo día se retiraron de la vía pública más de sesenta mendigos y comenzaban los preparativos para la celebración de la fiesta.






El día 14, inicio de las fiestas, hubo sesión desde las diez de la mañana hasta las nueve de la noche en el Cosmorama instalado en la calle de la Gorguera, 15. Se exponían fantásticas pinturas iluminadas representando el bombardeo de Barcelona del 5 de diciembre de 1812.

En el café de Lorenzini, citado por Galdós en La Fontana de Oro y los Episodios Nacionales, se había puesto a la venta un curioso librito titulado Vida de san Isidro Labrador; también podía comprarse en la plaza de Santo Domingo, en una tienda-lonja que hacía esquina con la calle de Tudescos.

Tal y como ocurre en la actualidad (al menos hasta 2019), en la pradera se instalaban los puestos de conocidos locales dedicados a la alimentación y la venta de vinos y licores. Se anunciaban en los periódicos, indicando su ubicación y el tipo de producto que ofrecían. Así, la famosa fonda de Perona se instalaba «… en la pradera de san Isidro del campo subiendo á la izquierda enfrente de la ermita del santo desde la vispera», y añadía «… en la que se servirá toda clase de viandas fiambres y al mismo tiempo bebidas y helados con el gusto y buen servicio que tiene acreditado».

La confitería de Nebreda, de la galdosiana calle de Tabernillas, 23, anunciaba con lujo de detalles el servicio que ofrecería en su puesto de la rinconada de la ermita.




Y en la también muy galdosiana calle de Pontejos, estaba situado el establecimiento de generosos y licores Delicias de la Bética. Sus andaluces dueños, antes ubicados en la calle Carretas, 18, ofrecían en su puesto de la pradera un surtido de licores finos elaborados en su propia bodega y en la fábrica de Gay del Puerto de Santa María, además de vinos generosos del reino y del extranjero; jamón en dulce, salchichón de Vich, aceitunas sevillanas y otros manjares. Mismos productos ofrecía el dueño de la tienda de vinos generosos de la calle del Príncipe, 27, en su puesto ubicado frente a la ermita.

La fonda del Comercio también había instalado su puesto frente a la ermita y la gran novedad era el café del Bilbaíno, situado entre los primeros puestos de la izquierda en la subida a la ermita, donde ofrecían deliciosos refrescos de limonada al estilo de Vizcaya y bacalao aderezado, además de jamón, pollas y fiambres. También servían cerveza, bebidas heladas, sorbetes y un gran surtido de dulces y confitura.

Seguido del Bilbaíno, instalaba su puesto la tienda de vinos del Montañés, de la calle ancha de Majaderitos, 6. Este ofrecía un espacio con mesas en la sombra donde poder degustar fiambres, jamón cocido con vino, salchichón de Vich, pollas y pollos asados; también merluza, ternera, aceitunas de Reina, entre otros platos. Todo al mismo precio que en la tienda.

En una casa de nueva planta levantada en el camino que llevaba a la ermita, se había instalado un establecimiento de leche de vaca y de cabra que para las fiestas ofrecería, además, cerveza, fiambres y pastelería.

Otra de las novedades era la confitería San Isidro, con puesto frente a la puerta de la ermita, donde ofrecían un abundante surtido de dulces variados y, según anunciaban «se hallará un capricho nuevo hasta el día como es, los panecillos de san Isidro elaborados con el mayor esmero y finura...».

Según un anuncio de venta o alquiler de puestos, podemos conocer la fisonomía de estos: «… casilla nueva, de hechura de tienda de campaña, de madera y lienzo, perfectamente construida y pintada». El puesto podía verse en el café del Instituto, situado en la Trinidad.

Dicho todo esto, escuchemos a Juan Martínez Villergas, quien, en La Risa, Enciclopedia de extravagancias, nos decía:
«Respecto de comidas no alcanzo yo que tenga de estraordinario el dia de san Isidro. Cuatro tenduchos á guisa de covachuelas portátiles, en mala alineación colocadas como regimiento de reclutas, con varios géneros, unos líquidos y otros sólidos pero que todos vinieron á este mundo con la misión sagrada de colarse por el callejón (con salida) que tenemos todos entre barba y nariz, para llenar el vacío que hay entre pecho y espalda: géneros todos compuestos con los mismos ingredientes, por cuya razón debían bautizarse y se bautizan con un nombre común; pero viene luego el obispo que es el que rotula los comestibles y bebestibles y al confirmarlo hace diez ó doce familias de una sola casta. Los licores por ejemplo, suelen componerse de aguardiente de Cañas, agua de la fuente del Berro y miel de la Alcarria: se divide la gran porción en frascos dándoles distinto color, unos con zumaque, otros con azafran y no pocos con albayalde y tinta y se les encaja después un papelito á veces impreso y á veces manuscrito que diga; Noyó, Perfecto amor, Leche de Viejas, Aceite de Venus y otras zarandajas que fascinan á la multitud y si no la llenan el ojo la llenan el cuajo. Ademas que basta que un hombre se empeñe en estar enfermo para que se muera sin dolencia alguna; lo mismo es la gente para comer y beber: basta que una cosa se llame requesón para que aquello nos sepa á requesón aunque sea queso de la Mancha bien duro y bien colorado.
Lo cierto es que cada frasco que tiene de coste dos ó tres cuartos, se vende a dos ó tres reales, usura que basta a vindicar á ese montón de contratistas que hoy tienen á centenares las fincas y hace seis años no podían pagar una habitación de dos pesetas como me sucede á mí».[1]

¡Vaya! Don Juan Martínez Villergas nos ha borrado de un plumazo la galantería y cualidades gastronómicas que parecían tener aquellos puestos en la romería del santo.

No menos realista será Galdós en 1887 cuando le cuente a los lectores de La Prensa, de Argentina:
«Es de rúbrica para el Isidro la excursión a la pradera y a la romería del santo patrono de Madrid. Bien examinada la tal romería, no tiene absolutamente nada de particular; mejor dicho, es vulgar, tumultuosa, cara y con más molestias que atractivos. La llamada pradera no puede gozar el nombre de tal sino con un gran esfuerzo de imaginación de los que a ella concurren. Como el tiempo se presente seco y un tanto airoso, nubes de espeso polvo envuelven pradera y cerro, y ermita, y ventorrillo, y romeros. La especialidad de esta feria consiste en la venta de botijos, o sea cacharros de barro poroso para refrescar el agua. Los hay de cerámica blanca, fabricados en la Rambla, y de cerámica roja».
Galdós habla también del pito del santo, que era un silbato de cristal adornado con flores de tela, y añade:
«Lo demás que hay en la feria, como puestos de rosquillas y avellanas, bodegones, tenduchos y espectáculos diferentes, no difiere en nada de lo que en otras ferias se ve. Si Madrid no tuviera más atractivo que los que la romería ofrece, no valía la pena de que se molestase nadie en venir acá».
¡Al traste con la bucólica estampa que nos dejó Goya!

Salvadas las diferencias o similitudes con la actualidad, la romería de hace 177 años estuvo muy concurrida. Desde el centro de la ciudad llegaban los ómnibus cargados de gente; tanta era, que se calculó una afluencia de más de cien mil personas (al menos es lo que anunció el diario El Espectador). Ante mayúscula aglomeración, y para evitar accidentes, se prohibió la circulación de caballos por la pradera.



Los que no acudieron a la romería se quedaron en casa para asistir a los cultos religiosos en la iglesia de San Isidro del Real, celebrados por los naturales de Madrid con misa mayor a las diez de la mañana y solemnes completas a las cinco de la tarde.

Antes o después de cada una de ellas, los madrileños podían acudir a la calle del Olmo, 20, confitería y horno de «vizcochos» de Núñez, donde para día tan señalado se habían preparado bizcochos borrachos, huevos dobles, capuchinas, yemas acarameladas, escarchadas, reales, suspiros americanos, delicias, pastillas de distintas esencias, bocados de dama y otros varios; abundante surtido de dulces de toda clase de frutas; merengues de fresa y limón. Además, roscones al estilo de Zaragoza, tiernos del día, y pastas finas. ¡Un oasis para golosos!

Todo esto podía regarse con los vinos y licores del depósito de la plazuela de Matute, 4, y el de la calle de la Concepción, 19. Allí se vendían vinos de Málaga, jerez seco, moscatel, de lágrima, pajarete, Pedro Jiménez, malvasía, rancio del priorato y manzanilla; también vino de limón, licores de rosa, andaya, naranja, noyó, limón, erema de tomillo, de anís, café, menta y otras clases; aguardiente de cañas, marrasquino y ron. Sumaban a estos licores una variedad de legumbres, azúcares, aceite, avellanas mondadas y tostadas y nueces gordas, además de jabón.

En las galdosianas calles de Duque de Alba, 7, fábrica de fideos, y la de Concepción Jerónima, mesón de los Huevos, se vendían ricas pasas moscateles de Málaga; también en otra fábrica de fideos que estaba en la bajada de San Martín, esquina a la calle del Arenal.

Si se quería aprovechar la oportunidad, aquel día del santo había llegado una gran remesa de salmón fresco, de venta en el cajón de pescados número 10 de la plazuela de San Miguel, último cajón entrando por el arco nuevo de las Platerías y «... esquina a las verduleras de Leganés». Hacía la competencia el número 9, tienda de postes encarnados y amarillos llamada «de la diligencia», a la que también había llegado el salmón fresco. En esa misma tienda se vendía «el cordero manchego superior de las mejores ganaderías de Aranjuez».

Y a la de comestibles y bollería de la calle Mayor, 66, también había llegado una remesa, pero de queso de Burgos «de superior calidad». Más allá, en la calle de Atocha, 18, salchichería del Catalán, vendían jamón cocido al dulce deshuesado para fiambre, el varias veces mencionado salchichón de Vich (aunque parece que este era el legítimo), chorizos, morcillas extremeñas, tocino y manteca.

Ya veis, queridos lectores, de comercio y bebercio iba la fiesta. Hemos citado algunos de los pintorescos establecimientos que abundaban en la villa y corte; muchos de ellos nombrados por Mariano José de Larra, Fígaro, por quien se celebró en febrero una misa funeral en el sexto aniversario de su fallecimiento. En ese mismo mes, el día 19, nacía en la calle de Fuencarral Adelina Patti, a quien años más tarde el joven periodista Galdós dedicará varias columnas en La Nación.

Mientras Benitín comenzaba a observar el mundo desde su cuna, una niña de trece años era convertida en reina, no como en los cuentos de hadas, sino por resolución de las Cortes Generales de España.

Todo lo que ocurrió aquel año de 1843, y lo acontecido antes y después, será contado por Benito Pérez Galdós cincuenta y cinco años más tarde en la tercera serie de los Episodios Nacionales.

Y hasta aquí la celebración.

¡Madrileños, feliz día del santo patrono! Cuidaros mucho y sed prudentes, que como algunos antepasados, también podemos disfrutar en casa de ricos manjares y generosos vinos.



Eduardo Valero García
Día sexagésimo tercero de confinamiento



Bibliografía y Cibergrafía

[1] Martínez Villergas, Juan, El Día de S. Isidro, Madrid, 1843. La Risa, Enciclopedia de extravagancias, Tomo I, Núm. 7, pp. 53-54.

Biblioteca Nacional de España (Hemeroteca y Biblioteca digital hispánica)
www.bne.es

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

Todo el contenido de Historia urbana de Madrid está protegido por:






En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2020) "Las fiestas de San Isidro el año que nació Benito Pérez Galdós. Madrid, 1843", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325

o siga las instrucciones en Uso de Contenido.

[VER: "Uso del Contenido"]


• Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
• En todas las citas se ha conservado la ortografía original.
• De las imágenes:
Muchas de las fotografías y otras imágenes contenidas en los artículos son de dominio público y correspondientes a los archivos de la Biblioteca Nacional de España, Ministerio de Cultura, Archivos municipales y otras bibliotecas y archivos extranjeros. En varios casos corresponden a los archivos personales del autor-editor de Historia Urbana de Madrid.

La inclusión de la leyenda "Archivo HUM", y otros datos, identifican las imágenes como fruto de las investigaciones y recopilaciones realizadas para los contenidos de Historia Urbana de Madrid, salvaguardando así ese trabajo y su difusión en la red.
Ha sido necesario incorporar estos datos para evitar el abuso de copia de contenido sin citar las fuentes de origen de consulta.



© 2020 Eduardo Valero García - HUM 020-008 MADGALDÓS
Historia Urbana de Madrid
ISSN 2444-1325