domingo, 3 de septiembre de 2023

La pensión de la calle del Olivo donde el joven Benito Pérez Galdós escribió La Fontana de Oro

«Don José de Pereda dueño de una casa sita en esta Corte calle del olibo bajo esquina a la de la Abada nº 17 de la manzana 364; a V. E. hace presente que tratando de redificarla de nueva planta con arreglo al diseño que acompaño firmado por el Arquitecto D. José Antonio Pérez que ha de dirigir la obra por lo que. A V.E. Suplico se sirva conceder la competente licencia para la tira de cuerdas y demás requisitos de costumbre fabor que espera recibir de V.E. Madrid 17 de julio de 1835»

Con estas palabras, el señor José de Pereda solicitaba al Ayuntamiento de Madrid la licencia para construir una casa de nueva planta. Concedida esta el 29 de julio de 1835, se aprobó el inicio de las obras el 1 de agosto.

Dicho así no tiene nada de particular, salvo por tratarse de un lugar relevante para Madrid y la literatura española. En la pensión que hubo en la segunda planta de aquella casa se instalará en 1863 el jovencísimo Benito Pérez Galdós. Lo hará después de habitar unos meses, desde finales de septiembre de 1862, en la casa de huéspedes de la calle de las Fuentes, 3.

Como indicaba el señor de Pereda, su propiedad estaba ubicada en la calle del Olivo (actual Mesonero Romanos) esquina con la calle de Abada; casa desde donde Galdós se dirigirá a “La Docta” (Universidad Central) y, con mayor frecuencia, a flanear por las calles madrileñas, visitar el Ateneo viejo, el Café Universal y el novísimo Teatro Real.

Como ocurrió con otras casas habitadas por el escritor a lo largo de su vida en Madrid, este edificio desapareció, sin encontrar en la actualidad ninguna señalización indicativa de su importancia.

No exageramos, porque en una habitación de aquella pensión Galdós comenzará su etapa como periodista y allí nacerá uno de sus mayores éxitos: La Fontana de Oro. Y en esa misma habitación, o en la fonda, se fraguará la idea de escribir novelas seriadas, históricas pero breves; patrióticas, pero entretenidas, que años más tarde llevarán el título de Episodios Nacionales.

Dicho esto, nos situamos en 1835 para conocer la fisonomía del edificio que albergó la pensión llamada popularmente “la pajarera”.



Como es lógico, el arte del delineante nos ofrece una visión inmaculada del edificio, ausente de suciedades, de trapos colgando, esterillas raídas y toldos desvencijados; de fachadas con toscos carteles y las cicatrices propias del tiempo. Sin embargo, no es difícil imaginar su aspecto.

En la siguiente imagen podemos ver la casa número 17 de la Manzana 364, correspondiente a la Planimetría General de Madrid (1749 - 1770) y su ubicación en el Plano Parcelario de Madrid de Carlos Ibáñez e Ibáñez de Íbero (1872 -1874).



Resulta curioso que el apellido del propietario sea el mismo del escritor José María de Pereda, quien años más tarde se encontrará con Galdós en aquel lugar, tal y como refiere Leopoldo Alas «Clarín» en el Tomo primero de sus Obras Completas - Galdós (1912):

Un día del verano del 71, esperaba yo en el vestíbulo de una fonda de esta ciudad a que bajara un amigo mío a quien había avisado que le esperaba allí. Maquinalmente me puse a leer la lista de huéspedes que tenía delante, y vi que uno de ellos era D. Benito P. Galdós. Con ánimo de visitarle pregunté por él inmediatamente a un camarero que pasaba. «Ahí le tiene usted», me respondió señalando a un joven vestido de luto que salía del comedor. Me hice cruces mentalmente, porque no podía imaginarme yo que tuviera menos de cuarenta años un hombre que se firmaba Pérez Galdós, y además Benito, y además hablaba de los tiempos de D. Ramón de la Cruz y de la Fontana de Oro como si los hubiera conocido. 
En efecto, como ya hemos indicado, allí se escribirá La Fontana de Oro (1867 – 1868) y también La Sombra (1870) y El Audaz (1871), además de unas obras de teatro destinadas a permanecer en un cajón. 

Galdós en la pensión
En Memorias de un desmemoriado (1914), el ya septuagenario Don Benito recordará los años de juventud y citará la pensión:
En aquella época fecunda de graves sucesos políticos precursores de la Revolución, presencié confundido en la turba estudiantil el escandaloso motín de la noche de San Daniel —10 de Abril del 65—, y en la Puerta del Sol me alcanzaron algunos linternazos de la Guardia Veterana, y en el año siguiente el 22 de junio, memorable por la sublevación de los sargentos en el cuartel de San Gil, desde la casa de huéspedes, calle del Olivo, en que yo moraba con otros amigos, pude apreciar los tremendos lances de aquella luctuosa jornada. Los cañonazos atronaban el aire; venían de las calles próximas gemidos de víctimas, imprecaciones rabiosas, vapores de sangre, acentos de odio… Madrid era un infierno. A la caída de la tarde, cuando pudimos salir de la casa, vimos los despojos de la hecatombe y el rastro sangriento de la revolución vencida.
Recordemos que en 1865 se declaró una epidemia de cólera-morbo asiático. El joven Galdós, estrenado como columnista en La Nación, escribirá en aquella pensión el artículo titulado Una industria que vive de la muerte; episodio musical del cólera (La Nación, 2 y 6 de diciembre de 1865). Recomendamos la lectura del artículo Corona y Virus (Parte I): Un episodio musical del Cólera. Galdós, 1865.  

Además de las columnas Revista musical y Revista de la semana de La Nación, colaborará en la Revista del Movimiento Intelectual de Europa, desde 1865 hasta el 1867; comenzará a colaborar en 1870 con la Revista de España y durante todo el año 1871 escribirá críticas políticas en El Debate, periódico del que será director.
Llegaron por fin a su casa, que era de las que llamamos de huéspedes, y estaba, según cuenta quien lo sabe, en una mala calle situada en un barrio peor, la cual si llevara nombre de varón como lo lleva de hembra, se llamaría del Rinoceronte. Subieron al cuarto, que era segundo con entresuelo, por la mal pintada, peor barrida y mucho peor alumbrada escalera, y antes de que llamaran abrió con estruendo la puerta una hermosa harpía….
En ese párrafo, el insigne escritor hacía referencia en El doctor Centeno a esta pensión de la calle del Olivo, recreando la atmósfera y fisonomía del lugar. En ese ambiente que describe en la misma novela con olor a fritanga, peligroso y con un pasillo largo, «con tres vueltas, parecido a una conciencia llena de malicias y traiciones», comenzarán las novelas de la primera época o, como las define el catedrático Germán Gullón: “de la primera manera”.

En 1871 Galdós pasará parte del verano en Santander. A su regreso se instalará con parientes suyos en la segunda planta de una casa de alquiler de la calle Serrano, 8. Luego vendrán otros domicilios, y en ellos más novelas, obras de teatro, los Episodios Nacionales, su participación en la política y otras muchas actividades. Después, el paso a la eternidad en el hotelito de la calle Hilarión Eslava. Toda esa vida y obra madrileñas, en su conjunto, tuvo su origen en la humilde pensión de la calle del Olivo.  

El edificio sucumbió a los efectos de la piqueta y en 1963 se levantó la mole impersonal que hoy perdura, propiedad de una famosa firma comercial. Desaparecía así todo vestigio, borrándola del paisaje madrileño y sin una placa que recuerde su relevancia.

Al menos hoy hemos tenido la posibilidad de conocer como era. Retenla en tu memoria, paciente lector, para imaginarla cuando pasees por la calle de Mesonero Romanos, esquina a la de Abada, muy cerca de la Plaza Callao y no muy lejos de la Puerta del Sol.




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© 2023 Eduardo Valero García - HUM 023-004 GALDÓS-PENSIÓN
Historia Urbana de Madrid
ISSN 2444-1325


Bibliografía y Cibergrafía
 
Fuentes consultadas:

VALERO GARCÍA, Eduardo, 2019. Benito Pérez Galdós. La figura del realismo español. Valencia: Editorial Sargantana, p. 223. ISBN: 978-84-17731-36-6 https://www.benitopérezgaldós.com/ 

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4 comentarios:

  1. Siempre que Leo los artículos de Historia Urbana de Madrid de Eduardo Valero aprendo algo nuevo de lo que es y fue esta bella ciudad Gracias .

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    1. Muchas gracias por leerme. Me alegra que mis artículos sean de utilidad para aprender y conocer otro Madrid. Un saludo

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  2. Magnífico artículo, como todos los tuyos. Casualmente tengo una foto antigua de la calle Abada esquina con Mesonero Romanos, en la que creo que aparece (una esquina nada más) la casa nº 9 donde estaba la pensión de Galdós. Te pongo el enlace a mi Twitter, donde publico la foto:
    https://twitter.com/rokete1936/status/1699852178821677249

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    1. Muchas gracias por tu valoración sobre mi trabajo y por la aportación de la fotografía. La conozco, pero como no consigo el archivo, autor y signatura, no la utilizo. Como dices, aparece solo la esquina, y es una pena; pero suficiente para, al menos, poder intuir que se trataría de la tienda de vinos, licores y bar de Pedro del Río, instalada a finales del siglo XIX y traspasada en 1930. Antes debió ocupar ese espacio la fonda en la que José M. de Pereda conoció al joven Galdós. ¿Cuántas historias nos puede contar una imagen! Reitero mi agradecimiento. Un cordial saludo

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