lunes, 22 de febrero de 2016

Las Beatas y Antonio Grilo, calle de asesinatos y truculentos sucesos

Las calles de Madrid estaban solitarias y oscuras, porque ya habían dado las once y media de la noche del 7 de Noviembre de 1760.
El frío era intenso.
Envuelto en la sombra, con pasos silenciosos como un fantasma, deslizóse un bulto por la calle de las Beatas, volviendo luego á la izquierda y tomando por la travesía del mismo nombre.
” [1]

Así comienza la obra de D. Ramón Ortega y Frías “Honor de esposa y corazón de madre”, capítulo I, “Entre sombras”.

Estos misteriosos párrafos donde se cita la calle de las Beatas –hoy Antonio Grilo-, avivan nuestra curiosidad al ser arteria madrileña muy antigua y famosa por los terribles acontecimientos que acompañan a su historia.

Advertimos que mucho ocurrió en esta calle desde tiempos lejanos. Asesinatos, suicidios, accidentes, incendios y toda clase de sucesos truculentos -incluso algunos graciosos, pero los menos-. De estas oscuras historias se ha contado mucho y nosotros aportaremos otras igual de escabrosas que, si no erizan los pelos, nos hacen reflexionar sobre el mal fario de tan antigua vía madrileña.


Primitiva calle de las Beatas
Texeira la dibuja con maestría en su plano topográfico de 1656. Discurre entre la calle Ancha de San Bernardo y la del Álamo, identificando con el número XXII el que fuese Convento de San Norberto de los religiosos Premostratenses (léase en madrileño: “Mostenses”), fundado en 1611 por los padres canónigos de aquella congregación.

© Archivo HUM
Fragmento Plano Topográfico de Texeira, 1656
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-001 BEATAS-GRILO
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


En sus terrenos se erigía la preciosa iglesia dedicada a San Norberto que en 1754 tuvo a bien reedificar Ventura Rodríguez. En los archivos de la Fototeca del Patrimonio Histórico (Ministerio de educación, cultura y deporte) se conserva la fachada dibujada por el insigne arquitecto.

"[IGLESIA DE SAN NORBERTO: FACHADA]"
© mcu-IPCE-FPH
Archivo MORENO
Signatura: 35599_B
Ventura Rodríguez
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-001 BEATAS-GRILO
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Aquel espacio será más tarde Plaza de los Mostenses y allí se instalará en 1875 el Mercado homónimo.

Mercado de la Plaza de los Mostenses
Fotografía publicada en La Revista Moderna (1899)
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-014 RECUPAPEL
© 2015 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


La amplia manzana queda identificada en el Plano de la Villa y Corte de Madrid (1800), de D. Juan Francisco González, Fausto Martínez de la Torre y Josef Asensio, con el número 509, donde antes de los Premostratenses dicen estuvo situado el beatario de Santa Catalina de Sena, de las terciarias de Santo Domingo.

Manuel Fernández y González afirma en 1880 que el beatario estaba en la manzana 510 y que aquellas eran beatas servitas del Santísimo Sacramento.

Sean unas u otras conclusiones, de ahí nos llega el nombre de la vía, que hacía de línea divisoria entre dos barrios, el de el Rosario y el de la Plazuela del Gato, correspondiendo ambos al “Quartel de Afligidos”.


Vecinos
Fue en sus comienzos una zona apartada, alegre y de aire sano, muy frecuentada por nobles y gente adinerada que comenzaron a construir algunas casas. Las comodidades de estas quedan patentes en el siguiente aviso:


Poco a poco las Beatas se va poblando y en ella se instalan varios artesanos y comercios.
En 1763, cuarenta y cinco años antes de la llegada de los franceses, ya había alguno de ellos viviendo en esta calle.
En la casa de un cuchillero o cerrajero se había instalado un francés con habilidad en el dorado de todo tipo de objetos en madera, como retablos, marcos, espejos, etc. Lo mismo hacía en las tapicerías que tuviesen oro o plata, en vestidos, galones, y también en pinturas finas, dejándolo todo como nuevo.
En el número 13 de la calle, frente a la casa del Maestro de Coches llamado Hilario Moreno, se había instalado otro hijo de Francia que ejercía de peluquero de señoras. Tenía por vecino a un Charolista.

En esta calle también vivía D. Ambrosio Moreno, propietario de cinco telares con los que fabricaba medias de seda.
Y en 1786 tenía su consulta D. Pedro Antonio Colomer, cirujano oculista, con muchos logros en su haber. El tal Colomer había operado con éxitos a muchos enfermos de cataratas.

El siguiente anuncio es ejemplo de la variedad de profesionales que habitaban esta calle:
En la calle de las Beatas, frente a un cuchillero, detrás de los Mostenses, casa n. 11, quarto tercero de mano izquierda , hay un sastre que echa cuchillos á calzones, y otras piezas sin que se conozca , siendo de paño, y de telas de verano , y asimismo vuelve vestidos, enmendando su corte, sino estuviese bueno.

Ya en el siglo XIX la industrialización de la calle va en aumento; se instalan nuevos negocios, como la fábrica de cuerdas ubicada en el solar del convento Premostratense, donde también funcionaba otra de velas de sebo, ambas expropiadas en 1836.

En 1831, D. Santiago Aparicio de Nieva, que vivía en la casa número 9, cuarto principal, vacunaba a las diputaciones de caridad de los barrios de San Marcos, Afligidos, Guardias de Corps y Monserrat.

El Mercado de Santo Domingo será trasladado a la denominada Plaza de los Mostenses. Al respecto dirá El Clamor Público del 28 de noviembre de 1848:


En el número 10, cuarto principal, de esta calle vivía en aquellos tiempos D. Antonio Urquina, editor de “La Biblioteca Predicable” y el “Prontuario de Teología Moral para uso de los señores sacerdotes y examinandos”. Los tomos de estas publicaciones se vendían en la propia casa del editor y en las librerías de Monier, Matute y Villa.
En el número 14, cuarto principal, se instalará hacia 1859 la redacción y administración de la publicación “Escenas Contemporáneas”.
En el número 12 se instalará la imprenta de J. E. Morete, en la que se imprimían la revista “El Artista”, el periódico “El Pabellón Nacional”, entre otras publicaciones. Estuvo allí hasta bien entrado el siglo XX.

Y así podríamos seguir enumerando muchos más negocios y, claro está, las casas “non santas” de “mujeres de vida airada”, tabernas, fondas, lugar de reuniones secretas, pensiones y hasta una academia de música y el baile público “La Amistad”.


Malos presagios
Entre las manzanas 509 y 510 se abría una corta travesía que llevó el nombre de “Aunque os pese”. Más tarde, y relacionada con historias de amoríos de D. Rodrigo Calderón, valido del duque de Lerma, esta travesía pasará a llamarse “Sal si puedes”.




Entre la manzana 510 y 498, discurría otra travesía llamada igualmente “Aunque os pese” (visible en el plano de Texeira), cuyo nombre viene, según Pedro de Répide, de una contienda sobre el derribo de un molino que allí había.
Estas dos manzanas lindaban a su vez con otra travesía llamada “Enhoramala vayas” (en la actualidad Travesía de la Parada), y cuyo nombre viene también de otra contienda.

Aunque os pese”, “Sal si puedes”, “Enhoramala vayas” son, sin duda, nombres que parecían augurar malas sombras para la zona.

Y así ocurrió. A mediados del siglo XIX la calle se convertirá por las noches en terreno no seguro. Abundaban los robos y de vez en cuando aparecía algún muerto en las inmediaciones de la plaza o gravemente herido por arma blanca.

Un sábado por la noche, en el año de 1860, fueron perpetrados varios robos. Los cacos recorrieron la calle de las Beatas y en un santiamén limpiaron tres casas de la misma acera. Al salir de la última fueron cogidos y sus planes de seguir robando se frustraron. Acabaron en el Saladero.


Primeros casos desgarradores
Los hay muy antiguos, muchos de ellos ya mencionados, más este que contamos es desgarrador.
La mañana del 10 de octubre de 1854 una multitud contemplaba el cadáver de una criatura recién nacida que yacía en plena calle. Todo hacía suponer que había sido abandonada durante la madrugada, entendiendo los vecinos que, al no oír llantos, el bebé ya estaba muerto en el momento de dejarlo.

El 25 de julio de 1874 un joven sacerdote, en traje seglar, se aferraba a los barrotes del balcón de un cuarto principal y luchaba con unos que trataban de meterlo al interior de la vivienda. El sacerdote gritaba pidiendo auxilio, indicando que aquellos querían matarle “privándole del aire”. Se trataba de Isidro Ceca, capellán del duque de Medina-Sidonia, que había sido detenido días atrás y llevado al Saladero como sospechoso de “inteligencias carlistas”. Se le había condenado al exilio.


Calle peligrosa
Las industrias modernas provocaban no pocos incendios, algunos con trágicos resultados. Por eso se pedía al Ayuntamiento que llevasen lejos de allí las carbonerías, tahonas y empresas que trabajaban con aceites minerales y gas-Mille, sustancias peligrosamente inflamables.

El 14 de septiembre de 1868, a las siete de la tarde, se iniciaba un incendio en la tienda del número 6. Un depósito de aceite mineral se inflamaba produciendo un gran fuego que se propagó al edificio colindante. Toda la tienda quedó reducida a cenizas.

Uno de los dependientes, completamente abrasado, fue rescatado por el conde de Toreno y trasladado a la Casa de Socorro del primer distrito y desde allí, inmediatamente, al hospital de la Princesa. Por su parte, el hijo del marqués de Villamagna rescató a una señora casi asfixiada que vivía en el piso segundo de la misma casa.
A las nueve de la noche quedaba sofocado el incendio, después de un complicado trabajo de los “mangueros” y las autoridades. El mismísimo gobernador de la provincia se presentó en el lugar del siniestro.


Ramón Chíes vs. Antonio Grilo
Quizá con la intención de eliminar el mal fario de las Beatas, se intenta cambiar el nombre a la calle por el de un vecino ilustre que había vivido allí desde 1883, D. Ramón Chíes, periodista, escritor y político republicano.
Chíes había fallecido el 15 de octubre de 1893:



En sesión del día 20 algunos concejales solicitaban se hiciese aquel cambio. Comenzaba entonces un largo proceso en pro y en contra de esa idea, llegando a decir un concejal que nadie conocía a Chíes pero todos sabían lo que era una beata. Recordemos que Chíes era anticlerical y ateo.

Por fin, después de tanto coloquio, en 1899 se decide ponerle el nombre de Antonio Grilo, que también había vivido en esa calle, exactamente en el número 24.
Cuando a Grilo se le preguntaba dónde vivía respondía: “-En la calle de las dos docenas de beatas.

Antonio Grilo fue un poeta cordobés muy relacionado con las clases influyentes, lo que le acercó a la familia Real, llegando a recibir una pensión vitalicia de Alfonso XII y el pago de los gastos de su libro “Ideales”, costeados por Isabel II.


Sucesos de la calle ahora llamada de Antonio Grilo
Durante un tiempo la Prensa continuó llamado a la de Grilo calle de las Beatas. Quizá por eso continuaba el mal fario en la enturbiada vía madrileña.

Niño martirizado
© Archivo HUM
En la casa número 12 de Antonio Grilo vivía una familia con cinco hijos y, según el decir de los vecinos, uno era martirizado por sus padres, teniéndole encerrado en una boardilla a pan y agua.

Doña Manuela Fernández Montero, vecina de la casa, puso una denuncia en la Delegación del distrito de Palacio; entonces se procedió a averiguar qué estaba ocurriendo.

Al momento del rescate, el pobre niño, llamado Agustín, de dieciséis años, se encontraba en un estado lamentable. Estaba escuálido y pesaba no más de dieciocho kilos.

La autoridad decidió que la pobre criatura ingresase en el Asilo de la Sociedad protectora de niños desamparados de la calle Bravo Murillo. Por su parte, el padre y la madrastra pasaron a disposición judicial y fueron llevados a prisión por malos tratos.

Los hechos ocurrieron en agosto de 1901 y fueron publicados en la revista Vida galante del 16 de agosto de aquel año. Acompañaban a la triste imagen del niño dos fotografías de la casa y boardilla donde había estado recluido.

© Archivo HUM
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-001 BEATAS-GRILO
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

© Archivo HUM
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“El Sargento Español”
En el número 8 de Antonio Grilo fueron sorprendidos un grupo de quince sargentos de todas las armas del ejército. El escándalo ocupó las páginas de todos los periódicos al entenderse que se trataba de una confabulación. Nada más lejos de la realidad; lo cierto es que el director del periódico “El Sargento Español”, Sr. Manuel Pérez Hernández, se había reunido con estos mandos en busca de ayuda financiera para la continuidad del tabloide después de tres años de vida. Los sargentos acabaron en prisiones y el tal Pérez Hernández sometido a Consejo de Guerra. En aquel edificio se encontraba también la redacción de “La Correspondencia Militar”.
Estas cosas también ocurrían en aquella calle, y esto aconteció en 1907.


Asesinado en la esquina
El panadero Ángel Gómez Castillo fue asesinado poco después de las diez de la noche en la esquina de la calle Antonio Grillo con San Bernardo. Un colega del gremio llamado Daniel Yagües le atacó por la espalda, clavándole un cuchillo de grandes dimensiones en el cuello. Los hechos ocurrieron la noche del 2 de marzo de 1915.
Ese tipo de asesinatos eran habituales en las calles madrileñas, pero desde siglos atrás se repetían con frecuencia en la calle que había sido de las Beatas.


Niño descuartizado
En enero de 1926 se investigaba un macabro suceso. Se habían encontrado restos de un niño descuartizado en la zona. Primero se halló la cabeza en la calle San Cipriano y poco después el cuerpo sin extremidades en la calle de Castro. Poco más tarde aparecían los primeros rastros de sangre en la Plaza de Mostenses, esquina con Antonio Grilo, que llevaron a los investigadores hasta la travesía de las Beatas, donde fue encontrado un trozo de jubón ensangrentado. Todo hacía suponer que el asesinato se había perpetrado en esa travesía y calle Grilo.

LA NACIÓN, 28 de enero de 1926


La casa de Jauja
El fotógrafo Díaz Casariego retrataba en 1930 el estado en que se encontraba aquella casa que antes mencionamos como del niño martirizado (Antonio Grilo, 12).
Los vecinos llevaban más de quince años sin pagar el alquiler ante la ausencia de dueño de la finca.

Al parecer, en 1914 había muerto un sacerdote en una habitación de la casa, la que da al balcón que vemos a la izquierda (segunda planta), del que se decía era el dueño o administrador.
Desde entonces cada vecino ocupó las mejores habitaciones de la casa y con patada en la puerta se instalaron otros nuevos.
Nadie pagaba alquiler, ni contribución, ni nada, lo que llevó a que el edificio fuese llamado “Casa de Jauja”. Y para no ser menos, el inquilino del local de la derecha, no tuvo mejor ocurrencia que poner a su comercio el título de “El sol sale para todos”.

© Archivo HUM
© 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-001 BEATAS-GRILO
© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325


Suicidio
Claro que no todo era alegría en la casa número 12.
Ese mismo año doña Dolores Gómez Ruz, de cincuenta años, puso fin a su vida arrojándose desde el balcón interior de la segunda planta que daba al patio. ¿Quizá las malas influencias del fantasma del sacerdote la hicieran tomar esa decisión?
No, la desesperación por una grave enfermedad y la falta de recursos la empujaron a tan terrible final.
El trágico suceso fue publicado en el Imparcial de 11 de noviembre de 1930.



Un derrumbe
La madrugada del 23 de noviembre de 1933 se desplomaba el edificio de dos plantas del número 14. La casa se encontraba en mal estado y llevaba denunciada desde el año 1899. En ella habitaban siete vecinos que quedaron con lo puesto aquella mañana. [LA VOZ de ese día]

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© 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

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En 1989 le tocará a la casa del número 6. La noticia fue publicada en el diario ABC del 23 de febrero de aquel año.

ABC, Madrid. Jueves, 23 de febrero de 1989


Antonio Grilo, número 3
Quizá sea esta casa la más famosa pero, como hemos visto, no el único sitio donde ocurrieron macabros sucesos.

Apacible edificio que una vez ocupara D. Ramón Dueñas, maestro solador, que participó en las obras del Centro del Ejército y la Armada de la Gran Vía. La modista del principal izquierda y los huéspedes que se admitían en su casa, que debían ser caballeros. Un profesor de árabe vulgar que impartía clases en academias y a particulares. El oficial retirado Sotero Utrilla. Aquella señorita de compañía con buenos informes que quería colocarse. Y Mercedes Figuerola, que entretenía los días participando en los concursos de la revista Buen Humor.

¡Lo contentos que estuvieron los vecinos cuando en 1918 les instalaron alumbrado eléctrico!

Tantas personas que a lo largo de casi tres siglos vivieron en la antigua y moderna casa cuya fama era intachable… Hasta que llegó el año de 1945


Los asesinatos más conocidos
Volver a hablar de los más famosos asesinatos, tan comentados en blogs, visitas guiadas y programas de televisión, implicaría citar a todos ellos. Por tal motivo hemos preferido centrarnos en los titulares de la Prensa.

1945
La primera de las noticias corresponde al Diario ABC del 9 de noviembre de 1945, año en que las desgracias se apoderaron de la casa. Así se titulaba:

"SUCESOS EN MADRID
APARECE EL CADÁVER DE UN HOMBRE
ASESINADO EN CIRCUNSTANCIAS
EXTRAÑAS"

Entre el día 7 y 8 de noviembre debió ser asesinado  D. Felipe de Braña Marcos, de 48 años de edad y profesión camisero. Su cuerpo fue encontrado por la sirvienta y el hermano de la víctima, sentado encima de la cama y apoyado a la pared, vestido, con la cabeza ensangrentada y un mechón de pelo en la mano. Todo hacía suponer que hubo lucha y que había muerto por un fuerte golpe en la cabeza causado por un martillo o una porra.

1962
Así titulaba la noticia del asesinato acontecido el 1 de mayo de 1962 el periódico LA VANGUARDIA del día siguiente:

"UN DEMENTE MATA A SU MUJER Y A SUS CINCO HIJOS Y SE SUICIDA
Poco antes de quitarse la vida, el parricida manifesté
a la policía que su familia «descansaba feliz». 

Se trata del famoso crimen del sastre José María Ruiz Martínez, de 45 años, quien mató a su mujer y a sus cinco hijos con un martillo y un cuchillo de cocina. Más tarde el parricida se pegó un tiro.
Aquí queda el recuerdo a Dolores Bermúdez Fernández (40), Dolores (14), Adela (12), José María (10), Juan Carlos (5) y Susana (2), esposa e hijos del sastre.

Esto que hemos contado y algunos casos más los narra con su simpatía habitual Miriam Cano, de Carpetania Madrid, en el siguiente vídeo de Telemadrid.





Nosotros acabamos aquí, conscientes de que este recorrido por la historia de una funesta calle debe ser eso: historia, y no leyendas ni cuentos de fantasmas. Todo lo narrado es cierto; algunas noticias quedan en el tintero para ser rescatadas de su olvido con el respeto merecido.

Esperamos haberos hecho ameno el recorrido.

Bibliografía

[1] Ortega y Frías, Ramón. Honor de esposa y corazón de madre. Madrid. Saturnino Calleja, 1925-1926. Consultado el 20/02/2016 en http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/

[2] Noticias generales. Anoche a las siete se inflamó el aceite. La Época. Madrid, 1868. Año XX (6.368), p. 3

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "Las Beatas y Antonio Grilo, calle de asesinatos y truculentos sucesos ", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.


© 2016 Eduardo Valero García - HUM 016-001 BEATAS-GRILO
ISSN 2444-1325
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