martes, 23 de agosto de 2011

viernes, 5 de agosto de 2011

Fallecimiento del XVII marqués de Cerralbo y su Testamento

Llega a su fin "El marqués coleccionista", monográfico realizado con motivo de la reapertura del Museo Cerralbo acontecida en diciembre del año 2010.

Muchos han sido los detalles e información recopilados sobre el antiguo palacio y su propietario, todos ellos extraídos de la Hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España, a quien quedamos profundamente agradecidos por su constante colaboración y apoyo en esta iniciativa.

Hemos conocido la vida de D. Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo, su pasado histórico, su actuación en la política y su vida en el círculo aristocrático del Madrid de los siglos XIX y XX.

Para el autor de este trabajo, conocer la vida y constante actividad del marqués de Cerralbo, ha sido de gran interés y una labor apasionante. Muchos detalles sobre las costumbres madrileñas de la alta sociedad, y en particular del pensamiento del marqués, han quedado reflejadas en las noticias de época con asombrosas revelaciones sobre los secretos de la política de entonces. Pero de todas estas cuestiones la que debe valorarse con mayor intensidad es el deseo de Cerralbo de ceder su casa y colecciones al Estado.

Con cierta nostalgia, quizá emulando ese sentimiento romántico del marqués, hemos retrasado la publicación de este último artículo al mes de agosto; mes en que Cerralbo fallece en el palacio y su deseo se convierte en el legado que hoy, convertido en el Museo Cerralbo, disfrutamos todos los españoles.


Nuestro especial agradecimiento a la Dirección del Museo por habernos abierto las puertas del palacio tal y como lo había concebido el marqués en vida; un trabajo de investigación minucioso que convierte al Museo en una máquina del tiempo que nos remonta al momento exacto en que el marqués vivía y atesoraba las riquezas que hoy contemplamos.

Eduardo J. Valero García - Eduart Garcival
El autor



Fallecimiento del XVII marqués de Cerralbo

Todo en la tierra es mentira;
los placeres ilusión,
sombra la humana razón,
cenizas cuanto se mira;
y el hombre débil suspira
por aferrarse a este suelo,
sin recordar, en su anhelo,
que Dios en su amor profundo
nos dio la vida del mundo
para alcanzar la del cielo

                             Marqués de Cerralbo


A las tres y cuarto de la tarde del domingo 27 de agosto de 1922 fallecerá D. Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo. El marqués coleccionista que jamás abdicó su credo político y fue en su vida fiel al lema de Dios, Patria y Rey.



D. Enrique se encontraba enfermo desde hacía algún tiempo, víctima de una enfermedad cardíaca producida como consecuencia de un enfriamiento. No pudiendo permanecer acostado, el marqués descansaba en un gran sillón de ruedas.

En los últimos días de su vida, agravada la enfermedad, el propio marqués –hombre de convicciones religiosas muy arraigadas- pidió que se le administraran los Santos Sacramentos, recibidos con admirable unción sabiendo que el final estaba próximo.

Tal era la personalidad de D. Enrique que se acercó en su sillón de ruedas hasta el descansillo de la escalera del Palacio para recibir al señor Sacerdote.

Postrado y muy delicado, el marqués abandonó este mundo rodeado de sus familiares más directos. Le acompañaron su hijastra -marquesa de Villa-Huerta-, sus sobrinos carnales, entre ellos el marqués de Flores-Dávila y los condes de Peñalver, Alba de Yestes y Oliva de Gaytán, así como algunos íntimos amigos.
Heredará los títulos su sobrino carnal, el marqués de Flores-Dávila, viudo de doña Carmen Ligués y Bález.


Manifestaciones de pésame
La capilla ardiente quedó instalada en el gran Salón. A la cabeza del féretro donde descansaban los restos del marqués, amortajado con hábito Franciscano, se colocó el famoso crucifijo del marqués de Almansa.

Pocas horas después de su muerte comenzaron a desfilar por el Palacio numerosas personalidades políticas y de la sociedad, así como representantes de todas las Academias y Centros literarios y científicos, para expresar su pésame. Se dieron varias misas desde primera hora los días 28 y 29 de agosto.

La Prensa del país dará cuenta del fallecimiento y durante días se irán sucediendo muestras de dolor, que continuarán por un tiempo, como el caso de este fragmento de noticia de “La Época” del lunes 11 de septiembre de 1922.



D. Enrique Aguilera será recordado en las esferas políticas, científicas y culturales, pero en mayor medida por la sociedad madrileña que verá cómo el sueño reflejado en las disposiciones testamentarias del marqués se convierte en realidad.





Testamento

Toda mi vida me he ocupado mucho en coleccionar obras de arte, arqueológicas y de curiosidad, habiendo conseguido reunir importantísimas y muy valiosas colecciones, y como tanto trabajo, estudio y dispendios me ha costado reunirlas, es natural que sienta se disgreguen, y puesto que no tengo herederos forzosos, he resuelto disponer de esas colecciones en forma que perduren siempre reunidas y sirvan para estudio de los aficionados a la ciencia y el arte.

El Estado aceptará la última voluntad del marqués y creará el Museo Cerralbo por RR. OO de 10 de abril y 6 de octubre de 1924. Los detalles sobre el legado se detallan en el capítulo "Construcción de un legado. El palacio de Cerralbo - La idea de una Casa-Museo"

A este legado se suma lo que por voluntad testamentaria dejó dispuesto la hijastra del marqués -Dª. Amelia del Valle, marquesa de Villa-Huerta- al fallecer el 7 de enero de 1927. Con una nueva RR. OO, el Museo dispondrá del piso entresuelo de la casa y de cuantos objetos artísticos elijan los testamentarios.


El resto de objetos debería exponerse en un ala del edificio que se construiría en terrenos ganados al jardín por la calle Mendizábal. Esta edificación llevaría por nombre "Sala de la marquesa de Villa-Huerta".







-