En nuestra sección “Madrid, cien años atrás” hemos conocido la decisión del Gobierno de España de 1916, presidido por el conde de Romanones, –refrendada por Alfonso XIII-, de suspender por tiempo indefinido la conmemoración del tricentenario de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra. [Ver "Centenario de Cervantes postergado" ]
Algunos festejos se celebraron en las provincias españolas. En Madrid la fiesta fue pobre y deslucida, quedando reducida a la edición de unos cuantos libros conmemorativos, discursos en Círculos y Ateneos, algunos concursos artísticos y literarios, y el depósito de ofrendas florales en el monumento a Cervantes de la plaza de Las Cortes. Alcalá de Henares fue, quizá, el pueblo madrileño que más homenajeó a quien fue su hijo, porque allí nació.
Pero no entraremos en más detalles sobre aquella desilusión. Ya lo contaremos a su debido tiempo.
Monumento a Cervantes
CONTENIDO: PRIMERA PARTE (1905-1913) - SEGUNDA PARTE (Enero-Mayo, 1914) - (Junio-Diciembre, 1914) - TERCERA PARTE: Concurso de anteproyectos (1915) - Los elegidos (1915) - CUARTA PARTE: Cien años del monumento nunca inaugurado (1916-2016)
Ubicado en la plaza de España, dando la espalda a la urbe cosmopolita, se yergue el precioso conjunto escultórico que rinde homenaje a Cervantes, a su obra y a la lengua y literatura castellana.
De forma cronológica comenzamos a contar cómo se desarrolló el proceso de elección, construcción e inauguración del monumento a Cervantes.
Primera Parte (1905-1913)
Durante este periodo de tiempo España tuvo varios Presidentes del Consejo de ministros; nada menos que trece, comenzando con Marcelo Azcárraga (Partido Liberal-Conservador) y acabando con Eduardo Dato Iradier (Partido Liberal-Conservador), desde el 27 de octubre de 1913. No es de extrañar, entonces, que se dilatase en gran manera la consolidación del proyecto.
1905
En 1905, cuando se celebraba el III Centenario del Quijote, surgió la idea de erigir un grandioso monumento a la memoria de su creador; idea que contemplaba el inicio de una subscripción “internacional”. De simples buenas intenciones, aquello pasó a tema de Estado. Tal es así que, en Real Orden de 8 de mayo, el rey mandaba hacerlo y abría suscripción y concurso para la realización de proyectos entre los escultores españoles.
Pero antes de eso, durante las celebraciones del Quijote, ya se estaban juntando fondos para la suscripción del monumento a costa de los beneficios obtenidos de esta otra fiesta. Algo que recibió no pocas críticas.
Así decía la Real Orden:
Días después de haberse leído la Real Orden, el Ayuntamiento anunciaba que se habían conseguido 2.677 pesetas en una gala. Entonces Mariano de Cávia, incisivo como de costumbre, decía en una columna publicada en El Imparcial de 18 de mayo:
Mariano de Cávia, gran cervantista, fue una de las figuras del periodismo más críticas de lo que estaba ocurriendo con Cervantes. Recordemos la columna que escribiría en 1916, titulada "El Centenario en silencio" [Ver en este enlace], donde, de modo premonitorio, situaba la celebración del tricentenario en 1947. Y no erró por mucho, al menos en lo referente a la culminación del monumento.
Ya desde mucho antes Cávia lo venía anunciando. Así, en el número 580 de enero de 1907, la emblemática revista Gedeón utilizaba su figura para criticar en tono de humor los tristes designios que aventuraba el monumento.
1908
Han pasado tres años desde la consolidación de la idea, y mientras aquí juntábamos pesetas, en La Habana (Cuba) se inauguraba un monumento al “Príncipe de los ingenios”.
1910
En 1910, pasados cinco años de la firma de la Real Orden, no se había hecho nada. Ante tal abandono, el conde de Romanones, en su corta etapa de ministro de Instrucción Pública, ordena que se active el expediente y se empiece a recaudar dinero para costear el monumento.
En todo ese tiempo la partida creada para tal fin por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes arrojaba un saldo de 35.000 pesetas. Como era lógico, había que formar una Junta o Comisión para abrir la suscripción y un concurso entre los artistas españoles, bajo las condiciones que fijara la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Por su parte, el Ayuntamiento, juntamente con aquel Ministerio, se encargaría de elegir el lugar donde levantar el monumento. ¡Ni eso se había concretado!
Poco después, en abril del mismo año, el Ayuntamiento solicitaba al Estado la concesión de la Plaza de San Marcial para construir una semejante a las más afamadas de Europa. Se llamaría Plaza de España y en ella confluiría la Gran Vía y la calle Bailén. El proyecto no era nuevo, ya estaba integrado en el famoso Plan Castro o Ensanche de Madrid.
Instalado en aquella plaza estuvo el Cuartel de San Gil, desvencijada mole que en tiempos de Carlos III quiso ser convento de los Gilitos, más su destino final fue el de edificio militar. Fue demolido entre 1908 y 1909.
Antes de continuar, retrocedamos en el tiempo para recordar cómo se fue desarrollando la zona. Comenzaremos en 1730 y acabaremos en 1913.
Algunos festejos se celebraron en las provincias españolas. En Madrid la fiesta fue pobre y deslucida, quedando reducida a la edición de unos cuantos libros conmemorativos, discursos en Círculos y Ateneos, algunos concursos artísticos y literarios, y el depósito de ofrendas florales en el monumento a Cervantes de la plaza de Las Cortes. Alcalá de Henares fue, quizá, el pueblo madrileño que más homenajeó a quien fue su hijo, porque allí nació.
Pero no entraremos en más detalles sobre aquella desilusión. Ya lo contaremos a su debido tiempo.
Con extraña habilidad,
Un soldado, poco á poco,
Queriendo pintar á un loco,
Retrató á la Humanidad.
Como dijo la verdad,
Dejó al mundo descontento,
Y, mendigando el sustento,
Murió de hambre el pobrecito,
Acusado del delito...
De tenar mucho talento.
En obra tan singular,
Que rival no ha de tener,
España aprende á leer,
El mundo aprende á leer.
De aquel tesoro sin par,
Cervantes, con rica vena,
Dijo tanto en cada escena,
En una página sola,
Que (aun siendo la obra española),
España la encontró buena.
Hoy dice el mundo (y se engaña):
«¡Pués no era manco el autor!»,
Más, quien hizo tal primor,
Salió manco de campaña.
Si por la gloria de España,
Que en el «Quijote» se encierra,
Europa nos arma guerra,
Decid con desdén profundo;
«El mejor libro del mundo
Lo escribió un manco en mi tierra.»
Leopoldo CANO
El País Año XXX Núm. 10.448 - 23 abril 1916
Monumento a Cervantes
CONTENIDO: PRIMERA PARTE (1905-1913) - SEGUNDA PARTE (Enero-Mayo, 1914) - (Junio-Diciembre, 1914) - TERCERA PARTE: Concurso de anteproyectos (1915) - Los elegidos (1915) - CUARTA PARTE: Cien años del monumento nunca inaugurado (1916-2016)
Ubicado en la plaza de España, dando la espalda a la urbe cosmopolita, se yergue el precioso conjunto escultórico que rinde homenaje a Cervantes, a su obra y a la lengua y literatura castellana.
De forma cronológica comenzamos a contar cómo se desarrolló el proceso de elección, construcción e inauguración del monumento a Cervantes.
Primera Parte (1905-1913)
Durante este periodo de tiempo España tuvo varios Presidentes del Consejo de ministros; nada menos que trece, comenzando con Marcelo Azcárraga (Partido Liberal-Conservador) y acabando con Eduardo Dato Iradier (Partido Liberal-Conservador), desde el 27 de octubre de 1913. No es de extrañar, entonces, que se dilatase en gran manera la consolidación del proyecto.
1905
En 1905, cuando se celebraba el III Centenario del Quijote, surgió la idea de erigir un grandioso monumento a la memoria de su creador; idea que contemplaba el inicio de una subscripción “internacional”. De simples buenas intenciones, aquello pasó a tema de Estado. Tal es así que, en Real Orden de 8 de mayo, el rey mandaba hacerlo y abría suscripción y concurso para la realización de proyectos entre los escultores españoles.
Pero antes de eso, durante las celebraciones del Quijote, ya se estaban juntando fondos para la suscripción del monumento a costa de los beneficios obtenidos de esta otra fiesta. Algo que recibió no pocas críticas.
Así decía la Real Orden:
Días después de haberse leído la Real Orden, el Ayuntamiento anunciaba que se habían conseguido 2.677 pesetas en una gala. Entonces Mariano de Cávia, incisivo como de costumbre, decía en una columna publicada en El Imparcial de 18 de mayo:
Mariano de Cávia, gran cervantista, fue una de las figuras del periodismo más críticas de lo que estaba ocurriendo con Cervantes. Recordemos la columna que escribiría en 1916, titulada "El Centenario en silencio" [Ver en este enlace], donde, de modo premonitorio, situaba la celebración del tricentenario en 1947. Y no erró por mucho, al menos en lo referente a la culminación del monumento.
Ya desde mucho antes Cávia lo venía anunciando. Así, en el número 580 de enero de 1907, la emblemática revista Gedeón utilizaba su figura para criticar en tono de humor los tristes designios que aventuraba el monumento.
1908
Han pasado tres años desde la consolidación de la idea, y mientras aquí juntábamos pesetas, en La Habana (Cuba) se inauguraba un monumento al “Príncipe de los ingenios”.
1910
En 1910, pasados cinco años de la firma de la Real Orden, no se había hecho nada. Ante tal abandono, el conde de Romanones, en su corta etapa de ministro de Instrucción Pública, ordena que se active el expediente y se empiece a recaudar dinero para costear el monumento.
En todo ese tiempo la partida creada para tal fin por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes arrojaba un saldo de 35.000 pesetas. Como era lógico, había que formar una Junta o Comisión para abrir la suscripción y un concurso entre los artistas españoles, bajo las condiciones que fijara la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Por su parte, el Ayuntamiento, juntamente con aquel Ministerio, se encargaría de elegir el lugar donde levantar el monumento. ¡Ni eso se había concretado!
Poco después, en abril del mismo año, el Ayuntamiento solicitaba al Estado la concesión de la Plaza de San Marcial para construir una semejante a las más afamadas de Europa. Se llamaría Plaza de España y en ella confluiría la Gran Vía y la calle Bailén. El proyecto no era nuevo, ya estaba integrado en el famoso Plan Castro o Ensanche de Madrid.
Instalado en aquella plaza estuvo el Cuartel de San Gil, desvencijada mole que en tiempos de Carlos III quiso ser convento de los Gilitos, más su destino final fue el de edificio militar. Fue demolido entre 1908 y 1909.
Cuartel de San Gil © Archivo HUM © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-001 CERVANTES IV CENTENARIO © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
Cuartel de San Gil (interior) © Archivo HUM © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-001 CERVANTES IV CENTENARIO © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
Antes de continuar, retrocedamos en el tiempo para recordar cómo se fue desarrollando la zona. Comenzaremos en 1730 y acabaremos en 1913.
La imagen que vemos a continuación fue tomada a finales de marzo o primeros días del mes de abril de 1914 por el fotógrafo Cuevas. Muestra al Regimiento de Zapadores al completo, formando y posando, porque la fotografía fue enviada como presente al rey de Rumanía, que había sido nombrado coronel honorario del citado cuerpo del ejército.
©Archivo HUM © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-001 CERVANTES IV CENTENARIO © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
Se encarga un estudio y proyecto al arquitecto municipal Sr. Carrasco, quien planifica una cantidad de derribos y ampliaciones descomunales, amén de infinitos sueños que incluirán, además del monumento a Cervantes, otro a Carlos III, un kiosco para música, bancos, farolas, marquesinas refugio para las líneas de tranvía, hermosos jardines, preciosas fuentes, etc., etc.
1911
En abril de 1911, durante una entrevista, el ministro de Instrucción pública aseguraba que el monumento a Cervantes quedaría inaugurado en 1914. ¿1914? Tal parece que alguno marcaba ese año como el del fallecimiento de Cervantes, y por lo visto ese “alguno” era el mismísimo presidente del Consejo de ministros, D. José Canalejas. No es una opinión nuestra, está contrastada. Esto decía Armando Cotarelo y Valledor, en una carta publicada en el Diario de Galicia, de Santiago:
1912
En el mes de julio de 1912 el alcalde Ruiz Jiménez ordena que se anuncie el concurso para el monumento y confirma que sería inaugurado en 1916, coincidiendo con el III Centenario del fallecimiento de Cervantes. Bueno, ahora sí que el año era correcto.
En Real orden de 12 de octubre de 1912, de la subsecretaría del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, queda consolido el concurso de anteproyectos para el monumento, según la opinión de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Así quedaba establecido en su artículo primero:
“[…] oída la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, procederá á anunciar, en el término más breve, el Concurso de anteproyectos del monumento que para conmemorar la publicación de «El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha», se erigirá en Madrid, por suscripción voluntaria, en honor de Miguel de Cervantes Saavedra.”
En el artículo segundo volvía a hacer referencia a la suscripción, invitando a todos los pueblos de habla castellana a participar con sus donaciones.
En el artículo tercero vuelve a aparecer la cantidad de 35.000 pesetas ya citada en 1910. Entendemos entonces que en esos dos años no se había recaudado óbolo alguno o se había aplicado a otras partidas.
El artículo cuarto establecía una primera partida de suscripción voluntaria de 50.000 pesetas que ya había sido incluida en los presupuestos para el año 1913.
1913
Otra orden del Ministerio de Instrucción pública hacía referencia al emplazamiento del monumento, confirmando que sería levantado en “el centro de la plaza que ha de llamarse de España (antigua de San Marcial).” Esta orden anulaba una anterior por la que se citaba la Plaza de Callao como emplazamiento.
Ese mismo año, en sesión del Ayuntamiento, el concejal Sr. Lagarcha opinaba que era preferible colocar el monumento en la entonces Red de San Luis.
Y hasta aquí la primera parte de la historia del monumento a Cervantes. Mucho queda por ver y por contar, porque los avatares de tan precioso conjunto se prolongan hasta estos tiempos de hoy, entrados ya en un nuevo milenio.
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← Segunda parte (Junio-Diciembre, 1914)
← Tercera parte. Concurso de anteproyectos (1915)
← Tercera parte. Los elegidos (1915)
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← Tercera parte. Los elegidos (1915)
Bibliografía
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Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "Historia de un fiasco. El monumento a Cervantes. Primera parte", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325 • Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
• En todas las citas se ha conservado la ortografía original.
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© 2016 Eduardo Valero García - HUM 016-001 CERVANTES IV CENTENARIO
ISSN 2444-1325
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