viernes, 22 de enero de 2016

El día de Tierno Galván: El adiós. Madrid, 1986

NOTA: Este artículo se publica un día después de la fecha señalada para cumplir con el luto decretado por el Ayuntamiento, que se prolongó hasta el día 22 de enero.

A las doce en punto de la mañana del 21 de enero de 1986 Madrid enmudecía, se guardaba un minuto de silencio por el fallecido alcalde profesor.

En el Congreso de los Diputados, parlamentarios y funcionarios se reunieron en el salón de los pasos perdidos. El presidente de la Cámara, Sr. Leopoldo Torres, exclamó:
Por el alcalde del pueblo de Madrid, por el buen alcalde de Madrid, vamos a guardar un minuto de silencio.”
Crespones negros adornaban los balcones de la ciudad. Muchos comercios cerraron sus puertas en señal de duelo. Los centros de enseñanza media no impartieron clases por la tarde, al igual que las Universidades. De estas, la Autonómica había suspendido su actividad el día 20 y el 21 por la tarde.

La Compañía Telefónica concedió una hora libre a sus empleados para que pudiesen asistir al entierro. Por su parte, la Compañía de Metro hizo un paro simbólico a las tres de la tarde. Los accesos a las estaciones de Sol, Sevilla y Banco de España habían quedado cerrados desde la una de la tarde, y por megafonía se recomendaban las estaciones alternativas más cercanas al lugar de celebración del funeral.
Todo el pueblo madrileño se preparaba para despedir a Tierno Galván.




A las tres y cuarto de la tarde, quince minutos después de lo previsto, el ataúd con los restos mortales de D. Enrique Tierno Galván salía de la Casa de la Villa a hombros de concejales. Cerca de doscientos mil madrileños habían visitado la capilla ardiente del viejo profesor desde que fuese instalada el día 20 por la mañana.

Dos carrozas fúnebres, del siglo XIX, acompañaron los restos de Tierno Galván desde la plaza de la Villa hasta la plaza de la Cibeles. Para algunos, habían sido solicitadas por las pompas fúnebres del Ayuntamiento de Madrid; para otros, había sido un ofrecimiento del Ayuntamiento de la ciudad condal. Ahora podemos saber, por palabras del Sr. Juan Barranco, que el tema de las carrozas, así como la organización del funeral, fueron obra de Pilar Miró.



La carroza que conducía el féretro procedía del museo de Pompas Fúnebres de Barcelona; sus medidas eran de cinco metros de largo, dos y medio de ancho, y tres y medio de altura. Tiraban de ella seis caballos con crepones negros.
Dicen algunos que en esa misma carroza habían sido transportados los restos mortales de Eduardo Dato Iradier, y de los toreros Joselito y Gitanillo de Triana.



Detrás, portando coronas, una carroza procedente de Vic, propiedad del Sr. Pedro Cuberta. Ambas de profunda ornamentación barroca, con madera tallada, pintadas de color oscuro y con acristalamiento. Al menos una veintena de coches también llevaban coronas.

Delante de este grupo, a pie, la mujer, hijo y nuera de Tierno Galván, acompañados por el alcalde en funciones, Sr. Juan Barranco. Con ellos los maceros, custodiando las insignias de alcalde, portadas sobre un cojín por un empleado del Ayuntamiento.

Tras ese grupo iban el presidente del Gobierno, Felipe González, el vicepresidente Alfonso Guerra, los presidentes del Senado, del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional, y de la Comunidad Autónoma, Sr. Joaquín Leguina.

Seguían a estos los representantes de la iglesia, encabezadas por el cardenal Suquía, el Ayuntamiento en pleno, miembros del Gobierno, cuerpo diplomático, autoridades militares y otras personalidades del momento.

Avanzó el cortejo por la calle Mayor hasta la Puerta del Sol, que en aquellos momentos se encontraba en obras. Poco importó eso a los madrileños que allí se habían apostado, quienes aclamaron con profundo sentir al alcalde a su paso por la emblemática plaza. Desde todos los balcones se lanzaban rosas y claveles, al grito de "Tierno, amigo, el pueblo está contigo".

Cortesía de todocoleccion.net

La carroza pasó muy cerca del oso y el madroño, para dirigirse luego por la calle de Alcalá hasta la plaza de la Cibeles, donde se congregaban cientos de miles de personas. La columna que marchaba detrás del séquito era variopinta; agrupaciones políticas y sindicales, agrupaciones madrileñas con sus miembros luciendo los trajes típicos de Madrid; un sinfín de personas con banderas, banderines y pegatinas en la solapa con la inscripción "Hasta siempre". En una pancarta podía leerse: "Los nuevos profesores, con el viejo profesor".

La calle de Alcalá, atestada de gente, era un colchón de flores. Muchos de los jóvenes allí presentes despedían de rodillas al viejo profesor.
Más abajo, en la plaza de Cibeles, la diosa lucía un lazo negro en el brazo y la Banda Municipal entonaba la marcha fúnebre de Chopin. La llegada del cortejo a esta plaza hizo estallar al pueblo en vítores. La multitud se agolpaba frente a la fuente y ocupaba gran parte del paseo de Recoletos y por el del Prado hasta Neptuno.



La carroza se detuvo delante de la tribuna, instalada frente al entonces edificio de Correos, para rendir último homenaje a Tierno. Allí, el féretro fue colocado en un coche fúnebre que lo conduciría hasta su última morada.

Dijo Juan Barranco desde la tribuna:
"Don Enrique, es menester triste y doloroso decir adiós y rendirse ante este último combate que se pierde siempre. [...] Tenía un proyecto claro, cambiar la anatomía de la ciudad para adaptarlas a las necesidades de los madrileños. Necesitaba humanizar la ciudad. [...] Hoy Madrid, gracias a su impulso, es el epicentro de una gran movida cultural, llena de aires frescos y cargada de ironías, de bandos atípicos que perseguían fines concretos. [...] Fue un gran trabajador que pasó de su despacho a la muerte en cinco días. [...] Todos nos hemos quedado huérfanos."

Finalizado el acto, el cortejo continúo la marcha hasta el cementerio de La Almudena, donde unas 14.000 personas, entre militantes de agrupaciones socialistas y ciudadanos, habían ido llegando a lo largo de la tarde. El presidente del PSOE, Ramón Rubial, pronunciaba un emotivo discurso.





En una sencilla tumba de granito gris era depositado el féretro con los restos mortales del alcalde. Una breve inscripción indica que allí está:

"Enrique Tierno Galván, alcalde de Madrid.
1918-1986"





Más información en este documento: http://rtve.es/v/994918



Bibliografía
Se han consultado los periódicos: LA VANGUARDIA, HOJA OFICIAL DEL LUNES, ABC.

De las imágenes:
Las fotografías corresponden a la Agencia EFE y fueron publicadas en LA VANGUARDIA del día 22 de enero de 1986.
Las capturas corresponden a los archivos de RTVE: "Informe Semanal - Tierno Galván: cabos sueltos", 25 de enero de 1986

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "El día de Tierno Galván: El adiós. Madrid, 1986", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325

Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación.
En todas las citas se ha conservado la ortografía original.

© 2016 Eduardo Valero García - HUM 016-003 TIERNO GALVÁN
ISSN 2444-1325


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