En portada
La Esfera, del 20 de junio de 1914. Año I, Número 25
En su apartado "Bellezas aristocráticas", el fotógrafo Franzen retrata a la señorita Ana María Elio, que estaba emparentada con los marqueses de Casa-Torres y los vizcondes de Val de Erro. La bella joven pasaba largas temporadas en Madrid y se apuntaba a todos los saraos
EfeméridesEn su apartado "Bellezas aristocráticas", el fotógrafo Franzen retrata a la señorita Ana María Elio, que estaba emparentada con los marqueses de Casa-Torres y los vizcondes de Val de Erro. La bella joven pasaba largas temporadas en Madrid y se apuntaba a todos los saraos
Mayo 1914
Contenido
Destacados de hoy: Especial San Isidro Labrador.
San Isidro Labrador
Loores
El Heraldo de Madrid del 14 de mayo, publica en su "Cancionero del Heraldo" estas coplas de Gonzalo Morenas de Tejada:
Por los Isidros
Ante la llegada de los forasteros, o "Isidros", a la Capital de España para disfrutar de la Romería del Santo, el presidente del Centro Hijos de Madrid, D. Facundo Dorado, se puso en contacto con las autoridades para solicitar persiguiesen la venta de folletos y aleluyas para aquellos visitantes.
Respondía aquella gestión a los requerimientos de numerosas entidades que estimaban perjudicial a los interés de la corte y contrario a su tradicional hospitalidad ese grosero agravio a los provincianos, que con su presencia animaban toda clase de espectáculos y con su dinero fomentaban el comercio y la industria de Madrid.
Además de isidros, misas y romería, también se celebraron las tradicionales corridas de toros. El dibujante Tovar lo deja reflejado en una de sus geniales viñetas:
Recuperamos de nuestro especial San Isidro 1913 la definición que hace de los "Isidros" la revista "Villa de Madrid", Año V, Números 20-21-1966:
"Cuando más atractivos fueron los festejos celebrados en honor de Isidro, [...] fue en aquellos tiempos, todavía no lejanos, en que los disfrutaban no los madrileños nativos —muy festejados y festejadores durante todo el año y sin motivos de santoral—, sino los auténticos "isidros", los paletos, catetos y palurdos llegados de la periferia al punto de la capital para divertirse a "lo grande y a lo gordo", o para montar sus negociejos callejeros de circunstancias. Sí los del arrope y la miel, los de los primeros botijos, los de las rosquillas de la Tía Javiera; familias pelmazas que pagaban con dos rispas de chorizos y una bota de tintorro "de la tierra" el largo hospedaje en casa de unos parientes urbanos. ¡Aquellas "isidradas" sí que tenían sabor, humor y pintoresquismo, con letra de Luis Taboada y música de Federico Chueca."
Comercio y fiestas
El Ayuntamiento autorizó a los comerciantes madrileños para expender mercancías los domingos 17, 24 y 31 del mes de mayo, debiendo los patronos dar a sus dependientes la compensación semanal de las jornadas empleadas en domingo. Esta excepción no correspondía a peluqueros, limpiabotas y otros industriales.
Vísperas de San Isidro
El Imparcial del 14 de mayo nos cuenta que ese día se inauguraron los decorados de la Puerta del Sol y Centro de Hijos de Madrid.
Dice también que por la noche se celebró la verbena de San Isidro, partiendo del Centro de Hijos de Madrid las bandas de música que tocaron en los bailes públicos celebrados en las plazas de España, Progreso, Santa Cruz, Santa Bárbara, Conde de Toreno y San Francisco, calle de Alcalá, junto a las Escuelas Aguirre, portillo de Embajadores, y glorietas de Atocha y de Bilbao.
Por su parte, la Sociedad de Feriantes de Madrid anunciaba que había hecho una gran instalación de luces en la pradera y profusión de puestos y "diversiones de gran atracción para los forasteros"
Fiestas de San Isidro
De lo religioso y lo pagano
La fiesta tradicional del Patrón de Madrid se celebró aquel 15 de mayo de 1914 con los acostumbrados cultos y la popular romería a la Pradera. El diario La Época hace un resumen de los festejos.
"En la catedral se celebró por la mañana una solemne función, oficiando de pontifical el obispo de Madrid Alcalá y ocupando la sagrada cátedra el ilustrado deán de dicha catedral, D. Bernardo Barbajero.
En la antigua iglesia parroquial de San Andrés, en cuyo presbiterio estuvo sepultado el glorioso santo, se celebró también una función, siendo el encargado del panegírico D. Mariano Benedicto.
Cuando la función se celebraba entraron en el templo SS. AA. las infantas Isabel y Paz, siendo objeto de grandes manifestaciones de simpatía por parte del público.
Según costumbre, fue muy visitada la casa número 2 de la Plaza de San Andrés, por haber servido de vivienda a San Isidro y a su esposa, Santa María de la Cabeza.
La casa número 3 del Pretil de Santisteban, en que habitó Iván de Vargas, y donde estuvo la cuadra en que el santo guardaba los bueyes con que araba las tierras de su señor, ha también fue muy visitada."
En la pradera del Santo
Continúa la crónica de La Época:
"Con extraordinaria animación se celebró la popular romería en la pradera de San Isidro.
Lo agradable del día contribuyó a que la alegría de la fiesta no decayese un momento en toda la tarde.
Desde las primeras horas de la mañana los alrededores de la pradera ofrecían un pintoresco aspecto.
Numerosos grupos de romeros, convenientemente preparados con meriendas y botas de vino, fueron acampando en los alrededores de la ermita, y distraían el tiempo, bien bailando al compás de un organillo, bien comprando baratijas, botijos y otras zarandajas, o libando el clásico morapio.
Los modestos industriales instalados en San Isidro tuvieron un gran día; pues casi agotaron sus existencias.
Alegría, juventud, buen humor, eso era como siempre, la fiesta de aquella tarde fiesta madrileña, la más castiza, en la que a docenas se contaban las caras bonitas de madrileñas menuditas, que con sus andares, su majeza, su alegría y el brillo de sus ojos, hacían perder el sentido a sus paisanos y a los isidros que de toda España habían llegado.
A las diez de la mañana se celebró en la ermita una solemne fiesta religiosa, ocupando la sagrada cátedra el rector de las Calatravas, D. Luis Béjar.
A las once de la mañana se presentó en la pradera la infanta Isabel, acompañada de su dama, la señorita de Bertrán de Lis. Su presencia fue acogida con grandes aplausos. Pronto se vio el coche rodeado por el público, que no cesó un momento en sus vítores, mientras se llenaba el carruaje de chucherías.
También recorrieron la pradera la infanta Doña Paz y la princesa Pilar. Las augustas damas recibieron el mismo homenaje cariñoso del pueblo. Las Reales damas arrojaron algunos puñados de pesetas a los modestos feriantes.
A última hora de la tarde la animación era grandísima. El ruido de los cohetes, confundido con los organillos, el griterío de los vendedores y romeros, y el chin-chin de los cinematógrafos, daban a aquel rincón de Madrid un tinte peculiar y característico, digno de un aguafuerte de Goya.
No se registró incidente alguno de importancia: escenas de celos, broncas de borrachos, desaparición de relojes... total, ¡nada!"
Fotografía
La pradera en imágenes
Las revistas La Lidia (Madrid) y La hormiga de oro (Barcelona), publicaron fotografías del aspecto que tuvo la pradera durante la romería de San Isidro de hace cien años.
La última de estas tres fotografías muestra a madrileños e isidros bebiendo el agua milagrosa del Santo en los mostradores que, como hoy, se instalaban en el exterior de la ermita.
La ermita de San Isidro
Cuando Goya pintó la ermita en 1788, esta ya había sido reconstruida en 1725 por Baltasar de Zúñiga, marqués de Valero. La que hoy conocemos tiene semejanza con la de Zúñiga, y con la de Goya, pero no es idéntica a la de la romería de 1914 ni a la que hoy conocemos.
Comparemos, pues, esta fotografía de hace cien años con otras pasadas y presentes.
Salón Doré
Goya en la pradera
D. Francisco de Goya y Lucientes pintó la pradera de San Isidro y se inspiró en su romería y tipos madrileños de la época para realizar los frescos de la cúpula de la ermita de San Antonio de la Florida (1798)
En los videos que ofrecemos a continuación, vemos primero una explicación de D. Enrique Quintana, Coordinador Jefe de Restauración de Pintura del Museo Prado, sobre la obra de Goya "La pradera de San Isidro" (1788). Le sigue un fragmento del film "Goya en Burdeos", de Antonio Saura (1999).
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San Isidro Labrador:
es tu vida castellana
una cantiga de amor
del marqués de Santillana.
Santo del pan y el arado,
fué tu vida un manso idilio
que el buen Dios halló olvidado
en los versos de Virgilio.
¡San Isidro Labrador,
que casaste con María,
la doncella que tenía
en su alma un rosal en flor,
porque había en su corpiño,
santos y puros aromas
y la inocencia de un niño
jugando con dos palomas!...
Y hubo fiesta junto al llar,
son de gaita y tamboril.
¡Con alondras del pinar
vinieron para cantar
vencejos del campanil!...
........................
San Isidro: tu alma encierra
el rubio sol de la espiga.
Eres verso de cantiga
escondido entre la tierra.
Siempre el Señor va contigo
y tu corazón romero
va sembrando en el sendero
para los pájaros, trigo.
Te ensalza y loa la moza
que oye misa con fervor,
y luego ardiente retoza
devota de don Amor.
Y la del rostro moreno
y el alma vibrante y puro
de loba la dentadura
y de virgencica el seno.
Y la del cabello endrino,
de luz lleno el corazón,
que te dio un beso y buen vino
en el umbral de un mesón,
y que hizo don a un labriego,
que volvía del trabajo,
de un manojico de espliego
que escondía en su refajo.
¡Y tu sangro hecha sudor,
y tu sudor hecho pan
son los sembrados en flor
y el reír da don Amor
en la noche de San Juan!...
Por los Isidros
Ante la llegada de los forasteros, o "Isidros", a la Capital de España para disfrutar de la Romería del Santo, el presidente del Centro Hijos de Madrid, D. Facundo Dorado, se puso en contacto con las autoridades para solicitar persiguiesen la venta de folletos y aleluyas para aquellos visitantes.
Respondía aquella gestión a los requerimientos de numerosas entidades que estimaban perjudicial a los interés de la corte y contrario a su tradicional hospitalidad ese grosero agravio a los provincianos, que con su presencia animaban toda clase de espectáculos y con su dinero fomentaban el comercio y la industria de Madrid.
-Sí, señoritos; es mi familia, que viene a pasar conmigo estos días. -Está muy bien; pero tu familia permitirá que tus señoritos se tengan que ir a la posada. |
Además de isidros, misas y romería, también se celebraron las tradicionales corridas de toros. El dibujante Tovar lo deja reflejado en una de sus geniales viñetas:
CON TODAS LAS PLAZAS Y PLAZUELAS QUE TIENE MADRID |
Recuperamos de nuestro especial San Isidro 1913 la definición que hace de los "Isidros" la revista "Villa de Madrid", Año V, Números 20-21-1966:
"Cuando más atractivos fueron los festejos celebrados en honor de Isidro, [...] fue en aquellos tiempos, todavía no lejanos, en que los disfrutaban no los madrileños nativos —muy festejados y festejadores durante todo el año y sin motivos de santoral—, sino los auténticos "isidros", los paletos, catetos y palurdos llegados de la periferia al punto de la capital para divertirse a "lo grande y a lo gordo", o para montar sus negociejos callejeros de circunstancias. Sí los del arrope y la miel, los de los primeros botijos, los de las rosquillas de la Tía Javiera; familias pelmazas que pagaban con dos rispas de chorizos y una bota de tintorro "de la tierra" el largo hospedaje en casa de unos parientes urbanos. ¡Aquellas "isidradas" sí que tenían sabor, humor y pintoresquismo, con letra de Luis Taboada y música de Federico Chueca."
Comercio y fiestas
El Ayuntamiento autorizó a los comerciantes madrileños para expender mercancías los domingos 17, 24 y 31 del mes de mayo, debiendo los patronos dar a sus dependientes la compensación semanal de las jornadas empleadas en domingo. Esta excepción no correspondía a peluqueros, limpiabotas y otros industriales.
Vísperas de San Isidro
El Imparcial del 14 de mayo nos cuenta que ese día se inauguraron los decorados de la Puerta del Sol y Centro de Hijos de Madrid.
Dice también que por la noche se celebró la verbena de San Isidro, partiendo del Centro de Hijos de Madrid las bandas de música que tocaron en los bailes públicos celebrados en las plazas de España, Progreso, Santa Cruz, Santa Bárbara, Conde de Toreno y San Francisco, calle de Alcalá, junto a las Escuelas Aguirre, portillo de Embajadores, y glorietas de Atocha y de Bilbao.
Por su parte, la Sociedad de Feriantes de Madrid anunciaba que había hecho una gran instalación de luces en la pradera y profusión de puestos y "diversiones de gran atracción para los forasteros"
Fiestas de San Isidro
De lo religioso y lo pagano
La fiesta tradicional del Patrón de Madrid se celebró aquel 15 de mayo de 1914 con los acostumbrados cultos y la popular romería a la Pradera. El diario La Época hace un resumen de los festejos.
"En la catedral se celebró por la mañana una solemne función, oficiando de pontifical el obispo de Madrid Alcalá y ocupando la sagrada cátedra el ilustrado deán de dicha catedral, D. Bernardo Barbajero.
En la antigua iglesia parroquial de San Andrés, en cuyo presbiterio estuvo sepultado el glorioso santo, se celebró también una función, siendo el encargado del panegírico D. Mariano Benedicto.
Cuando la función se celebraba entraron en el templo SS. AA. las infantas Isabel y Paz, siendo objeto de grandes manifestaciones de simpatía por parte del público.
Según costumbre, fue muy visitada la casa número 2 de la Plaza de San Andrés, por haber servido de vivienda a San Isidro y a su esposa, Santa María de la Cabeza.
La casa número 3 del Pretil de Santisteban, en que habitó Iván de Vargas, y donde estuvo la cuadra en que el santo guardaba los bueyes con que araba las tierras de su señor, ha también fue muy visitada."
En la pradera del Santo
Continúa la crónica de La Época:
"Con extraordinaria animación se celebró la popular romería en la pradera de San Isidro.
Lo agradable del día contribuyó a que la alegría de la fiesta no decayese un momento en toda la tarde.
Desde las primeras horas de la mañana los alrededores de la pradera ofrecían un pintoresco aspecto.
Numerosos grupos de romeros, convenientemente preparados con meriendas y botas de vino, fueron acampando en los alrededores de la ermita, y distraían el tiempo, bien bailando al compás de un organillo, bien comprando baratijas, botijos y otras zarandajas, o libando el clásico morapio.
Los modestos industriales instalados en San Isidro tuvieron un gran día; pues casi agotaron sus existencias.
Alegría, juventud, buen humor, eso era como siempre, la fiesta de aquella tarde fiesta madrileña, la más castiza, en la que a docenas se contaban las caras bonitas de madrileñas menuditas, que con sus andares, su majeza, su alegría y el brillo de sus ojos, hacían perder el sentido a sus paisanos y a los isidros que de toda España habían llegado.
A las diez de la mañana se celebró en la ermita una solemne fiesta religiosa, ocupando la sagrada cátedra el rector de las Calatravas, D. Luis Béjar.
A las once de la mañana se presentó en la pradera la infanta Isabel, acompañada de su dama, la señorita de Bertrán de Lis. Su presencia fue acogida con grandes aplausos. Pronto se vio el coche rodeado por el público, que no cesó un momento en sus vítores, mientras se llenaba el carruaje de chucherías.
También recorrieron la pradera la infanta Doña Paz y la princesa Pilar. Las augustas damas recibieron el mismo homenaje cariñoso del pueblo. Las Reales damas arrojaron algunos puñados de pesetas a los modestos feriantes.
A última hora de la tarde la animación era grandísima. El ruido de los cohetes, confundido con los organillos, el griterío de los vendedores y romeros, y el chin-chin de los cinematógrafos, daban a aquel rincón de Madrid un tinte peculiar y característico, digno de un aguafuerte de Goya.
No se registró incidente alguno de importancia: escenas de celos, broncas de borrachos, desaparición de relojes... total, ¡nada!"
Ilustración de Espí para La Esfera del 16 de mayo de 1914 |
Fotografía
La pradera en imágenes
Las revistas La Lidia (Madrid) y La hormiga de oro (Barcelona), publicaron fotografías del aspecto que tuvo la pradera durante la romería de San Isidro de hace cien años.
La última de estas tres fotografías muestra a madrileños e isidros bebiendo el agua milagrosa del Santo en los mostradores que, como hoy, se instalaban en el exterior de la ermita.
La ermita de San Isidro
Cuando Goya pintó la ermita en 1788, esta ya había sido reconstruida en 1725 por Baltasar de Zúñiga, marqués de Valero. La que hoy conocemos tiene semejanza con la de Zúñiga, y con la de Goya, pero no es idéntica a la de la romería de 1914 ni a la que hoy conocemos.
Comparemos, pues, esta fotografía de hace cien años con otras pasadas y presentes.
1914 |
1725 |
GOYA - 1788 |
1890 |
1961 |
EN LA ACTUALIDAD |
Salón Doré
Goya en la pradera
D. Francisco de Goya y Lucientes pintó la pradera de San Isidro y se inspiró en su romería y tipos madrileños de la época para realizar los frescos de la cúpula de la ermita de San Antonio de la Florida (1798)
En los videos que ofrecemos a continuación, vemos primero una explicación de D. Enrique Quintana, Coordinador Jefe de Restauración de Pintura del Museo Prado, sobre la obra de Goya "La pradera de San Isidro" (1788). Le sigue un fragmento del film "Goya en Burdeos", de Antonio Saura (1999).
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© 2014 Eduardo Valero García - HUM 014-039 EFEMERIDES1914
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