martes, 8 de septiembre de 2020

De Salón-Teatro de la Casa del Pueblo a Cinema-Teatro Pérez Galdós. Madrid, 1915-1929

Es nuestra obligación hacer las aclaraciones oportunas en relación con un artículo publicado el pasado 11 de agosto en la prensa digital. Bajo el título de «Y Pérez Galdós se quedó sin teatro», su autor nos ofrece una visión un tanto distorsionada de aquel coliseo. [1]
Para ese cometido es necesario remontarnos a 1915, año en que la Casa del Pueblo inauguraba un nuevo salón de actos y teatro en los terrenos de la calle Gravina (antes de San Francisco), antiguos jardines del palacio ducal de Béjar. El nuevo edificio quedaba adosado al de su sede de la calle Piamonte, 2. Era una obra necesaria para la institución; su salón de actos se había quedado pequeño y carente de las comodidades necesarias para los actos y reuniones que allí se celebraban.

Casa del pueblo. Fachada del salón teatro de la calle Gravina. Autor desconocido. Publicada en la revista semanal ilustrada Acción Socialista. Año II, núm. 42. Madrid, 2 de enero de 1915


Fue proyectado y construido por D. Mauricio Jalvo, arquitecto que también había realizado las reformas y acondicionamiento del palacio de Béjar para la Casa del Pueblo de la calle Piamonte.
Se inauguró la noche del 29 de abril de 1915. Presidían la mesa el presidente del Consejo de administración, Manuel Charlón, y los señores Timoteo Arroyo, Rafael Ramírez, Rives Moyano y José Villena. Este último se disculpó en nombre de Pablo Iglesias, ausente en la celebración por encontrarse enfermo.
Hubo discursos, entre ellos los muy aplaudidos de los señores Mariano García Cortés, entonces concejal del Ayuntamiento, y de Julián Besteiro, quien aparece en la siguiente fotografía, tomada por Encinas en el momento de su intervención.

Escenario del Salón Teatro de la Casa del Pueblo. Fotografía de Encinas publicada en el diario independiente La Mañana. Año VII, núm. 1959. Madrid, 30 de abril de 1915.


Como podemos apreciar, al fondo del escenario se había colocada la mesa presidencial, con los oradores en los laterales. La mesa más cercana al público era la de los periodistas encargados de redactar la crónica del evento. Los antepechos de los palcos estaban adornados con las 123 banderas de las Sociedades de obreros existentes en la Casa del Pueblo.

Finalizó la inauguración con música. Primero un coro de mujeres interpretó El Esquirol y Vals del obrero; acto seguido debutó el Orfeón de la Casa del Pueblo, dirigido por Isidro Rocamora, cantando La Internacional y La Marsellesa.

El salón de actos y teatro
En la fotografía que encabeza este artículo, tomada al poco de finalizar las obras, vemos una fachada sobria pero elegante, dotada de grandes ventanales que ofrecían luminosidad a las estancias. La escasa superficie que ocupaba había sido aprovechada al máximo, logrando un espacio con capacidad para 3000 personas (otras noticias de la época indican 4000).

La acústica era perfecta gracias a la altura del techo, en el que se colocaron ocho chimeneas para la renovación del aire. La decoración, elegante y en tonos claros. El escenario, en forma de herradura, tenía en la parte alta de su embocadura dos medallones con los retratos al óleo de Jean Jaurès y Max Weber. En los laterales, descansando sobre el suelo de la sala, dos columnas con los bustos de Karl Marx y Pablo Iglesias.

Todos los trabajos de construcción y decoración fueron realizados por obreros y artistas asociados a la institución. Por fin, después de arrendar otros teatros para los mítines que no tenían cabida en su salón de actos, contaba ahora con un gran salón teatro. El de la calle Piamonte pasó a denominarse “salón pequeño” y en él se celebraban reuniones y juntas. Sirva este anuncio de julio de 1915 como ejemplo:



El jueves 6 de mayo, pocos días después de la inauguración del edificio, se celebró la inauguración artística con una velada magnífica en la que intervinieron, entre otros, la actriz Carmen Cobeña, con una interpretación del entremés de los hermanos Álvarez Quintero El chiquillo; la tiple Lucrecia Arana, cantando varias romanzas; los actores cómicos Ruiz y Fuentes, que interpretaron el diálogo También la gente del pueblo… y el disparate cómico-musical Filipo, acompañados por artistas de la Casa.

El actor Enrique Borrás recitó el monólogo La huelga de los herreros y el Orfeón Socialista estrenó la selección coral “a voces solas” Perfumada primavera.
Dos días después, el 8 de mayo, se celebró el XVI aniversario de las jornadas de ocho horas con el siguiente programa:

El Globo. Año XLI, núm. 13603. Madrid, 6 mayo 1915

Y así fueron pasando los años. El salón teatro continúo celebrando indistintamente mítines, reuniones y espectáculos artístico-musicales.

En octubre de 1916, se celebró una velada teatral organizada por el grupo Salud y cultura, de la Sociedad de excursionistas de la Casa del Pueblo. La nueva Sociedad Jacinto Benavente puso en escena Los intereses creados y la comedia de Vital Aza La praviana. El propio Jacinto Benavente recitó el prólogo de La ciudad alegre y confiada.

Curiosamente, el 25 de febrero de 1917 el salón teatro aparece publicitado como «TEATRO LIBRE (Gravina, 15, Casa del Pueblo)». En aquella ocasión hubo sesión doble de la exitosa comedia Tortosa y Soler, de Abati y Reparáz, y dos especiales: El noveno mandamiento, de Miguel Ramos Carrión y El místico, traducción de Joaquín Dicenta.

El 29 de abril, la Sociedad El Progreso, Cooperativa de Cocheros y “Chauffeurs” de Madrid celebró una velada en la que se puso en escena la comedia La nobleza, de Ángel Martín y Martín, y el boceto de comedia Amor selva, del mismo autor.

En 1918, después de un año intenso en mítines y manifestaciones, el Consejo de administración de la Casa del Pueblo organizó una velada artístico-musical y propagandística para conmemorar el fin de la guerra europea y el triunfo de las democracias socialistas.

En marzo de 1919, la Compañía Guerrero-Mendoza actuó en el salón teatro con la obra de Echegaray El gran galeoto.

La situación político-social de los años veinte propició las reuniones de gran envergadura y los mítines multitudinarios. Las funciones artísticas se hicieron menos frecuentes; aun así, en abril de 1922 se celebro una velada literario-musical para conmemorar el XXXVI aniversario de la fundación de la Sociedad de Socorro de Ciegos y el XI de la creación de su bandera.

Más tarde, en el mes de noviembre, durante el Congreso Nacional de la Unión General de Trabajadores que allí se celebraba, un grupo de obreros comunistas apuñalaron a uno socialista e hirieron con disparos a otros tres.




El 9 de diciembre de 1925 fallecía Pablo Iglesias Posse. Desde la Casa del Pueblo se acordó instalar la capilla ardiente en el salón pequeño, organizando la entrada por la calle Gravina y la salida por la de Piamonte. Con este suceso también fenecía el gran salón-teatro.

A mediados de enero de 1926, y a poco más de un mes del fallecimiento del padre del socialismo español, el edificio era convertido en cinematógrafo.


Cine Gravina: «El cine selecto y familiar»
Después de las obras de remodelación que aumentaron la capacidad del salón teatro de la Casa del Pueblo en 1500 localidades, el empresario Sr. Anich (o Amic) lo acondicionaba para la proyección de películas. Además, se anunciaba que contaría con “la mejor orquesta de Madrid”.
El nuevo local, decorado con sencillez y buen gusto, era el único de la zona destinado a la proyección de películas.

La noche del 17 de enero de 1926 reabría sus puertas con la denominación de «Cine Gravina». Así fue anunciado en la prensa:


La tarde del 20 de enero se estrenaba exclusivamente en esta sala “la primera zarzuela cinematográfica” Amapola (La gitana), con guion y dirección de José Martín y decorados de José María Torres. Uno de sus intérpretes, el niño madrileño Alfredo Hurtado «Pitusín», asistió al estreno como reclamo y para recibir la ovación de sus paisanos.






«Pitusín» ya era conocido en la pantalla y tenía muchos admiradores. Su anterior participación cinematográfica había sido en la “cinecomedia de la época moderna” El Lazarillo de Tormes, producción de Atlántida Films, bajo la dirección de Florián Rey y con fotografía de Alberto Arroyo. Su estreno se verificó el lunes 21 de diciembre de 1925 en el Real Cinema y Príncipe Alfonso.







Amapola estuvo varios días en cartel. Después se proyectó El ladrón de Bagdad, interpretada por Douglas Fairbanks. Fueron muy habituales los filmes de la FOX en las que intervenían los actores Tom Mix y Shirley Masson. También las proyecciones por episodios, en su mayoría del género wéstern.



El 27 de febrero se proyectó Nobleza baturra, acompañada por una colosal rondalla y los cantadores mañicos Amelia Forcés y Domingo Martínez. En abril, Las entrañas de Madrid, adaptación cinematográfica de la novela de Pedro de Répide El Madrid de los abuelos, producida y dirigida por Rafael Salvador. Estuvo acompañada por un cuadro flamenco.

Y si alguna vez hubo peleas y hasta disparos en el salón-teatro de la Casa del Pueblo, en el novísimo cine también se dieron bastantes puñetazos en febrero de 1927 con la celebración de un campeonato de boxeo. También se celebró en el Price.



En 1928, los espectadores disfrutaron de la mítica producción de George Kleine, QUO VADIS?. Este filme había sido estrenado en el Teatro de la Zarzuela el 18 de mayo de 1913.

El 27 de octubre de ese año, el Heraldo de Madrid lanzaba en su página de cine y teatro la siguiente noticia:



En noviembre del mismo año se proyecto El dos de mayo de Ediciones Buchs-Forns, acompañada de una banda militar.




Después llegaron otras representaciones de las que ofrecemos dos anuncios publicados en la prensa.

Sábado 17 de noviembre de 1928

Sábado 24 de noviembre de 1928

Los primeros días de diciembre se proyectó Gigantes y cabezudos, producción de Atlántida Films dirigida por Florián Rey. Debutaba el cuadro aragonés El Pilar y la rondalla Ramírez. Hubo graciosos cuentos baturros por El tío Matraco.




Muchas otras producciones nacionales y extranjeras pasaron por la pantalla del cine Gravina; pocas veces se trataba de estrenos, pero eran filmes que habían logrado cierto éxito.

A mediados de diciembre ya se rumoreaba que el cine se convertiría en teatro y que en él actuaría la Compañía de Bové-Torner. Y así fue, los primeros días de enero de 1929, el cine Gravina cambiaba su nombre por el de Teatro Pérez Galdós.


Cinema Teatro Pérez Galdós
Las noticias sobre su inauguración son confusas, para unos se verificó el viernes 11 de enero de 1929 y para otros el sábado 12. Más confusa aún es su condición de teatro, ya que en él se continuaron proyectando películas bajo la denominación de Cinema; por consiguiente, debemos aclarar que aquella renovada sala de la Casa del Pueblo era el Cinema-Teatro Pérez Galdós.

En el citado artículo, su autor se confunde al identificarlo sólo como teatro, posiblemente por la noticia que daba cuenta de su inauguración, en la que podía leerse:
«APERTURA DEL TEATRO PÉREZ GÁDÓS. ¿Hablábamos de la crisis teatral madrileña? Pues desde anteayer estamos con un coliseo más: el teatro Pérez Galdós, situado en la calle Gravina, donde ha desplazado un cine. Una pantalla menos y un escenario más…».
La Voz. Año X, núm. 2510. Madrid, 14 de enero de 1929
Lo cierto es que, como veremos más adelante, a los pocos días de ser inaugurado hubo sesión de cine. No se equivocaba Arturo Mori cuando decía en el diario gráfico La voz de Aragón del 6 de enero de 1929: «En fin, tendremos, por ahora, un teatro Pérez Galdós, del que no sabemos si será cine o no, pero sí que lo ha sido durante bastante tiempo».

Independientemente de esto, debemos tener en cuenta que durante muchos años el pueblo madrileño siguió identificando la sala como cine, incluso la orquesta del teatro siguió denominándose «del cine Gravina». En las guías, el Pérez Galdós aparecía en la sección de Cinematógrafos con la denominación de «cine» en el caso de la Guía industrial y artística del centro (1932), y como «cinema» en Faro-Guía de Madrid y su provincia (1935).

La noche de la inauguración del renovado coliseo se representó Marianela, adaptación de los hermanos Álvarez Quintero. Tal y como habían adelantado los periódicos, la Compañía del teatro estaba formada por Laura Bové y Luis Torner. El empresario, al no encontrar otras referencias, debió ser el citado José Luis Carballeda.

Días después, el 22 de enero, se proyectaba en su pantalla el gran éxito del momento, la película muda ¡Viva Madrid, que es mi pueblo!, de Fernando Delgado de Lara (Exclusivas Orozco, 1928). Se había estrenado con gran éxito el 5 de noviembre de 1928 en el Cine Avenida.






El sábado 26, se proyectaba otro gran éxito de Fernando Delgado: Ruta gloriosa, con guion y fotografía de Leopoldo Alonso (1925). Fue el primer filme de aventura y bélico dedicado a los aviadores militares de España.




Entre una proyección y otra hubo teatro. La Compañía Bové-Torner puso en escena la comedia en tres actos Mujeres del día, de Emilio Gómez de Miguel.

En febrero, además de un filme de Charlot, se repuso La verbena de la Paloma, versión cinematográfica de la zarzuela homónima dirigida por José Buchs (Atlántida Films, 1921).

En las páginas de información teatral del Heraldo de Madrid del 22 de mayo de 1929 se rumoreaba:
 «Que de nuevo abre sus puertas el teatro de la calle de Gravina, que tan efímeramente funcionó con el nombre de teatro Pérez Galdós».
Aunque puede prestarse a confusión, el rumor venía a decir que un teatro con tan digno nombre no merecía representar un espectáculo que se ajustaba más a la figura de un recio militar como Gravina. Nos referimos a El oro del ring, sainete acompañado de un combate de boxeo.




A partir de 1930 hubo en el cinema teatro actuaciones de aficionados. En junio se celebró una función benéfica en la que se representaron las obras en un acto Coba fina y El poeta de la guardilla; también se estrenó Vida nueva, sainete en un acto de Francisco de Pablos y Apolinar Sanz; este último, director de la Compañía.

También lo hizo en enero de 1931 el cuadro artístico de la Casa de Castilla de Madrid con la representación de El genio alegre, obra de los hermanos Álvarez Quintero. Meses después representarán Marianela.

En su condición de cine y teatro, y recordando sus tiempos como salón de actos de la Casa del Pueblo, la Sociedad de Carpinteros de la edificación celebró el XXXVIII aniversario de su fundación proyectando una película cómica seguida de varios discursos, cuadros artísticos, monólogos y variados grupos musicales.

El año concluyó con la más madrileña de las veladas. La Agrupación madrileña Casa de los gatos, que tenía su sede en la calle de la Bola, 2, principal, celebró un festival en el que hizo su presentación el «Cuadro artístico de la Escuela teórica práctica de Declamación» de aquella entidad.

Más festejos hubo en 1932, como la celebración de la Semana Gallega o la velada teatral de la agrupación artística del Arenas Sporting Club. También conferencias, como la impartida por el escritor, periodista y afamado conferenciante Federico García Sanchís quien llenó el teatro en beneficio de la Agrupación Sindical de Empleados de Seguros.

Y continuaron las proyecciones cinematográficas combinadas con números artísticos y musicales. Así, en julio de ese año se proyectó la película La casa de la Troya, seguida por los coros de la agrupación Anaquiños d’a Terra y baile de munieira.

En 1933, la Sociedad de Propietarios, Comerciantes y Vecinos del Cerro de la Cabaña (Ciudad Lineal) celebró una velada teatral para homenajear a D. Julián Amorós Millares, director del cuadro artístico de la agrupación. Intervino la orquestina de la Sociedad cultural recreativa La Libertad y el barítono Francisco Martí.

Muchos fueron los aficionados que actuaron en el escenario del Pérez Galdós, en ocasiones con la intervención de artistas famosos. Y muchas las películas que allí se proyectaron, la mayoría pasadas de moda.

Los años siguientes fueron menos las proyecciones de películas y las representaciones teatrales de aficionados. El cine-teatro recuperó su condición de salón de actos para mítines.

En abril de 1935 el cinema-teatro Pérez Galdós, conocido nuevamente como teatro de la Casa del Pueblo, cerraba sus puertas definitivamente.

En la actualidad, en el espacio que ocupó el salón-teatro de la Casa del Pueblo, podemos encontrar un edificio de la década de los cincuenta del siglo pasado, con posteriores remodelaciones de la década de los ochenta. Corresponden a los portales 21 y 21 A de la calle Gravina, nueva numeración desde 1931.


Imagen de Google maps


Conclusión
El título del artículo publicado en Madridiario puede sugerir que Galdós contó con un teatro de la talla del Español o del María Guerrero (nombre con el que se quiso bautizar al salón-teatro en un primer momento). Como hemos visto, eso no fue así. El cinema-teatro Pérez Galdós daba nombre al salón-teatro de la Casa del Pueblo, como antes lo había hecho el cine Gravina.

Bien que no hubiese gustado -y también nos hubiera pesado-, saber que en Madrid existió un coliseo con el nombre de nuestro recientemente nombrado hijo adoptivo. La piqueta, instrumento que durante siglos ha borrado parte de la historia urbana madrileña, no solo hizo desaparecer aquel espacio sindical sino también muchos de los lugares que el escritor habitó durante sus casi sesenta años de vida en nuestra ciudad.

No os aflijáis, Galdós no tuvo teatro sino una sala que llevó su nombre por breve tiempo. Aquel edificio nació como salón-teatro de la Casa del Pueblo hasta su confiscación y en nuestra memoria quedará como eso que fue.



Bibliografía y Cibergrafía

[1] Castro, A. (11 de agosto de 2020). Y Pérez Galdós se quedó sin teatro. Madridiario. Recuperado de:
https://www.madridiario.es/perez-galdos-se-quedo-sin-teatro?fbclid=IwAR2EuCgQvAd7vl00Shng_hiEvzZVu6BESTMZ0BUaMiF9foMVZaYLjMvM-B0

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© 2020 Eduardo Valero García - HUM 020-014 MADGALDÓS
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