viernes, 16 de agosto de 2019

Cuatro historias del Café Central. Madrid, 1884 a 2019.

El Café Central cumplió el 12 de agosto sus 37 años de vertiginosa vida. Ubicado en la plaza del Ángel, es uno de esos locales de jazz, pero de prestigio internacional y con solera, que aporta ritmo, luz y color a las noches madrileñas.

En 1991 ya era el octavo de Europa, según la revista Wire (Inglaterra), especialista en la materia, y uno de los cien locales del mundo donde se podía escuchar jazz de calidad, según la lista publicada en 2001 por la revista Down Beat (EE. UU.).

En 2005, la Academia de la Música le otorgaba el merecido Premio a la Difusión de la Música; y no era para menos, porque durante aquellos más de cuatro lustros habían pasado por los escenarios del pintoresco café grandes figuras del jazz nacional e internacional, además de otros géneros.

No hace mucho tiempo, el mítico café estuvo en peligro de desaparecer. Por fortuna no fue así y hoy podemos celebrar este aniversario con cuatro historias; la primera, asociada al lugar que ocupa; la segunda, por un estruendoso apercibimiento que la gerencia del Café Central hizo al programa Jazz entre amigos de Radio Televisión Española. La tercera, el recuerdo a Tete Montoliu en un momento difícil del Central, y la cuarta,  rememorando el trigésimo aniversario y el peligro de cierre.


1 - El elegante comercio de José Prat, antes de Eguidazu
Según los datos de Catastro, el edificio donde se encuentra el Café Central fue construido en 1880 y ocupa una superficie de 1229 m2 de parcela. Tiene acceso por la calle de Atocha, número 35 y por el número 10 de la plaza.




En abril de 1903 un comerciante abría las puertas del elegante comercio ubicado en la plaza del Ángel, número 11. Se trataba de don José Prat (1863-1932), muy conocido por el público madrileño al haber trabajado en el negocio del señor Ginés Pereantón.

Si bien el negocio de Pereantón estuvo destinado en la década de los 70 del siglo XIX al ramo textil, con tiendas en la calle Jacometrezo, 11; Tres Cruces, 8, y la Sociedad Pereantón Hermanos, también del ramo textil, en la calle del Pez, 17; en 1881 se embarcará en el negocio de la cristalería abriendo fábrica y tienda en la Cuesta de Santo Domingo, 1. Allí, José Prat adquirirá los conocimientos que le sirvan después para abrir su negocio en solitario.




Realizó Prat grandes modificaciones estructurales y de decoración en el local que desde 1884 había sido de Juan Eguidazu, comerciante de molduras alemanas, marcos, oleografías, cromos y grabados.




La tienda de Eguidazu era muy conocida por los artistas y la aristocracia madrileña; además, con mucha frecuencia se publicaba en la prensa la llegada de nuevas oleografías de motivos religiosos, al parecer muy demandadas y en ocasiones de venta por cupones en los periódicos.




El nuevo dueño continuará ofreciendo estos productos, además de extender el negocio al ramo de la cristalería, lunas y espejos. Después sumará las tarjetas postales y variedad de recuerdos de primera Comunión. Vivirá con su familia en el principal del edificio, justo encima de la tienda.

En aquellos tiempos el paisaje de la plaza difería mucho del que hoy conocemos. No existían los hoteles que flanquean las esquinas con la calle de San Sebastián y la plaza de Santa Ana. De hecho, donde se encuentra el hotel NH Collection Palacio de Tepa estaba la famosa relojería de Canseco; y antes de los almacenes Simeón (hoy hotel ME Madrid Reina Victoria), estuvo el Centro del Ejército y la Armada, en el edificio que había sido palacio de Montijo y de Teba.

Al poco tiempo, el negocio de Prat ya era uno de los más afamados de la villa y corte. Un reclamo publicitario aseguraba que ofrecía gran variedad «en gustos modernos, a precios sin competencia». Además, ostentará el título de proveedor de la Real Casa.




Los talleres estaban en la calle Olivar, número 22, donde se realizaban los biselados a máquina y la decoración de lunas y cristales en molduras nacionales y extranjeras.

Con respecto a la numeración de la calle no hay que sorprenderse. En aquellos tiempos, como muestra el siguiente plano comparativo, el 11 correspondía al actual número 10. Hacia octubre de 1921 cambiará de forma intermitente a número 12, conviviendo con el 11.




En 1906, con motivo de la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg, se colocaron en el escaparate de la tienda dos hermosos retratos de estos, ampliaciones iluminadas al pastel manufacturadas por la Sociedad artística internacional J. A. Richiardi, de Londres.






En 1925 abrirá otra tienda en la calle de Atocha, números 45 y 47 (misma parcela). Allí el negocio estará destinado a la venta de objetos de arte, porcelanas y cerámicas. Y en 1926 será punto de venta, anuncios y subscripciones para la Revista de las Españas, además de sumar otro tipo de productos distintos a la decoración.





Y tan conocido era don José Prat y su comercio que llegó a organizar un baile de Folie en el hotel Ritz. Las invitaciones, como es lógico, se repartían en su tienda de la plaza del Ángel.

Pero don José fallecerá el 18 de mayo de 1932, a los sesenta y nueve años.



Su hijo se hará cargo del emporio Prat y un año más tarde fundará la Sociedad anónima CRISTAL MADRID, con oficina central en el longevo comercio.






Allí se comercializó en los años 70 el cristal CRISTAÑOLA, producido por la Cristalería Española, S.A.; también el cristal de aislamiento térmico y acústico ISOVER, fabricado por La Veneciana, S.A.

La antigua cristalería cerrará sus puertas a principio de los 80. El 12 de agosto de 1982 reabrirá sus puertas como Café Central.

Se pueden contar por miles los conciertos que desde entonces viene ofreciendo este café orientado principalmente al jazz, pero por el que han pasado artistas de otros géneros musicales, todos ellos de gran importancia.


Fotografía antigua: https://www.juancato.es/madrid/cafes.htm




2 - Televisión Española en el Café Central
Esta es una de esas historias que son anécdota y así la cuento, como una de las tantas curiosidades que ofrecen los comercios madrileños.

En 1990 el Café Central ya presentaba artistas del jazz de fama internacional. El reconocimiento más allá de nuestras fronteras llegaba pronto; quizá por eso TVE quiso grabar allí un episodio del programa Jazz entre amigos, presentado por el desaparecido Juan Claudio Cifuentes («Cifu, para los amigos», como él mismo decía en su programa de radio).

Jazz entre amigos estaba dedicado íntegramente al jazz en todos sus estilos. Se emitía por la Segunda Cadena semanalmente y su duración era aproximadamente de dos horas.

La grabación, en directo, se realizó el 28 de mayo de 1990 durante la actuación de George Adams Quartet y se emitió el 13 de octubre.

Lo curioso es que Cifuentes comenzó el programa haciendo una crítica destructiva hacia el Café Central. En el siguiente vídeo de los archivos de RTVE podemos ver al locutor despachándose a gusto sobre la que para él fue una deplorable actitud por parte del local.





«¡Qué fuerte!», dirá el común de los mortales. Pero más estridente fue la respuesta del Café Central en un comunicado remitido a la prensa. Inserto la publicada en el diario ABC del 30 de octubre de 1990 [1], donde se dan las explicaciones pertinentes:




Se puede responder más alto, pero no más claro.
Considero que Cifuentes no estuvo acertado y, siendo tan sabio como era en temas musicales, la partitura que le dieron desafinaba bastante. Él era la cara visible del programa, por detrás estaban Javier Díez Moro (director, guionista y realizador), y Alejandro Ruiz Sanz (Productor), por eso no merece que se le cargue toda la culpa.



3 - Tete Montoliu y la crisis del 94
Muchos de los que tuvimos empresa allá por los años 90, nos encontramos con una crisis complicada de afrontar. Así y todo salimos adelante, como lo hizo el Café Central gracias a la valiosísima colaboración del afamado pianista Tete Montoliu.

El verano de 1994 se presentaba desolador, poca gente en las salas de conciertos y mucha en las terrazas. Esto, sumado a la situación económica, ponía en peligro el futuro del café.

Gerardo Pérez, fundador del Café Central junto con Miguel Ángel (Nanye) Blázquez, siempre recuerda aquel momento de estrecheces y cómo Tete Montoliu se preocupó por la supervivencia del café.

El mes de agosto del sofocante 94, Tete Montoliu, a piano solo, tocó todas las noches en el Central. El pianista catalán había rebajado el caché y su presencia allí representó un lleno absoluto durante cinco semanas, más la primera de septiembre.





«Tete tenía una forma especial de producir felicidad en el público. Teníamos el agua a la altura de la frente y él nos la puso por debajo de la nariz para que pudiéramos respirar», había dicho Gerardo Pérez en una entrevista para el diario El Mundo del 21 de abril de 2005 [2].

Destaco el sabio razonamiento de Nanye Blázquez en la misma entrevista:
«A veces Madrid se pone introspectiva, pero también es cierto que nosotros no sabemos hacer otra cosa. Dependemos del público: mientras tenga ganas de música, le prepararemos un concierto cada noche».



4 - 30 años de historia y amenaza de cierre
Muchos años han pasado desde aquellos conatos de destrucción. Primero por la difamación desde TVE; después, por la crisis de los 90.

El cambio de siglo traerá otro aniversario, pero también malas noticias. Si en 2012 celebraba su trigésimo aniversario con un cartel excepcional, dos años más tarde, en 2014, se conocía la noticia de su posible desaparición.

El 1 de enero de 2015 se cumplirían 20 años de la entrada en vigor de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU de 1994) por la que se extinguían los contratos de renta antigua y sus prórrogas. Para la gerencia del Central aquello suponía el cierre inevitable por representar un esfuerzo económico difícil de afrontar. De pagar un alquiler de 5000 €, la cifra se disparaba a 12000€.

A finales de septiembre de 2014 se realizaba una petición al Ayuntamiento de Madrid a través de Change.org con la intención de evitar el cierre. Bajo el título de «Salvemos el Café Central», la plataforma consiguió 33.708 firmas.

Afortunadamente, por una laguna legal, el Central conseguirá sobrevivir por cinco años más. La disposición transitoria tercera de la ley recoge que cuando se haya realizado un traspaso del local entre 1985 y 1995, los plazos contemplados se alargarán cinco años.

Confiamos en que, pasado ese lustro, las condiciones continúen siendo favorables para el Central; porque la especulación no puede seguir afectando a los comercios que con denuedo han ofrecido tanto al madrileño y visitantes.

Continuemos disfrutando de su pintoresca terraza por las mañanas y tardes. Gocemos de los conciertos que ofrece el Café Central cada noche. Y, sobre todo, que no veamos desaparecer del paisaje urbano madrileño este local de 139 años, en el que la transparencia del cristal dio paso a la armonía musical.

Ubicado en el histórico barrio de Las Letras, no encuentro frase mayor para identificarlo que un párrafo de don Benito Pérez Galdós en el que dice de un tejido tan sutil como la seda:
...tejido armonioso, cuyas hebras menudas y rígidas producen cierto ruido argentino, como el que produciría una cabellera de cristal agitada por el viento...

 

Eduardo Valero García


Bibliografía y Cibergrafía

[1] Café Central (30 octubre 1990). Jazz entre amigos, o entre clientes. ABC-Espectáculos, p. 104 [Consultado el 30 de julio de 2019] Disponible en: http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1990/10/30/104.html

[2] SANCHIDRIÁN, Antonio. (21 abril 2005). Vivir el Cafe Central. El Mundo, pp. 16-17. [Consultado el 30 de julio de 2019] Disponible en: https://www.cafecentralmadrid.com/wp-content/uploads/2013/04/El-Mundo-Vivir-el-Caf%C3%A9-Central-21-de-Abril-del-2005.pdf

Otras fuentes de consulta:
Café Central

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miércoles, 7 de agosto de 2019

Fotografías animadas y comercios en la plaza de Canalejas, número 6

En lo alto de la casa del marqués de Amboage de la plaza de Canalejas número 6, existió un modesto cartel con la inscripción Fotografías Animadas. Muy cerca de allí, sobre la carrera de San Jerónimo, estuvo el Cinematógrafo Lumière, donde se dice que Alexander Promio proyectó cine por primera vez en España. Craso error.

En la fotografía vemos la casa del marqués y el cartel. Cronológicamente, iremos conociendo detalles sobre el edificio, los comercios que allí hubo, y, por supuesto, la historia de las fotografías animadas en Madrid.


Casa del marqués de Amboage. Plaza de Canalejas, 6. (1914?)
Archivo HUM-019-001 FOTOTECA HUM
Historia urbana de Madrid - ISSN 2444-1325


La bonita casa de Fernando Plá y Peñalver, marqués de Amboage (1883-1951), obra del arquitecto Joaquín Rojí López-Calvo, fue construida en hormigón armado por la Sociedad constructora Pavimentos y Construcciones. Su superficie total es de 206 m2.

En 1913 el marqués, ejerciendo el derecho de tanteo, se hacía con el solar por la cantidad de 206000 pesetas, dando comienzo las obras ese mismo año.

Se tramita concesión de licencia de obra en enero de 1915. Así consta en el Boletín del Ayuntamiento de Madrid de 11 de enero de 1915 [Año XIX, núm. 941, p. 31] con el siguiente Orden del día:
A petición del Sr, Besteiro, quedó sobre la mesa el dictamen proponiendo la concesión de licencia para construir una casa en el solar de la plaza de Canalejas, con vuelta a la carrera de San Jerónimo y calle de la Cruz.
En el Boletín del día 18 de enero, la Comisión cuarta solicitaba la concesión de licencia indicando que «por las condiciones especiales de su distribución no se destine a vivienda».

En el cuadro de estadísticas publicado en el Boletín del 25 de enero, figuran las licencias expedidas entre el 17 y el 23 de enero, correspondiendo una de ellas al edificio de la plaza de Canalejas, 6.

Resulta curioso el funcionamiento del Ayuntamiento, aunque no asombra, pues la casa ya llevaba tres meses acabada, con comercios en funcionamiento.

Según consta en una noticia publicada en La Correspondencia de España del 31 de octubre de 1913 [Año LXIV, núm. 20351], una Comisión del Gobierno civil había desestimado un recurso contra el acuerdo del Ayuntamiento por el que se adjudicaban al marqués de Amboage varios terrenos provenientes del derribo de las casas 18, 20 y 22 de la carrera de San Jerónimo, y 2 de la calle de la Cruz. Ese mismo año estaban por concluir las obras de otra de las casas del marqués, la que conocemos como Edificio Plus Ultra, en la plaza de las Cortes.

Desgraciadamente ya no existe el bonito grupo escultórico que coronaba su fachada, solo queda un mascarón en el dintel de la puerta principal que parece representar al dios Mercurio.


  


Y nada queda del majestuoso luminoso del jabón Flores del Campo que engalanó la plaza. El encendido se celebró la tarde del 20 de octubre de 1915, con la presencia de un nutrido público. El espectáculo de luz y color se había anunciado un día antes en los periódicos de mayor tirada.


Y así fue, el fotógrafo Julio Duque captó el momento para el Diario ABC. La impactante imagen apareció publicada el 21 de octubre [Año XI, núm. 3776, p. 4], con la siguiente descripción: En la Plaza de Canalejas, en Madrid. El público admirando el anuncio luminoso inaugurado anoche.


Fotografía de Julio Duque. ABCfoto. Ref.:6169440. Acceso a la imagen.

Para aquella época el Ayuntamiento estudiaba el proyecto de otra Gran Vía; ésta discurriría desde la glorieta de Atocha (Carlos V) hasta la antigua plaza de las Cuatro Calles (Canalejas). Con un desnivel de 2,10 % y un ancho mínimo de 20 m, la nueva arteria borraría del mapa otras tantas callejuelas y crearía un camino directo a la estación del Ferrocarril y simplificaría el viaje hacia el cementerio de la Almudena.


En la década de los 30 se presentarán nuevos proyectos para la reforma interior de Madrid. El de otra Gran Vía, la Circular, obra de los arquitectos Luis Sainz de los Terreros y Luis Díaz Tolosana, contemplaba una vía circular al rededor de la Puerta del Sol que arrancaría en la plaza de Canalejas y se dirigiría por la calle de la Cruz hasta la plaza de Benavente para continuar por la calle de la Concepción Jerónima hasta la plaza de Puerta Cerrada. Desde allí, un camino de derribos y rectificaciones para continuar por la plaza de Ópera hasta la de de Santo Domingo y unión con el tercer tramo de la Gran Vía (Avenida de Eduardo Dato).




Hablando de derribos, la siguiente fotografía muestra cómo era el número 6 de la plaza de Canalejas en octubre de 1912. Edificio también cargado de publicidad que sucumbirá a la piqueta en 1913.


Plaza de Canalejas en 1912.
Biblioteca digital Memoriademadrid. Servicio fotográfico Municipal. Inventario: 9624.
HUM-019-001 FOTOTECAHUMHistoria urbana de Madrid - ISSN 2444-1325

Y es verdad que para cuando se concede la licencia de obra ya funcionaban algunos comercios. El New Bar era uno de ellos; a él acudía mucha gente relacionada con la tauromaquia, incluidas las figuras del toreo. El siguiente anuncio aparecía a principios de 1915.




En este fragmento de una fotografía de 1918, del Archivo Ruiz-Vernacci (IPCE), podemos ver el toldo del animado bar y un cartel que anuncia la exposición de productos Pedro Domecq en el entresuelo-derecha. La imagen identifica, además, las plantas del edificio.





En el New Bar se servía a precios económicos café de excelente calidad; cervezas bien frías; "Vermouth"; vinos generosos y licores de las mejores marcas; además de una gran variedad de pasteles.

En este bar se celebró en 1922 un curioso concurso para la firma KOLA CORTALS, licor higiénico, por el que se ofrecían 2800 pesetas a la persona que acertase la cantidad de granos de maíz que contenía una botella de este licor. Tanto la operación de llenado como el posterior concurso, se realizó con la presencia del notario de esta Corte don Pedro Tovar. La condición para poder participar era llevar una botella vacía de KOLA CORTALS, más las etiquetas de otras tres botellas.

En la década de los 30 el New Bar dará paso a la Cafetería Café Expres, visible la segunda en una fotografía que veremos más adelante. Más denominaciones tendrá con el correr de los años; así, ya en este siglo, pasará a ser la Churrería Ricote y después la Taberna El Fontán.

Los primeros días de febrero de 1915 se había inaugurado en el entresuelo-izquierda un establecimiento modelo, La Maison Velasco, sastrería de señoras y caballeros al más puro estilo europeo. La fotografía muestra el momento de la inauguración, a la que asistieron los propios marqueses de Amboage y el padre Félix Besga, de la Orden de los Agustinos, quien bendijo las instalaciones.




En 1917 se instalará en este entresuelo el Instituto Oftálmico Hispano-Americano, a cargo del doctor Valdés, del Instituto Rubio. Postinera Óptica que graduaba la vista gratis y ofrecía monturas de las mejores marcas y modelos. Tenía sucursal en Nueva York.





Es posible que La Maison Velasco se trasladase del entresuelo al local que hoy ocupa la Camisería Canalejas, ya que su propietario indica que había existido allí una sastrería.

También en febrero de 1915 comenzará a funcionar una joyería. Se anunciaba con el reclamo Joyas de ocasión, por venderlas a la mitad de su valor. Para septiembre del mismo año aparecía como Joyería Regia. Joyas de gusto, con precios «desconocidamente baratos». Años más tarde, desaparecida ya la Joyería, se buscaba al joyero; al parecer, había estafado a unas cuantas personas.




Estaba ubicada en el local anejo al que hoy ocupa La Violeta. En este sentido, sobre el año de inauguración de algunos comercios -si bien se indica el de 1915 para la famosa Bombonería- la siguiente fotografía plantea dudas razonables.



Correspondiente al archivo de la Biblioteca Nacional de España (Biblioteca digital hispánica), la fotografía forma parte de un álbum de Postales de Madrid editado por la Fototipia Catañeira, Álvarez y Levenfeld para el Ayuntamiento de Madrid.

En la descripción del documento se indica 1915 como posible fecha de edición, al hacer referencia a que en ese año la fototipia había cambiado de nombre. Sin embargo, como veremos en la imagen, y a tenor del año de instalación del Instituto Oftálmico Hispano-Americano, y la presencia de La Tribuna, podemos suponer que fue tomada entre 1916 y 1917.

Apreciamos también otros negocios, como una Clínica para perros, en la planta segunda-derecha y la citada Joyería Regia, aneja al local de La Violeta, donde un cartel poco legible parece indicar la presencia de El Postre, Confitería de la calle Cádiz que tuvo surcursal en la Plaza de Canalejas.  





La página web de la empresa La Violeta, comercio fundado por Mariano Gil Fernández y su esposa, doña Pilar Termiño, apunta a que abrirá sus puertas en 1915 en la Plaza de Canalejas [Ver texto].

Como ya hemos visto, existen algunas diferencias cronológicas detectadas en las fotografías; principalmente en la imagen que acabamos de ver, donde es clara la presencia de la Confitería El Postre como sucursal de la existente en la calle Cádiz.

Ahora bien, según un artículo publicado por Antonio Malalana Ureña (2015), la familia Gil tenía una pastelería en la calle de Cádiz, entre Carretas y Espoz y Mina. Coincide esta referencia con El Postre, comercio propiedad de un tal Leandro Hita, según un anuncio de 1916. [Mundo Gráfico. Año VI, núm. 229. Madrid, 15 de marzo de 1916, p. 6].

Continúa diciendo Malalana Ureña:
Uno de sus integrantes, Mariano Gil Fernández, con carácter emprendedor, tomaría la decisión de abrir un negocio propio. (...) Por fin, en 1915, -ya es centenaria- Mariano abría una pequeña confitería en el número 6 de la céntrica e influyente plaza de Canalejas. En el arco formado entre la Carrera de San Jerónimo y la calle de la Santa Cruz.[1]
En el toldo central de los tres comercios del bajo-izquierda podemos apreciar la inscripción BOMBONES; es ilegible el nombre del negocio. Todo apunta a que se trate de La Violeta, pero las fotografías puestas como comparativa hacen referencia a distintas décadas. Es posible, entonces, que el año 1915 sea el de comienzo de actividad de Mariano Gil en la plaza de Canalejas, pero no el de inauguración de La Violeta.


Un dato curioso: en 1928 La Violeta comercializará los Marshmallows, típico producto americano enviado desde Chicago por la casa Bunte Brothers.



Conoce desde aquí la variedad de productos de La Violeta



Esto de las violetas me recuerda a las Ampollas OMEGA, producto con el que se podía fabricar licores, jarabes y perfumes. Creadas por el Laboratorio Farmacéutico Nacional en la década de los veinte del pasado siglo, por 4 pesetas se podía comprar una ampolla de extracto de violeta, hacer alquimia doméstica, y perfumarse el ojal.




La lista de posibilidades era inmensa; por 7 pesetas, que era el precio de la caja de 10 ampollas de Absentín, se conseguía algo parecido a la Absenta; mismo precio tenía la caja de Anidisa, que era un análogo al Anisete francés, o el Licor indio, análogo al Ron. Y mucho más se podía fabricar, quedando la duda de qué tipo de alcohol había que utilizar.

Publicidad Diario ABC [Año XIX, núm. 6337]. Madrid, 27 de abril de 1923.


El Laboratorio también comercializaban el Chocolate Omega (a 3 pesetas los 400 gramos), y el fijador para el cabello que daba brillo, hermosura y sujetaba el peinado. Las ampollas, que se comercializaban en toda España, podían comprarse en Madrid en la farmacia El Globo; Alcalá, 69; Hermosilla, 52; San Bernardo, 41, y Alberto Aguilera, 31, entre otros.

En 1904, la Perfumería Gal había puesto a la venta su vaselina a la violeta, producto que volverá a comercializar noventa años después en unas latitas decoradas al más puro estilo modernista.


Continuamos.

El 14 de mayo de 1915, en el entresuelo-derecha, se inauguraba una exposición del pintor sevillano Diego López. La infanta Isabel (La Chata), en compañía de la inseparable señorita Bertrán de Lis, acudió a la exposición. De esta visita había dicho la prensa:
La egregia dama, que fue recibida y acompañada en la visita por el ilustre artista, el doctor Decref y el marqués de Sancha, tuvo frases de felicitación para el notable pintor, singularmente por sus tipos de gitana, y adquirió el cuadro número 20 del catálogo, que representa “La Plaza del Duque, de Sevilla”.
 Ocupando todo el piso principal, y más tarde también parte de la segunda planta-izquierda, estuvo la redacción y administración del diario La Tribuna. La incursión de este diario independiente comenzó en Madrid en 1912, con oficias en la calle Sevilla e imprenta en la calle Jardines, 4, 6 y 8.


La Tribuna en la calle de Sevilla. Fotografía de autor anónimo.
Publicada en Mundo Gráfico [Año II, núm. 14] Madrid, 1912

La siguiente imagen muestra la ubicación de La Tribuna y comercios ya citados. En lo alto, otro cartel de Fotografías animadas remplazaba al conocido. Se trata de un fragmento de una fotografía de Hauser y Menet datada entre los años 1920 y 1925.


En 1916 se instala la redacción de la revista popular La Semana, de ideología germanófila, cuyo primer número apareció el 20 de mayo de 1916. Y la peluquería Ideal, del peluquero Antonio Vera, en el entresuelo; además del domicilio social de la Compañía Anónima de Seguros «La Ganadera Española».

En algún momento del año 1918 aparece El Trébol, elegante confitería y pastelería que preparaba exquisitas tartas, ramilletes y pastas finas. Los días de vigilia ofrecían a la clientela empanadas y pastelillos especiales de merluza, salmón y langosta.

¿Ocupará el espacio donde supuestamente está La Violeta? La inscripción CONFITERÍA en un cartel colocado en el dintel de ese local plantea estas dudas razonables que surgen al no encontrar otras referencias fotográficas.

Sí conocemos una lista de comerciantes multados, publicada en ABC el 13 de septiembre de 1939, que recoge el nombre Mariano Gil, propietario de La Violeta, e indica que regenta una Confitería.




Y se instalará también el Instituto Internacional de Colocación, institución dedicada a la búsqueda y oferta de empleo tanto para Madrid como para provincias y el extranjero.

También de 1918 es la presencia de la empresa Bonet & Cía., agente comercial de la firma Wood-Milne, de Manchester, fabricantes de los tacones de goma del mismo nombre.



Hacia 1919, el editor don Rafael Caro Raggio abría su Librería especializada en libros de Arte, Literatura y Ciencias. La Editorial estaba en la calle Mendizábal, 34.



Ese mismo año se instalaba la Compañía Cubana de Accidentes, S.A. Su Consejo de administración estaba presidido por un conocido financiero, don Domingo Battenberg (Sic). Curiosamente, en 1922 comenzará a funcionar en el mismo edificio la entidad de préstamos personales denominada Banco de Crédito General, S.A., también con el tal Battenberg como presidente del Consejo. La Compañía Cubana trasladará sus oficinas a la calle Alfonso XII, número 24.
A tenor de un anuncio publicado en ABC el 22 de febrero de 1920, una empresa de la que solo conocemos las siglas E. V. C., compraba fincas urbanas en La Habana. Indicaba que las oficinas estaban en Plaza de Canalejas, 6, tercera planta. Podemos suponer que el domicilio de las anteriores empresas relacionadas con Cuba estuvieron en la misma planta.

También en 1919, habitará el entresuelo del edificio el coleccionista Ramón Pujalte, donde estaba la Bolsa Filatélica de Madrid.



Y si en un momento de esta historia estuvieron las oficinas de los Automóviles Ideal, en 1922 pasará a ser Agencia general para España del bonito automóvil La Voisin.




En 1923, con el edificio ya bastante poblado de oficinas, se suman las de la sucursal en Madrid de La Auxiliar de la Construcción, S.A., fabricante del cemento artificial SANSÓN y el puzolánico VOLCÁN.


En los fragmentos de la fotografía original vemos a José Arnaldo anunciado como agente de todo tipo de materiales para la construcción. De hecho, una pancarta anuncia la adquisición de oficinas en la planta tercera-derecha.
Otras fotografías muestran un cartel al uso de la época que ocupa toda la fachada. Se presentan en la siguiente imagen, siendo la de Ernesto Ramos, datada por la Biblioteca digital memoriademadrid entre los años 1920 y 1925, y la de Loty, de entre 1927 y 1936, según los datos de la Fototeca de Patrimonio Histórico.







Justo debajo, en el segundo-izquierda, se instalarán las oficinas de la Subdirección de La Unión y el Fénix Español. Es visible en la imagen superior (fotografía de Loty).

En 1930, quien quisiera obtener el título de Piloto Aviador podía apuntarse en la Aero-escuela Estremera, única con Aeródromo propio en Madrid. Sus profesores procedían de la Aeronáutica militar y las prácticas se hacían en aviones Havilland Moth.


En 1931 se constituirá el Club Deportivo del Aire, con domicilio en la Aero-escuela Estremera, propietaria del aeródromo de Carabanchel Alto.




Otra oficina educativa era la de Academia Orduña, dedicada a la preparación para el ingreso en las Escuelas de Ingenieros de Caminos, Agrónomos y Ayudantes de Obras públicas. Y de 1921 era la Academia Domínguez, que tenía residencia para estudiantes.



También en 1930 se instalará la conocida Camisería Canalejas, visible en la siguiente fotografía de Vilaseca tomada en abril de 1933. Según los propietarios de la Camisería, ya existía allí una Sastrería.
Como podemos apreciar, ocupaba solo el local de la esquina con la carrera de San Jerónimo.

El New Bar ya no existe, pasará a llamarse Café Expres


La imagen corresponde a la actuación policial contra una multitud que intentaba impedir la celebración de un mitin de Acción Obrera en el teatro de la Comedia. Lamentablemente solo ofrece una vista parcial de la fachada, pero es suficiente para identificar ambos comercios.

La lista de comercios y oficinas de diversos ramos que cohabitaron en la casa del marqués de Amboage ya es extensa. La ubicación y características del edificio eran propicias para esta variedad de negocios, entre los que no podemos obviar, la Peletería Duque y el traslado de Iturzaeta, con sus elegantes vestidos y abrigos de primavera de las mejores firmas francesas.




La siguiente fotografía, de Loty, tomada entre 1926 y 1936, deja entrever el cartel que anuncia ADQUIRIDO PARA AMPLIACIÓN DE LA PELETERÍA DUQUE. Recordando imágenes anteriores, ocupará el local donde había estado la Joyería Regia.



También se había trasladado desde la calle Carretas, número 4, al piso principal-derecha del edificio  la muy animada Casa de la Montaña, sociedad que para sus miembros organizaba verbenas, campeonatos de todo tipo, corales montañesas y bailes de Carnaval, además de excursiones. Los autobuses salían de la misma plaza.



Y si de motores se trataba, nada como los Diesel Drott de la Casa sueca Pythágoras, cuya Delegación general en España estaba representada por la Casa Guillermo Herrera.



En el principal-izquierda se instalará en 1934 el Sindicato de iniciativas de Madrid, organismo que promovía el turismo español en general y particularmente las visitas a Madrid de todo tipo de turista, nacional o extranjero.

En 1936 el precio de alquiler de una oficina en la plaza de Canalejas, número 6, era de 350 pesetas. No se trataba de un valor excesivo, ya que a pocos metros, sobre la carrera de San Jerónimo, el alquiler rondaba las 670 pesetas. Para hacer estos y otros cálculos, las máquinas del importador Manuel del Palacio, presente en el edificio desde 1942.




En 1939 el Defensor de la Industria y Comercio estaba en la tercera planta; su actividad iba orientada a todo lo relacionado con la Comisión de Incorporación Industrial y Mercantil: gestión y trámites de altas, bajas, contribución, cobro de créditos, etc. En 1959 ocuparán la quinta planta-derecha.

Hecho este repaso por los comercios más antiguos que hubo, nos centramos en el cartel de las Fotografías Animadas y otra industria asociada.


La plaza de Canalejas, 6, y el cinematógrafo
Como comentamos, muy cerca de la plaza de Canalejas había estado el Cinematógrafo Lumière, donde dicen erróneamente que se proyectó una película por primera vez el 14 o el 15 de mayo de 1896. Las placas conmemorativas instaladas en la fachada asientan esta contradicción que es una nimiedad comparada con la historia verdadera.

Edwin Rousby (1896)
Lo cierto es que la primera proyección cinematográfica se realizó en el Circo de Parish el 11 de mayo de 1896.

El señor Edwin Rousby, conocido en Madrid desde 1893 por su espectáculo Electro-musical, el 11 de mayo de 1896 presentó a la prensa y personalidades el Animatógrafo o Teatrograph, sistema cinematográfico del que los periódicos dijeron que se trataba de «la última maravilla del siglo».
Al día siguiente, se presentaba al público general como un espectáculo más del Circo de Parish.

Existe otro error histórico. Con la intención de dar datos correctos, algunos autores indican que la primera proyección en el Cinematógrafo Lumière se realizará el 13 de mayo. Tampoco es cierto.

La primera proyección del Cinematógrafo Lumiére se realizó el 12 de mayo, a puerta cerrada, para la reina María Cristina, sus augustos hijos y la alta servidumbre del Palacio.

Aclarado este asunto, al menos en este artículo, pero no en las placas de la fachada del antiguo Hotel de Rusia, una noticia de esos días hace referencia al espectáculo cinematográfico que se representaba en ambos espacios. Destaca el aviso del Cinematógrafo Lumière, en el que se indica "Fotografías animadas",

La Correspondencia de España [Año XLVII, núm. 13983] Madrid, 19 de mayo de 1896.

En noviembre del mismo año, en el cinematógrafo o teatro Mouvógrafo, de la calle Alcalá, número 4, se comenzaron a proyectar fotografías animadas en color acompañadas por el grafófono (gramófono perfeccionado por Chischester Bell y Charles Summer). Las sesiones duraban media hora y comenzaban a las tres y media de la tarde hasta las siete; después, de las ocho y media hasta las once de la noche.

En marzo o abril de 1929 se instalará en el edificio la distribuidora cinematográfica Renacimiento-Films. Esta industria poseía un interesante stock de películas de la casa Franco-Films, de gran éxito en las pantallas madrileñas, como Madame Recamier, Fígaro, La modistilla de París, El hundimiento de la casa Usher, El barbero de Sevilla, Tarakanova, y, entre otras, Los 11 diablos, que causó furor en el cine de Callao. En la dirección de Renacimiento-Films estaba José Campúa.

Poco tiempo estuvieron en la plaza de Canalejas ya que a finales de septiembre se trasladaron a la calle San Marcos, número 42.







En 1932 estuvo en el piso principal-izquierda el domicilio social de CEA (Cinematografía Española Americana. Autores Asociados, S.A.). Su Consejo de administración estaba formado por Jacinto Benavente, presidente honorario; Rafael Salgado, presidente efectivo, y Joaquín Álvarez Quintero, vicepresidente. Los vocales eran: Serafín Álvarez Quintero; Manuel Linares Rivas; Eduardo Marquina; Carlos Arniches; Luis Fernández Ardavín; Pedro Muñoz Seca; Francisco Alonso; Florentino Rodríguez; Casimiro Mahou; Jacinto Guerrero, e Ignacio Luca de Tena.




En 1933 inaugurarán sus famosos estudios de Ciudad Lineal.

Estudios C.E.A Ciudad Lineal. Fotografía sin autor.
Revista Cinegramas [Año I, núm. 16] Madrid, 1934


Dicho esto, el cartel que en lo alto anunciaba las Fotografías Animadas correspondía al estudio fotográfico de don Federico Amaré, reputado fotógrafo cartaginés.




Federico Amaré Algueró
Federico Amaré había participado en la prensa con varios reportajes gráficos. En 1905 será premiado en la Exposición fotográfica de Bilbao con medalla de bronce y premio Lumière al lema “Luz y Sombra”. En 1907 participará en la Exposición organizada por la Real Sociedad Fotográfica Madrileña; obtendrá mención honorífica en la categoría de “Figura, retrato y composición”. Sobre este premio había dicho la revista mensual ilustrada La fotografía:
Federico Amarés (que es profesional, pero que, al parecer promiscuo), presenta trabajos muy en grande y muy bien acabados. Señalemos un moro (de los que van a Cartagena) y un tirador de armas muy bien retratado. Merecía más de una Mención honorífica.
Su estudio de Cartagena estaba en la calle San Miguel, número 1. La actividad principal eran las ampliaciones, reproducciones, pinturas y esmaltes. Comenzará a funcionar en 1905, sumando a la de estudio la condición de galería fotográfica. En 1910 el estudio estará en la calle Marina Española, número 11.

Existen dudas sobre la relación de Federico con el afamado Salón Amaré de la calle de Alcalá, 23. La Casa Amaré fue fundada en 1890 por Francisco Amaré como empresa de decoración y fabricación de muebles. Según Óscar da Rocha Aranda (2009), al frente del negocio se encontraban sus hijos, Enrique, Rafael y José. [2] No cita al fotógrafo Federico Amaré, lo que puede significar que hablamos de otra familia. Sin embargo, en el Diario de Tortosa del 25 de febrero de 1904 [Año XII, núm. 6719] se menciona a Federico como hermano de Enrique, «acreditados industriales madrileños».


Por otra parte, en un artículo titulado La Casa Moderna, publicado el 11 de junio de 1904 en Blanco y Negro [Año XIV, núm. 684] se habla de un salón decorado al estilo Luis XV, «...construido por los Sres. Amarés para un capitalista de Cartagena». Una coincidencia que relaciona a los industriales madrileños con el estudio de Federico en aquella ciudad.

La duda se disipa al encontrar a Federico como miembro de la expedición obrera comisionada para asistir a la Exposición Universal de París de 1900. Participará como delegado del Círculo de la Unión Industrial. En la lista de miembros publicada por la Gaceta de Madrid del 21 de julio de 1900 [Núm. 202, p. 297] figura como fotógrafo.

Nos encontramos, entonces, con un reputado fotógrafo con estudio-galería en Cartagena y Madrid, y miembro de una familia de industriales muy respetada en los círculos sociales madrileños.

Del Salón Amaré hablaré en otro artículo. 


Fotografías animadas
Las fotografías animadas no eran otra cosa que la reproducción consecutiva de estas en diversas escenas y escenarios, es decir, el cinematógrafo.

El Animatógrafo utilizado por Mr. Rousby en el Circo de Parish era un invento del ingeniero inglés Robert William Paul, quien, además, para capturar las imágenes y basándose en el Cronofotografía de Marey y el prototipo del fotógrafo Birt Acres, creará la cámara Paul-Acres, primera fabricada en Inglaterra.

Las siguientes proyecciones corresponden al Animatógrafo de Paul; algunas fueron vistas por los madrileños aquellos días de 1896.




Pero existieron otras Fotografías Animadas, las que daban título al divertido sainete creado por Andrés Ruesga y Enrique Prieto, con música del genial maestro Federico Chueca.

El Problema Cómico-lírico Social en un acto, original y en verso: Fotografías Animadas o El arca de Noé, fue estrenado la noche del 30 de julio de 1897 en el Teatro del Príncipe Alfonso. En septiembre del mismo año formará parte del cartel del Teatro Apolo, junto con Las Bravías, Vida libre y Agua, azucarillos y aguardiente.

La particularidad de este sainete era su decorado; en él aparecía una máquina de cinematógrafo y un teléfono. Además, un curioso repertorio de personajes entre los que se encontraban Don Cine, Don Tele, la Comedia y el Género Grande.




En la escena XI surge la disputa entre Don Cine y Don Tele sobre esos nuevos inventos.



Fotografías Animadas o El arca de Noé es un sainete corto y gracioso del que dejo este enlace, por si el lector quiere pasar un buen rato.


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La Biblioteca Nacional de España guarda en la Sala Barbiere, entre muchos otros tesoros, un cilindro impresionado por V. Corróns e Hijo entre 1899 y 1900 con un fragmento de Fotografías animadas. Cantan Juanita Fernández y el señor Monrás. Una delicia.


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Finaliza este artículo de uno de los pintorescos edificios que conforman la plaza de Canalejas, zona  marcada hoy por la especulación que supuso un atentado contra nuestro patrimonio. 

La fotografía con la que inicié este recorrido histórico, y casi anecdótico, animó mi curiosidad al ver el solitario cartel que anunciaba esto de las fotografías animadas. A partir de ahí, la localización de muchos de los comercios que existieron y las dudas cronológicas sobre la instalación de otros.

Quizá este trabajo pueda servir como curiosidad histórica o para mayores investigaciones. Aquí queda por lo que pueda ocurrir, que bien sabemos los madrileños cuánto se está degradando el paisaje urbano y su historia. Debe saber el lector que este edificio carece de protección patrimonial, según informa el COAM. 


Eduardo Valero García



Artículos relacionados:
- La Rotonda Reina Victoria de la Plaza de Canalejas. Madrid, 1916.



Bibliografía y Cibergrafía

[1] MALALANA UREÑA, Antonio. La Violeta. Plaza de Canalejas, 6. Barrio de Sol. En El mochilero Gráfico... [Consultado el 20 de julio de 2019] Disponible en: https://comerciosantiguosdemadrid.com/2015/07/23/la-violeta-plaza-de-canalejas-6-barrio-de-sol/

[2] ROCHA ARANDA, Óscar da. (2009). El diseño Modernista en Madrid. En El Modernismo en la arquitectura madrileña (pp. 205-209). Madrid, Grupo de Investigación de Historia del Arte, Imagen y Patrimonio Artístico. Instituto de Historia. CSIC.


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