Efemérides del 5 de julio de 1913
Sábado 5
Máxima 28,7º
Mínima 14º
Contenido:
Madrid verbenero
Publicaba hoy el "Heraldo de Madrid" un nuevo sorteo de cupones a propósito de las fiestas veraniegas y para el Madrid más verbenero.
Se trataba de un obsequio para los lectores madrileños de este periódico que consistía en cuatrocientas cenas y el uso durante seis horas de ochenta "landós" de dos caballos y de veinte automóviles. Anunciaban que se publicaría una serie de 30 cupones, siendo el primero el del día 7 del corriente mes.
Las cenas y landós
Se trataba de cuatrocientas cenas para cien personas a disfrutar los días 9 y 10 de agosto, en la verbena de San Lorenzo; y los días 14 y 15 del mismo mes, en la verbena de La Paloma. Se podrían consumir en los restaurantes de "Parisiana", "Los Viveros de la Villa" o "Ideal Retiro". Se servirían en grupos de cuatro personas, de nueva a diez de la noche, siendo el menú de la comida corriente, más vino y café.
Para los ocho landós y veinte automóviles se establecían seis horas de disfrute para los días consignados, que eran los mismos que los de las cenas.
Los premios se dividían en cuatro grupos de 25 cada uno. Los cinco primeros premios de cada grupo daban derecho al uso de automóvil, y los 20 restantes al uso de landó.
Los servicios de cenas y de carruajes debían utilizarse: si el premio correspondía al primer grupo de 25, el día 9 de agosto; si correspondía al segundo grupo, el 10 de agosto, y así sucesivamente los días 14 y 15, salvo el derecho de permuta entre los agraciados.
La Yago en el Paraíso
Brillante fue el debut en el apacible parque de recreo "El Paraíso" de la cupletista "La Yago", cuyos recientes triunfos en el Teatro de la Comedia habían eclipsado a los madrileños.
La Yago era una imitadora de "La Goya", pero no una imitadora como esas muchas que no habían conseguido coger ni un rasgo, ni un gesto, ni una línea del modelo, sino una imitadora de verdad que igualaba a La Goya en muchas de sus creaciones.
La Yago, artista de exquisita sensibilidad, que poseía excelentes aptitudes líricas, era muy bella y en sus canciones ponía mucha gracia y picardía, llevándose de calle a todo el público.
"La Goya" en una fotografía poco habitual del año 1913.
El juicio del regicida
Quedaba visto para sentencia el juicio contra Sancho Alegre.
El defensor del regicida terminó su informe hablando del ataque de epilepsia que Sancho Alegro había sufrido ayer en la cárcel.
Recordó los casos del cura Galeote y del autor del homicidio del guardia Clarós, a quienes se condenó teniendo luego que ser el uno enviado al Manicomio, y muriendo el otro en la Cárcel Modelo, víctima de un ataque epiléptico.
Rechazó la opinión del fiscal de que la gran memoria de Sancho era demostración de su cordura, y citó el caso de que al doctor Ramón y Cajal, con ser una gloria mundial, le faltaba memoria, y por el contrario, había muchos locos con prodigiosa memoria.
Recordó una sentencia del Tribunal Supremo, que declaraba la epilepsia circunstancia atenuante, y después pasó a impugnar las agravantes.
Afirmó que el Código no imponía la pena de muerte al regicidio frustrado, y terminó su informe diciendo que no pedía piedad, sino justicia.
El presidente preguntó al procesado si tenía algo que añadir a lo expuesto por su abogado, y Sancho Alegre contestó:
—Por el presente, sólo tengo que lamentar que los peritos forenses se hayan tenido que valer de un absurdo tan grande. Nada más.
En las calles de Madrid
Miseria en la calle de la Ballesta
En la casa número 6 de la calle de la Ballesta vivía una desgraciada familia que carecía de todo recurso. El padre, falto de trabajo, se encontraba desesperado, y había pensado en la emigración, y alguna vez en el suicidio. Agotados todos los recursos, las tiendas se negaban a fiarle ningún género.
Este día de hace cien años, como muchos días, faltaba en la casa alimento que llevarse a la boca. El padre volvió de la calle abatido. Lleno de desesperación. La fatalidad le hacía renegar de la vida.
Al escuchar al padre, la niña Mercedes Calzada, de doce años, concibió un pensamiento, que puso en práctica inmediatamente. Salió de su cuarto, bajó a la calle, y observando que la Portera había salido, entró decidida en la portera, y del cajón de la cómoda, donde sabía que aquella guardaba el dinero de los alquileres que acababa de percibir, sustrajo un billete de cien pesetas.
En posesión del dinero, fue a la tienda donde solían comprar; pagó las pequeñas deudas que tenían, y compró algunos comestibles. Aún le sobraron más de 80 pesetas, y aterrada al ver tanto dinero, y temiendo ser descubierta, ocultó aquella cantidad en el zaguán do la casa, detrás de la puerta.
Descubierto el hecho, la niña fue detenida, y declaró lo anterior. Los padres comparecieron también ante la autoridad, y manifestaran su absoluta ignorancia del hecho.
Parece que los relatos son sinceros, y que en todo ello no hay más que un triste drama de la miseria.
Las ochenta y tantas pesetas sobrantes fueron recuperadas.
Pasarela Cibeles
Unos modelos elegantes y fresquitos para el verano madrileño y el de las playas de España y el extranjero, extraídos de la revista "La Moda Elegante".
Humor centenario
Las fotos
Preciosas panorámicas de las playas de Gijón, que publicaba la revista "Mundo Gráfico".
Recetas de la bisabuela
PARA EL MES DE ABRIL (III)
Pollo con setas
Cuatro pollos. Cien gramos de manteca de cerdo.
Se limpia y separando los menudillos, se parten en cuatro pedazos, se espolvorean con sal y pimienta y se fríen con la manteca bien caliente, poniéndolos después al horno para que acaben de pasarse.
En estando á punto, que se conocerá en que el tenedor entre y salga con facilidad, se colocan en la fuente y en la grasa se fríe un picadillo que se tendrá preparado con los menudillos cocidos, una rama de perejil y un diente de ajo; dada una vuelta al picado en la grasa, se agrega el zumo de medio limón y se vierte en la fuente sobre el pollo.
Coste aproximado, 7,50 pesetas.
Pepitoria de gallina
Dos gallinas. Ciento cincuenta gramos de manteca de cerdo. Cien gramos de setas.
Limpias y bien lavadas las gallinas, se parten por las coyunturas, las patas y los alones, haciendo del caparazón cuatro pedazos.
En una cacerola se rehoga en la manteca bien caliente la gallina con una cebolleta picada, una rama de perejil picado también y las setas bien lavadas y probadas. A los diez minutos se añade una cucharada de harina y
cuando está rehogada, sal, pimienta y caldo del puchero ó agua. En estando bien tierna la gallina, se saca con cuidado á otra vasija y se cuela sobre ella la salsa, añadiendo, cinco minutos antes de servirla, un huevo duro muy picado y el zumo de medio limón.
Coste aproximado, 4,50 pesetas.
Frito de lechuga
Dos lechugas. Cuatro huevos. Doscientos cincuenta gramos de aceite.
Sacadas enteras las hojas de la lechuga y bien lavadas, se les da un hervor en agua y sal. Se sacan, se escurren y se pican menudas.
Se baten las yemas separadas de las claras; las claras á punto de nieve y se mezclan ambas cosas, agregando la lechuga y revolviéndolo bien todo, se fríe á cucharadas en aceite hirviendo.
Este frito ha de servirse bien caliente.
Coste aproximado, 0,90 pesetas,
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Madrid verbenero - La Yago en el Paraiso - El juicio del regicida - En las calles de Madrid - Pasarela Cibeles: modelitos fresquitos para el verano.
Madrid verbenero
Publicaba hoy el "Heraldo de Madrid" un nuevo sorteo de cupones a propósito de las fiestas veraniegas y para el Madrid más verbenero.
Se trataba de un obsequio para los lectores madrileños de este periódico que consistía en cuatrocientas cenas y el uso durante seis horas de ochenta "landós" de dos caballos y de veinte automóviles. Anunciaban que se publicaría una serie de 30 cupones, siendo el primero el del día 7 del corriente mes.
Las cenas y landós
Se trataba de cuatrocientas cenas para cien personas a disfrutar los días 9 y 10 de agosto, en la verbena de San Lorenzo; y los días 14 y 15 del mismo mes, en la verbena de La Paloma. Se podrían consumir en los restaurantes de "Parisiana", "Los Viveros de la Villa" o "Ideal Retiro". Se servirían en grupos de cuatro personas, de nueva a diez de la noche, siendo el menú de la comida corriente, más vino y café.
Para los ocho landós y veinte automóviles se establecían seis horas de disfrute para los días consignados, que eran los mismos que los de las cenas.
Los premios se dividían en cuatro grupos de 25 cada uno. Los cinco primeros premios de cada grupo daban derecho al uso de automóvil, y los 20 restantes al uso de landó.
Los servicios de cenas y de carruajes debían utilizarse: si el premio correspondía al primer grupo de 25, el día 9 de agosto; si correspondía al segundo grupo, el 10 de agosto, y así sucesivamente los días 14 y 15, salvo el derecho de permuta entre los agraciados.
La Yago en el Paraíso
Brillante fue el debut en el apacible parque de recreo "El Paraíso" de la cupletista "La Yago", cuyos recientes triunfos en el Teatro de la Comedia habían eclipsado a los madrileños.
La Yago era una imitadora de "La Goya", pero no una imitadora como esas muchas que no habían conseguido coger ni un rasgo, ni un gesto, ni una línea del modelo, sino una imitadora de verdad que igualaba a La Goya en muchas de sus creaciones.
La Yago, artista de exquisita sensibilidad, que poseía excelentes aptitudes líricas, era muy bella y en sus canciones ponía mucha gracia y picardía, llevándose de calle a todo el público.
"La Goya" en una fotografía poco habitual del año 1913.
El juicio del regicida
Quedaba visto para sentencia el juicio contra Sancho Alegre.
El defensor del regicida terminó su informe hablando del ataque de epilepsia que Sancho Alegro había sufrido ayer en la cárcel.
Recordó los casos del cura Galeote y del autor del homicidio del guardia Clarós, a quienes se condenó teniendo luego que ser el uno enviado al Manicomio, y muriendo el otro en la Cárcel Modelo, víctima de un ataque epiléptico.
Rechazó la opinión del fiscal de que la gran memoria de Sancho era demostración de su cordura, y citó el caso de que al doctor Ramón y Cajal, con ser una gloria mundial, le faltaba memoria, y por el contrario, había muchos locos con prodigiosa memoria.
Recordó una sentencia del Tribunal Supremo, que declaraba la epilepsia circunstancia atenuante, y después pasó a impugnar las agravantes.
Afirmó que el Código no imponía la pena de muerte al regicidio frustrado, y terminó su informe diciendo que no pedía piedad, sino justicia.
El presidente preguntó al procesado si tenía algo que añadir a lo expuesto por su abogado, y Sancho Alegre contestó:
—Por el presente, sólo tengo que lamentar que los peritos forenses se hayan tenido que valer de un absurdo tan grande. Nada más.
En las calles de Madrid
Miseria en la calle de la Ballesta
En la casa número 6 de la calle de la Ballesta vivía una desgraciada familia que carecía de todo recurso. El padre, falto de trabajo, se encontraba desesperado, y había pensado en la emigración, y alguna vez en el suicidio. Agotados todos los recursos, las tiendas se negaban a fiarle ningún género.
Este día de hace cien años, como muchos días, faltaba en la casa alimento que llevarse a la boca. El padre volvió de la calle abatido. Lleno de desesperación. La fatalidad le hacía renegar de la vida.
Al escuchar al padre, la niña Mercedes Calzada, de doce años, concibió un pensamiento, que puso en práctica inmediatamente. Salió de su cuarto, bajó a la calle, y observando que la Portera había salido, entró decidida en la portera, y del cajón de la cómoda, donde sabía que aquella guardaba el dinero de los alquileres que acababa de percibir, sustrajo un billete de cien pesetas.
En posesión del dinero, fue a la tienda donde solían comprar; pagó las pequeñas deudas que tenían, y compró algunos comestibles. Aún le sobraron más de 80 pesetas, y aterrada al ver tanto dinero, y temiendo ser descubierta, ocultó aquella cantidad en el zaguán do la casa, detrás de la puerta.
Descubierto el hecho, la niña fue detenida, y declaró lo anterior. Los padres comparecieron también ante la autoridad, y manifestaran su absoluta ignorancia del hecho.
Parece que los relatos son sinceros, y que en todo ello no hay más que un triste drama de la miseria.
Las ochenta y tantas pesetas sobrantes fueron recuperadas.
Pasarela Cibeles
Unos modelos elegantes y fresquitos para el verano madrileño y el de las playas de España y el extranjero, extraídos de la revista "La Moda Elegante".
Humor centenario
Las fotos
Preciosas panorámicas de las playas de Gijón, que publicaba la revista "Mundo Gráfico".
Recetas de la bisabuela
PARA EL MES DE ABRIL (III)
Pollo con setas
Cuatro pollos. Cien gramos de manteca de cerdo.
Se limpia y separando los menudillos, se parten en cuatro pedazos, se espolvorean con sal y pimienta y se fríen con la manteca bien caliente, poniéndolos después al horno para que acaben de pasarse.
En estando á punto, que se conocerá en que el tenedor entre y salga con facilidad, se colocan en la fuente y en la grasa se fríe un picadillo que se tendrá preparado con los menudillos cocidos, una rama de perejil y un diente de ajo; dada una vuelta al picado en la grasa, se agrega el zumo de medio limón y se vierte en la fuente sobre el pollo.
Coste aproximado, 7,50 pesetas.
Pepitoria de gallina
Dos gallinas. Ciento cincuenta gramos de manteca de cerdo. Cien gramos de setas.
Limpias y bien lavadas las gallinas, se parten por las coyunturas, las patas y los alones, haciendo del caparazón cuatro pedazos.
En una cacerola se rehoga en la manteca bien caliente la gallina con una cebolleta picada, una rama de perejil picado también y las setas bien lavadas y probadas. A los diez minutos se añade una cucharada de harina y
cuando está rehogada, sal, pimienta y caldo del puchero ó agua. En estando bien tierna la gallina, se saca con cuidado á otra vasija y se cuela sobre ella la salsa, añadiendo, cinco minutos antes de servirla, un huevo duro muy picado y el zumo de medio limón.
Coste aproximado, 4,50 pesetas.
Frito de lechuga
Dos lechugas. Cuatro huevos. Doscientos cincuenta gramos de aceite.
Sacadas enteras las hojas de la lechuga y bien lavadas, se les da un hervor en agua y sal. Se sacan, se escurren y se pican menudas.
Se baten las yemas separadas de las claras; las claras á punto de nieve y se mezclan ambas cosas, agregando la lechuga y revolviéndolo bien todo, se fríe á cucharadas en aceite hirviendo.
Este frito ha de servirse bien caliente.
Coste aproximado, 0,90 pesetas,
© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-169 EFEMERIDES1913
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