martes, 26 de febrero de 2019

Recuerdos de papel. Menú del Palace Hotel. Madrid, 20 de febrero de 1919

«Las cosas tienen alma, y en el misterio de las oscuridades el alma de las cosas dice más que en la vulgaridad de la luz.»
Del Rastro a Maravillas, Pedro de Répide.
Mi estimado amigo José Losa Teresa, conocedor de esta pasión mía por la historia y las antigüedades, tuvo a bien regalarme un tesoro proveniente de su colección particular. Se trata de un recuerdo de papel que el pasado 20 de febrero de 2019 cumplió cien años.
Este pequeño documento impreso en papel de excelente calidad, con un tamaño de 15,6 cm de largo por 9,7 cm de ancho, e impresión tipográfica exquisita, corresponde al menú ofrecido por el Restaurante del Palace Hotel de Madrid el jueves 20 de febrero de 1919.



José Losa lo heredó de su tío, D. Emilio López, quien había ingresado como botones del emblemático hotel en el momento de su inauguración. Don Emilio tenía entonces 12 años.

En la siguiente fotografía, del danés Christian Franzen, vemos retratado a un joven botones del Palace Hotel. La fotografía original es propiedad de la tienda Casa Postal, de Madrid.



Y, aunque parezca un insignificante trozo de papel, en torno a él se desarrollaron varios acontecimientos de interés para la historia urbana de nuestra ciudad. Curiosamente, alguno de ellos parece repetirse después de un siglo y están relacionados con noticias de provincias.


El menú
Era costumbre en los restaurantes postineros de Madrid que el menú se redactase en francés. Así lo hemos visto en el viaje en el tiempo realizado a Lhardy en 1892.
Como vemos en el propio menú, y en esta publicidad de 1919, el precio de las comidas era de 8 pesetas.


En cuanto a los cocineros, la responsabilidad de la confección de los platos recayó en D. José Blanco (figura también como José Blasco), jefe de cocina, y D. Ramón Sentis, cocinero; profesionales de la gastronomía muy acostumbrados a la preparación de menús para una ingente cantidad de comensales.

Por la tachadura que vemos en “Potage Freneuse”, parece que fue muy solicitado y acabaron con su existencia antes de finalizar el servicio. En realidad, no era otra cosa que una sopa francesa, pero tenía que estar muy buena.

Aquí la receta, por si la queréis hacer.

Ingredientes para 4 personas:
• 600 gr pequeños nabos
• 2 puerros blancos
• 2 papas grandes
• 80 gr de raíz de apio
• perejil
• 50 gr de mantequilla clarificada
• 30 gr de mantequilla
• Azúcar en polvo
• 4 c. con crema fresca
• ½ litro de caldo de pollo
• Sal pimienta
• Crutones Fritos De Pan Blanco

Preparación:
• Pelar los nabos.
• Detalle en tiras regulares con la mandolina.
Vierta la mantequilla clarificada en una cacerola, agregue los nabos.
• A fuego alto, dorarlas ligeramente.
• Cubra, baje el fuego y déjelos reposar durante 30 minutos a fuego lento.
• Pelar los puerros. Lavarlos y rebanarlos.
• Pelar la patata y la raíz de apio.
• Lavarlos, detallarlos en dados pequeños.
• En la mantequilla derretida, fríe los puerros mientras revuelve para que no se manchen. Sal y pimienta
• Mojar con caldo. Llevar a ebullición y agregar el apio y la papa. Tapar y dejar cocer a fuego lento durante 30 minutos.
• Escurrir los nabos confitados. Añadir a las otras verduras en el caldo.
• Continuar cocinando durante 20 minutos.
• Aplasta todas estas verduras en la fábrica de vegetales o cambia a la licuadora.
• Regrese la sopa al calor para mantenerla caliente.
• Al servir, agregue la crème fraîche.
• Picar el perejil y esparcirlo en la sopa.
• Añadir los picatostes fritos en mantequilla. 

La receta original, en francés, la encontraréis en La Gastronomie aur coeur de la Wallonie.


Banquete Hispano-marroquí
Un mes antes, la noche del 20 de enero, el equipo de cocineros, dirigido por Blanco, había preparado un banquete para la Comisión de homenaje al nuevo presidente de los Centros Comerciales Hispano-marroquíes, Sr. Gerardo Doval.

Esta Comisión estaba integrada por el Ayuntamiento de Madrid, el Ministerio de Fomento y el Tribunal Supremo, que ya es decir.

Las tarjetas para asistir al banquete podían adquirirse en la Librería de Fernando Fe (Puerta del Sol, 15); Centro Comercial Hispano Marroquí (calle San Agustín, 2), y en la Casa de Abanicos de Manuel de Diego (Puerta del Sol, 13).





Un inciso:
Los cocineros españoles contra el Palace Hotel. Madrid, 1912
Redactar los menús en francés, con platos cuyas recetas eran netamente francesas, puede aceptarse. Pero lo que no aceptaron los cocineros españoles fue la discriminación que la Compañía del Palace hizo en un primer momento. La dirección del hotel consideró que en sus cocinas solo podían trabajar profesionales galos; los españoles no eran considerados personal cualificado.

La protesta de los chefs madrileños y de otras provincias fue contundente y llegó a su punto álgido cuando, pocos días antes de la inauguración del hotel, el Palace pidió al Hotel Ritz un cocinero.

Se trataba de D. Félix Ruiz del Castillo (en la fotografía), cocinero de mérito que conocía a la perfección los idiomas francés e inglés por haber trabajado ocho años en el Hotel Bristol de Londres y haber hecho prácticas durante tres años en las cocinas parisinas.

La Dirección del Palace consideró que, al ser español, solo podía trabajar de ayudante.

El domingo 20 de octubre de 1912 se organizó un mitin de protesta en una sede de las Sociedades de Hostelería, ubicada en la calle Visitación, número 8. Asistieron profesionales de la gastronomía pertenecientes a Sociedades de toda España, tanto de cocineros como pasteleros, confiteros, reposteros, camareros y similares.

En las siguientes fotografías, publicadas en el Semanario ilustrado Las Ocurrencias, quedan retratados algunos de los asistentes al mitin y tres de los principales organizadores de la protesta.





De izquierda a derecha, Antonio Sala Plá, secretario de la Sociedad El arte culinario, además de cocinero durante siete años en casa de la duquesa de Abrantes y cinco en la de la condesa de San Junois. También había trabajado en las cocinas de Palacio y en el Veloz Club, entre otros restaurantes. Juan Gómez, cocinero jefe del Hotel Inglés y presidente de El arte culinario, y Atilano Granda, afamado cocinero y presidente de la Unión culinaria.

El jefe de cocinas del Palace, M. Ernest Lacoste, había enviado una carta disculpándose y haciendo constar que él pertenecía a las Sociedades obreras francesas.

Por su parte, González Marcos, representante de Solidaridad Obrera, dijo en su discurso: «Bueno que el trabajo no tiene ni debe tener fronteras, en eso estamos; pero que esas fronteras no nos las pongan en nuestras alcobas.»

Todos los allí presente estaban de acuerdo en una cosa; mientras los cocineros españoles eran ofendidos de tal manera y elevaban sus protestas al Gobierno, el presidente Canalejas continuaba comiendo en el Palace. Lamentablemente, fue por poco tiempo, ya que Canalejas era asesinado en la Puerta del Sol el 12 de noviembre de ese año.

Después de aquel primer mitin se sucedieron otros tantos, y la prensa nacional se interesó por la situación. Mala imagen para el recién estrenado Palace Hotel.

En la fotografía, el mitin celebrado en el Teatro Romea la noche del 3 de noviembre de 1912.



Afortunadamente, los cocineros españoles tuvieron cabida en los fogones del Palace; así lo muestra esta fotografía de 1913.



Posteriormente, su lucha fue otra, la del descanso dominical que perseguían todos los trabajadores. Pero esa es otra historia.


Restaurant del Palace Hotel
El siguiente plano de planta muestran las dimensiones del Restaurante, Salón de banquetes y cocinas.
Corresponde a la planta baja del edificio, donde se aprecia el gran hall; la recepción y dirección; oficina de caja y cambio; conserjería; oficina de Correos; oficina de teléfonos interurbanos; elegante Grill-room al estilo inglés y bar americano. Jardín de invierno estilo Luis XVI con una cúpula de cristal de Venecia que cubre una superficie de 800 m². Dos salas, una de lectura y otra de visitas. Guardarropa y salón de peluquería.




Señalado en rojo sobre el plano, el suntuoso Restaurante inglés con capacidad para 2.000 personas, con ventanas a la plaza de las Cortes, plaza de Cánovas y calle de Cervantes.

Localizado con color amarillo, el Salón de banquetes, diseñado para agasajos, bailes, fiestas y reuniones, con capacidad para más de 1.000 personas.

En color verde, las zonas inherentes a los servicios de la Cocina.

En el entresuelo se encontraba la primera "brasserie" del mundo y las cocinas de esta; una bodega con capacidad para 25 millones de botellas. En la "brasserie" se instala un restaurante a la carta, más de cincuenta mesas de billar y espacio para la orquesta.
 

El jueves 13 de febrero de 1919 en el Palace
Siete días antes de la fecha del menú, el Palace Hotel había sido escenario de una importante manifestación de estudiantes en protesta contra el caciquismo.

El asunto venía de los sucesos ocurridos en Granada los días 11 y 12 de febrero, cuando el pueblo granadino se levantó en contra del caciquismo, representado en la figura de Felipe La Chica (alcalde de Granada) y Juan Ramón La Chica (diputado por Granada).

La Guardia civil, mandada por la tiranía caciquil, arremetió de forma contundente contra las columnas de manifestantes, compuestas estas por Sociedades obreras, catedráticos, diputados, ciudadanos y muchos estudiantes.

Durante los disturbios fallecieron por disparos el estudiante de Medicina Ramón Ruiz de Peralta y la joven Josefa González Vivas, quien estaba asomada al balcón de su casa.

En las fotografías, retratos de los fallecidos y de los caciques granadinos. De estos últimos sólo puedo decir que sus caras les delatan.




El Año Político de 1919 hacía un resumen de los hechos que llevaron a la manifestación:
«Allí (en Granada) no había Diputado si no se contaba con el Sr. La Chica; ni Gobernador, si no se sujetaba a las exigencias del cacique (que no siempre eran justas); él siempre era Diputado, y la Alcaldía y los principales puestos y sinecuras de la provincia eran para sus deudos y allegados.
Y como su tribu constituía ya una verdadera fuerza, cuando caía un partido, el que lo sucedía procuraba entenderse con el reyezuelo, repartiéndose las actas y todo lo que hubiera que repartir, con lo cual dicho se está que su poder crecía cada vez más, pasando así por diversas jefaturas políticas, según la que él veía que podía, desde Madrid, dispensarle mayor influencia.
Pero fueron tantos los abusos que cometió, que ya el pueblo no pudo resistir más, y sin que podamos determinar las causas, se alzó contra él la opinión, de tal modo compacta y unánime, que determinó una verdadera revolución.»

Se trató el tema en el Congreso, destronando de la alcaldía a Felipe La Chica; aceptando la renuncia del Gobernador lachiquista, y cerrando la Universidad y los comercios.

Después, la tragedia, y más tarde la manifestación de los estudiantes madrileños que pedían la cabeza del diputado Juan Ramón La Chica. Lo buscaron en el Congreso, apostándose en la escalinata portando velas encendidas y cantando letanías. Lo persiguieron hasta el Palace Hotel, donde se le suponía refugiado, apedreando la fachada y accediendo hasta el vestíbulo.




La Chica, que no podía volver a Granada, se refugió cobardemente en el Congreso y con escolta policial. Más tarde, en el mes de marzo, tuvo el descaro de volver a la ciudad andaluza, pero el pueblo solicitó se le expulsase, y a eso se comprometió el Gobernador civil.

Los sucesos de Granada y la presencia del lachiquismo en el Congreso, sumados a la situación social del momento, estuvieron a punto de crear una crisis de Gobierno, que de por sí ya estaba bastante maltrecho.

En tono de humor, y como resumen de lo que acontecía hace cien años en Madrid, esta viñeta de Tovar publicada en el Heraldo de Madrid del 6 de marzo de 1919.



La valla de Vitórica
Existió en la calle de Cedaceros una valla puesta por el señor Juan Vitórica y Casuso que, además de acaudalado señor, era diputado a Cortes por Madrid. La valla, denominada “de Vitórica” o “de la calle Cedaceros”, dificultaba el tránsito por aquella arteria y su Señoría se negaba a quitarla, manteniendo un largo y farragoso pleito con el Ayuntamiento.




Hacía tiempo, durante el mandato del alcalde Ruiz Jiménez, que se mandó derribar la fachada de la casa de Vitórica por peligro de derrumbe, pero el ínclito señor colocó esa valla e hizo caso omiso a las ordenes municipales.




El tema llegó a la Gobernación civil y en ese año de 1919 estaba en su punto más álgido. El pleito pasó a mayores, dándose a conocer en la prensa y en las sesiones del Congreso de los diputados. Pero la tediosa valla continuaba en su sitio.

Fueron los estudiantes quienes el día 13 de febrero dieron carpetazo al expediente al pasar por la calle Cedaceros de regreso de su manifestación en el Palace. Hicieron añico la valla y recogieron trozos para llevarlas al Ayuntamiento. Allí, una comisión de jóvenes parlamentó con el alcalde y le hicieron entrega de los simbólicos restos de la valla, manifestando que ya se había acabado el litigio municipal. De paso, advirtieron que si se subía el precio del billete de tranvía obrarían de igual forma, quemando los coches en la vía pública.
Muy contundentes los estudiantes del siglo pasado.




Por otra parte, en el Congreso de los diputados se desarrollaba una escena muy cómica. El diputado Vitórica pedía al presidente que se le amparase en sus derechos porque en la tribuna de la prensa se le había ofendido.

Un diputado dijo que ya estaba allí el de la valla y otro exclamó que había que poner una valla en la tribuna. El presidente respondió: «‒Y a su Señoría otra». Hubo risas, y también protestas.

Para concluir, haciendo honor al gracejo madrileño, no faltó quien solicitó se cambiase el nombre de la calle por el de “El hombre de la valla”. Ironía que tiraba por tierra los apellidos del diputado.


A los postres
Más podría contar sobre aquel Madrid que nos enseña este pequeño pero valioso trozo de papel. Mucho más si me centro en la cuestión del separatismo catalán, presente en el Congreso aquellos días y de las huelgas constantes en protesta por las subsistencias y la precariedad laboral.

Pero el Palace Hotel ha sido el foco de atención, y en él se continuará esa vida frenética de los altos vuelos, cons sus banquetes, bailes, celebraciones, y el famoso Modern Style, evento inaugurado la tarde del martes 11 de febrero, y que reunía a la flor y nata de la sociedad madrileña para tomar el té, bailar y conversar.

Queda aquí mi agradecimiento a don José Losa Teresa, quien con su regalo ha abierto una ventana al Madrid de un siglo atrás, en el que se amalgaman trágicos sucesos con cómicos acontecimientos y algunas curiosidades.

Queda, también, el recuerdo a don Emilio López, aquel jovenzuelo que comenzó a trabajar en el Palace con 12 añitos, más tarde en el Hotel Ritz, y que acabará de portero y propietario de tres taxis. Así eran los madrileños de antes.


Eduardo Valero García


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martes, 19 de febrero de 2019

Madrid y Galdós. La calle de Pérez Galdós. Madrid, 1899

Los nombres de las calles de Madrid son, en parte, biografía de quienes habitaron en ella; catálogo de pintorescas profesiones y comercios ya desaparecidos; recordatorio de epopeyas; indicador de caminos que llevaban a tal o cual sitio; listado de flores, frutas y hortalizas; también registro de próceres, políticos, científicos, artistas y literatos. Y de estos últimos uno, don Benito María de los Dolores Pérez Galdós.




La pequeña pero pintoresca calle que ostenta el nombre del insigne escritor figura en el callejero municipal desde 1899. Hasta entonces, aquella arteria configurada por casas con propietarios de peso y vecinos menos nobles, además de variopintos comercios y profesiones, llevaba por nombre el de Colmillo.

En este monográfico conoceremos más detalles sobre la muy antigua calle del Colmillo y algunos aspectos de la vida de Pérez Galdós en 1899.


La calle del Colmillo

Vertióse en cierta calle madrileña
una gota de Polo bien pequeña
y en el mismo lugar precisamente
en que cayó la gota brotó un diente…
Esto es quizá el origen bien sencillo
de que exista hoy la calle del Colmillo.

Anónimo, 1925.


Varias son las descripciones sobre esta calle ya existente cuando Teixeira traza el Madrid del siglo XVII.

Hacen referencia a ella, entre otros, Pascual Madoz; Mesonero Romanos; A. Fernández de Los Ríos; Peñasco y Cambronero; el intrépido Répide, quien se vale de los anteriores para describirla, contar sus leyendas, además de añadir datos biográficos sobre Galdós; y Juan Antonio Cabezas, menos histórico y más conciso.
Una no muy lucida calle que va de Fuencarral a Hortaleza es la única que tiene en Madrid el creador de una novelística madrileña que ha dado lugar a que se diga de unas determinadas zonas de la villa, sobre todo las que rodean la plaza Mayor, el Madrid de Galdós.
Juan Antonio Cabezas, 1968 [1]
Como la mayoría de vosotros conocéis, son dos las posibles leyendas que dieron nombre a la calle del Colmillo. Transcribo la citada por Hilario Peñasco y Carlos Cambronero en Las calles de Madrid. Noticias, tradiciones y curiosidades (1889).
Dice una tradición que el nombre de Colmillo proviene de que en un establecimiento existía uno de muestra, y llamaba la atención de los transeúntes.
Otra tradición cuenta que, al poblarse este sitio, se encontró en las excavaciones un enorme colmillo, que supusieron pertenecer a un monstruo antediluviano. El hallazgo, que parece tuvo lugar en tiempo de Felipe III, se llevó a Palacio, y todavía podríamos admirarlo, si el Sr. Capmany no hubiera tenido la previsión de hacerlo quemar en el incendio que sufrió el Alcázar durante el reinado de Felipe V. De este modo la tradición queda en pie, y nadie puede desmentirla.
No la desmentiré, pero sí agregaré datos administrativos y sobre los comercios y vecinos que allí cohabitaron en los siglos XVIII y XIX.


Datos administrativos
Después de los sucesos de marzo de 1766, conocidos como Motín de Esquilache, Carlos III decidirá se lleve a cabo la reordenación de los cuarteles de Madrid, que hasta entonces eran seis, según se muestra en la siguiente lista. [2]

Primer Cuartel: parroquias de Santa María, San Salvador, San Miguel y Santiago.
Segundo: parroquias de Santa Cruz y San Ginés.
Tercero: parroquia exenta de San Martín.
Cuarto: parroquias de San Justo, San Pedro, San Andrés y San Millán.
Quinto: la ayuda de parroquia de San Luis.
Sexto: parroquia de San Sebastián.

Por Real Cédula de 6 de octubre de 1768 la villa y corte quedará dividida en ocho cuarteles, y cada uno de ellos subdividido en barrios.

Quartel de la Plaza.
Barrio: Las Descalzas Reales -  Los Ágeles - San Ginés - Santiago - de la Panadería - Santa Cruz - San Justo - Santo Tomás.

Quartel de Palacio.
Barrio: Puerta de Segovia - Sacramento - San Nicolás - Santa María - San Juan - de los Caños - Encarnación - Doña María de Aragón.

Quartel de Afligidos.
Barrio: Leganitos - del Rosario - de la Plazuela - de las Niñas de Monte Rey - Monserrate - del Quartel de Guardias de Corps - Afligidos - San Marcos.

Quartel de Maravillas.
Barrio: Cármen Calzado - San Basilio - San Ildefonso - Hospicio - de la Plazuela - de la Buena dicha - San Plácido - de la Buena Vista.

Quartel del Barquillo.
Barrio: de las Salesas - Guardias Españolas - San Antón - de las Niñas de Leganés - de los Capuchinos - San Pasqual - de las Mercenarias - San Luis.

Quartel de San Gerónimo.
Barrio: Buen Suceso - de las Baronesas - de la Cruz - de las Monjas de Pinto - de las Trinitarias - de Jesús Nazareno - del Amor de Dios - de la Plazuela.

Quartel del Avapiés.
Barrio: Santa Isabel - de la Comadre - del Ave María - de la Trinidad - San Isidro Nuevo - San Cayetano - del Colegio de las Niñas.

Quartel de San Francisco.
Barrio: Puerta de Toledo - de Mira el Río - de la Huerta de Bayo - San Francisco - de las Vistillas - San Andrés - La Latina - del Humilladero

En el plano de Antonio Espinosa de los Monteros de 1769 quedan representadas las Manzanas de cada barrio con idéntico número que el dispuesto en los azulejos de Visita General, así como el número de Casas existentes en cada una de ellas.

Plano de Espinosa de los Monteros (1769)
PPOBL. 1769 (1997). 10-H-19. Instituto Geográfico Nacional. ign.es
HUM 019-001 MADGALDOS
© 2019 Eduardo Valero García
Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Fragmento del Plano de Espinosa de los Monteros (1769)
Obra derivada de PPOBL. 1769 (1997). 10-H-19. Instituto Geográfico Nacional. ign.es
HUM 019-001 MADGALDOS
© 2019 Eduardo Valero García
Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

Con mayor detalle, Espinosa de los Monteros delineará todos estos cuarteles y sus barrios, con sus respectivas Manzanas y numeración de las casas. Se publicarán en el libro de Juan Francisco González, titulado Madrid dividido en ocho quarteles con otros tantos barrios cada uno (1770).




Como hemos visto en la tabla, la calle del Colmillo queda integrada al Barrio de San Antón, correspondiente al Cuartel del Barquillo. La denominación del barrio venía del hospital Real y convento de San Antonio Abad.

Esta arteria de escasa longitud linda al Oeste con la de Fuencarral y al Este con la de Hortaleza; al Norte con la de Santa María del Arco (actual Augusto Figueroa) y al Sur con la del Piojo (actual de las Infantas), siendo sus Manzanas la 312 y la 303, respectivamente.

Nos cuenta Ángel Fernández de los Ríos en su Guía de Madrid. Manual del Madrileño y del Forastero (1876) que la numeración de la calle iba del 2 al 12 y del 1 al 9, y que estaba integrada al distrito del Hospicio. Tradicionalmente, su barrio se sigue conociendo como del Refugio, pero tanto Pascual Madoz (1848) como Fernández de los Ríos lo identifican como barrio del Colmillo.

En la siguiente tabla de Distritos, Alcaldías, Juzgados municipales, Barrios, Casas de Socorro, Señales y Auxilios para casos de incendios, confeccionada por Fernández de los Ríos, podemos ver los barrios correspondientes al distrito del Hospicio y la mención del de Colmillo.



Las numeraciones indican los toques de campana de las iglesias que anunciaban los avisos de incendio por distrito. El número grande hace referencia a los toques de campana para identificar el distrito; el número pequeño, los toques para identificar el barrio. Estos últimos eran de timbre más leve.

Con la reorganización territorial de 1902 queda configurado el distrito del Hospicio y sus barrios, con la ya denominada calle de Pérez Galdós integrada al de Henán Cortés.





Comercios, industrias y profesionales
Utilizo el siglo XVIII como punto de partida para enumerar los comercios e industrias más representativos de esta calle.

Dorador, Taberna y Picadero
Sabemos que hubo un Dorador del Rey «en la calle del Colmillo, entrando por la de Fuencarral, a mano izquierda, primera puerta, quarto baxo». Al parecer tenía el taller en la planta baja (“quarto baxo”) y vivienda en la primera planta, «donde hay un balcón largo», sobre una Taberna que hacía esquina con la calle de Fuencarral. El Diario de Madrid (nº 225) del 11 de septiembre de 1792, indicaba que en dicha Taberna se daba razón sobre la venta de unos caballos pertenecientes a un Picadero instalado en la calle del Colmillo, esquina a la de Hortaleza.

Corral de maderas y cuadra
También a la izquierda, entrando por Fuencarral, existía un Corral de maderas y, anexo a este, una casa que podemos identificar como la número 22, a tenor de un anuncio que indicaba el alquiler de una «cuadra grande que puede servir para Almacén de maderas. Calle del Colmillo, Casa 22».
Sobre la calle de Fuencarral, y enfrentada a la del Colmillo, funcionaba una Cerería.

Carpintería y Frutería
Existió también una Carpintería en el lado derecho del Colmillo, haciendo esquina con Fuencarral. También se cita una Frutería, que pudo estar integrada o aneja a la Taberna.

Casa del Patriarca y Colmado
El Diario de Madrid (nº 497), del 9 de noviembre de 1787, daba cuenta de la «Nueva Casa del Patriarca», denominada Casa 23. En dicha casa se vendían «platos y fuentes de mantequilla de Soria y chocolate de la Reina». Podríamos identificarla, entonces, como Colmado o tienda de Coloniales.

Barbería y Peluquería
Sobre la calle de Hortaleza, haciendo esquina con la del Colmillo, había una Barbería, donde supongo que antiguamente se ofrecería, además, extracciones dentales y sangrados. En el número 4 funcionaba una peluquería.

Herrería, Cerrajería y Carbonería
Sin identificar su ubicación, aunque puedo suponer que se trataba de la Casa 16, la calle contaba con una industria potente, la Herrería de Grueffo. Una noticia de 1796 decía que allí se hacían «camas de yerro, catres, chimeneas a la inglesa y otras máquinas». En la misma casa había una «tienda de cerragero». También existieron en esta calle una Carbonería y un cabrero.

Casa de huéspedes y Almoneda
En la Casa 21, además de vivir gente importante, existía una Casa de huéspedes en el «quarto principal», donde se alquilaba una sala y alcoba independiente, con asistenta o sin ella.
En el «quarto baxo» de la misma casa, podemos suponer que existía una Almoneda o una Prendería. Un anuncio del Diario de Madrid (nº 274) del 16 de agosto de 1793, decía que se había recibido una remesa de «sillas de Victoria». Se vendían a 20 reales las grandes y a 19 las pequeñas.

También había algunas Casas a la malicia que por los años sesenta del siglo XIX compraba La Bienhechora para construir edificios de nueva planta. La Bienhechora era una sociedad filantrópica fundada hacia 1848, Gran Caja Universal y Monte de Previsión para la protección y desarrollo de la propiedad rústica, urbana, científica, literaria, artística e industrial.

Imprenta solidaria
En el número 8 estaba ubicada la Imprenta de la Asociación General del Arte de Imprimir. Daba trabajo a sus asociados desocupados y sólo cobraba los gastos derivados de la impresión.

Despacho General de Negociado de Quintas
En la planta tercera, derecha, del número 9, funcionaba este negociado que atendía las consultas y reclamaciones de los mozos ante las autoridades.


Vecinos
Sin lugar a duda, es más pintoresco conocer los comercios que allí hubo que hacer un tedioso listado de vecinos. Como ocurría con calles importantes (así el caso de la calle del Pez, entre otras), en la del Colmillo vivieron también hombres de peso pertenecientes al Consejo de la Real Hacienda.

Por citar algunos, de este Consejo tenemos a D. Juan Hilarión Sancho (Sala de Millones); D. Manuel de Medina (Sala de la Única Contribución), y el Sr. D. Fernando Senrra (secretario por lo tocante a Millones).

El marqués de Contreras, responsable de la Sala primera de Gobierno del Consejo Real Supremo de su Magestad y el Sr. D. Bernardo Velasco, oficial mayor de la Real Agencia General por S.M de Preces a Roma. También vivía un capitán del ejército y varios agentes de número de Indias.

Quizá alguno de estos vecinos era “de colmillo retorcido” o “escupía por el colmillo”, expresiones muy madrileñas que en otros tiempos identificaban al rancio señor o al de armas tomar, en el primer caso; y al pendenciero o al altanero, en el segundo.

En el piso principal del número 8 se encontraban las oficinas de la revista Fémina y, desde 1879, habitaba esta misma casa el señor Torres de la Carrera, creador de “El sello estomacal”, elixir del que se decía había conseguido 999 curaciones por millar. También funcionaba en este número una fábrica de pan.

En el número 9, principal, instalaba en 1868 su estudio facultativo el profesor de medicina D. José Guisasola. En la planta baja había una lechería y una costurera. Esa casa era conocida por habitar en ella algunos maleantes y ladrones de poca monta.

Al menos desde 1861, en el número 1, principal, funcionaba una Casa de préstamos, y en la segunda planta del número 12 daba clases un profesor de francés.

Ya en los siglos XIX y XX, bajo la denominación de calle de Pérez Galdós, se contabilizan unos cuantos comercios e industrias.

Otro vecino, la novia de Luis Candelas
El dato que no aparece en las obras de los cronistas citados es el relacionado con Luis Candelas. Si bien se trata de una historia del siglo XX contada por Francisco Bonmatí de Codecido en la década de los cuarenta, bien podemos añadirla a este trabajo.
Es sabido que el famoso bandolero frecuentaba un bodegón de la desaparecida calle de los Leones, arteria muy cercana a la calle del Colmillo, donde se hospedaba su amada, la joven burguesa Clara María.

La novia de Luis Candelas
por fin con él se casó
ya no le llama canalla
ya no le dice ladrón
y ahora hasta el señor alcalde
también el corregidor
los saludan cuando pasan
delante de ese balcón...

La novia de Luis Candelas,
de M. Rodríguez de Llano (1943)

El torero pianista
Si bien existió en el siglo XVIII un intrépido picador llamado Alfonso García Colmillo, solo tiene relación con esta calle su segundo apellido. Sin embargo, en el siglo XIX habitó una casa del Colmillo el matador toledano Ángel Pastor, integrante de la cuadrilla de Frascuelo.

No comprendía la gente entendida en lidia que un hombre que tocaba el piano y era un enamorado del arte se dedicase al toreo. Pero así era.

La tarde del 10 de abril de 1882, con la presencia de Alfonso XII y las infantas, se celebró la acostumbrada corrida de los lunes. El quinto toro causó una grave herida en el pecho a Pastor. Fue tal la impresión, que el pueblo madrileño y la prensa se interesaron diariamente de su estado de salud.

Durante meses desfilaron por la calle del Colmillo gran número de personalidades, desde nobles de Castilla hasta menestrales y filósofos.

Para conocimiento de todo el pueblo, en la portería de la casa se colocaba el parte diario con el estado de salud del diestro. Así lo recogía una noticia aparecida en el Diario Oficial de Avisos de Madrid del miércoles 12 de abril de 1882:
«El parte puesto en la portería de la casa que habita Ángel Pastor, dice que el estado del herido sigue siendo grave, si bien se halla mejor que la pasada noche»
El torero residía de forma habitual en Aranjuez, ciudad donde sufrió un accidente el 25 de febrero de 1897 que le obligó a retirarse del ruedo. Falleció el 7 de abril de 1900 a la edad de 50 años.


Fisonomía de la calle
Con esta breve pero suculenta lista podemos adivinar la fisonomía de la calle, con hileras de casas importantes provistas de lujosos patios interiores y fachadas al uso de la época, en algún caso, blasonadas.

Si nuestra imaginación no alcanza a visualizarlas, estos planos confeccionados por el arquitecto José Joaquín de Trocóniz en la década de los 90 del siglo XVIII nos ayudan bastante.

El primero corresponde al plano de planta de una casa de la calle del Colmillo (1798). El segundo, de 1799, a la planta, alzado y sección de una casa de nueva construcción en la calle de Cabestreros.





En las postrimerías del siglo XVIII y principios del XIX comenzaron a venderse estas casas para su demolición o remodelación. Según los informes de Catastro, muchas de las casas que hoy vemos en esta calle fueron construidas o reedificadas hacia el año 1900.
Una, la del número 10 (Manzana 303), conserva la inscripción del año de construcción, que fue el de 1853.



Las siguientes comparativas nos sirven para apreciar la leve variación en la distribución de las casas desde el siglo XVII al XX. El aspecto a destacar corresponde a la numeración de estas, reducida a 3 en los impares (Manzana 312) y a 5 en los pares (Manzana 303).






La verbena de la Magdalena y la Sociedad El Mate
En 1893, la calle del Colmillo tuvo gran protagonismo en aquella popular y no muy antigua verbena. Desde la casa del número 4 y hasta la del 12 (aproximadamente 80 metros de extensión), había construido la Sociedad El Mate un improvisado pero lujoso Salón de baile; estaba adornado con banderas y gallardetes, e iluminado por tres arcos voltaicos de gran potencia.

A la salida de esta calle por la de Hortaleza, levantaron los vecinos y comerciantes un artístico arco que fue muy alabado por los transeúntes.

La Sociedad El Mate fue una de las tantas creadas en el siglo XIX con el objeto de organizar bailes, similar a la conocida con el nombre de Juventud Española, que se reunía en El Jardincillo (a las afueras de la Puerta de Alcalá), en Capellanes y en el jardín de La Estrada (Paseo de Recoletos). En esta Sociedad fue donde se bailó por primera vez el Chotis en 1849. [3]


El tranvía que nunca pasó
En la primera escritura del tranvía del Norte (1887) aparecía el siguiente trazado: Puerta del Sol - Montera - Hortaleza - Colmillo - Fuencarral - Carretera de Francia - Cuatro Caminos; con vuelta por Santa Engracia hasta la Plaza de Santa Bárbara.
Antes de comenzar las obras se suprimieron algunos tramos, entre los que se encontraban la calle del Colmillo y un trozo de la calle de San Mateo.

Conocidos todos estos detalles sobre la antigua calle del Colmillo, llega el momento de hablar de lo concerniente a la vida y obra de don Benito Pérez Galdós aquel año en que tuvo una calle con su nombre.





Galdós en 1899
En 1899 don Benito Pérez Galdós cumplía 56 años. Aún era Diputado por Puerto Rico (Distrito de Guayama), escaño que ocupaba por el Partido Liberal desde el 5 de mayo de 1886. Por otra parte, desde 1887 era miembro de la Real Academia Española. Méritos estos que, sumados a su trayectoria literaria y teatral, llevaron al Ayuntamiento a decidir poner su nombre a una calle.

Don Benito había marchado a principios de año a su finca San Quintín (Santander), donde escribirá nada menos que cuatro Episodios Nacionales.

Entre enero y febrero nacerán Luchana, y de abril a mayo, La Campaña del Maestrazgo. Luego llegará La Estafeta Romántica, escrita entre julio y agosto. Por último, Vergara, comenzada en Santander el mes de octubre y finalizada ya instalado en Madrid, en noviembre.

Hará dos viajes a la villa y corte en marzo y septiembre. En el segundo podrá ver formada la "Plaza de Madrid", con la diosa Cibeles en la ubicación que hoy conocemos.


Las obras de Galdós, el mejor regalo
El miércoles 4 de enero, el diario liberal ilustrado El Globo iniciaba su campaña de 1899. Esta consistía en regalar a sus sucriptores anuales una obra del eminente y popular Benito Pérez Galdós.


La administración del El Globo había llegado a un acuerdo con la casa editora de las obras de Pérez Galdós con la intención de «poner al alcance de todo el mundo las lecturas más sanas y útiles.»


Españoles célebres: Pérez Galdós
Bajo este título se publicaba una columna firmada por Rodolfo Gil en El Album Ibero Americano del 22 de febrero.
Independientemente de las alabanzas a la extensa obra del escritor, destaco estos párrafos de Gil donde se plantea una pregunta asociada a las características físicas de Galdós.
«Alto, flaco, huesoso, un poco cargado de espaldas, como si sobre ellas gravitase el enorme peso de su labor y de su gloria, boca y nariz grandes, mirada fría y observadora; y un alma poderosa, noble, liberal, netamente española, escondida y vigilante bajo la corteza de ese cuerpo enjuto y desgarbado. ¿Es este el príncipe de nuestra novela contemporánea?
Así parece; mas á Galdós hay que conocerle en sus libros ó sorprenderle en su encantado hotelito de la Magdalena. Por exacta y perfecta que sea la fotografía, en ese conjunto de líneas, tintas y medias tintas falta siempre lo principal: el espíritu del hombre. ¿Queréis conocer la historia de nuestro más fecundo novelista? Pues ahí la tenéis en la historia de su trabajo y en las intimidades de su retiro. (…) Su ingenio y su trabajo no pueden ser medidos.
Con razón dice Menéndez Pelayo que con los desperdicios del caudal intelectual de Galdós hay para fertilizar muchas tierras estériles.»


Doña Perfecta en el Teatro de la Comedia
El sábado 18 de marzo se verificó una función a beneficio del primer actor y director del Teatro de la Comedia, don Emilio Thuillier. La obra elegida fue Doña Perfecta, adaptación realizada por Galdós de su novela homónima, y que había sido estrenada en el Teatro Español el 28 de enero de 1886.


Los Episodios Nacionales 
El 27 de marzo se publicaba el siguiente anuncio donde podemos ver los Episodios Nacionales puestos a la venta "a 2 pesetas el tomo" en 1899. También los que estaban en preparación, que eran: Luchana, La campaña del Maestrazgo, La estafeta romántica, Vergara, Montes de Oca, Los Ayacuchos y Bodas Reales. Los tres últimos se escribirán y publicarán al año siguiente. 



Novena edición de Marianela
En agosto se ponía a la venta en Madrid y provincias la novena edición de Marianela, corregida por Galdós y con una calidad de impresión superior. Hasta entonces se habían vendido 25.000 ejemplares, cifra exorbitante teniendo en cuenta lo poco que se leía en aquella España decimonónica y el escaso interés por comprar libros.

Decía el diario La Época del 8 de agosto:
No es hora de «descubrir» a Marianela con inútiles elogios, sino de recomendar su adquisición a cuantos no la hayan leído, que serán muy pocos, porque las obras de Galdós deben ser para los españoles en literatura algo tan indispensable como la enseñanza del catecismo. Y es seguro que la nueva edición se agotará en breve, siguiendo el camino de sus anteriores.

Misericordia francesa
En diciembre había autorizado al periódico parisino Le Temps para la publicación del folletín de Misericordia.

Conocidos estos detalles sobre Madrid y Galdós en 1899, centramos nuestro interés en la calle que recuerda al insigne literato.




La calle de Pérez Galdós
Es curioso, pero dos de los cuatro homenajes municipales fueron hechos en vida de Galdós; esta calle y el monumento del parque de El Retiro. Los otros corresponden a las lápidas colocadas en Hilarión Eslava, 7, su última morada, y en la calle de las Fuentes, 3, primera vivienda que habitó a su llegada a Madrid en 1862.

En la Sesión del Ayuntamiento de Madrid del viernes 24 de febrero de 1899, y a instancias de los señores Díaz Valero y el conde de Vilches, se aprobaba la proposición para el cambio de nombre de las calles de las de Beatas y Colmillo, por la de Antonio Fernández Grilo y Pérez Galdós, respectivamente.

De la de Fernández Grilo ya hablé en el artículo Las Beatas y Antonio Grilo, calle de asesinatos y truculentos sucesos.

En la Sesión del miércoles 15 de marzo se ratificó la proposición de cambio para estas calles, que quedó aprobada por unanimidad y sin discusión en el décimo Orden del día.

Más tarde, en Sesión del 14 de abril se autorizaba la nota de Secretaría por la que se anunciaba al público el cambio de nombre de las citadas calles y otras, como la de Américas por Santocildes; Filipinas por Vara del Rey; Habana por Eloy Gonzalo; Isla de Cuba por Cadarso; Manila por Villamil, entre otras.


Un inciso: La calle de un famoso calvo
Famoso era el regenerador del cabello VINCITOR, tanto como el joven Enrique Venegas, operario de un taller de biselado de lunas establecido en la calle de Pérez Galdós, número 3.

Venegas se hizo famoso a principios del siglo XX por unas fotografías donde, a modo comparativo, aparecía retratado con absoluta calvicie y posterior melena; milagro conseguido en poco menos de tres meses gracias al menjunje del señor Ballestero Sebastián, creador del VINCITOR.

Así lo certificaban su jefe, el encargado del taller y varios de sus compañeros, en este anuncio publicado por ABC en 1912.




¿Merecida calle?
Nada más conocerse la noticia sobre la designación de calle de Pérez Galdós a la que había sido del Colmillo, la prensa dio su opinión, que no era otra que una contundente crítica al Ayuntamiento.

Como es lógico, muchos opinaban que Pérez Galdós era merecedor de una plaza o una avenida importante; sin embargo, otros echaban espumarajos por la boca al considerar una aberración la iniciativa del Ayuntamiento. Para esos, Galdós no merecía nada.

La sensatez llevaba a que algunos dudasen de si se trataba de un homenaje o un sarcasmo. Así, en el periódico La Reforma podían leerse párrafos como estos:
«Para un Pérez Galdós que, por fecundo y por genial, es el primer novelista de España en varios siglos, nos parece un ochavo moruno, una limosna insignificante el patronato que se le otorga sobre la insustancial y exigua calle del Colmillo.
Galdós merecía una calle de más fuste; pero si el mal de muchos es forzoso consuelo de todo agraviado, cuando tome D. Benito posesión de su calle, cerca tiene visibles testimonios de las injusticias históricas que la nomenclatura callejeril ofrece.»
Y era cierto. Independientemente del nombre de grandes próceres asignado a calles menores, se dijo que a Galdós la calle del Colmillo no le llegaba al diente.


¿Entonces, por qué esta calle para Galdós?
Como pude demostrar en el artículo Fortunata y Jacinta, sin placa, pero con calle, en ocasiones el Ayuntamiento modifica el callejero según criterios poco acertados.

El Ayuntamiento de 1899 fue más congruente en la elección; digamos que hiló más fino. No por el tipo de vía, que, como hemos visto, quedaba pequeña para tan gran personalidad, sino por una referencia muy clara que está presente en Fortunata y Jacinta (dos historias de casadas) y a la que don Benito bien supo titular Final, que viene a ser el principio.

Hablo del Capítulo XI, último de la primera parte de la novela, cuando Jacinto Villalonga da cuenta a Juanito Santa Cruz de la presencia de Fortunata en Madrid.
«-En buen apuro me vi, camaraíta -dijo Villalonga conteniendo la risa-. ¿Se enteraría? Pues verás; otro detalle. Llevaba unos pendientes de turquesas, que eran la gracia divina sobre aquel cutis moreno pálido. ¡Ay, qué orejitas de Dios y qué turquesas! Te las hubieras comido. Cuando les vimos levantarse, nos propusimos seguir a la pareja para averiguar dónde vivía. Toda la gente que había en Praga la miraba, y ella más parecía corrida que orgullosa. Salimos... tras, tras... calle de Alcalá, Peligros, Caballero de Gracia, ellos delante, nosotros detrás. Por fin dieron fondo en la calle del Colmillo. Llamaron al sereno, les abrió, entraron. En una casa que está en la acera del Norte entre la tienda de figuras de yeso y el establecimiento de burras de leche... allí.» [Cap. XI-II, pp. 470-471]
«Estaba el pobre Juanito Santa Cruz sometido al horroroso suplicio de la idea fija. Salió, investigó, rebuscó, y la mujer aquella, visión inverosímil que había trastornado a Villalonga, no parecía por ninguna parte. ¿Sería sueño, o ficción vana de los sentidos de su amigo? La portera de la casa indicada por Jacinto se prestó a dar cuantas noticias se le exigían, mas lo único de provecho que Juan obtuvo de su indiscreción complaciente fue que en la casa de huéspedes del segundo habían vivido un señor y una señora, «guapetona ella» durante dos días nada más. Después habían desaparecido... La portera declaraba con notoria agudeza que, a su parecer, el señor se había largado por el tren, y la individua, señora... o lo que fuera... andaba por Madrid.» [Cap. XI-III, p. 473]
En el Capítulo tercero de la serie emitida por RTVE podemos encontrar este diálogo a partir del minuto 44; incluso la charla de Juanito con la portera de la casa de la calle del Colmillo.


ACCEDER
http://www.rtve.es/alacarta/videos/fortunata-y-jacinta/fortunata-jacinta-capitulo-3/4178738/


Es evidente el buen hacer del Ayuntamiento de 1899, presidido por el conde de Romanones, al encontrar detalle tan leve pero esencial para los tres tomos siguientes de la novela.



La calle de Pérez Galdós del siglo XXI
Tan despiados y constantes son los cambios en la fisonomía de nuestra ciudad, que, posiblemente, las fotos tomadas durante la realización del presente trabajo mañana hayan cambiado notablemente.

Hasta la primera mitad del siglo XX, la numeración de la calle no diferirá de la existente en el Plano parcelario de 1874. En la comparativa de este con el plano del Ayuntamiento de 1929 podemos apreciar que la calle va del número 2 al 12 (Manzana 303) y del número 1 al 9 (Manzana 312).

Como hemos visto en Fisonomía de la calle, reordenaciones posteriores limitarán la numeración, como muestra la siguiente imagen. 



Más en detalle, con fotografías de los edificios de ambas Manzanas, así queda configurada la calle en el siglo XXI. Los portales, casi imperceptibles por las concurridas terrazas y los carteles con productos que estos ofrecen, indican la moderna numeración, muy distinta de la que hemos conocido.






Final, que viene a serlo
Finaliza aquí este monográfico de Historia urbana de Madrid, un homenaje más a don Benito Pérez Galdós en el Bienio galdosiano. Confío en que haya sido de vuestro agrado y aporte algo más a las tantas historias que cuenta nuestra ciudad a través de sus calles.

En cuanto a Galdós, es mi deseo mantener viva su memoria, por eso, estimado lector, por favor, cuando pases por las calles de Hortaleza o Fuencarral, detente en la bifurcación con esta de Pérez Galdós, pasea por ella si tienes tiempo, recuerda lo que te he contado, y ofrece tus respetos al insigne escritor con un leve saludo.


Eduardo Valero García


Bibliografía y Cibergrafía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

[1] CABEZAS, Juan Antonio. Diccionario de Madrid, Madrid, 1968, Editorial COMPI (Compañia Bibliográfica Española. S.A.)

[2] MARÍN PERELLÓN, Francisco J. y SANCHO, José Luis. Madrid dividido en ocho cuarteles. Estudio preliminar, Madrid, 2008, COAM (Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid. pp. 20-21

[3] VALERO GARCÍA, Eduardo. Historia de Madrid en pildoritas, Madrid, 2018, Editorial Sargantana ISBN: 978-84-16900-81-7

Para este trabajo se han utilizado fragmentos de planos de:
- Instituto Geográfico Nacional
- Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC-CCHS)
- Dirección General de Catastro
- Biblioteca Nacional de España (BNE-BDH)


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En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2019) "Madrid y Galdós. La calle de Pérez Galdós. Madrid, 1899", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325

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© 2019 Eduardo Valero García - HUM 019-001 MADGALDOS
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