miércoles, 6 de noviembre de 2013

Recuerdos de papel. Kiosco del Parque del Oeste





Tarde triste de enero en el Madrid de 1914. 
La Navidad del año anterior nos dejaba Alberto Aguilera.
Jardines del Parque del Oeste, legado de este preclaro hombre para el pueblo madrileño. Pulmón de la ciudad con aire sano y vivificador, otrora refugio y campo de operaciones de maleantes y vertedero de inmundicias rodeado de agrios barrancos. Más tarde, tablero de juego de una guerra entre hermanos.

Dos visiones de un mismo elemento en el objetivo de Vilaseca. El kiosco del Parque del Oeste por dentro y por fuera; con su hermosa cascada y una panorámica de alamedas, estatuas, fuentes y monumentos.
Tres ancianos se muestran en la escena. Los tres acompañan la silueta del gran kiosco, y a lo lejos, borroneado entre el parque y sus alturas, el monumento a los mártires de la guerra de Cuba.

Panorámica del Parque desde el kiosco. Fotografía de Vilaseca. La Esfera, 1914


Ejemplo paisajístico de época que aprovecha los tantos desniveles que fue siempre Madrid, y corona el kiosco en una cima. Especie de palomar para personas desde donde otear las siluetas madrileñas de todo tipo. Punto refrescante de los veranos de recreo en las costumbres matritenses que completa el cuadro con monumental cascada.

Kiosco y cascada. Fotografía de Vilaseca. La Esfera, 1914



© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-013 RECUPAPEL


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