Tercera y última parte de las “casas” contadas por don Ramón Gómez de la Serna en 1922. Escuetas narraciones de tres tipos de viviendas, sus balcones variopintos y las costumbres de sus habitantes.
Ya hemos conocido “la casa de las medias”, título que parece el nombre de una tienda pero que era el de una finca con balcones atestados de calcetines y medias. Los trapos limpios fuera, los sucios dentro.
En “la casa de los sandios” don Ramón recuerda la costumbre de asomarse al balcón y requerir los servicios del vendedor o trabajador ambulante. Aunque se centra en la sandiera, había muchos “autónomos” que pregonaban su oficio por las calles. Hoy, el tapicero y el melonero se anuncian por megafonía desde sus modernas furgonetas. El afilador –alguno queda-, continúa anunciando su presencia con la melodía de su armónica; los hay en bicicleta, motocicleta y también en furgoneta.
En la pequeña narración de la última casa, Ramón ve los balcones cual Casa de fieras. Entre líneas menciona al casero, su particular democracia dentro de la finca y permisividad con los animales.
La casa de los bichos
No es la casa de los pájaros, no confundirla. Esta es la casa de los bichos, porque bicho es desde ese mirlo a ese mono que se cuelga por fuera del balcón como un diablo que se fuese a suicidar.
Los bichos animan, con gestos de niños que acabarán por caerse del balcón, todos los balcones de la casa.
Se les ve moverse más que cantar o gritar.
El loro obispal de la casa de los bichos, siempre en su pulpito, lanza los gritos más nerviosos, gritos de niño loco que ha tenido alguna vez la meningitis.
La casa de los bichos ha llegado a ser la casa de los bichos, porque vive en ella el casero, que es el primer aficionado a bichos de la casa y da el ejemplo a todos los vecinos. Nos hace gestos al pasar esa casa, y se nos queda con una fisonomía eminentemente gestera.
La casa de los bichos siempre tiene una gran expectación enfrente, como si fuese la casa que arde o la casa en que hay cinematógrafo.
-No pases por la calle de la casa de los bichos- les recomiendan los sastres a los oficialillos que van a entregar, y cuando al continental le coge de paso la casa de los bichos, no llega nunca a entregar su carta.
Y así retrató Ramón las tres casas.
Acompañaron a los textos tres dibujos realizados por el escritor y firmados con su característica "R.".
Otros tres dibujos han intentado emular el gran humor de don Ramón Gómez de la Serna. Son un obsequio a los lectores que desde hace mucho tiempo se interesan por la historia de Madrid a través de estas humildes páginas.
Finaliza "Casas" con la fotografía de turno. En este caso, y haciendo una mezcla de conceptos, nada mejor que una vista general de las "casitas de las gallinas" de la Casa de fieras que hubo en El Retiro.
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Ya hemos conocido “la casa de las medias”, título que parece el nombre de una tienda pero que era el de una finca con balcones atestados de calcetines y medias. Los trapos limpios fuera, los sucios dentro.
En “la casa de los sandios” don Ramón recuerda la costumbre de asomarse al balcón y requerir los servicios del vendedor o trabajador ambulante. Aunque se centra en la sandiera, había muchos “autónomos” que pregonaban su oficio por las calles. Hoy, el tapicero y el melonero se anuncian por megafonía desde sus modernas furgonetas. El afilador –alguno queda-, continúa anunciando su presencia con la melodía de su armónica; los hay en bicicleta, motocicleta y también en furgoneta.
En la pequeña narración de la última casa, Ramón ve los balcones cual Casa de fieras. Entre líneas menciona al casero, su particular democracia dentro de la finca y permisividad con los animales.
© 2015 Eduardo Valero García (GARCIVAL) - HUM 015-009 ILUST |
La casa de los bichos
No es la casa de los pájaros, no confundirla. Esta es la casa de los bichos, porque bicho es desde ese mirlo a ese mono que se cuelga por fuera del balcón como un diablo que se fuese a suicidar.
Los bichos animan, con gestos de niños que acabarán por caerse del balcón, todos los balcones de la casa.
Se les ve moverse más que cantar o gritar.
El loro obispal de la casa de los bichos, siempre en su pulpito, lanza los gritos más nerviosos, gritos de niño loco que ha tenido alguna vez la meningitis.
La casa de los bichos ha llegado a ser la casa de los bichos, porque vive en ella el casero, que es el primer aficionado a bichos de la casa y da el ejemplo a todos los vecinos. Nos hace gestos al pasar esa casa, y se nos queda con una fisonomía eminentemente gestera.
La casa de los bichos siempre tiene una gran expectación enfrente, como si fuese la casa que arde o la casa en que hay cinematógrafo.
-No pases por la calle de la casa de los bichos- les recomiendan los sastres a los oficialillos que van a entregar, y cuando al continental le coge de paso la casa de los bichos, no llega nunca a entregar su carta.
RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA
Y así retrató Ramón las tres casas.
Acompañaron a los textos tres dibujos realizados por el escritor y firmados con su característica "R.".
Otros tres dibujos han intentado emular el gran humor de don Ramón Gómez de la Serna. Son un obsequio a los lectores que desde hace mucho tiempo se interesan por la historia de Madrid a través de estas humildes páginas.
Finaliza "Casas" con la fotografía de turno. En este caso, y haciendo una mezcla de conceptos, nada mejor que una vista general de las "casitas de las gallinas" de la Casa de fieras que hubo en El Retiro.
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Bibliografía | ||||||
GÓMEZ DE LA SERNA, Ramón. Casas. Buen Humor. Enero 1922, nº 7, p. 4 Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2015) "Casas, por Ramón Gómez de la Serna. Parte 3", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ • Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. • En todas las citas se ha conservado la ortografía original. |
© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-003 MAD DE LA SERNA
ISSN 2444-1325
ISSN 2444-1325
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