martes, 2 de febrero de 2010

Calles desaparecidas: del Rosal, de la Garduña y Travesía del Conservatorio

Las calles que estamos recordando en este apartado no guardaban muchos edificios de interés, aunque algunos había, pero sí conformaban una geografía urbana que los madrileños contemplaron durante siglos. Esto es fácil de verificar viendo el plano de 1762 en uno de nuestros artículos.

Calle del Rosal
Aquella era una calle estrecha, triste y solitaria, resultando un gran esfuerzo de imaginación tratar de adivinar por cuáles motivos se la bautizó con tan florido nombre.

Cuenta la leyenda que en aquella zona estaba plantado un rosal que había en la posesión de Barrionuevo, asegurando que ocupaba en su totalidad toda la estructura de la calle.

La calle era corta y estrecha, pero no tanto como para decir que su superficie equivalía a la del rosal, pero así son las leyendas.

Allí estaba ubicado un caserón viejo y destartalado, triste y silencioso, levantado por la hermandad del "Pecado Mortal" para acoger en su seno a las damas deshonradas que allí se recluían para mitigar su pena y su dolor.

El aspecto de aquel edificio era un tanto tétrico, a través de su puerta siempre cerrada y sus ventanas eternamente obscuras se adivinaba un constante padecer.

Calle de la Garduña
A espaldas de la posesión citada de Barrionuevo había un enorme corral destinado a la cría de gallinas.
A pesar de la gran cantidad de aves que allí había, cada mañana se detectaba que faltaban unas cuantas y se atribuía a que alguna garduña saltaba la tapia por las noches y se las llevaba.

Fue entonces que descubrieron un agujero por donde, supuestamente, alguna alimaña entraba para robar y decidieron colocar un lazo bien disimulado para dar caza al ladrón.

Aquella noche, esperando todos escuchar el graznido de una alimaña, oyeron espantados que gritaba una persona. Un joven de unos trece años que murió asfixiado sin que pudiesen hacer nada por él.

Allí quedó el cuerpo sin vida del muchacho hasta que pasados tres días la Justicia lo traslado al pórtico de la iglesia de Santa Cruz, donde entonces se colocaban los cadáveres para su identificación.

Durante el tiempo que estuvo el malogrado niño tendido en el corral los curiosos que pasaban por allí exclamaban: -¡Mira, esa era la garduña que robaba las gallinas!-
Y así fue que la calle adquirió ese nombre hasta que más tarde fue cambiado por el del poeta y crítico Federico Balart.

Travesía del Conservatorio
Esta calle tiene su historia. Antes de llamarse del Conservatorio se llamó de la Cuadra, por el hecho de estar allí la que servía para guardar tres o cuatro jumentos utilizados para pasear por las calles de la Villa a los infelices condenados por el Tribunal de la Fe a la pena de azotes o de ser emplumados.

El nombre de Travesía del Conservatorio se debe a que en su proximidad había un edificio donde la Reina Gobernadora, Dña. María Cristina, instaló el primer conservatorio de música y declamación que hubo en España.

En la página 320 de la 'Guía de Forasteros de Madrid', de 1847, aparecen los miembros de aquel noble conservatorio que llevaba por nombre 'Conservatorio de Música y Declamación, de María Cristina'.

Continuaremos conociendo más calles desaparecidas e incluirémos algunos de los pocos edificios que merecen mención. También intentaremos mostrar los negocios y profesionales que en aquellas calles ejercían sus trabajos.

Llegados a este punto podemos asegurar que si para nosotros es llamativo ver una calle convertida a peatonal, o si acaso con sus aceras ensanchadas, qué no sería para los madrileños de aquellos tiempos ver convertidas varias manzanas de su ciudad en una ancha avenida.