Café de barrio en el Madrid de los años treinta. Cálido ambiente de estufa y tumulto humano en aquellos establecimientos de luz mortecina, altos techos y decoración palaciega.
Mesas de mármol con pedículo de hierro, acompañadas de variopintos estilos de sillas, creaban los diferentes mundos en que se repartía el amplio salón. Más allá, la zona reservada a todo tipo de pecados.
La orquesta ameniza el bullicio. Unas damas de dudosa reputación camelan a su víctima. Unos comen, otros beben, y la gran mayoría habla a gritos sobre la conversación del resto. Un bohemio artista tiene cita con alguna de sus imaginarias musas. Los camareros pasean de un lado al otro mientras la patrona decide a quien se le fía. Los clientes, en su mayoría viejas glorias del siglo XIX que reniegan de todo lo moderno, añorando los tiempos galdosianos. Y los modernos, que viven la juerga de sol a sol y entre "sol y sombra".
El cerillero y el colillero hacen negocio, como lo hizo don Alfonso en el Café Gijón.
Página de humor, por Bellón "Café de barrio" Crónica, 1934 |
© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-031 ESTAMPAS MAD
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