martes, 19 de mayo de 2020

¡Alerta! y Electroterapia, pseudo parodias de Electra. Madrid, 1901

Con mayor o menor acierto, se ha hablado en muchas ocasiones sobre el drama en cinco actos Electra, de Benito Pérez Galdós, estrenado la noche del 30 de enero de 1901 en el Teatro Español.
Como ocurriera con Mariucha en 1903, el drama de Galdós fue parodiado en dos obritas de sugerentes títulos: «¡Alerta!» y «Electroterapia», estrenadas en los teatros de Eslava y Apolo en marzo y abril de 1901, respectivamente.




Sabemos de la repercusión que la obra de Galdós tuvo tanto en lo civil como en lo religioso, en lo social como en lo político; pero también conocemos que propició otra revolución, la del “merchandising”. Objetos de escritorio, cigarrillos, cerillas, o el famoso «Licor Electra. El mejor tónico-digestivo» que al «Gabinete Electra» bien pudo ayudarle a digerir la situación.



Además, las empresas de electricidad aprovecharon el filón para darse publicidad y, entre el estreno de una y otra parodia, aparecerá la revista ELECTRA. Sobre esta revista, añadimos unos párrafos del libro Benito Pérez Galdós. La figura del realismo español:
También nacerá, con el mismo título, una revista semanal dedicada a la literatura, el arte, la política, la sociología y temas de actualidad. Tenía la redacción en la calle Argensola, 9, y la administración en la del Espíritu Santo, 18-bajo.
El primer número tendrá fecha de 16 de marzo de 1901 y en él aparecerá un prólogo de Galdós a modo de carta.
Los redactores de la revista ELECTRA me suplican que encabece esta publicación con algunas líneas, a accedo a su ruego entendiendo que se conforman con una salutación cariñosa… Ya lo creo que se conformarán, porque las ideas que han de ser, según parece, el alma y al propio tiempo la enseñanza de su periódico, no la tengo yo, bien lo sabe Dios, recopiladas a prevención y armadas en aparato lógico como los programas de las escuelas o sus similares los programas políticos.
No me tengo por maestro de nadie, si no mas bien por discípulo, poco aventajado ciertamente, de la realidad y de los hechos humanos. No me pidan sistemas ni en el orden sociológico ni tampoco en el artístico, que todo esto me viene ancho, como vulgarmente se dice. Los sistemas y las ideas que los forman no sé cómo se dan, o como se crean. A veces los encuentra uno nacidos del cerebro de un superior ingenio; pero comúnmente los vemos engendrados, por obra del Espíritu Santo, en el seno más o menos virginal de la multitud, entendiendo por ésta todo el censo social, clases altas, medias y plebe. Venga el pan nuevo de donde viniere, por mi parte declaro que lo único que sé es recogerlo, así en la calle como en el hogar, ya en el disertar de los sabios, ya en el charloteo de los indoctos.
Si alguna cualidad posee el que esto escribe, digna de la estimación de sus amigos, es la de vivir con el oído atento al murmullo social, distrayéndose poco de este trabajo de vigía o de escucha: trabajo que subyuga el espíritu, se convierte en pasión y acaba por ser oficio.
Los fundadores de ELECTRA son jóvenes, se hallan en la edad y sazón más propias para engolfarse en las abstracciones y para lanzarse a investigar principios y construir sistemas. De ellos recibiré yo las ideas y ellos de mí noticias de cosas contempladas y oídas. Podrá ser que ellos me den un bien armado esqueleto y que yo lo vista de carne; podrá ser que si me dan un cuerpo con toda su anatomía le ponga yo la ropa, mirando más a la moda futura que a la corriente, sin olvidar en algunos casos la moda ideal, que es una decente desnudez.
Quedamos en que no han de pedirme ideas. Consejos ya es otra cosa. Me permito, pues, oficiar de maestro, mejor dicho, de dómine, en un asunto que no es de arte, sino de disciplina artística. Con la entonación más grave que pueda tomar, les recomiendo que trabajen sin descanso; que no den entrada en sus espíritus al desaliento; que sean perseverantes, testarudos y hasta machacones; que el último momento de un descalabro sea el primero de una nueva tentativa; que se propongan un fin, y cierren los ojos a todos los obstáculos que el camino les ofrezca, bien persuadidos de que no hay dificultades ni distancias que resistan a estas dos poderosas fuerzas: paciencia y voluntad.
Benito Pérez Galdós
Madrid, 15 de marzo de 1901 [1]



Dicho esto, nos centramos en los argumentos, personajes, y la repercusión que tuvieron en la prensa aquellas dos parodias.

¡Alerta!
Esta obra, de Federico R. Escacena y Rafael Muñoz Esteban, con música de los maestros Corvino y Foglietti, se anunciaba como una «pseudo-parodia político-musical del famoso grama de D. Benito Pérez Galdós, Electra».




Se estrenó la noche del 9 de marzo de 1901 en el Teatro Eslava con gran éxito de público y una crítica poco favorable. Decía la prensa que al haberse respetado tanto el argumento de Electra no parecía una parodia sino una imitación.

Personajes y argumento
Intervienen en ¡Alerta! los siguientes personajes:

PATRICIA, interpretada por Ángela Álvarez.
SEÑÁ IGNORANCIA, interpretada por Leocadia Alba
PÁNFILA, interpretada por González Valverde
JUAN PAGANO, interpretado por Riquelme
MÁXIMO PROGRESO, interpretado por González Morales
ESPANTAJO, interpretado por Ripoll
TIMO-TEO, interpretado por García Valero
UN POBRE, interpretado por Casa

La acción se desarrolla en el Madrid contemporáneo.
Una joven huérfana llamada Patricia está bajo los cuidados de sus tíos Ignorancia y Timo-teo quienes encargan su educación religiosa al sacristán Espantajo, de arraigado carácter conservador. La joven se enamora de Máximo Progreso, un muchacho “progre” que no goza de la simpatía de Espantajo. Los tíos de Patricia junto al cura se valdrán de mentiras para poner a su sobrina en contra de Máximo. En la escena tercera del cuadro quinto la joven suplica al cielo por la verdad, apareciendo en escena la figura de una matrona representando a España mientras suena suavemente el Himno de Riego. La joven recupera su amor por Máximo y con él huye, abrazando al progreso y escapando de arcaicas tradiciones.

La última escena tiene por final el homenaje a Galdós.



Crítica
Su ambicioso mensaje liberal pudo escamar a ciertos críticos, a pesar de que días antes del estreno el periódico El Globo anunciase que la obra reunía «circunstancia de mérito que le aseguran una excelente acogida».
¡Alerta! escapaba del sentido anticlerical que se atribuye al drama de Galdós* y se centraba en la política del momento, con varios guiños a lo largo de la obra.

* Subrayamos la frase porque la opinión del público y el uso de la obra como protesta social y política, difieren mucho de la verdadera intención de Galdós. El recientemente desaparecido D. Benito Madariaga, eminente galdosiano, lo explicaba con claridad en el siguiente vídeo.




Sumamos a estas palabras las escritas por Galdós a su amigo José María de Pereda en carta del 1 de marzo de 1901:
Ya habrá recibido el tomo de Electra. Nunca sospeché que esta obra levantara tan gran polvareda, y el día anterior al ensayo general creí firmemente, me lo puede creer, que el drama produciría poco o ningún efecto. En fin, me equivoqué en aquella apreciación, y todavía no he vuelto de mi apoteosis.
Hechas las aclaraciones, nos centramos en la opinión de la prensa sobre el estreno de ¡Alerta!:


EL PAIS (AÑO XX, NÚM. 4970). Madrid, 10 de marzo de 1901.


LA NACIÓN MILITAR (AÑO III, NÚM. 117). Madrid, 24 de marzo de 1901

Como si una terrible maldición periodística recayese sobre todo lo vinculado con la obra de Galdós en general, y sobre Electra en particular, a los pocos días del estreno de ¡Alerta!, el Teatro Eslava tuvo que cerrar sus puertas. Si la empresa no estaba en su mejor momento, el hecho de interpretarse el Himno de Riego, acentuó la caída.




Sobre este asunto había dicho La Correspondencia de España: «A pesar de haberse suprimido los couplets de Alerta, Eslava no se ha salvado del naufragio y ha cerrado sus puertas. Suponemos que volverá a abrir pronto, cuando reforme la compañía, porque si en la Zarzuela y en Apolo no, en Eslava sí está bien el género chico. ¡Pero, por Dios, no tan chico!»

De la parodia, su público y el Himno de Riego, comentaba el semanario satírico Gedeón:

GEDEÓN (AÑO VIII, NÚM. 277). Madrid, 13 de marzo de 1901


Electroterapia
De esta última podemos decir que es una parodia centrada más en el mensaje anticlerical que en el político, tal y como lo contaba el profesor Víctor Manuel Peláez Pérez en la desaparecida Garoza, revista de la Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular. [2]



Se presentaba como una humorada en un acto y tres cuadros, original y en verso, indicando que era una parodia del drama en cinco actos Electra.

Se estrenó en el Teatro Apolo la noche del 11 de abril de 1901 en beneficio de la actriz y cantante Isabel Brú, quien interpretaba al personaje de Pectra. Según las noticias de la prensa, la obra no fue acogida con mucho entusiasmo, aunque sí hubo momentos de risa cuando el actor Sr. Rodríguez imitó a su colega Francisco Fuentes, intérprete del papel de Máximo en la Electra de Galdós.

Personajes y argumento
Intervienen en Electroterapia los siguientes personajes:

PECTRA, interpretada por Isabel Brú.
LA SEÑÁ EVA, interpretada por Vidal.
VOZ DE MUJER, interpretada por Carceller
MAXIMINO, interpretado por Rodríguez.
EL URBANO, interpretado por J. Mesejo
SANTONJA, interpretado por Carreras.
CUESTA-ARRIBA, interpretado por Ontiveros.
CHICO 1.º, interpretado por Soriano.
CHICO 2.º, interpretado por Otero.

La acción se desarrolla en el Madrid contemporáneo, en tiempos de Carnaval.
Ahora la joven huérfana lleva el nombre de Pectra, por Pectronila, y sus tíos los de “el Urbano” y la Señá Eva. La joven se enamora de Maximino, un joven veterinario que aplica electroterapia a los animales, de ahí el título de la obra. El vil sacristán es Santonja, del que ya conocemos sus intenciones y su antipatía hacia el veterinario. Pectra se ve atosigada por Santoja; Maximino pondrá solución al asunto en el baile de máscaras que se desarrolla en el último cuadro. Disfrazada de chula, con mantón de Manila y pelo empolvado va la Señá Eva, mientras que el urbano va de calle, pero con una grotesca nariz de cartón. Maximino y Cuesta-Arriba van disfrazados de astrólogo, el primero, y de Mefistófeles, el segundo. Por su parte, Pectra va vestida de la Doña Inés del Tenorio y Santoja de sacristán, con sotana, gorro y careta grotesca.
Entonces Pectra entra en una especie de trance y pide a seres imaginarios que la lleven al mundo de las verdades. Tíos y sacristán se asustan al irrumpir en escena el astrólogo y Mefistófeles portando antorcha y campana chinesca, seguidos de una turba de chiquillos disfrazados de diablillos con vejigas en las manos. Rescata Maximino a su amada y anuncian su casamiento.
Como en la anterior, esta obra también finaliza con un homenaje a Galdós.

MAXIMINO
(Al público.)
Y ahora... perdón e indulgencia
para este humilde homenaje
de admiración y respeto
al autor incomparable
del drama Electra y de Los
Episodios Nacionales.

(Telón.)


Curiosidad
Como hemos visto, Maximino era veterinario y aplicaba la electroterapia a los animales. En la ambientación del cuadro segundo se indica:
«Interior de la tienda del veterinario MAXIMINO. Al fondo izquierda, la fragua encendida y el fuelle, en forma de que pueda robarse a la mutación. En primer término, derecha, el yunque; a la izquierda, una mesa de pino y taburetes. Sobre la mesa una botella de vino. Herraduras colgadas por las paredes, espuertas con herramientas. Puerta al foro que da a la calle y dos laterales, derecha e izquierda, que comunican con las habitaciones interiores. Sobre la puerta del foro un gran rótulo, que dice»:


Días después del estreno acudieron a la representación algunos estudiantes de la Escuela de Veterinaria. Los jóvenes, sintiéndose aludidos al entender que se menoscababa la profesión, montaron un gran alboroto al salir Maximino a escena. El escándalo fue tan mayúsculo que hizo falta la intervención del delegado del distrito.

Una Comisión de estudiantes se presentó en Gobernación para solicitar que fuesen retiradas de Electroterapia las alusiones que ellos suponían que se hacían.


Crítica
Sin lugar a duda, la Electra de Galdós continuaba triunfando a pesar de las difamaciones de diversos estamentos; otra cosa era la buena intención de estas obritas lúdicas que rendían homenaje al insigne escritor y flaco favor a sus propios autores; aunque, en el caso de la obra de Merino, fueron más condescendientes.


LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA (AÑO LII, NÚM. 15733). Madrid, 12 de abril de 1901.


EL DÍA (AÑO XXII, NÚM. 7382). Madrid, 12 de abril de 1901.

EL GLOBO (AÑO XXVII, NÚM. 9259). Madrid, 12 de abril de 1901

Telón
Aquí finaliza la breve historia de estas parodias relegadas al olvido y representadas en dos teatros ya desaparecidos. Al menos el Eslava continúa en su sitio; no podemos decir lo mismo del Apolo.
Como en Historia urbana de Madrid rememoramos, recuperamos y reconstruimos el Madrid de otros tiempos y el galdosiano, Electroterapia nos recuerda que, en la calle de Huertas, 15, a la altura de la Plaza de Matute, estuvo el Instituto Español de Electroterapia, fundado en 1901 por el doctor en medicina y "distinguido electricista" Sr. Diaz de la Quintana.




Por otra parte, hacemos referencia a uno de loss grandes amigos de Galdós, el doctor Manuel Tolosa Latour, quien en un extenso artículo publicado en la revista de ciencias y arte La Lectura hace una descripción detallada del Instituto del doctor Federico Rubio. 
«Detrás del primer pabellón se halla el dispensario, con su sala de espera en la planta baja, donde los enfermos están clasificados por especialidades, y entran y salen por distintos puntos. A lo largo de la crujía del primer piso se hallan los consultorios especiales para los enfermos, con departamentos de ginecología, electroterapia, otología, ortopedia, cámara fotográfica, etc., etc., y, por fin, la sala de conferencias».

INSTITUTO RUBIO
(Plano de proyecto de construcción - Perspectiva aérea)

Hubo antes y después otros balnearios, sanatorios y gabinetes donde se sumaba la electricidad a otras terapias, como en el Balneario de San Felipe Neri, muy cercano a la primera casa que habitó Galdós a su llegada a Madrid en 1862.


Nos despedimos y ofrecemos la posibilidad de leer las parodias de Electra. Corresponden a la Biblioteca digital de la BNE y a los archivos del Instituto Miguel de Cervantes, respectivamente. Clica sobre las imágenes para acceder.


https://drive.google.com/file/d/1x80vVTTU0_robRw2QleWvwaCwCRqL0i9/view?usp=sharing http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/electroterapia-humorada-en-un-acto-y-tres-cuadros-original-y-en-verso-parodia-del-drama-en-cinco-actos-electra--0/html/ffe5bacc-82b1-11df-acc7-002185ce6064.html



¡Abur!




Bibliografía y Cibergrafía

[1] VALERO GARCÍA, Eduardo: https://www.benitopérezgaldós.com/

[2] PELÁEZ PEREZ, Víctor Manuel, El discurso político del teatro galdosiano puesto en solfa. Garoza. A Coruña, 2010, Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular, núm. 10. ISSN 1577-8932.

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En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2020) "¡Alerta! y Electroterapia, pseudo parodias de Electra. Madrid, 1901", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325

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© 2020 Eduardo Valero García - HUM 020-009 MADGALDÓS
Historia Urbana de Madrid
ISSN 2444-1325

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