Y acabó el Carnaval del 2016. La sardina ya está enterrada y ha comenzado la Cuaresma, dejando atrás la pagana fiesta y sus chirigotas, disfraces y alguna que otra noticia calamitosa.
En el Madrid de 1916 los carnavales aún no habían comenzado; se celebraron en marzo, y fue el primer domingo de aquel mes cuando Antonio Casero nos dedicó su acostumbrada y costumbrista copla. "De dar bromas" más que copla parece un chiste.
Coplas del domingo, por Antonio Casero
En el Madrid de 1916 los carnavales aún no habían comenzado; se celebraron en marzo, y fue el primer domingo de aquel mes cuando Antonio Casero nos dedicó su acostumbrada y costumbrista copla. "De dar bromas" más que copla parece un chiste.
Coplas del domingo, por Antonio Casero
DE DAR BROMAS
Al atardecer sería
cuando camino de casa
volvieron Perico el «Cojo»
y Manolito el «Tartaja»,
sin caretas, aburridos,
y sin decirse palabra.
El «Cojo» se había puesto
un «matine» y una falda
de su suegra, y el Manolo
vistióse de diablo; estaba
muy bien. Salieron dispuestos
a dar bromas y a dar latas
a los amigos del barrio,
al portero de la casa,
al sastre del dieciocho
a Pepito «Rapabarbas»,
el barbero de la esquina,
que es un andaluz con guasa;
a Paquito el tapicero,
a las chicas de la Paca,
la fiadora del cinco;
en fin, a la aristocracia
del barrio de las Peñuelas;
y a la diez de la mañana,
vestidos de mamarrachos,
fueron por calles y plazas,
sin respeto a que en algunas
ocasiones peinan canas.
No les quedó un solo amigo
por embromar, y gritaban:
el «Cojo», «No me conoces»,
y proseguía el «Tartaja»,
dando saltos de entusiasmo
y con la voz destemplada:
«No... no... no me... co... conoces;
tú eres la Ca... Ca... yetana
cu... cuñá... de Ji... Jimeno
el de Pu... Puerta Cerrada»;
y así por toda la calle,
corriendo de casa en casa
y pegando a los chiquillos
y cogiendo a las muchachas,
gritando de puerta en puerta;
y, es claro, en cuanto llegaban,
a pesar del antifaz
y a pesar de aquellas trazas,
eran pronto conocidos,
lo cual que les contrariaba;
y es lo que decía al «Cojo»,
gesticulando, el «Tartaja»:
«Yo no me lo... me lo explico,
de ve... veras... que me extraña;
todos nos Co... co... conocen.»
«Sí qu'es tener mala pata»,
decía el «Cojo»; a lo cual
repuso la Baltasara,
que iba pendiente del diálogo
de las aburridas máscaras,
que a eso del atardecer
iban camino de casa,
sin caretas, aburridos,
comentando la desgracia
de haber sido bromeados
por los que ellos bromeaban:
«Pero sus estoy oyendo
y m'hacéis la mar de gracia.
¿Quién sus ha engañao, so lilas?
Porque la cosa tie gracia.
¡Miste que ir a dar bromazos
un cojo con un tartaja!...»
Antonio CASERO.
© 2016 Eduardo Valero García (GARCIVAL) - HUM 016-006 ILUST © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-005 COPLAS AC © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
Bibliografía
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Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.
En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "Coplas del domingo. De dar bromas. Madrid, 1916", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325 • Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
• En todas las citas se ha conservado la ortografía original.
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© 2016 Eduardo Valero García - HUM 016-005 COPLAS AC
ISSN 2444-1325
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