Concurridos mercados de los domingos por la mañana. Gorjeo de buhoneros anejos a la feria de todo lo ponible, comible y bebible, que venden ajos, frutas de temporada de dudosa procedencia y frasquitos de dudosos perfumes.
En el interior del poblado comercial-estrategicamente urbanizado-compiten los melones de Villaconejos con los de Tomelloso y también con el vendedor, que es otro melón con denominación. La docena de calcetines a "leuro" con las blusas del "Breska" y las alpargatas de esparto con los "chándales" que se los quitan de las manos. Todos los vendedores se desgañitan pregonando la mejor oferta, mientras el de los encurtidos ofrece catas de aceitunas de las de Campo Real, según reza en la pizarra.
De los productos mencionados, algunos no existían en el primaveral mercado del Madrid de 1936. El dibujante Garrido lo retrata abigarrado y jovial; con sus tenderetes bien dispuestos, igual que los "quintos" que desfilan junto a la maja moza. No faltan el golilla, el fullero y el charlatán; la gitana de la buena fortuna y el gitano afortunado. Todos conforman una fauna variopinta de acentos y colores. Carromatos y banastas repletas de hortalizas... algunas de Hortaleza.
Y, cómo no, el trovador, el juglar, el contador de historias. Poeta de cartel y puntero que de barrio en barrio recitaba las más truculentas desgracias por una perra chica... o una gorda si era menester.
En el interior del poblado comercial-estrategicamente urbanizado-compiten los melones de Villaconejos con los de Tomelloso y también con el vendedor, que es otro melón con denominación. La docena de calcetines a "leuro" con las blusas del "Breska" y las alpargatas de esparto con los "chándales" que se los quitan de las manos. Todos los vendedores se desgañitan pregonando la mejor oferta, mientras el de los encurtidos ofrece catas de aceitunas de las de Campo Real, según reza en la pizarra.
De los productos mencionados, algunos no existían en el primaveral mercado del Madrid de 1936. El dibujante Garrido lo retrata abigarrado y jovial; con sus tenderetes bien dispuestos, igual que los "quintos" que desfilan junto a la maja moza. No faltan el golilla, el fullero y el charlatán; la gitana de la buena fortuna y el gitano afortunado. Todos conforman una fauna variopinta de acentos y colores. Carromatos y banastas repletas de hortalizas... algunas de Hortaleza.
Y, cómo no, el trovador, el juglar, el contador de historias. Poeta de cartel y puntero que de barrio en barrio recitaba las más truculentas desgracias por una perra chica... o una gorda si era menester.
Página de humor, por Garrido "El mercado" Crónica, 1936 |
© 2014 Eduardo Valero García - HUM 014-006 ESTAMPAS MAD
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