Muchos, y de variada estofa, eran los vendedores ambulantes que a viva voz ofrecían sus productos por las atestadas calles de Madrid.
El Ayuntamiento ponía empeño en mantener la ciudad limpia de rateros, estafadores y maleantes; además de exigir a los vendedores el pago del impuesto correspondiente. Todas estas eran funciones de los "guindillas" (guardias municipales) que recorrían calles, plazas y mercados en busca de los infractores.
Durante los siglos XIX y principios del XX, aquellos oficiales del orden público no eran muy instruidos, ni mucho menos académicos de la lengua.
Antonio Casero nos ofrece en la copla de hoy el diálogo de uno de estos guindillas con una vendedora de rábanos.
Coplas del domingo, por Antonio Casero
Publicada en el Heraldo de Madrid el 5 de mayo de 1912 (Página interior)
LA RABANERA
—¡Parroquianas! ¿Quién los quiere?
Aquí están los rabanitos!
¿Quién los quiere? ¡Parroquianas,
como el agua tiernecitos!
Rabanitos de primera.
¡Y... rábanos!... ¿Quién los quiere?
¡Que aquí está la rabanera!
—¿Ha pagado el impuesto
la rabanera?...
—¡Jesús, señor de guardia,
pos güeno fuera;
pagué el impuesto;
¿qué me quiso el guindilla
decir con esto?
—¡Cuidao con los sudomos!
—¡Avemaria,
cómo anda el Monecipio
de ortografía!
—Dije sudomos,
y, ú semos, ú no semos.
—Se dice somos.
—Digo semos, y chito;
¿su gracia?
—Patro.
¡Sí que es usté un seiscientos
cincuenta y cuatro
de los candongos!
¿Se ha educao usté en la escuela
de los zambombos?
—Sí que salió un tantejo
de bachillera
y algo castelariana
la rabanera.
—Lo da el oficio;
yo no tengo ni pizca
de desperdicio.
—Ni pizca de na; sude
lo del impuesto,
porque ya está abusando
con todo esto
de mi prencipio...
—Bonita frase pa uno
del Monecipio.
—Sude, torno á decirla;
sude la dama.
—Pa sudar, si usté quiere,
me iré á la cama.
—Lo que usté quiera;
pero abona el impuesto
la rabanera.
—Pa mí que al propinante
le va á hacer pupa
que yo abone los perros;
pos ni con lupa
ve usté esos canes
—¿Quién lo ha dicho?
—La Patro
López Millanes.
¡Miste que el papelito
por vender esto!
¡Pa mí que usté no bebe
con ese impuesto!
—¡Haiga prudencia!
—¿Haiga?... ¡Que lo fusilen
á su excelencia
por biruto!
—No quiero
más discusiones,
ni más palabrerías;
menos sermones;
se está usté diendo
—¡La colaste del todo,
señor don Mendo!
.........................................................
—¡Parroquianas! ¿Quién los quiere?
Aquí están los rabanitos.
¿Quién los quiere? ¡Parroquianas,
como el agua tiernecitos!
Rabanitos de primera...
¡Y... rábanos!... ¿Quién los quiere?
¡Que se va la rabanera!
Antonio CASERO
© 2014 Eduardo Valero García (GARCIVAL) - HUM 014-004 ILUST |
© 2014 Eduardo Valero García - HUM 014-004 COPLAS AC
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