jueves, 14 de mayo de 2015

Estampas. Madrid pueblo. Fiesta de San Isidro a principios del siglo XIX

Estampas del Madrid de majas y majos, manolas y manolos, chisperas y chisperos; y como contrapunto, petimetres y currutacos. Faunas o tipos antiguos y populares todos ellos, que derivan en la chulapa y el chulapo de pasados siglos.

El grabado, que a modo de estampa os ofrecemos, fue publicado en la revista La Ilustración Artística del 8 de mayo de 1899 [Barcelona, Año XVIII. Núm. 906]. Lleva por título "La fiesta de San Isidro á principios de este siglo"; clara representación de la tradición que ha llegado hasta nuestros días y que Goya retrató con maestría a finales del siglo XVIII (1788).


Madrid que feliz meciera
Un día tu humilde cuna,
Logrando nueva fortuna
Por Patrono te venera.
Sé siempre su defensor
Y protector amoroso:
Isidro, Santo dichoso,
Ruega por el labrador.

Confiada en tu virtud,
Ardiendo de fé en la llama,
La muchedumbre te aclama,
Con piadosa gratitud.
Mírala con tierno amor
Y haz al pueblo venturoso
Isidro, Santo dichoso,
Ruega por el labrador. [1]




El pintor Luis Álvarez Catalá-quien fuese director del Museo del Prado entre 1898 y 1901-, retrata a los nombrados en una interpretación de la pradera de San Isidro en los inicios del siglo XIX.
Estampa costumbrista que el artista pinta en 1897 evocando la sana costumbre de venerar al Santo Patrono a base de libaciones y condumio, con las maravillosas vistas del Madrid de Austrias y Borbones al fondo.

El "curioso parlante", don Ramón de Mesonero Romanos, hace un relato del ambiente de la pradera en sus "Escenas matritenses" de 1845:

"Los puestos de santos, de bollos y campanillas iban sucediéndose rápidamente hasta llegar a cubrir ambos bordes del camino, y cedían después el lugar a tiendas caprichosas y surtidas de bizcochos, dulces y golosinas, eterna comezón de muchachos llorones, tentación perenne de bolsillos apurados. Cada paso que se avanzaba en la subida, se adelantaba también en el progreso de las artes del paladar; a los puestos ambulantes de buñuelos habían sucedido las excitantes pasas, higos y garbanzos tostados; luego los roscones de pan duro y los frasquetes alternaban con las tortas y soldados de pasta flora: más allá los dulces de ramillete y bizcochos empapelados ofrecían una interesante batería: y por último, las fondas entapizadas ostentaban sobre sus entradas los nombres más caros a la gastronomía madrileña, y brindaban en su interior con las apetitosas salsas y suculentos sólidos. 
¡Qué espectáculo manducante y animado! Cuáles sobre la verde alfombra formaban espeso círculo en derredor de una gran cazuela en que vertían sendos cantarillos de leche de las Navas sobre una gran cantidad de bollos y roscones; cuáles ostentando un noble jamón lo partían y subdividían con todas las formalidades del derecho." [2]

"MERENDERO DE Sº YSIDRO. VINOS DELA TIERRA", reza en un cartel. Junto a él la imagen del Santo y, un poco más atrás, la silueta inequívoca de la ermita homónima. En la composición abundan los detalles, llegando a ser visibles los que se abastecen del milagroso líquido de la fuente, detrás del trovador o cantante.

Volvemos al relato de Mesonero Romanos, quien describe lo que ocurría en ese fragmento de la escena:
"Los chillidos, las risas, los dichos agudos se sucedían sin cesar, y mientras esto pasaba de un lado, del otro los paseantes se agitaban, bebían agua del santo en la fuente milagrosa, intentaban penetrar en la ermita, y la turba saliente los obligaba a volver a bajar las gradas penetrando al fin en el cementerio próximo, donde reflexionaban sobre la fragilidad de las cosas humanas mientras concluían los restos del mazapán y bizcocho de galera. En la parte elevada de la ermita algunos cofrades asomaban a los balconcillos ostentando en medio al santero vestido con un traje que remedaba al del santo labrador, y en lo alto de las colinas cerraban todo este cuadro varios grupos de muchachos que arrojaban cohetes al aire." [3]

Con licencia, nos vamos introduciendo en la escena hacia el Manzanares, ese "aprendiz de río", hasta alcanzar la otra orilla, oteando las similitudes  del horizonte madrileño de Goya y Álvarez.













Una elegante manola ha sido el punto de referencia en nuestro "zoom". Símil de la Leocadia Zorrilla que pintó Goya, la dama de Lavapiés mantiene diálogo visual con los petimetres que ocupan la mesa contigua. Raro es, pues los majos y manolos desdeñaban la figura de aquellos afrancesados "petit maitre".

Lo cierto es que unos y otros, más los "isidros" que para la ocasión viajaban a Madrid, en la pradera festejaban y veneraban al santo labrador, madrileño hacedor de milagros, en el lugar donde, por gratitud, la emperatriz Isabel de Portugal había fundado en 1538 la ermita.
"[...] dio en el empeño de fundar una capilla sobre aquel lugar, en donde San Isidro, hiriendo con su aguijada, había hecho brotar agua para ofrecérsela a su amo, Iván de Vargas, tan milagrosa que pronto cundió su fama, y en aquella santidad consiguió curar al Emperador y al Príncipe don Felipe, que padecía de calenturas malignas. La ermita llegó a gozar de tal predicamento, que desde entonces hizo costumbre el visitarla anualmente y beber el agua santa. De este calor de fe nace la romería, y por ser espontaneidad popular, queda establecido desde la canonización que habrá de celebrarse todos los 15 de mayo." [4]

Puestos a hilar más fino, del lienzo y las planchas de grabado pasamos al sofisticado procedimiento de la gelatina con bricomato, sobre cristal o cobre, utilizado por Hauser y Menet para reproducir esta maravillosa vista del Madrid de 1891 desde San Isidro.

"Madrid, vista desde San Isidro Hauser y Menet" (1891)
© Biblioteca Naciona de España-BDH-Signatura: 17/150/1/136

Estampas del viejo Madrid en dos siglos; el XVIII de Goya y el XIX de Álvarez Catalá y Hauser y Menet. Pequeño homenaje al pueblo madrileño en vísperas de la celebración del día de su Santo Patrono.



Bibliografía
[1] Librería de Ferrandis y Villalba. Gozos á San Isidro Labrador (ca. 1905) Valencia. BNE, Signatura: VE/1444/281

[2] Mesonero Romanos, Ramón. Escenas matritenses, por el curioso parlante. (1845) Madrid. Imprenta y librería de D. Ignacio Boix. Primera Época - La Romería de San Isidro, pp. 33-34

[3] Ibídem. pp. 34-35

[4] Soler Puchol, Luis. La Real, muy Ilustre y Primitiva Congregación de San Isidro Labrador de Naturales de Madrid. (1966) Madrid. Escelicer, S.A. pp. 52-53


· Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. 
· En todas las citas se ha conservado la ortografía original.



© 2015 Eduardo Valero García - HUM 015-004 ESTAMPAS MAD
ISSN 2444-1325

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