Recuerdos de papel del último año del Siglo XIX.
Las fotografías de A. Bilbao, en grises e impresas con la calidad de la época, dan aspecto lúgubre a las añejas escenas. Usos y costumbres del madrileño de otros tiempos en el universo de cosas que ya eran viejas, y lo serán por los siglos de los siglos en El Rastro de Madrid.
Imágenes captadas un día de marzo de 1899.
Es el año en que Cuba se independiza de España y el New York Time utiliza por primera vez la palabra "automóvil".
El año de publicación de la revista Vida Literaria, de Jacinto Benavente, y el nacimiento de Borges y Hemingway. Para otras artes nacen Al Capone y Duke Ellington. También Indiana Jones (Henry Walton Jones) y Alfred Hitchcock, entre otros tantos.
Para beneplácito de unos, y negativa de otros, se funda el Fútbol Club Barcelona.
Se marcha de este mundo Emilio Castelar y gobiernan España Práxedes Mateo Sagasta, primero, y Francisco Silvela después.
Filigranas que enmarcan las fotografías anunciadas. "Por Madrid - Cómo viven los pobres", título explícito para cuatro escenas costumbristas y acostumbradas del Madrid pobre, de y para los pobres.
Tan paupérrimos como los retratados son los títulos que Bilbao pone a cada escena. Paisajes del Rastro casi diáfanos; muros poderosos de antigua arquitectura; chamizos y linde de vetusta madera, quizá anejas a "Las grandiosas Américas".
El afilador
Prodigio de antigua tecnología era la pesada máquina cargada por el afilador mientras pregonaba las variadas posibilidades de sus servicios: "-¡Se afilan cuchillos, tijeras, navajas...!"... y en otros tiempos hasta espadas.El artesano de la fotografía, como muchos de sus colegas y antepasados, posiblemente fuese gallego, concretamente de Orense; porque de por aquellos lares viene el ancestral oficio.
Daba el afilador las pedaladas exactas a la gran rueda de madera que, por medio de una polea, hacía girar una piedra esmeril a la velocidad adecuada. Sonido de fricción de piedra y metal, con estela de chispas incluido, daban por resultado el más afilado instrumento cortante.
Tachuelero barato
El tachuelero remendaba suelas y tacones. Por medio de tachuelas (clavos cortos de cabeza grande) fijaba las suelas al zapato para darle más resistencia. También realizaba algún tosco cosido.Para el arte de su oficio se valía de un martillo, tachuelas, unas tenazas y una banqueta. Algunos hasta disponían de un pequeño yunque.
Desclavaba y claveteaba por un módico precio, devolviendo dignidad al calzado y unos cuantos pasos más de vida.
Madre económica
Oficio este nunca pagado por lo que vale. Escena de una madre que, en el mejor de los casos, acicala a su hija y no la espulga. También en el mejor de los casos, la botella que forma parte del conjunto es de petróleo y no de vino atabernado.Rudimentario escenario que bien puede ser el chamizo que habitan. Porque miserias hubo muchas en el Madrid del XIX y el del XX.
Cara al sol
Nada mejor que sanear el cuerpo en ambiente aireado y al sol. Como la madre económica, también lo hacía el barbero. Colocaba bacía de azófar -que decía Cervantes- en el gaznate de su cliente para dotarle de cierta hidalguía, y comenzaba su trabajo, que en la foto era el de afeitar.Oficio muy antiguos cuyo arte iba desde el corte y rasurado hasta la sangría y extracción de muelas, pasando por la aplicación de ventosas y el cosido de heridas.
"Es docto aquel Barbero
Que limpia tu mexilla, y pone suave
Con insensible azero;
Y pide de justicia que le alabes:
Pero con dura mano
Ni Barbero será, ni Cirujano.
SeñorDon Cándido, este Diálogo que presentó a Vd. es el mismo in terminis que hemos tenido un Barbero y yo a la orilla del caudaloso Canal de Manzanares, a tiempo que estabamos viendo el desembarco de una famosa esquadra, que comboyaba una considerable porcion de cal y texa." [1][1] SEMANARIO DE SALAMANCA. Ensayo para un elogio de los barberos. Por D. Crespo. 13 de diciembre de 1794. Nº. 130, pág. 161
© 2014 Eduardo Valero García - HUM 014-023 RECUPAPEL
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