lunes, 16 de septiembre de 2024

El enigmático Manu de Lutxi

Esta es una historia surgida de la animada conversación con alguien que tiene un lejano recuerdo y una curiosidad. Ese alguien vivió durante su niñez y adolescencia en la calle Doctor Castelo, 32; se llama Pilar, y acaba de cumplir unos radiantes ochenta y dos años. 

Entre sus recuerdos y vivencias figuraban los juegos infantiles con sus hermanos por el Parque de El Retiro; las visitas al puesto del famoso "Pirulo"; las costumbres familiares, entre las que destacó la educación y la gastronomía, además de un sinfín de detalles sobre el edificio, la distribución de su casa, y los negocios que había entonces en esa calle.
Todo su relato representaba un retrato amable del Madrid de la década de los cuarenta y cincuenta del pasado siglo, pero su interés estaba en saber algo más del lejano recuerdo, de la curiosidad nunca resuelta.

De entre los habitantes de la casa, incluido el portero de levita, su memoria rescataba la imagen de un misterioso señor de gran porte, elegantemente vestido, muy educado, pero de pocas palabras. De cabello cenizo, pobladas cejas y una mirada penetrante, confesó que le producía cierto temor.

Al verme tan interesado en ese detalle, aprovechó para decirme: "—Iba casi siempre con una señora rubia, alta y muy bien vestida. Creo que ella era espiritista. A ver si usted que busca tantas cosas de Madrid averigua algo de este personaje".

La tarea encomendada parecía difícil pero no imposible. En cuanto tuve la oportunidad comencé la investigación, dando por resultado una curiosa historia más de las muchas que nos ofrece Madrid a través de su gente.



La persona misteriosa que vivió en la calle Doctor Castelo, 32, se hacía llamar MANU DE LUTXI, aunque su verdadero nombre era Manuel Rapallo Ronco, nacido en Almería el 26 de marzo de 1914.


Fue un renombrado magnetizador y parapsicólogo, alumno y después director del Instituto Científico Español de Investigaciones Psico-Magnéticas (I.C.E.I.P.S. – Legalmente autorizado).

El Instituto estaba ubicado en el mismo domicilio, desde donde se impartían cursos presenciales y por correspondencia. Además, allí se realizaban sanaciones para corregir malos hábitos y sesiones prácticas con la presencia de reputados médicos y científicos. En ocasiones, a las sesiones asistían periodistas.



 
A finales de la década de los cuarenta ya había editado unos cursos elementales y superiores por correspondencia con el famoso hipnotizador FASSMAN (José Mir Rocafort) “El hombre radar”, a través del Instituto FASSMAN. En ellos se instruía a los alumnos en el uso y control de la mente.

Clica sobre la imagen para acceder al archivo fotográfico 

En 1951 eran más de 7500 los alumnos que seguían por correspondencia los cursos de magnetismo del profesor DE LUTXI, además de los muchos que asistían a las clases prácticas de hipnotismo magnético y a las demostraciones de desdoblamientos para sanación a distancia con la intervención de médiums. 

Llegados a este punto, hacemos un breve inciso para conocer algo más sobre el hipnotismo en el Madrid de otros tiempos.

La moda del hipnotismo en Madrid
En esta publicación seriada hemos hablado del espiritismo y las mesas giratorias, también de las supersticiones de los madrileños de antes y de algunos sanadores en Historia de Madrid en pildoritas. Ahora sumamos otras prácticas de la parapsicología.

La Real Academia Española define la parapsicología como el «estudio de los fenómenos y comportamientos psicológicos, como la telepatía, las premoniciones, la levitación, etc., de cuya naturaleza y efectos no ha dado hasta ahora cuenta la psicología científica».

Sin remontarnos a los egipcios, autores de los siglos XVI y XVII ya hablaban del hipnotismo como un sueño nervioso con insensibilidad y catalepsia, en aquellos tiempos asociado a ciertos animales, principalmente a las gallináceas.
Su consolidación como doctrina del "magnetismo animal" llega en el Siglo XVIII con  Franz Anton Mesmer y el "mesmerismo", método hipnótico por el cual podían curarse enfermedades. Para muchos, Mesmer está considerado el padre de la hipnosis. Después le secundaron otros médicos y científicos alemanes, franceses, españoles y americanos que no viene al caso citar ahora.

Ya en la primera mitad del Siglo XIX se practicaba el uso de la hipnosis en remplazo del cloroformo, si bien algunos científicos no veían futuro en su aplicación ni en los resultados.
Así explicaban en el método en la publicación El Monitor de la salud de las familias y de la salubridad de los pueblos:
«El modus faciendi no puede ser más sencillo, ni menos inofensivo. Se pone á un palmo ó palmo y medio encima de la frente de la persona á quien se pretende anestesiar (insensibilizar) un objeto luciente, pulimentado, brillante, encargándole que lo mire con mucha fijeza. A los pocos minutos de ese mirar fijo, se produce una especie de estrabismo convergente y superior, esto es, la persona mira bizco con ambos ojos hacia adentro y arriba. Siente además una gran fatiga, y á los tres ó cuatro minutos después, su pupila se dilata y contrae alternativamente, los párpados vacilan (parpadea) y pierde blandamente el conocimiento, sobreviniendo un periodo de insensibilidad (que se prolonga unos diez minutos) bastante profundo para que puedan practicarse cualesquiera operaciones quirúrgicas sin que el enfermo tenga conciencia de lo que le pasa. Se han practicado y repetido varios experimentos, unos con bueno, otros con malo ó ningún resultado.—No nos hemos dado prisa á hablar del hipnotismo, porque creemos que esta nueva maravilla caerá muy pronto en el olvido, cual cayó ya en 1842»

Lejos del premonitorio olvido, a mediados del siglo el hipnotismo se puso de moda y eran frecuentes las sesiones que derivaban en terribles susto. Mientras unos científicos se sumaban a los avances de esa "ciencia", otros advertían de sus peligros , como indicaba La Correspondencia de España en una noticia de 1860: 
«Muchas personas se entretienen en Madrid en hacer experimentos con el nuevo anestésico denominado hipnotismo. Debemos advertir que tales esperiencias, al menos hechas empíricamente, son en estremo peligrosas».
Desde entonces, sesudos doctores escribieron sobre el hipnotismo y el magnetismo, con demostraciones en paraninfos, teatros, círculos, salones aristocráticos y en el mismísimo Palacio Real.

A pesar de haberse prohibido en Italia, la Reina Regente María Cristina de Habsburgo-Lorena nombró comendador de Isabel la Católica al doctor italiano Alberto Daas; además, obsequió un rico y elegante medallón de brillantes y rubíes a la hija del magistrado Montero de Espinosa, asistenta del doctor en la sesión de hipnotismo dada en Palacio la tarde del 13 de enero de 1888. 
Aún así, la Prensa continuaba advirtiendo de la peligrosidad del hipnotismo sin que le hicieran mucho caso. De hecho, encontramos en las noticias de la época infinidad de referencias al hipnotismo durante todo el siglo XX, con sesiones y premoniciones de estrafalarios personajes, además de anuncios para cursos por correspondencia y manuales prácticos. Aquí un par de ejemplos.

Monsieur Aris y la médium Pakara. Estampa, 1935.

Manual práctico de hipnotismo a distancia. Crónica, 1935

Como curiosidad, entre los personajes que fueron noticia en Madrid, cito a Alberto Mars de Madrigal, joven hipnotizador de diecinueve años del que decían tenía un poder magnético descomunal. A través de la hipnosis hacía que paralíticos caminaran, los ciegos recuperaran la vista y los enfermos desahuciados se curaran. Eso sí, cuando el periodista de Ahora que le entrevistó quiso ser hipnotizado por el joven, este se negó. Alberto vivía en la calle Duque de Alba, 11.


Considerada por muchos una pseudociencia, un fraude o un espectáculo circense, existe un amplio listado de parapsicólogos de fama internacional especializados en una u otra actividad paranormal. Mientras unos doblan cucharas, hipnotizan o hacen levitar personas, otros dedican sus poderes mentales a la sanación.

Continuamos con MANU DE LUTXI

DE LUTXI también fue famoso por sus predicciones, muchas de ellas publicadas en la prensa por sus aciertos; aunque de doce, con suerte atinaba en dos o tres.
Lógicamente, en los publirreportajes se aseguraba que sus predicciones se cumplían al cien por cien.

Es verdadero que predijo la muerte del monarca inglés Jorge VI y la de un pez gordo ruso, acontecidas meses después de su vaticinio, además de algunas catástrofes naturales.

Mientras Pilar disfrutaba de aquella infancia impensable en los niños de hoy y compartía con la familia la merienda, un momento de ocio o se preparaba para ir a jugar a El Retiro, en otro apartamento de la misma planta MANU DE LUTXI se disponía a hipnotizar y hacer levitar a una señora (posiblemente la dama que Pilar describió como muy elegante y de la que pensaba era una espiritista).


Los periódicos de la época arrojan datos del Instituto en la calle Doctor Castelo hasta 1957, lo que hace suponer que cesa su actividad ese año, cuando viaja a América y se instala en la ciudad de Montevideo (Uruguay). Allí, con su verdadero nombre, presidirá el Instituto Español de Investigaciones Científico-Experimentales Bioeléctricas y Supra-psicológicas de Uruguay, donde perfeccionará sus técnicas.

El profesor Manuel Rapallo Ronco
Con su verdadero nombre se presentará en Uruguay y así será conocido a partir de 1958 en todas partes. MANU DE LUTXI pasará a la historia sin ser recordado ese alias cuando regrese a España. Sin embargo, nunca desaparecerá en lo más profundo de su ser, porque el enigmático personaje continúo con el espectáculo cada vez que pudo pero como profesor Rapallo.

Hablando con Carlos Gardel
Así fue que en octubre de aquel año los periódicos argentinos dieron cuenta de un español que vivía en Montevideo y decía hablar con Carlos Gardel a través de la "super-actividad emocional". Para demostrarlo celebró una sesión a la que acudieron médicos y periodistas, además de los técnicos que grabaron lo ocurrido.

El corresponsal de Pueblo en Buenos Aires, Braulio Diaz Sal, relató el suceso: 
“Uno de los asistentes al acto le entregó a Rapallo una fotografía de Gardel y, en seguida, comenzó el diálogo: «Mis dos guitarristas—habría dicho Gardel—comenzaron a discutir acaloradamente, en pleno vuelo, sobre Medellín… Quise calmarlos. Intervinieron otros pasajeros… Pero la bronca se apasionó de tal manera que, el piloto, les llamó la atención… Para que se callara, uno de los guitarristas lo mató de un tiro… Después nos estrellamos todos…».
Gardel habla con energía—sostienen los informadores—y la escena es estremecedora, terminándose cuando Carlitos dice: «¡Nos vamos… Nos vamos!». Luego se oye un chasquido y todo concluye. Esta versión, declara Rapallo que es exacta y que está dispuesto a repetirla”. 
"Antología del disparate" fue el título que Braulio Diaz Sal puso a esta crónica.
   
Sus tratamientos a Juicio
Resultaba difícil comprender la eficacia de sus tratamientos bio-eléctricos, tal es así que en 1966 el Ministerio de Salud Pública uruguayo interpuso una denuncia ante el Juzgado de instrucción contra Rapallo, ilegalizando sus métodos de sanación por “ejercicio ilegal de la medicina”.
La situación era contradictoria, ya que el mismo Ministerio lo había legalizado años antes con la condición de que siempre contara con el respaldo de un médico, algo que Rapallo cumplía a rajatabla, salvaguardando así sus espaldas.

En una entrevista de CIFRA para ABC, el entonces “Profesor Roncallo” había aclarado:
«En 1958 fui invitado por el embajador uruguayo, general Alberto M. Fajardo, a visitar Montevideo y presentar al ministro de Salud Pública, doctor Basagoiti, mis técnicas terapéuticas, que fueron oficialmente controladas y estudiadas por varias comisiones médicas, especialmente creadas para comprobar su eficacia y oficializarlas. Como consecuencia de ello, se creó el Instituto del que soy presidente, bajo el control de médicos uruguayos. Por cierto, que la autorización oficial que recibí de poder enseñar mis técnicas y aplicarlas a enfermos ha sido la primera de este tipo que se ha concedido desde que existe el Estado uruguayo».
ABC. 21 de abril de 1966
La polémica llegó a las pantallas de Canal 12 de televisión (Montevideo), donde Rapallo intentó demostrar la efectividad de sus curaciones con la presencia de pacientes curados y echó balones fuera cuando le increparon por las que no dieron buenos resultados; en esos casos, responsabilizó a los médicos que respaldaban sus tratamientos.


En un artículo publicado por el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) se hace referencia a unas Jornadas sobre la responsabilidad médica en las que el Dr. Antonio Turnes había disertado sobre el SMU (fundado en 1920) frente al intrusismo a través de su historia. Decía:
«Un nuevo empuje (esta vez en su variante de charlatanismo) es detectado en la década del 50, con la meteórica popularidad lograda por el español César (Sic) Rapallo Ronco, que pretendía curar la úlcera gastroduodenal con su procedimiento electromagnético». [1] 

De regreso a Madrid
El renovado profesor Manuel Rapallo Ronco regresará a Madrid a finales de abril de 1966 con un abultado dossier compuesto por noventa radiografías legalizadas con la firma del cónsul de España en Montevideo. Eran demostrativas de las curaciones de cáncer sin metástasis y úlceras gastroduodenales crónicas logradas en quince días con su nueva técnica de bioelectricidad aplicada a un tipo de radiaciones totalmente inofensivas. Al parecer, centros científicos de los Estados Unidos se habían interesado por esas nuevas técnicas de Rapallo. 

Además de los cursos, entre 1968 y 1969 grabó una serie de discos que él denominaba “Discoteca Científica”, también conocidos como DECIBEL. Su voz profunda e hipnotizante invadía la mente del paciente y obraba sobre él la sanación, la corrección de un hábito, la mejoría en las actitudes y otros síntomas. Iba acompañado por música clásica.

La receta era sencilla: debían escuchar el disco por la noche, cuando se acercaba el sueño profundo. Así lo evidencian los títulos de algunos discos: “Durmiendo libérese de las depresiones de ánimo”, “Durmiendo frene sus nervios: Auto domínese”, “Durmiendo venza la timidez”, “Durmiendo venza el insomnio” (un tanto contradictorio) y “Durmiendo logré triunfar en la vida” (¡Que alguien me lo explique, por favor!).
La dosis: escuchar lo mismo durante treinta noches.

Hubo otra serie de 1970 titulada “Mientras Usted duerme”, centrada en la impotencia sexual, el hábito de fumar, la obesidad, el control de la respiración, etc.

Clica sobre la imagen para escuchar a Rapallo

Curación por el Cosmos desde Collado Mediano
En 1980 es entrevistado por el diario Pueblo en su chalé serrano de Collado Mediano, desde donde decía curar a distancia, sin la presencia del paciente, sin medicamentos y gratuitamente, enfermedades tales como úlceras, leucemia y tumores cancerígenos.
En sus palabras, la técnica mediante la que aseguraba haber logrado curar graves enfermedades sin la presencia física consistía en «establecer un cable fluídico anímico semimaterial, a través del cual envío energía bioeléctrica a cualquier lugar de la Tierra, donde se encuentra el paciente y, a su paso por el espacio, se le asocia la energía cósmica».

Para realizar esta compleja terapia, el profesor recibía el historial clínico del enfermo, una fotografía reciente y la dirección completa. Con estos datos tenía suficiente para curar cualquier dolencia, valiéndose de dos médiums que él denominaba "metagnomas" a través de las cuales enviaba la energía.
Las "metagnomas" eran sus colaboradoras Mari Carmen y María Elena, profundamente dormidas en la fotografía. 


Así las definía Rapallo:
«Metagnoma quiere decir más allá del conocimiento normal. Son personas con características especiales que yo elijo mediante un test. Yo soy un generador y un acumulador que transmito hacia ellas esa energía, saco de su cuerpo el ego, que va atado a un cordón que emana de la región umbilical, indefinidamente extensible, y a través de ese cable fluido anímico va la energía que envío, que a su vez se asocia a la energía cósmica del espacio y así la recibe el paciente en un grado mucho mayor».
El ojo de Mahou
Rapallo aseguraba haber fotografiado el "ego" de personas sin el uso de cámaras ni objetivos. Valiéndose de placas ortocromáticas de cristal guarnecidas por un chasis de metal obtenía las imágenes, como esta que ofrecemos que es, ni más ni menos, el ojo de Casimiro Mahou (hijo).
Decía haber tomado la fotografía cuando Casimiro contaba con setenta y dos años, pero que en su "ego" aparecía como el ojo de un joven de veinte. 
¿Puro cuento o le fallaron los cálculos? Casimiro Mahou había fallecido en 1943 a la edad de sesenta y dos años.


Su fisonomía había cambiado considerablemente. Ya no quedaba nada del misterioso vecino de Pilar, del enigmático  MANU DE LUTXI. 
Ahora decía tener poderes únicos en el Mundo; ser el máximo exponente de la Supra-psicología Experimental; estar en vías de construir un generador de energía bio-eléctrica para curar a miles de enfermos simultáneamente y a la distancia, "de la Tierra y de la Luna", entre otras excentricidades.


En 1981 Pueblo vuelve a hacerle una entrevista. En esta afirma que sólo curaba a los desahuciados pero que no era un curandero. Presentaba a Margarita Jurado Santos, paciente a la que había sanado de un coma profundo y parálisis total a través del cable fluidico vital.

En 1986 ABC publica un reportaje a toda página titulado “MANUEL RAPALLO. CURAR A TRAVÉS DEL ALMA”. Ante la incredulidad de muchos y el nulo interés de las instituciones, Rapallo Ronco lanzaba este mensaje: 
«Desde hace años vengo curando enfermos desahuciados por la Medicina. He explicado decenas de veces mis técnicas paramédicas sin encontrar eco en los organismos e instituciones oficiales. No me importa ya que crean en mis explicaciones, que rompen esquemas e ideas erróneamente aceptadas sobre el ser humano. Pero lo que no es concebible es que ni siquiera admitan la evidencia de los hechos. Yo insto a que se nombre una Comisión de especialistas, me den una lista de cuatro o cinco personas para las que la Medicina no tiene solución y, si les curo, me escuchen. ¿Es tanto lo que pido?».  
Eso nunca ocurrió.

Poco más se supo de él hasta hoy, que lo recuperamos del olvido a partir de un recuerdo. De aquel vecino, elegante y misterioso, queda este último retrato que pone punto final a la anecdótica historia. 


El 26 de marzo de 2024 se cumplieron ciento diez años de su nacimiento y cincuenta y seis de la desaparición de MANU DE LUTXI, el alter ego de Manuel Rapallo Ronco... o a la inversa.

Por el Cosmos andarán, digo yo.


NOTA INFORMATIVA: 
Este artículo de investigación no pretende aportar una idea negativa sobre las terapias alternativas ni inclinarse a favor de ellas. Quien desee conocer más sobre ese tema, puede visitar la web de la Organización Médica Colegial de España - Observatorio OMC contra las pseudociencias.


© 2024 Eduardo Valero García - HUM 024-004 MANU DE LUTXI
Historia Urbana de Madrid
ISSN 2444-1325


Bibliografía y Cibergrafía
 
[1] SUM [en línea] smu.org.uy, año sin determinar [Consulta: 15 de septiembre de 2024] Disponible en: https://www.smu.org.uy/publicaciones/noticias/noticias95/art18.htm

Fuentes:
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
Biblioteca Nacional de España - Hemeroteca digital.
Hemeroteca La Vanguardia.
Hemeroteca ABC.

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miércoles, 10 de julio de 2024

Lorenzo Aparicio “Boliche”. El pintor naif de Carabanchel.

Lorenzo Aparicio Sanz, más conocido como “el Boliche”, es uno más de esos personajes madrileños pintorescos por sus cualidades y fisonomía. Famoso en su época, hoy su nombre sigue resonando en el mundo del arte y en el recuerdo de sus vecinos de Carabanchel.


Lorenzo nació en Canillejas en agosto de 1900. Fue pastor, labrador, panadero y después albañil, profesión definitiva que desarrolló desde 1936 hasta su jubilación en la Diputación Provincial de Madrid con la categoría de Oficial de primera en el ramo especializado de la construcción.

Hizo el servicio militar en África, destinado en el Regimiento Serrallo número 69 de Ceuta. En 1921 participó en los combates que dieron por resultado la derrota militar conocida como el desastre de Annual. Desarrolla allí su vocación por la pintura, plasmando en papel las dramáticas escenas de batalla y terror vividas en Marruecos hasta 1926.
El sufrimiento y el dolor serán más tarde un tema recurrente en su producción artística.

Después continuará dibujando y pintando en París, hasta su regreso a Madrid, donde su producción pictórica será monumental, con un estilo singular que lo situará entre los maestros del arte ingenuo o Naif. 
«Yo estoy tratando en el mundo entero descubrir lo que falta por descubrir del arte».
Lorenzo Aparicio (Boliche) 1976
El psiquiatra, escritor y coleccionista de arte Juan Antonio Vallejo-Nájera, autor de Naif Españoles Contemporáneos (Más Actual, 1975), definía así el arte y al artista naif:
«¿Qué es un pintor “naif”? En esencia, es una persona que pinta sin tener formación académica por tanto autodidacta. Analizado desde el punto académico “no sabe pintar”; su intuición y empeño le permiten lograr un estilo, un modo de expresión propios, pero no logra redescubrir más que en muy pequeña medida las normas técnicas de la pintura. Perspectiva, sombreado, composición, encajamiento, armonía de colores, etc., sólo logra “reinventarlo” en parte, pues derivan de la aportación secular al “oficio” de la pintura por una sucesión de talentos y genios pictóricos que él desconoce».
Como veremos más adelante, Lorenzo Aparicio se consideraba “creador” del arte naif. Quizás podamos decir que aportó a este movimiento otro concepto de expresión en forma y técnica.

La lista de pintores españoles naif es extensa, principalmente junto a Lorenzo y después de él. Sin embargo, es interesante recordar a uno de los precursores del naif en España: el pintor Vicente Pérez Bueno (Guadalajara, 1887 – Valencia, 1963).
De formación autodidacta, después de trabajar en el campo con su padre y en la Oficina de Correos de Guadalajara, en 1932 se trasladó a Valencia para ocupar el puesto de conserje en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos.
Aprovechando los materiales de pintura descartados por los alumnos, Vicente desarrolló su mayor producción pictórica. Primero pintando bodegones, después paisajes y perfeccionando el estilo naif en su etapa madura, convirtiéndose en uno de los artistas más importantes de este movimiento. En 1950 expondrá en una galería madrileña.

El crítico de arte Vicente Aguilera Cerni había afirmado en una necrológica por el fallecimiento de Pérez Bueno: «La gran mayoría de la pintura “naif” existente en los grandes museos es netamente inferior a la de Pérez Bueno».

Paisaje con ciervos en un lago (1951)
Vicente Pérez Bueno

Casi en paralelo está Miguel García Vivancos (Mazarrón, 1895 – Córdoba, 1972), exiliado en Francia al finalizar la Guerra Civil, pintaba pañuelos con paisajes parisinos que vendía para sostenerse económicamente.
En 1947 conoce a Pablo Picasso, quien valora su obra pictórica, le ayuda económicamente y con contactos. Así, en 1948 expone por primera vez en la galería Mirador de París.

De su arte, Tomás Bretón dijo: «El arte que Vivancos manifiesta en su pintura, es el don de lo que se complace para descubrir el arte por sí mismo; es la invirginal consagración de la vida acaso vencida de antemano, pero junto a la posibilidad de recomenzarla cada vez».

Miguel García Vivancos (1965)


“Boliche”, el albañil pintor de Carabanchel
En el edificio de la Diputación Provincial de Madrid, después Presidencia de la Comunidad de Madrid desde 1983 a 1985, tuvo Lorenzo su taller. Por una escalera exterior del lateral se bajaba al sótano, donde los aperos del oficio de albañil convivían con los del artista. También desarrollaba la actividad artística en su domicilio de Carabanchel.

Además de su inagotable creatividad, plasmada en papel de diversos tamaños cargados de color o en estrafalarias esculturas de yeso y materiales reciclados, también era escritor y poeta. Según indicó en una entrevista, había escrito toda la crónica de la guerra de África y parte de la contienda de 1936 a 1939. No ponemos en duda sus palabras, pero nada hemos encontrado sobre esa faceta suya.

Según él, el apodo “Boliche” venía de su infancia. Así lo explicó, llanamente, en una entrevista:
«Pues mire usté… cosas de pueblos. Yo era de pequeño redondito como una bola, y me bautizaron el “Boliche”».
En 1966 su producción artística, nacida del sentimiento, nunca de copiar, ya sumaba más de cinco mil entre pinturas y dibujos. Guardaba todo lo hecho desde 1921, porque jamás se le ocurrió vender una obra. Esto cambiará cuando su fama —hasta entonces reconocida por pocos— llegue a los tabloides. 


“Boliche” en los periódicos 
Es variada la lista de periódicos interesados por la obra y personalidad de Lorenzo Aparicio. Los más representativos fueron Pueblo y Hoja Oficial del Lunes, en cuyas páginas aparecen entrevistas y fotografías que, por su continuidad en el tiempo, representan una documentación importante sobre la trayectoria artística del pintor naif de Carabanchel.
    
Diario Pueblo: Diario del Trabajo Nacional (14/05/1966)
La primera fotografía que conocemos de Lorenzo fue tomada por el fotógrafo Llorente para el Diario Pueblo y publicada el 14 de mayo de 1966. Tenía entonces sesenta y cinco años y aun no lucía la barba que sería su seña de identidad.

El artista posa junto a una mínima porción de su monumental obra, expuesta en paredes y techo del taller de la Diputación. Más obras pictóricas y las escultóricas estaban depositadas en una sala sin uso del edificio.


Escenas coloridas en las que se representaban batallas, corridas de toros, asuntos religiosos, extraños animales producto de su imaginación, ornamentaciones excéntricas, y otras composiciones indescriptibles, eran los temas principales que salían de su cabeza a borbotones, incluso interrumpiendo su sueño de madrugada.
Diario Pueblo lo entrevistó con motivo de su primera exposición en NEBLÍ (Calle Serrano, 80), sala en la que se presentaron ciento treinta y cinco de sus tantas obras.

Carlos González-Bueno y Boco, presidente de la Diputación provincial, había prestado atención a la obra de “Boliche” y fue quien le animó y ayudó para hacer realidad esa exposición. La ilusión y entusiasmo del albañil-artista era mucha en aquel momento.
El pintor, definido por el expositor como “artista primitivo”, ya era conocido vagamente por el público y en el mundo del arte. Sus amigos y los conocedores de sus obras le consideraban el “Picasso número dos”.

El crítico de arte Ángel Crespo Pérez de Madrid había escrito:
«Aparicio cultiva los géneros de pintura dibujada con tinta china, bolígrafos y lápices de colores: el realista y el del “sexto sentido”. En el primero nos asombra con su capacidad narrativa, si bien es cierto que, lo mismo que algunos pintores clásicos de batallas, completa con carteles la descripción de los acontecimientos. Asombra su capacidad para sintetizar una comarca, el escenario de un combate en el reducido espacio de una hoja de papel; pero lo que hace subir de punto la admiración es el movimiento y la veracidad que sabe imprimir a sus minúsculos guerreros, agruparlos en orden y en desorden de batalla».

ABC (08 y 14/06/1966)
La segunda fotografía, del fotógrafo Sanz Bermejo, aparece en ABC el 8 de junio. Lorenzo, en su espacio de la sala NEBLÍ, posa sosteniendo una de sus obras.
 

Poco después, el también crítico de arte y coleccionista español Antonio Manuel Campoy, había dicho de Aparicio en ABC del día 14:
«Periódicamente surge el artista “primitivo”, o sea, el hombre que sin salir de sí mismo, o saliendo de manera estupefacientemente paradisíaca, mira el mundo que lo rodea, se asoma a sus sueños confusos, y los plasma. A veces, el “primitivo” es alguien capaz de fisonomizar originalmente, como en una primera mirada, el mundo que lo rodea, y entonces tenemos al aduanero Rousseau quedándose estéticamente pasmado ante el león de Atlas y ante la flora del Génesis. Otras veces, pero ya en tono menor, pero sí que dotado de un lenguaje fascinante, aparece un solitario como Lorenzo Aparicio, cuya infancia visual contrasta prodigiosamente con la blancura de su pelo, y entonces tenemos una especie de mitología laberíntica, compuesta a base de dibujos con tinta china, bolígrafos y lápices de colores, con los cuales va tejiendo el alucinante tapiz de sus descubrimientos y de sus invenciones».
Lo cierto es que Lorenzo nunca había visitado un Museo ni copiado de ningún artista. Pintor autodidacta, su estilo y técnica eran propios, nacidos de su ingenio y modo de expresión, porque era desconocedor de los movimientos pictóricos.


Nueva Rioja: diario político. Logroño (19/06/1966)
Bajo el título “Un pintor albañil que expone en Madrid. «EL BOLICHE»” se reproducía la entrevista realizada por Antonio Cillero Uclecia, famoso escritor y alfarero riojano. Cillero había coincidido con Lorenzo en una tienda de marcos para cuadros días antes de la inauguración de la exposición. Estaba a su lado, conversando con una señora a la que le decía: “—Yo soy el único pintor que hay en el mundo que pinta así. Este cuadro es para el ministro de Trabajo”.
Al oír esto, se interesó por el personaje y su obra. Conversaron y Lorenzo le invitó a la inauguración de la exposición.

Cillero observó el cuadro destinado al ministro y lo describió así: «… el cuadro pintado a pluma, en varios colores de tinta, lleno de semicírculos, ángulos, serpientes, escamas y puntos que tenía por tema central la Crucifixión. Estaba hecho de una forma extraña tanto original por primitiva como infantil y, al mismo tiempo, con gran fuerza». 
Y añadía: «Me asombra de Lorenzo Aparicio sus temas religiosos, tan distintos, tan extraños, tan poco místicos y tan atrayentes». 

Lorenzo denominaba “del sexto sentido” esos temas religiosos, porque decía que los veía en sueños. «—Me vienen a la cabeza y tengo que levantarme corriendo antes de que se me vayan».

El entrevistador veía en los temas de toros cierta similitud con las pinturas de las Cuevas de Altamira. Lorenzo no las conocía, tampoco asistía a las corridas; nunca las veía, aunque decía ser el encargado de preparar el palco oficial.

Como alfarero que fue, Antonio Cillero supo apreciar su obra, tanto por los temas como por la técnica. En él veía a un hombre casi analfabeto, con maneras torpes y tosco al hablar, pero con una mente genial, creadora y privilegiada.

La exposición estaba siendo un éxito. De las ciento treinta y cinco obras ya había vendido cuarenta. Así lo explicaba Boliche:
«—Cuarenta trabajos tengo vendidos en cinco días. Mire usté: aparte de este pa’el ministro de Trabajo, tengo dos vendidos para el presidente de la Diputación. Dos para el director general de Bellas Artes, don Luis Mosquera. Muchos hay para turistas que entran y tengo que volverme loco para decirles lo que representan. Se quedan asombrados de mi manera de pintar».

La entrevista finalizaba con estas palabras:
«Lo dejo en la coquetona Sala Neblí a este pintor tan admirable, que si no hubiera existido la pintura él nos la hubiera dado a conocer, pues pinta igual que los primitivos sus temas de cazadores con arco y flecha, los corzos saltando, los dragones que parecen animales antediluvianos —y nada sabe él de ellos— y, finalmente, los asuntos religiosos que, por lo disparatados, causan sorpresa.
Todo esto lo hace “Boliche” con tinta china de colores y dándole un fondo de color con lápices variados. Pocas veces se da un caso como este de ver una exposición hecha en una de las mejores salas de Madrid por un albañil que diariamente trabaja en la Diputación. Un albañil nacido en Canillejas, que tiene 66 años, que es casi analfabeto y del que estamos seguros, se hablará mucho dentro y fuera de España».
Las ciento treinta y cinco obras, valoradas en mil pesetas cada uno, se vendieron en su totalidad.


Hoja Oficial del Lunes. Madrid (10/10/1966)
Meses más tarde aparece la tercera fotografía. El 10 de octubre, Hoja Oficial del Lunes publicaba un breve artículo titulado “El Boliche, el albañil pintor, a punto de convertirse en una figura artística internacional”. En efecto, después del gran éxito en NEBLÍ, algunas des sus obras viajarían a una galería de Nueva York.  




La Vanguardia (17/02/1967)
En Barcelona expuso en las galerías Rene Metras el mes de febrero de 1967. 


El periodista y caricaturista Manuel del Arco, famoso por sus entrevistas a conocidas personalidades publicadas en su sección “Mano a mano” del periódico La Vanguardia, se acercó a la exposición para conocer a “el Boliche”.
Cuando decimos “conocidas personalidades”, nos referimos a Claudia Cardinale, Peter Sellers, Robert Mitchum, María Félix, Pablo Neruda, Richard Nixon y Salvador Dalí, entre otros.  

Pues bien, Lorenzo fue entrevistado por del Arco. El resultado de la conversación se publicó el 17 de febrero, acompañada por una caricatura del pintor realizada por el entrevistador.

“BOLICHE”
Caricatura de Manuel del Arco (1967)

De las muchas entrevistas concedidas por Lorenzo, la de Manuel del Arco es muy interesante.
Transcribimos los fragmentos más representativos de su personalidad, pensamiento y técnica. 

Presentación:
«Explicaré quién es mi interlocutor. Lorenzo Aparicio, "el Boliche", de Canalejas [sic], Madrid, 66 años de edad; de profesión, albañil. Antes fue labrador y luego panadero. Pero sospecho que pronto dejará los ladrillos, porque resulta que, sin saberlo, llevaba dentro un pintor. Su exposición es un muestrario de su arte, ingenuista, pero con mucho sentido común y con gran ritmo en la composición. Si le falta algo es, no a su pintura, a su autor, un título de bachiller. Vamos, eso digo yo...
—¿Usted sabe lo que se hace?
—Sí, señor. .
—¿Qué es su pintura?
—Me parece que es una creación; que quiere elevar al mundo entero, para bien de la juventud.
—¿Por qué no ha empezado por elevarse a sí mismo?
—Porque lo tenía escondido todo y ya había y hay otros maestros más grandes que yo».

La técnica:
«—La técnica, ¿cómo la ha aprendido?
—¿Qué es la técnica?
—Coger un pincel, llenarlo de color y aplicar este sobre una superficie, con cierta intención.
—¡Ah! Pues mire usted, mis pinceles son, a veces, mondadientes aplastados por la punta, y mis pinturas las hago con composiciones a base de tinta china, sangre de cordero, cal, polvos de color y ceras; al terminar el cuadro le aplico a la cartulina una plancha a cuarenta grados, para que la cera se incruste.
—¿Ha inventado usted este procedimiento?
—Sí, señor.
—Todo esto que usted pinta es irreal.
—¿irreal qué quiere decir?
—Que no está en la realidad.
—¿Quiere usted decir que no existe?
—Exacto.
—Existe dentro de mí.
—¿Lo que ha pintado aquí lo ha visto antes en su imaginación?
—Dentro de mi cuerpo; sí, señor. Y al sacarlo fuera me quedo tranquilo.
—¿En cuánto tiempo ha pintado estos ochenta cuadros que expone ahora?
—En año y medio; cada uno tiene muchas horas de trabajo; pero es que yo duermo muy poco, cuatro horas. Hasta las tres de la madrugada estoy pintando, y el domingo, el día entero.
—¿Cuando pinta, sufre?
—¡Qué va! estoy muy contento.
—Todo esto se traducirá en dinero, ¿seguirá de albañil?
—Sí, señor; me gusta serlo y estoy muy bien considerado. Además, me queda poco para jubilarme».

La obra y el sentimiento:
«—Su obra pictórica...
—¿Pictórica? —me interrumpe en seguida—. ¿Qué quiere decir esto?
—Eso —señalo sus cuadros—, su pintura. Pero déjeme acabar. Iba a decir que la obra pictórica es reflejo del autor, responde a su psicología, a quien la hace, ¿es usted como ella?
—No le entiendo.
—Aquí, en sus cuadros, se respira pureza, ¿me ha entendido?
—¿Quiere usted decir honradez?
—Bueno.
—Pues, sí.
—¿Siente usted vanidad de haber hecho todo esto?
—¿Vanidad quiere decir vanidoso?
—Sí.
—Pues, sí, señor; soy vanidoso de haberlo hecho.
—¿Quiere decir que está orgulloso de ser el padre de estas cosas?
—Sí, señor».

La fama y el pensamiento:
—¿Cuándo ha descubierto usted que era artista?
—Me han descubierto.
—¿No le da pena que se lleven estas obras?
—Mucha, mucha; quisiera tenerlas en mi casa, para verlas siempre.
—¿Y por qué las vende?
—Porque me las piden. Tengo en el Brasil, en Argentina, en Lima, en Francia, en Estados Unidos, en África, y hasta don Pablo Picasso tiene una mía.
—¿No ha alterado su vida este descubrimiento?
—Sí, señor.
—¿En qué ha cambiado?
—En situación económica, un poquito.
—¿Y en alma?
—Mucho.
—¿Para bien o para mal?
—Para bien.
—¿Es usted todavía mejor de lo que era antes de ser descubierto?
—Sí, y con más coraje.
—¿El coraje para qué lo quiere?
—Para pintar.
—¿Adónde quiere llegar?
—A lo último.
—Lo último, ¿qué es para usted?
—Yo sé que hay grandes pintores, como Goya, "el Greco", Velázquez, don Pablo Picasso, don Salvador Dalí, y todos estos son más que yo; pero quisiera que muchos jóvenes siguieran esta pintura que yo hago, para que no se perdiera: porque yo, ya a mi edad, poco puedo vivir.
—¿No piensa que si usted se muere se va con usted su imaginación?
—Sí; pero que se esfuercen ellos, los jóvenes.
—No olvide que cada uno tiene su sueño y no van a ser los suyos.
—Es una lástima que no sueñen como yo. Oiga usted —pregunta repentinamente—, ¿ingenuo qué quiere decir?, que me lo han dicho muchos.
—Nada malo; lo es quien hace esto.
—¿Y le ha gustado?
—Sí, hombre.
—Muchas gracias.
—Pero es mejor usted...»


Diario Pueblo: Diario del Trabajo Nacional (31/07/1968)
Cuarta fotografía de Lorenzo en la que lo vemos pintando detalles de la escultura titulada “La torre del sufrimiento”.


La fisonomía de Lorenzo ha cambiado, también su personalidad. Los éxitos obtenidos en sus exposiciones le hacen más seguro de sí mismo y convencido de ser el creador de un estilo artístico. 

El entrevistador, Manuel Augusto García-Viñolas, periodista, escritor y crítico literario y de arte, dirá de su barba y carácter:   
«Boliche se llama Lorenzo Aparicio, tiene (…) una barba blanca de profeta ruso y un candor fabuloso que lo inmuniza de la vida que pasa junto a él…».
La entrevista se desarrolla en su estudio del sótano de la Diputación. García-Viñolas va acompañado por Natalia Figueroa, “a quien Boliche tiene por musa lejana y adorable”. Ambos quedan extasiados al ver las pinturas que cubren todas las paredes y techo de aquel espacio que identifican como una especie de Capilla Sixtina.

Después centran su atención en la escultura que ultima Lorenzo, retocando uno de los amorfos rostros que aparecen entre retorcidos brazos. Es uno de los trescientos cincuenta rostros que la componen.  
«Boliche pinta y hace esculturas de yeso y escayola. Para darle contextura a sus formas utiliza los alambres de las botellas de champaña que algunas veces suelta en sus ágapes la Diputación. Todo aquí es sorprendente y natural al mismo tiempo; estamos en un planeta singular, una especie de planeta niño que se rige por leyes candorosas».
García-Viñolas finalizaba la entrevista con estas palabras: 
«Boliche ha expuesto ya su pintura en importantes, galerías de arte; sus cuadros decoran ya palacios en Tokio y en Nueva York y a su obra le han dedicado las revistas especializadas páginas enteras de alegría en todos los idiomas. Pero Boliche no se ha enterado de nada de eso y sigue dentro de su mono blanco de pintor, en una purísima ignorancia que es como, yo pienso que debe ser la suprema sabiduría».
Años más tarde recordará que Lorenzo había regalado a Natalia «como un piropo en yeso, una de aquellas esculturas moralizadoras a base de sirenas apuñaladas, y que hoy no sé si habrá ido a parar al cuarto de los niños de los señores de Martos, don Raphael. A mí me entregó Lorenzo un dibujo hecho en el dorso de un almanaque de fertilizantes para que se lo regalase en su nombre a Joan Miró, a quien iba yo a ver en aquellos días. Cumplí el encargo».


Hoja Oficial del Lunes. Madrid (20/01/1969)
Una breve columna de Hoja Oficial del Lunes daba cuenta de la exposición de “El Boliche” en el patio de cristales de la Diputación de Madrid. El periódico se jactaba de haberlo dado a conocer años atrás; sin embargo, fue Diario Pueblo el primero en prestar atención al artista.



Diario Pueblo: Diario del Trabajo Nacional (10/02/1971)
Nuevamente, Manuel Augusto García-Viñolas hablará de “El Boliche”. Esta vez lo hará para anunciar la inclusión del pintor en el catálogo de la Exposición Internacional del Dibujo celebrada en Puerto Rico. Junto a él, Picasso, Miró, Tapies, Saura y Cuixart, entre otros.
  
Después, recordando su anterior visita al taller de la Diputación junto a Natalia Figueroa, añadirá:
«Valdría la pena recoger, como quien recupera semillas de humanidad, el anecdotario de este hombre, sus decires tan espontáneos y certeros, sus destellos de imaginación, sus sentencias e incluso los títulos con que bautiza a sus obras. Por ejemplo, estos: “Mujer que huye de una estrella que la está mirando”, “Dama que no se deja besar la mano”, “Los amantes toman una taza de caldo después de su noche de bodas”…, y todo ello dicho sin asomo de hacer literatura ni de querer sorprender con enunciados caprichosos el ánimo del espectador. Por eso he querido dar noticia de Boliche, un artista fuera de las órbitas conocidas y que va siempre mucho más allá de lo que puede pedírsele a una imaginación que no es de este mundo y trabaja sólo en horas libres y a destajo en el sótano de una Diputación Provincial».  


ABC (29/04/1972)
En la sección ABC de Las Artes, Antonio Manuel Campoy hace una crónica y crítica de las exposiciones presentes en las galerías madrileñas esos días. Muestra principal interés por los pintores realistas y aquellos que plasman en sus lienzos la vida cotidiana de la ciudad, ante el imparable cambio de fisonomía urbana y costumbres de la urbe. 
El caso de “Boliche” es completamente opuesto. Con motivo de la exposición de este en la Galería Monzón (Velázquez, 115), Campoy transcribe las palabras del galerista:
«Cuando una vez más el cadáver del realismo mediocre—dice Viola presentándonos a su amigo Aparicio, el Boliche—, ya sea el paisajismo doméstico municipal y jardinero o la vanguardia decrépita que entroniza cualquier objeto de consumo en un pedestal como si fuera la Victoria de Samotracia, Aparicio representa la permanencia del espíritu que retuerce el cuello a la gallina papanatas de la lógica y el esteticismo, aunque sea de la última».
De las obras de “Boliche”, a Campoy le agradaban más las apasteladas, “en las que el color y la composición, de puro torpes, nos hacen sonreír de dicha”. Los otros cuadros, “laberintos lineales, introvertida alucinación productora de fantásticos seres”, le interesaban menos. 



ABC (09/06/1972)
El 9 de junio de 1972, Juan Antonio Vallejo-Nájera habla del arte naif, de los pintores de este movimiento y su influencia en el mercado del Arte. Reconoce que la pintura naif española era “tan extraordinaria como desconocida”. Se centra después en seis de los pintores naif españoles más destacados en esa época, ofreciendo una breve biografía. De Lorenzo Aparicio escribirá:
«LORENZO APARICIO “EL BOLICHE”: […] Impresiona muy favorablemente a los artistas, quienes compran sus dibujos de extrañas configuraciones espirales simétricas en maravillosa composición de color. Su exposición en Madrid ha sido un nuevo triunfo».
Vallejo-Nájera se refería a la segunda exposición de “Boliche” en Madrid de mayo de 1972, realizada en la Galería Monzón (Velázquez, 115).
 

En todas las entrevistas se describen los materiales que utilizaba en sus obras: como soporte, papeles de diferentes tamaños; tinta china, bolígrafos y lápices de colores para sus creaciones. Incluso el propio artista nos cuenta que también utilizaba otros, como “sangre de cordero, cal, polvos de color y ceras”. En los años 70 sumará el óleo sobre lienzo y otros soportes.
En cuanto a su obra escultórica, fascinante, recargada y, a su vez, rítmica, los materiales son variadísimo: alambre, yeso, latón, hierro, madera y objetos reciclados.
 

Revista Bellas Artes (1973)
Editada por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencias, en el número 20 (febrero de 1973) se publica el artículo “Pintores naif españoles”, de Juan Antonio Vallejo-Nájera. 
El autor desarrolla un interesante trabajo sobre el arte naif y cita a los artistas del momento. Dedica unos párrafos a Boliche y Carrascal, pintores autodidactas con algo en común, ambos eran albañiles y reconocidos en el mundo del arte a edad avanzada.
«La temática de los naifs es muy diversa. En realidad, cuando hoy (tras manipulación mercantil) encontramos un pintor con temas muy “típicamente naif” (como “Paraísos”, etcétera), resulta sospechoso. Abundan las naturalezas muertas de patética y enternecedora simpleza, los paisajes poblados por multitud de divertidos personajillos, escenas banales de la vida cotidiana (Angulo, “La naranja”), pero también encontramos, en la pujante producción española, casos difíciles de catalogar, como los sorprendentes pastores-albañiles (Carrascal y Boliche), de los que no he encontrado paralelo en naifs extranjeros, y que sin haber tenido el menor contacto entre ellos en toda su vida pueden encajarse en un capítulo común (Lorenzo Aparicio, El Bolche, sin título, tintas de color), más aún que por sus afinidades, por su alejamiento de todos los otros». 
BOLICHE

ISIDORO CARRASCAL. Noria (1924)

 
Hoja Oficial del Lunes. Madrid (21/05/1973)
Un premio de 30.000 pesetas.
En mayo del mismo año se celebró una Exposición en la Diputación Provincial con los carteles anunciadores de la corrida de toros extraordinaria de Beneficencia. “Boliche” participó en el concurso creado para ese fin. Muchos periódicos dieron cuenta de la lista de ganadores y los premios: “Primer premio, dotado con 50.000 pesetas, al trabajo número 10, de don Julián Grau Santos; segundo premio, al trabajo número 7, de Lorenzo Aparicio (Boliche), dotado con 30.000 pesetas”.
El Jurado acordó proponer a la Diputación la adquisición de los carteles números 30, de Jaime Agulló Gutiérrez, y 39, de Vicente Elia Jiménez, concediéndoles un accésit a cada uno de 5.000 pesetas. 

Julián Grau Santos (Canfranc, Huesca, 1937) es un reconocido pintor figurativo e ilustrador. De él y de Boliche había dicho Hoja Oficial del Lunes, del 21 de mayo:
«El fallo del jurado puede considerarse como una decisión muy afortunada, ya que se distingue la obra de dos grandes artistas. En el caso de Grau Santos se aprecia su gusto evidente por el paisaje y por la anotación rápida de las escenas vivas. En el cartel […] el artista nos brinda una expresión de su gran habilidad para recoger lo esencial y darnos una impresión más verdadera que por una representación minuciosa. […] En cuanto al Boliche, su concepto de la pintura responde al de un artista primitivo. Halla su inspiración en un mundo irreal, poblado de seres fantásticos. Nos ofrece un paisaje delirante en que paisaje y figuras aparecen con un semblante lleno de personalidad. Como pintor “naif”, sus obras están construidas sin ningún respeto a la perspectiva clásica. A pesar de la profusión de elementos que incorpora en sus cuadros, se aprecia en ellos una gran unidad y se percibe el canto que provocan».

Corrida de toros (1979)
Julián Grau Santos

Corrida de toros (1975)
Lorenzo Aparicio (Boliche)
Fotograma del NODO 1755 A - 1976

Hoja Oficial del Lunes. Madrid (10/12/1973)
En el patio de Cristales de la Diputación de Madrid se presentaba una gran exposición con pinturas, dibujos y esculturas de "Boliche". En una breve columna de la sección de Arte del periódico definían con estas palabras la obra de Lorenzo Aparicio:
«Su exposición constituye un asombro de fresca sensibilidad y de valores plásticos: armonía de colores vibrantes, pureza de líneas y una imaginación desbordante para transfigurar el mundo que le rodea. Lorenzo Aparicio crea un arte personal, como un retorno al paraíso legendario y primitivo, donde el arte y la naturaleza encuentran su milagrosa unidad, con una carga de sugestiones y símbolos inquietantes».
El texto iba acompañado por una caricatura del pintor realizada por el famoso ilustrador José Luis Dávila. 



Hoja Oficial del Lunes. Madrid (11/02/1974)
El fotógrafo Torremocha toma dos instantáneas de Lorenzo a sus setenta y tres años. Comenta al entrevistador que está en plena “etapa de renovación” y con la intención de jubilarse ese mismo año.

La entrevista es similar a todas las anteriores; un poco de biografía, la descripción de la técnica, de las composiciones y la trayectoria nacional e internacional de sus obras. Se insiste en que los compradores son artistas en su mayoría, añadiendo una nota curiosa: “Rafael Alberti le dedicó unos versos a cambio de una de sus obras”.




Diario Pueblo: Diario del Trabajo Nacional (06/02/1976)
El fotógrafo Ángel Molleda retrata a “Boliche" durante la entrevista realizada por el periodista Juan José Ruiz Cano para Pueblo. El pintor posa junto a una de sus esculturas en el Museo de Carabanchel.


El título de la entrevista, en mayúsculas y blanco sobre negro, decía: «ALBAÑIL, DE SESENTA Y SEIS AÑOS DE EDAD Y ANALFABETO». Le seguía un subtítulo aún más destacado: «EL TERCER PINTOR DEL MUNDO, SEGÚN LAS ACADEMIAS DE NUEVA YORK, PARIS Y SUDAMERICA». 

«Es noticia Lorenzo por dos razones: la primera es que está considerado como el tercer pintor del mundo, según la Academia de Bellas Artes de Nueva York, de nuestro país y otros sudamericanos. La segunda: el gran artista y fallecido Picasso compró dos lienzos a Boliche, prometiendo al primero que le regalaría un lienzo.
—Y aún lo estoy esperando —dice Lorenzo—. Pero todo esto ocurrió poco antes de su muerte.
Y claro... A Boliche, que posee un impresionante museo de lienzos y esculturas en un garaje, en un barrio, allá por la calle del General Ricardos, hace pocos días la esposa del embajador en España de Filipinas le compró dos lienzos.
—Bueno —apunta—, también tiene usted que decir que, en Puerto Rico, concretamente en la ciudad de Mayagüez, competí en una exposición con el gran Picasso, y me concedieron el primer premio.
—¿Y cómo reaccionó el difunto maestro? —No le dio importancia. Simplemente, me felicitó.
—Tengo entendido que Dalí también le compró un lienzo.
—Y así es.
—¿Cuánto le cobró?
—No se lo pienso decir.
Lorenzo Aparicio pinta, y un conocido marchante es el encargado de «negociarlos». Dice el pintor:
—A mí el dinero me importa un pimiento. ¡Claro que sin comer no me voy a quedar!...
—¿Son caros sus lienzos?
—¡No! Al mes suelo «sacar» de cincuenta a sesenta mil pesetas. Y todo el dinero se lo entrego a mi esposa: Jamás me verá con una peseta en el bolsillo.
—No es mal sueldo para un hombre como usted, que ni siquiera ha pasado por una escuela, ¿no? Ríe como un niño, a pesar de sus setenta y seis años de edad.
Posee Boliche (porque así le gusta que le llamen) primeros premios en Estados Unidos, Sudamérica, Japón y la India. Este artista (cuya obra no pienso criticar) acaba de recibir una invitación del embajador de Filipinas para que pinte en su país durante un mes, así como también ha recibido otra de una importante sala de París.
—¿Por cuál de las dos invitaciones se decide usted?
—Aún lo estoy pensando. A lo peor, por ninguna.
—¡Pero hombre!
—¡Que no! ¿Qué puñetas le importa mi pintura a estos países? Yo pinto para los españoles».


Diario Pueblo: Diario del Trabajo Nacional (25/02/1981)
Con motivo de la exposición del “El Boliche” en la Galería Ramón Durán (Calle Villanueva, 35), Manuel Augusto García-Viñolas vuelve a rememorar tiempos pasados (entrevista de 1968), centrándose en esta ocasión en su visión sobre la obra del artista, de la que dice: 
«La obra pintada o modelada por Boliche es un manantial de sorpresas, donde lo absurdo se hace cosa seria. […] A veces su dibujo a color se recama en arabescos abstractos, y otras veces se ordena en friso figurativo y hace formar en fila india toda una secuencia militar». 
Entre los soportes que utiliza para pintar, García-Viñolas destaca el cabecero de una cama. 
 «Todo es posible en la obra fantástica de este iluminado de la pintura, que, como en la tan gastada y malgastada frase de Pascal, tiene en sus delirios estéticos de imaginaciones que la razón no alcanza a conocer».

ABC (15/03/1984)
Bajo el título "Los «Modernos primitivos españoles» desembarcan en el Museo del Bronkx", José María Carrascal, entonces corresponsal en Nueva York, decía de la exposición en la que participaba Lorenzo Aparicio además de otros artistas, entre los que se encontraba Juan Antonio Vallejo-Nájera, también pintor naif:
«La importancia de la exhibición es que presenta un capítulo poco conocido en el extranjero, e incluso en la misma Península, de la pintura española: el de los artistas que buscan una aproximación aparentemente ingenua a la realidad. Sólo en los últimos años se ha empezado a considerar su pintura “seria y a pagarse en el mercado al precio que merece».
La muestra estuvo auspiciada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, con la colaboración del Comité Conjunto Hispano-Norteamericano, la Organización de Estados Americanos y diversos museos de Norteamérica, donde ya se había expuesto previamente.


Lorenzo Aparicio en el NODO
En 1968, después de su primera exposición en Madrid y la de Barcelona, muchas de sus obras ya habían traspasado las fronteras. Además de los países y ciudades que citaba Manuel del Arco en su entrevista, se sumaban Alemania y Japón. Y entre sus compradores, además de Picasso, estaban Salvador Dalí y otros tantos artistas y coleccionistas de todo el mundo. Natalia Figueroa y Pitita Ridruejo fueron compradoras asiduas.

El 11 de marzo de aquel año Lorenzo aparece en el NODO. Su fisonomía ha cambiado y se nota en sus palabras el coraje y la vanidad que Manuel del Arco le había sonsacado. Hombre honrado y excéntrico en su arte, se mostraba tan seguro de sí mismo como de la magnitud de su obra.
Puede ver este breve reportaje del NODO desde el minuto 1:03 haciendo clic en la siguiente imagen.  

NODO 1314A (1968) RTVE/Play

En 1976, ya jubilado y con reconocimiento internacional consolidado, "Boliche" vuelve al NODO. El reportaje se realiza en su casa, con una visita a su Museo particular. La característica barba, sus gafas, los dedos cargados de anillos y ese aspecto entre bohemio y roquero, hacían de Lorenzo un personaje singular muy querido en el barrio.  

NODO 1755 A (1976) RTVE/Play (minuto 8:20)


La casa de “Boliche”
Más allá del puente de Toledo, caminando por la acera derecha de la calle del General Ricardos, encontramos el Jardín de las Asociaciones, entre las calles de Blasa Pérez y Algorta. Inaugurado en 2018, este jardín es puerta de entrada a lo que fue el antiguo poblado de General Ricardos, espacio del distrito de Carabanchel donde vivió Lorenzo Aparicio. 

Según una consulta de Decide Madrid, lanzada en su web del Ayuntamiento en 2016, se preguntaba sobre la utilidad que podía darse al solar abandonado que existía en la calle General Ricardos, entre las de Blasa Pérez y Algorta. La sugerencia de un vecino había sido la siguiente:
«Plaza de El Boliche en memoria de nuestro vecino Lorenzo Aparicio pintor “naif" que realizaba sus obras aquí, los más mayores os acordareis los días soleados en la calle dando forma a sus "alucinantes" obras».  
El recuerdo de “Boliche” continúa presente en los vecinos de la zona. Gracias a la valiosa colaboración del grupo de Facebook Poblado de Absorción General Ricardos, ubicamos la casa en la que vivió Lorenzo con Pilar, su mujer, y sus dos hijos. Desaparecida, estaba situada en un bajo de la calle Algorta, actual número 24 (Bloque 12). 

El Poblado de Absorción General Ricardos "se construyó en 1958 con carácter provisional para 10 años con la finalidad de realojar a vecinos de casas bajas expropiadas por el Ministerio de la Vivienda". Así lo expresa Dorotea Blos en su tesis doctoral sobre los Polígonos de Vivienda Social, describiendo las características del terreno:
«El terreno sobre el cual se construyó el Poblado es una vaguada de un antiguo arroyo natural que coincide con la calle El Toboso, la cual divide longitudinalmente el polígono. La situación actual del terreno es la de un plano hundido de forma apreciable respecto del nivel de los planos en los que se asienta el viario de borde, principalmente en el borde norte, junto al barrio residencial El Tercio, lo que dificulta aún más la integración con el entorno». [1]
Las siguientes ortofotografías muestran la evolución del poblado.


Las deficiencias estructurales y de cimentación de las viviendas construidas, conocidas entonces con la denominación de "casas experimentales", propiciaron el derribo y un nuevo ordenamiento, comenzado en 1983 y consolidado en 1985 con el Plan de Reforma Interior (PERI) General Ricardos.

Por este motivo, miembros del citado grupo de Facebook aseguran que Lorenzo Aparicio vivió después en uno de los denigrantes barracones construidos para realojo durante los derribos. El suyo estaba en la calle Algorta, 50.  


En su tesis, Dorotea Blos elabora una comparativa del estado inicial del poblado y su remodelación; como indica, lo hace a partir del estudio realizado por Enrique Castillo Martínez (1985). 
 
BLOS, Dorotea (1999) Op. cit. [2]

Gracias a estos afortunados vecinos de Boliche, también pudimos situar el lugar donde tuvo el Museo que aparece en el NODO de 1976. Estaba ubicado en la calle Matilde Hernández, 10, donde hoy existe una tienda de recambios y reparaciones de motos.


Por otra parte, en la calle Azabache, frente a la escalera de acceso a la entrada del Mercado de San Isidro por la calle San Niceto, estaba la Papelería “San Isidro”, en la que Lorenzo compraba el material de arte.  


La obra de "El Boliche" sin Lorenzo
En 1989 fallece el pintor del "sexto sentido" dejando un importante legado.
Parte de su obra está repartida en Museos, colecciones privadas e importantes casas de subastas. También en casas particulares; en algunos casos, sus propietarios desconocen al autor, su vida y obra. 

Nacido con el siglo, su reconocimiento en el mundo del Arte llegó tarde, pero no lo suficiente como para que su producción artística y su apodo “El Boliche” tuvieran fama mundial. Los 23 años que median desde su primera exposición hasta su fallecimiento representan la consolidación del artista en su máxima expresión.

Ese mismo año, en el Centro Naif de Madrid (calle Béjar, 11) se realizó una exposición de homenaje. Podemos suponer que Lorenzo había fallecido meses antes.
Antonio Manuel Campoy, sumándose “de mil amores” al homenaje, había escrito una breve reseña publicada en ABC del 28 de septiembre:
«Boliche nunca dejó de ser naif por mucho que así fuese llamado. Su mundo personal tuvo desde el comienzo una fuerza elemental inasequible a su desviación, y ello aunque el propio pintor se lo propusiese. Si Boliche también se hubiera propuesto copiar “Las Meninas” no lo habría conseguido jamás. La expresión disciplinada del arte le era forastera a estos pintores».
Refiriéndose a su creación artística, Lorenzo había dicho:
«Es una cosa de pintura naif, no copiar a nadie y es una creación nueva. La he creado yo…».
Esa rotunda afirmación, más primitivista que egocentrista, no era cierta; sin embargo, sí lo eran su técnica y modo de expresión como nuevo lenguaje del naif. Tenía mucho de Art Brut, término acuñado en 1945 por el pintor francés Jean Dubuffet para definir a los artistas sin formación académica y el arte de los locos, los inadaptados, los niños y los ancianos. También conocido como Arte Marginal y Outsider Art, afianzado a partir de la década de los setenta.

Con motivo de la exposición de pintores naif celebrada en Madrid en diciembre de 1984, el crítico de arte Javier Rubio había escrito en ABC: «Lorenzo Aparicio Sanz “El Boliche”, decorativista barroco cuyos dibujos recuerdan a los de los locos».

Vista la obra de “Boliche”, y haciendo referencia a la realizada por la longeva artista francesa Danielle Jacqui o el catalán Josep Duran “URCO”, el autor de este artículo sugiere que “La creatividad es la mayor cordura de la locura, entendiéndose esta como el modo de expresión del artista. Estigmatizarle por su condición es una insensatez”.  

En el Museo Internacional de Arte Naif Manuel Moral (Centro Cultural Baños Árabes - Jaén), único en España dedicado a este arte, Lorenzo tiene su propia sala.



Hoy, Lorenzo Aparicio Sanz “El Boliche” es considerado uno de los máximos exponentes del naif expresionista español.

Este ha sido nuestro homenaje. 



© 2024 Eduardo Valero García - HUM 024-003 BOLICHE-CARABANCHEL
Historia Urbana de Madrid
ISSN 2444-1325


Bibliografía y Cibergrafía
 
[1] BLOS, Dorotea (1999). Los polígonos de Vivienda Social: Perspectivas para su recuperación en España, Francia y Brasil. UNIVERSITAT POLITECNICA DE CATALUNYA. E.T.S. D'ARQUITECTURA DE BARCELONA, p. 364 (cita 437)

[2] Ibidem, p. 372

Fuentes:
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
Hemeroteca La Vanguardia.
Hemeroteca ABC

De las fotografías:
En los casos que ha sido posible, se citan los autores.

La imagen de portada es una composición realizada a partir de un fotograma del NODO 1755 A y la obra de Lorenzo Aparicio titulada "Un recuerdo africano" (1974), expuesta en el Museo Reina Sofía 


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