miércoles, 12 de junio de 2013

Madrid, 9, 10, 11 y 12 de junio




Efemérides del 9, 10, 11 y 12 de junio de 1913




1913
JUNIO
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Comienza la semana con altas temperaturas que superan los 30º y un sol de justicia al menos hasta el día miércoles, que comienzan a aparecer algunas nubes. Así de caldeado estará Madrid en todos sus aspectos; el social, el político, el de las noticias del extranjero y, cómo no, en los sucesos más variopintos.


Lunes 9






Máxima    31,2º
Mínima   16,7º






En las calles de Madrid
Calle de Cedaceros número 4
Durante varios días se había hablado de la fortificación montada por el dueño de la finca del número 4 de la calle de Cedaceros, que se veía afectada por el proyecto del Ayuntamiento de ensanchar la calle Nicolás María Rivero.
El alcalde, Sr. Ruíz Jiménez, tuvo que personarse en aquel sitio a las siete de la mañana para hacer cumplir la orden de desahucio. Allí le esperaban el teniente de alcalde del distrito de Congreso, Sr. Mesonero Romanos, el Sr. García Molinas y el secretario del Consejo, Sr. Ruano. También estaba allí el arquitecto Sr. Aranda, el jefe de la Guardia municipal, y varios funcionarios y obreros municipales. Todo un ejército de sombreros de copa, de paja y fieltro.
Dijo el alcalde a la Prensa:
"Acompañado de dichos señores me dirigí a la casa en cuestión, que estaba cerrada.
llamé, sin que nadie contestara. Insistí y entonces oyóse una voz preguntando:
—¿Quién llama?
—El alcalde-contesté yo.
—No puedo abrir—replicó la voz misteriosa—sin permiso de mi amo.
Entonces di las órdenes para que acudieran un notario y un cerrajero; pero a los pocos momentos abrióse la puerta y apareció el portero, quien fue detenido por orden mía para que fuese llevado a disposición del juez de guardia.
Requerí a la portera para que me entregase las llaves, y una vez que se cumplió este requisito, y acompañados por aquella, subimos hasta la guardilla.
Respecto al estado de la casa, cuanto les diga a ustedes es poco; las habitaciones están llenas de grietas, los retretes no tienen agua, las maderas están podridas, los pisos hundidos, y no sólo ocurre esto en la primera crujía, sino en las habitaciones de la tercera, dónde se ven las cocinas apuntaladas.
El notario Sr. Nacarino levantó la correspondiente acta de nuestra entrada en la finca, y yo dispuse que inmediatamente comenzara el derribo, como se efectuó.
Mientras yo estaba dentro de la casa llegó, según me manifestaron después, el dueño de la casa, y como los guardias de Seguridad no le dejaron pasar, suplicó a un notario que le acompañaba que levantase acta."

Calle de Nicolás María Rivero fue el nombre que se le dio a la calle Cedaceros. En el número 4 podemos asegurar que existió el "Almacén de marcos y muebles dorados de la Viuda e hijos de Torija", al menos hacia la segunda mitad del siglo XIX.

En la fotografía, de Alfonso, vemos al alcalde Sr. Ruíz Jiménez, el teniente de alcalde Sr. Mesonero Romanos y al arquitecto Sr. Aranda, en la casa de la calle Cedaceros.



Una campana en el Manzanares
En el cauce del río Manzanares fue encentrada una campana de bronce de regular tamaño, y que, por lo que se suponía, procedía de la iglesia de Aravaca.
Debió ser robada hacía unos días, y los ladrones, tratándose de un objeto tan pesado y difícil de esconder, no tuvieron más remedio que abandonarla, arrojándola al Manzanares.
La campana quedó depositada en la Casa de Canónigos.



El conflicto en Marruecos
La situación, lejos de mejorar, iba cogiendo intensidad cada día que pasaba y España comenzaba a reforzar los puntos militares repartidos por la región.
Este día llegan a Ceuta el personal y material de oficina del batallón de cazadores de Madrid. Eran 30 soldados acompañados por el comandante Ormaechea, los capitanes Serra y Dadín, y los técnicos Pacheco y Cayuela. Instalaron sus oficinas en el antiguo hospital de la Misericordia.
Este batallón, más otros que llegarían en breve, se instalarían tres meses en Ceuta y otros tres en Tetuán.

También se realizó el sorteo de los 400 soldados que saldrían ese mismo día con destino a Ceuta y Larache.

Es atacado el fondak que  tenía la un destacamento de la Policía indígena. El combate fue sangriento y los rebeldes capturaron a once policías allí destacados y se los llevaron.

Según informaciones de confidentes, la harka estaba formada por unos 2.000 hombres y se esperaban refuerzos provenientes del Rif. En aquellos momentos se la localizaba en el zoco El Arbáa y preparada para atacar la Alcazaba de Tetuán.




Martes 10






Máxima    32,4º
Mínima   17,6º





El Proyecto de Mancomunidades en el Senado
Información extraída de "El Año Político - 1913"
Lo ocurrido en la sesión del Senado en esta fecha fue muy  interesante.
El Conde de Romanones y el Ministro de Instrucción pública conferenciaron repetidas veces con los Sres. Marqués de Santa María y Portuondo, sin que pudiese llegarse a un arreglo.
Teniendo por base la votación de algunas enmiendas, la deseada por el Sr. Montero Ríos la reducía a la modificación del número 3.º, párrafo 3.°, del art. 1.º, que se refiere a las de legaciones, desglosándolo, para discutirlo, en el art. 6.°, que trataba de las mismas, estudiando entonces los peligros que dichas delegaciones pudieran acarrear.
El Gobierno estimó la fórmula inadmisible, porque anulaba toda la substancia de la reforma, muy desmejorada ya con las modificaciones aceptadas por la Comisión.
En su consecuencia, el segundo de dichos señores se trasladó al domicilio del Sr. Montero Ríos para darle cuenta del estado de la cuestión. Entonces fue cuando el Presidente del Senado se dirigió a la Cámara.

Romanones y su discurso en el Senado
El Presidente del Consejo dijo que aún cuando no estuviera enterado de lo que estaba pasando, se hallaba dispuesto a que ni por este proyecto ni ninguno se dividiese el partido liberal.
"Este deseo deja en libertad a mis amigos de combatir y discutir el proyecto, y a la Comisión, de aceptar enmiendas.
Pero no puedo aceptar nuevos aplazamientos, después de toda la gestación de este proyecto.
Declaro éste cuestión de Gobierno, y no de partido; de modo que si fracasa, no es el partido el fracasado y puede seguir gobernando, pues el que fracasará será el Gobierno, y ya sabe lo que tiene que hacer."

Votación del Proyecto en el Senado
Estaba concentrado el interés político en la alta Cámara, y ello justificaba la extraordinaria expectación con que era por todos esperada la sesión.
Acudieron desde primera hora muchos Senadores y Diputados, que llenaban por completo los pasillos, y en los grupos se comentaba con gran animación la situación política y se hacían todo género de conjeturas acerca del resultado de la votación del artículo primero del proyecto de Mancomunidades.

Todos los intentos para llegar a una fórmula de avenencia habían sido ineficaces, y se hacía inevitable la batalla.
Los comentarios eran muy variados. Dimitieron de sus cargos los secretarios del Senado Sres. García Molinas y marqués de Laurencín, y los vicepresidentes Sres. Portuondo y Roda (D. Arcadio), amigos del Sr. Montero Ríos.
Con este ambiente de expectación, análoga a las de otras grandes solemnidades de la política, abrió la sesión, a las cuatro menos cuarto, D. Amos Salvador.
Después de algunas preguntas, continuó el debate sobre el articulado.
El Sr. marqués de Santa María apoyó su cuarta enmienda al art. 1.°
Rogó al Jefe del Gobierno que meditara sobre lo que podía ser la votación de este artículo, que ocasionaría la división del partido liberal.
"A los catalanes—dijo—no les puede satisfacer esta victoria."

El Sr. Presidente del Consejo dijo que este problema venía ocasionándole infinitas amarguras y que para resolverle armónicamente había empleado cuantos medios estaban a su alcance.
Añadió que el compromiso contraído por el Gobierno no admitía dilatorias.
Explicó el alcance del proyecto, que no atenta a la unidad nacional.

El Sr. Groizard: "Pero destruye la soberanía."
El Sr. Presidente del Consejo: "Pero la autorización de la Mancomunidad corresponde a las Cortes; luego en las Cortes estará siempre, aparte de que siempre el Gobierno tiene la facultad de disolver la Mancomunidad."

"El partido conservador es partidario de la mancomunidad..."
A esto respondieron varios conservadores: "En otra forma"

Concluyó diciendo el Jefe del Gobierno que no veía los temores que se le anunciaban, y que las Mancomunidades mejorarían los servicios de carácter provincial,
"La suerte está echada. Ved si todavía hay un camino de paz y de concordia que seguir."

El Sr. marqués de Santa María rectificó insistiendo en señalar los peligros de la Mancomunidad, y diciendo que bueno sería que el Sr. conde de Romanones dijera si el compromiso es con Cataluña o con los Senadores catalanes.

Se dio lectura a otra enmienda del Sr. López Mora al artículo 1.°. La Comisión no la aceptó.

El Sr. Aguilera dijo que recordaba el voto que en contra del proyecto dio el Sr. Moret; pero que distinguiendo de tiempos, recordaba lo que debía al partido liberar, y votaría en pro. Ante esta aprobación hubo grandes rumores en la Cámara.
El Sr. Palomo recordó la memoria de Canalejas, para decir que votaría en pro.
El general Concas dijo que votaría en contra.
Y así muchos otros a favor y en contra.

Comenzó la votación con gran solemnidad.
Al votar en pro del artículo el Ministro de Instrucción pública, se oyeron murmullos.
El Sr. Echegaray votó en contra y recibió el aplauso de algunos Senadores.
Los tradicionalistas votaron en pro.
El voto negativo del Sr. Montero Ríos fue solemne.

Los Secretarios dimisionarios llevaron la votación, que dio por resultado la aprobación por 111 votos contra 97, de ellos 37 de la mayoría liberal.
En los 111 votos que obtuvo el Gobierno estaban comprendidos, además de los catalanes, los jaimistas señores Polo y Peyrolón y Duque de Solferino; el Sr. Labra, republicano; el conservador Sr. Marqués de Grigny y el independiente Sr. Luca de Tena.

La sesión continuó breves momentos, pero sin interés; aunque hubo un pequeño escándalo, porque con el ruido no se oía lo que se discutía, y eran artículos que el Gobierno quería aprobar; y fue preciso suspender la sesión.

El conde de Romanones dijo:
"Lo acaecido no puede calificarse ciertamente de agradable; pero ello no impedirá que yo siga gobernando. No voy a llevar todos los días a la Corona el pleito de la confianza, cuando tan reciente está la última prueba recibida de ella.
Para el Gobierno, esta votación se descompone en 111 Senadores que le apoyan resueltamente, y 36 o 37 (los que sean) que se separan de él en esta cuestión de las Mancomunidades.
Claro es que no hay que contar los votos conservadores; justo es decir que éstos no han querido movilizar todas sus fuerzas.
Este caso se parece a aquel otro en que Sagasta* obtuvo dos votos de mayoría, y siguió gobernando. Yo tengo en mi favor bastantes votos más, y seguiré mis trabajos parlamentarios."

*Lo dicho por el conde de Romanones respecto a Sagasta, no era cierto.
   El 28 de Febrero de 1898, en una votación del Senado, el Sr. Sagasta tuvo dos votos de mayoría... y dimitió. (Los políticos también mentían hace cien años y no tiraban de hemerotecas)


Descomposición de los votos
La descomposición de la votación, según los datos oficiales, fue la siguiente:
Un conservador.
Un Prelado, el de Jaca.
Cuatro regionalistas.
Un palatino.
Tres independientes.
Cuatro jaimistas.
Noventa y siete ministeriales.
Es decir, que había obtenido el Gobierno 14 votos de mayoría.


Ruptura de la Conjunción
De la reunión celebrada por el Comité de la Conjunción republicano-socialista, y que duró cuatro horas, se facilitó la siguiente nota oficiosa:
"Se ha reunido el Comité de la Conjunción republicano-socialista, con asistencia de los Sres. Pérez,Galdós,
Azcárate, Iglesias, López Parra, Soriano, Llórente, Castells, Talavera, Zulueta (D. L.), Cabanas y Salvatella.
El Sr. Miró ha asistido a la reunión en representación del Sr. Alvarez (D. M.). Los Sres. Iglesias, López Parra, Soriano, Llórente, Castells, Talavera, Cabanas y Salvatella han declarado que las manifestaciones hechas en el Congreso por D. Melquíades Alvarez, contrarias a los fines de la Conjunción, y entendiendo que ésta debe subsistir para el cumplimiento de los mismos, consistentes en impedir que venga al Poder el partido conservador de 1909 y en procurar por todos los medios que estén a su alcance y las circunstancias aconsejen, la instauración de la República, han declarado que no podían contar con el concurso del Sr. Álvarez y de aquellos elementos que están conformes con sus manifestaciones y dispuestos a secundar su actitud.
Los Sres. Azcárate, Pérez Galdós, Zulueta (D. L.) y Miró, juzgando, por el contrario, que las declaraciones del Sr. Álvarez son perfectamente compatibles con la existencia de la Conjunción, tal como está constituida, en vista de lo expuesto por la mayoría, se han creído obligados a retirarse.
En consecuencia, los señores primeramente citados ha acordado seguir constituyendo el Comité ejecutivo de la Conjunción, dando inmediatamente cuenta del acuerdo a los partidos que representan."

Al día siguiente "La Correspondencia de España" sorprenderá a los madrileños con el siguiente titular en portada:
La crisis política no había finalizado.



En las calles de Madrid
Calle de Bravo Murillo
Una pareja de la guardia civil detuvo de madruga en la calle de Bravo Murillo, a Juan Trotonda Mena, de treinta y cuatro años, mecánico, por intentar agredir con una cuchilla de grandes dimensiones a varios transeúntes, entre otros, a Manuel Montero Nieto, de treinta y nueve años, y a Juan Muñoz Carbonell, de treinta, "chauffeur", quienes hicieron detener al tal Trotonda.

Calle de Ríos Rosas
Victoriano Rubio Moreno denunció a Aquilino Noblejas, por un suceso un tanto pegajoso ocurrido en la calle de Ríos Rosas entre éste y un tal Gregorio López.
El pobre Gregorio, que llevaba un cesto con 300 huevos, tuvo la desgracia de topar en su camino con Aquilino, quien le tiró el cesto al suelo con el consiguiente desparrame de huevos.
Por un momento la citada calle se convirtió en sartén improvisada para tamaña tortilla. ¡Manda huevos!



Juicio de locos
Debemos remontarnos al 28 de abril de 1912, fecha en que, en el manicomio de Ciempozuelos, se comete un asesinato. El cuerpo de un enfermo, Mariano Quintero, era hallado muerto sobre un gran charco de sangre. Un poco más allá, junto a la tapia, otro charco de sangre conectado por gotas con el que había bajo el cadáver.
De aquel asesinato se sospechaba de otro enfermo, un tal Vicente Hermógenes. Loco, pero no tonto, negó los hechos.
Y así llegamos a la fecha actual de hace cien años, que fue cuando en la sala del teatro de Ciempozuelos se improvisó un Tribunal para las sesiones de aquel juicio de locos.
En una primera sesión se interrogó al acusado. En la segunda se comenzó el examen de los testigos propuestos por las acusaciones.
Uno de los principales testigos de cargo era el demente Rafael Mollá, de quien se dudaba si su declaración era cierta o fruto de sus delirios.
A él le siguieron el prior, fray Leopoldo Bataller, los frailes Ginés, Rosendo e Indalecio; el hermano Anacleto y el director del manicomio, D. Miguel Gayarre.
En las fotografías vemos el momento en que el acusado, Vicente Hermógenes, es llevado desde el manicomio al teatro de Ciempozuelos. Debajo, el Jurado improvisado en la sala del teatro. Por último, dos testigos, fray Ginés y el soldado Indalecio Mañero (fray Indalecio), que perteneció a la comunidad que regía el manicomio.





Impresiones del día
Resumen de las impresiones del día sobre el juicio a los locos de Ciempozuelos publicado por el "Heraldo de Madrid" de aquel día.




Miércoles 11






Máxima    33,6º
Mínima   20º





Sube el pan
Aquel miércoles 11 de junio subió de precio el pan.
Los panaderos, que hallaban siempre ocasión propicia para subirlo y nunca para bajarlo, manifestaron el día anterior al alcalde que habiendo subido las harinas hasta 44 pesetas los 100 kilos, suplicaban que se decretase la regulación para subir el precio del pan hasta 44 céntimos el kilo.
El Sr. Ruiz Jiménez se negó resueltamente a esa pretensión, añadiendo que quedaban en libertad para elevar el precio, pero advirtiéndoles que sería enérgico en el repeso del pan.
El precio del pan pasaba a ser el siguiente:
Piezas de un kilo, 44 céntimos; libretas, 23, y panecillos, 10.


El sueldo de los alguaciles de Madrid
Los alguaciles de los Juzgados de primera instancia e instrucción de Madrid estaban de enhorabuena.
Dos años largos habían transcurrido desde que en el presupuesto de 1911 les habían sido aumentados, sus sueldos de 1.200 a 1.500 pesetas, sin que hubiesen conseguido la confirmación de sus nombramientos de real orden.
Gracias a las gestiones realizadas por el diputado a Cortes por Madrid, señor conde de Santa Engracia, vieron satisfechas sus aspiraciones.
El Sr. Barroso, antes de dimitir su último cargo ministerial, firmó la real orden confirmatoria, y ya sólo faltaba un pequeño, trámite para que esos humildes subalternos de la Administración de Justicia pudieran leer en sus títulos administrativos su nombramiento de real orden, a fin de tener en su día derechos pasivos.



Un ventorro hundido en Cuatro Caminos
Se comunicó a las autoridades que en las inmediaciones de la estación de los tranvías, en los Cuatro Caminos, se había hundido un viejo casuchón en el que se expendían vinos y comidas.
El aviso se recibió en la Dirección de Incendios, para que ésta enviara con urgencia el personal de la brigada, temiéndose que entre los escombros hubiera algunas víctimas.
Afortunadamente, el accidente no tuvo consecuencias graves.
Hubo varios heridos, pero todos ellos leves, por golpes de ladrillos y maderos. Fueron asistidos en la Casa de Socorro de los Cuatro Caminos, pasando luego a sus respectivos domicilios.



Crisis política
Información extraída de "El Año Político - 1913"

A pesar de la actitud tranquila y hasta jactanciosa que adoptaron el día anterior los señores Presidente del Consejo y Ministro de la Gobernación, era indudable que comprendían que la situación no podía sostenerse, y, en efecto, por grande que fuera la reserva guardada acerca de la actitud del Gobierno, no fue obstáculo para que en las primeras horas de la madrugada se supiera que el Jefe del Gabinete, y con él los demás Ministros, habían opinado en la reunión, que no procedía la continuación en sus respectivos cargos, sin menoscabo para los prestigios del Gobierno, de aquellos señores que, habiendo hecho dimisión de los mismos, habían votado en contra del proyecto de Mancomunidades.
En su consecuencia, se acordó que el Jefe del Gobierno fuese a La Granja, siendo portador de los decretos referentes a las dimisiones aludidas.
En efecto, a las seis de la mañana salió para La Granja el conde de Romanones.
Durante toda la mañana reinó en los centros políticos y oficiales gran expectación, en espera de conocer lo que haya podido ocurrir en la entrevista del Presidente del Consejo con el Rey.
La entrevista se verificó, siendo de duración y de excepcional importancia política, en atención a los acuerdos adoptados por el Consejo de Ministros.
Dio cuenta al Rey muy minuciosa el Conde de Romanones do todo lo sucedido, de la situación de las fuerzas del partido liberal y de las minorías, y tuvo muy buen cuidado el Conde de Romanones en su exposición, de hacer constar que no había omitido por su parte medio alguno para evitar lo ocurrido, incluso haber sacrificado lo que pudiera entenderse amor propio suyo.
El Rey, después de esta exposición de hechos, estampó su firma en los decretos admitiendo la dimisión a los
Sres. Montero Ríos, Roda y Portuondo, de sus cargos en la Mesa del Senado, y al Sr. Gullón (D. Pío), de la Presidencia del Consejo de Estado.
En el decreto de los Sres. Montero Ríos, Roda y Portuondo no se empleaban más términos que los de "vengo en admitir la dimisión á D. Fulano de tal cargo", sin las frases de "quedando satisfecho del celo, etc.".
Antes de salir de La Granja el Presidente del Consejo, habló por teléfono con el Ministro de la Gobernación para decirle que citara a los demás compañeros de Gabinete para la una y media de la tarde en su casa.


Nota oficiosa ofensiva
A la hora citada se encontraban todos los Ministros en la casa del Sr. Conde de Romanones excepción hecha del Ministro de la Gobernación.
Algunos de ellos habían ido sin comer.
Minutos más tarde llegaba a su hotel el Conde de Romanones, a quien acompañaban en el automóvil su secretario, Sr. Brocas, y el Ministro de la Gobernación, que se le incorporó en el camino, por haber salido á su encuentro.
Inmediatamente comenzó el Consejo de Ministros, que duró hasta las tres y media de la tarde, en que el
Ministro de la Gobernación facilitó a los periodistas que allí se encontraban, la nota oficiosa relativa al planteamiento de la crisis.
El documento decía así:
"El Consejo de Ministros consideró ayer indispensable presentar á S. M. el Rey los decretos admitiendo las dimisiones de sus caraos á los presidente y vicepresidentes del Senado, Sres. Portuondo y Rodas, y al Sr. Presidente del Consejo de Estado.
Los Ministros se han enterado con satisfacción y con gratitud de que S. M. el Rey se ha dignado firmar aquellos decretos, que le fueron sometidos hoy por el Sr. Presidente del Consejo.
Examinadas las situaciones política y parlamentaria que se derivan del curso de los debates en el Senado, el resultado ofrecido por los del Congreso y todos aquellos factores de orden interno en el partido liberal, y aun los extraños al mismo, que merecen, sin embargo, la atención de los gobernantes, los Ministros entendieron unánimemente que, después de la resolución de S. M., aun más que antes importaba que el Sr. Presidente del Consejo dispusiera de la necesaria plenitud de medios para desarrollar la política liberal.
En virtud de todo ello, los Ministros han puesto sus dimisiones en manos del Sr. Presidente, a fin de que, así planteada la crisis, pueda proponer a S. M. lo que mejor convenga a la Monarquía y a las soluciones liberales y democráticas que el país anhela."


Suspensión de sesiones
Al mismo tiempo que se daba la nota anterior, se remitían a las Cámaras las respectivas comunicaciones para la suspensión de sesiones, por haber presentado el Gobierno la dimisión.
Continuaba la crisis política.
El reporter. -Vamos, señor Presidente, que sea enhorabuena. Al fin se decide usted a abrirlas...
Romanones. -¡Quiá, hombre! He venido a darle otra vuelta a la llave por si estaban mal cerradas.





Jueves 12






Máxima    33,8º
Mínima   19,8º





Más crisis política
Información extraída de "El Año Político - 1913"
A las once de la mañana llegó de La Granja el rey, y a las once y diez ya estaba en Palacio el presidente del Consejo, Sr. conde de Romanones. A su salida, primero en el zaguán de Palacio y después en la Presidencia, habló muy regocijado con los periodistas, después de decirles que había dado cuenta al Rey de todo lo acaecido, y como si no diera importancia a las cosas dijo:
"Veremos si se hace hoy esa pequeña modificación ministerial: no tendrá ni gran alcance ni importancia.
Después, examinaremos la situación política, para decidir cuándo hayamos de ir a las Cortes."

A la pregunta de si jurarían aquel día los ministros, el conde de Romanones respondió:
"Espero que sí. Sin embargo, corno La Granja está tan cerca, y se puede ir en una hora, no tendrá nada de extraño que se hiciera mañana esa ceremonia."

Y añadió, con la intención de que sus palabras se hicieran públicas:
"Se ha interpretado mal por algunos lo que consignamos ayer en la nota oficiosa respecto a la gratitud de los ministros. No es por lo que se refiere a la aceptación por el Rey de las dimisiones, sino solamente por haber aceptado el Monarca una propuesta del Gobierno. Si esos señores no hubieran dimitido, no hubiera sido yo quien les pidiera las dimisiones."

A las dos de la tarde, sin previo anuncio, estuvo en Palacio conferenciando con el rey el Sr. García Prieto (marqués de Alhucema).
Esta visita inesperada cambió el curso de los sucesos de manera notable y poco satisfactoria para el Gobierno.

Romanones vuelve a Palacio
El Presidente del Consejo volvió a Palacio cerca de las tres y media, y permaneció conferenciando con el rey hasta las cuatro, mostrándose luego reservado con los periodistas respecto a la verdad de lo acontecido.

El silencio de Romanones se traducía en lo siguiente:
El ministro de Instrucción pública pasaría al departamento de Estado, cuyo titular, el Sr. Navarro Reverter, iría a la Presidencia del Consejo de Estado.
El Sr. Rodríguez de la Borbolla ocuparía la cartera de Instrucción pública, y el Sr. Ruiz Jiménez (El alcalde de Madrid) cubriría la vacante del Ministerio de Gracia y Justicia.

Ese era el Gabinete que tenía preparado el Sr. Conde de Romanones, excepto en un detalle, el de que el Sr. Ruiz Jiménez no iría a Gracia y Justicia, por la oposición que había de encontrar en la Magistratura. Por esta razón el señor
Ruiz Jiménez sería trasladado en la candidatura a Instrucción pública, designándose para Gracia y Justicia al señor Rodríguez de la Borbolla.

Este era, en efecto, el Ministerio que tenía preparado el Sr. Presidente del Consejo, creyendo que podría solucionar la crisis en el mismo día; pero era indudable que surgieron dificultades, puesto que el rey se volvía a La Granja sin firmar los decretos ni tomar juramento a los nuevos ministros.

Por un momento la cosa se puso negra
Al enterarse Alfonso XIII de lo sucedido el día anterior, de la nota oficiosa del Consejo y del efecto que ésta había producido, cuando salió el conde de Romanones de Palacio la vez primera, mandó el rey llamar al Sr. García Prieto.
Llegó éste a la cámara regia, y sin eufemismos hi disimulos explicó a D. Alfonso la situación de las cosas; se quejó de la conducta seguida por el Gobierno con el Sr. Montero Ríos y de la forma poco atenta con que se le había admitido la dimisión; se habló de la famosa nota oficiosa del Consejo, manifestando que si no se daban a sus amigos satisfacciones amplias de hechos, no de palabras, el Gobierno no podía contar con su apoyo, quedando de hecho, por culpa del Gobierno, dividido el partido liberal, y haciendo constar que si el conde de Romanones había hecho argumento para ocupar la Presidencia del Consejo, del apoyo que le habían prestado los exministros del partido liberal, ahora que ya era evidente que gran número de éstos, entre ellos los más antiguos y de mayores servicios en el partido, le retiraban su confianza, no tenía autoridad para seguir ocupando el puesto de Presidente del Consejo.
Preocuparon al Rey estos razonamientos del Sr. García Prieto, y conviniendo con él en la importancia y gravedad de la situación, dijo que procuraría poner remedio a tal estado de cosas.

La segunda entrevista del rey con Romanones fue tensa y menos satisfactoria que la primera. A su salida de Palacio, el conde fue directo a la Presidencia para conferenciar.

Y así quedaron las cosas: el Ministerio formado y el conde de Romanones esperando, de un lado, que se firmaran los nombramientos, y gestionando, por otro, deshacer la combinación para llegar a un acuerdo con los otros elementos liberales.

Disolución de la Conjunción republicano-socialista
En una de las secciones del Congreso que se reunió a las seis de la tarde, la que fue minoría de la Conjunción republicano-socialista, asistiendo los Sres. Azcárate, Galdós, Alvarez (D. Melquíades), Lamana, Pedregal, Miró, Iglesias (D. P.), Castrovido, Salvatella, Montes Sierra, Zulueta y Soriano.

He aquí la nota oficiosa facilitada al terminar la reunión:
"Reunida la minoría de Conjunción republicano-socialista para tratar de la situación creada por el acuerdo del Comité, mostraron su conformidad con el mismo los Sres. Iglesias (D. P.), Salvatella, Soriano y Castrovido, y su disconformidad con dicho acuerdo los Sres. Azcárate, Pérez Galdós, Alvarez (D. Melquíades), Pedregal, Zulueta (D.J.). Caballé, Lamana, Miró y Zulueta (D. Luis).
El Sr. Montes Sierra se reserva su libertad de acción hasta consultar a sus representados.
Como consecuencia de esto, quedó disuelta, en la forma en que estaba constituida, la minoría parlamentaria de Conjunción."

Los reformistas se constituyeron después en minoría independiente, designando jefe al Sr. Azcárate.


Se rifa la Alcaldía de Madrid
En vista de que el alcalde de Madrid, Sr. Ruiz Jiménez, y como hemos visto, pasaría a ocupar una Cartera en el Gobierno, el Presidente del Consejo ofreció la alcaldía al Sr. Alcalá Zamora; pero éste la rehusó, diciendo algunos que fundaba su negativa en que la Presidencia del Ayuntamiento de Madrid era inferior a su categoría política.



Naufragio del "General Concha"
Llegan a Madrid las primeras noticias sobre el naufragio del cañonero "General Concha", acontecido el día de ayer en el punto denominado Bucient, cerca del campo moro.
El cañonero, de 500 toneladas, que llevaba prestando servicio 35 años, estaba varado en la playa de Alhucemas y tenía dos grandes vías de agua.
Mandaba el barco el teniente de navío Sr. Castaño, que era uno de los oficiales de la Armada más distinguidos.
La varadura se atribuía a un exceso de celo en el cumplimiento de su deber, puesto que el sitio en que el barco se había quedado era zona donde más contrabando de armas se hacía.
El cañonero "General Concha"

La canoa automóvil "Rubi", propiedad de un particular, había salido con el comandante militar para iniciar el rescate. También salieron de Melilla el "Lauria" y el "Recalde", y se dieron órdenes también a Cádiz para que saliera el "Reina Regenta".
El ministro de Marina informó al rey de aquella pérdida.
Reconstrucción gráfico de la catástrofe del "Concha", según relato de los supervivientes
Los rebeldes, aprovechando la difícil situación del "Concha", abrieron fuego contra él e incluso intentaron abordarlo. Se conocían algunos datos sobre las bajas españolas, entre las que podía encontrarse el teniente de navío Sr. Emiliano Castaño.

Un telegrama
"Comandante general Apostadero Cádiz a Ministro Marina:
Telegrafía el Comandante del cañonero Lauria (barco que fue a ayudar al Concha), que el Concha está perdido totalmente y sin remedio en playa Butsicu, que fue atacado por los moros que dominaban por completo la playa; que pudo recoger sesenta y tres hombres, trece de ellos heridos, que remitió a Melilla por correo; sabiendo que hubo once muertos, nueve prisioneros y tres desaparecidos de los primeros.
Falleció en cubierta de un balazo en un ojo el Comandante; está herido el alférez de navío Quevedo; herido grave y prisionero el alférez de navío Ramos Izquierdo. Por el Gobernador de Alhucemas se hacen gestiones
para libertad a los prisioneros."



El conflicto en Marruecos
Las fotografías dan cuenta del combate del día 11 de junio en Lauzién. En la primera vemos la recogida de muertos y heridos. La segunda fotografía muestra la llegada de la columna al mando del general Primo de Rivera a la posición de Lauzién.



Un telegrama
"Alto Comisario á Ministro Guerra:
A las dos de la madrugada de hoy, el general Primo de Rivera me da el siguiente parte de la jornada de ayer, que tenia por objeto ocupar una importante posición:
Tomada posición Lauzien, racionada y evacuada, déjando allí Cazadores de Madrid, grupo ametralladoras, batería montaña, compañía indígena y sección Ingenieros.
Ha regresado resto de la fuerza después de sostener continuos combates posición y camino con enemigo muy numeroso, bien armado y municionado, al que se le han hecho grandes bajas, teniendo por nuestra parte que lamentar la del comandante Montilla, mi Ayudante de campo y teniente Reinos, de las Milicias; muerto teniente coronel Castro y segundo teniente Redondo, de Arapiles; heridos teniente Caballería de las Milicias; oficiales moros hermanos Benaraar y teniente Ramos, también heridos contusos; contuso teniente coronel Camino; de 18 a 20 muertos tropa y unos 46 heridos.
Se mandan refuerzos a esa posición."




En las calles de Madrid
Calle de las Maldonadas
A última hora de la tarde, atentó contra su vida arrojándose por el hueco de la escalera de la casa número 7 de la calle de las Maldonadas, su domicilio, la mujer de treinta y dos años Carmen Leira Ramírez.
La infeliz desesperada sufrió horribles lesiones.
En la Casa de Socorro de la calle da la Esgrima fue asistida de primera intención y allí mismo fue interrogada por el juez de guardia y del distrito, Sr. Algora, aunque la pobre estaba muy grave y poco pudo decir.
Al parecer Carmen era muy celosa de su marido, causa originaria de tan extrema resolución.
En gravísimo estado ingresó en el Hospital provincial.

Paseo de las Acacias
Juan José Centeno Sánchez, de cuarenta y tres años, jornalero, sufrió un "ataque de malhumor" cuando transitaba por el pasea de las Acacias.
El malhumor lo pagó el niño de doce años Francisco Albert Regidor, al que dio el jornalero Sánchez un tremendo empellón contra la fachada da la casa número 7, domicilio de la criatura, cual si pretendiera "emparedarle".
El niño sufrió una extensa herida contusa en la región frente-parietal, dejándole el hueso al descubierto.
Sánchez ingresó en los calabozos del Juzgado de guardia.

Calle de Toledo
El transeúnte Emiliano Gallego Gorgarico, de cincuenta y tres años, fue cogido entre un carro cargado de fardos y el muro de una finca de la calle de Toledo, frente al Instituto de San Isidro.
El carro desapareció como si tal cosa y el infortunado transeúnte sufrió la grave fractura de la clavícula derecha.
Pasó a su domicilio, calle de Colón, número 3, después de recibir asistencia en la correspondiente Casa de Socorro.
¿Cómo un carro cargado de fardos pudo darse a la fuga?




Humor centenario







Las fotos
Imágenes de una guerra







Recetas de la bisabuela

FÓRMULA 80
SALSA MAYONESA
Después de haber cascado un huevo muy fresco, se separa  cuidadosamente la yema, se quita el germen, y se bate en un vaso con una cucharadita de harina (el empleo de la harina asegura el buen éxito de la operación), una cucharada de vinagre ó el zumo de un limón y un poco de sal.
En seguida se añade aceite gota á gota, agitando vivamente.
Se emplea media libra de aceite por yema de huevo. La salsa debe ser espesa, blanca y consistente.
Si por falta de harina la salsa se torciera, sería suficiente para remediarlo, desleír una yema de huevo en otro vaso, y añadirle poco á poco la salsa defectuosa.
La salsa verde no es otra cosa que una salsa mayonesa, á la cual se añade cebolleta, estragón perejil y perifollo finamente picados.
La salsa mayonesa se emplea con las aves asadas y los peces y legumbres cocidas.

FÓRMULA 81
AYOLI
Pélense muchos ajos, uno ó dos por cada comensal; se majan en un mortero; se empapa en agua tibia un pedazo de miga de pan del tamaño de una patata, se machaca con el ajo, y se forma con todo ello una pasta blanda. Se pone entonces en un vaso, y se deslíe una yema de huevo, mientras más fresco, mejor; se añade sal, y se vierte gota á gota buen aceite de olivas, agitando continuamente para que la salsa se espese. Se agregan algunas gotas de vinagre ó de zumo de limón, y cuando la salsa está bien unida, se concluye añadiendo algunas gotas de agua fría.
El ayoli se emplea en muchos guisos provenzales, y puede acompañar á todas las carnes y pescados cocidos.

FÓRMULA 82
SALSA PARA FIAMBRES
Se pone en una cacerola un cuarto de carne de ternera, un cuarto de jamón y media pata de vaca. Se añade un litro de caldo de aves ó de caza, una cucharada de aceite, un vaso de vino blanco, sal y pimienta.
Se calienta á fuego vivo hasta que hierva; se despuma cuidadosamente; se separa la cacerola del fuego; se añaden ajos, cebolla picada, clavo de especia, laurel, tomillo y perejil formando un ramito, y se deja á fuego lento, á medio hervor, hasta que las carnes estén cocidas. Entonces se retira del fuego, se desengrasa, se vuelve á la lumbre para reducir la salsa á la mitad, se pasa por estameña, y se deja reposar hasta el día siguiente.
En el momento de hacer la salsa, para clarificar la jalea, se baten dos claras de huevo en una cacerola; se vierte entonces sobre ellas la preparación anterior, sin dejar de moverla hasta que entre en ebuIlición, la cual durará algunos minutos , y al cabo de ellos se retira la cacerola del fuego.
Entretanto, se desmenuzan tres yemas de huevos duros con una cucharada de la misma preparación tibia, procurando que la mezcla no forme grumos.
Se añade una cucharada de aceite, un poco de vinagre, sal y pimienta. Se coloca el vaso en un lebrillo lleno de hielo, y se revuelve la salsa hasta que se ponga espesa y consistente.
Se sirve con las aves frías asadas, los cangrejos, el salmón ó el atún.



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© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-144/145/146 EFEMERIDES1913


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