En el artículo subtitulado ‘El Aguinaldo entre 1850 y 1890’ se nos muestran una visión muy diferente del aguinaldo.
Nos viene a la memoria la imagen de un grupo de niños armados de panderetas, zambombas y otros artilugios con los que hacer ruido, cantando villancicos apostados en la puerta del vecino. Sin embargo vemos que en aquel siglo pedía el aguinaldo todo dios, menos los políticos, ellos estaban más por la labor de ir ‘a por el turrón’ y ‘pelar el pavo’.
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La imagen del aguinaldo
Pagas extras, cestas de Navidad... palabras conocidas en la actualidad que para los madrileños del siglo XIX se resumían en ‘el aguinaldo’.
El arte y sarcasmo del dibujante Pellicer nos muestra un retrato social de aquellos tiempos en que no todos disfrutaban del regalo navideño.
Con sutil picardía dedica a los subscriptores del Semanario Humorístico ‘El Mundo Cómico’ del año 1873 esta representación exagerada de un aguinaldo.
El deseado pavo, unas botellas de vino y cava, turrones varios, almendras, y hasta una caja que parece de ensaimadas, conforman la dádiva voluntaria recibida por el incrédulo ‘Manolo’.
Hoy algunos van con su caja tamaño familiar o XXL, regalo de la empresa para la que trabajan; otros la reciben en casa, adornada con bonitos lazos, y otros se conforman con una cena de empresa que es cortesía del jefe. En aquellos tiempos era impensable algo así, será por eso que se inventaron el tema del aguinaldo y las tarjetas de felicitación que, de modo subliminal, lo exigían.
Eduardo J. Valero García
Eduart Garcival
NAVIDAD EN EL MADRID DEL SIGLO XIX
NAVIDAD EN MADRID
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