jueves, 10 de enero de 2019

Los trampantojos galdosianos de Mingote en la calle de la Sal. Madrid, 2001

Primer artículo de 2019 que cuenta la historia de los pintorecos trampantojos creados por Antonio Mingotela para engalanar un edificio de calle de la Sal, arteria de acceso a la Plaza Mayor y zona muy representativa del Madrid galdosiano.



«Don Baldomero Santa Cruz era hijo de otro D. Baldomero Santa Cruz que en el siglo pasado tuvo ya tienda de paños del Reino en la calle de la Sal, en el mismo local que después ocupó D. Mauro Requejo.»

Así comienza el segundo capítulo de la primera parte de Fortunata y Jacinta (dos historias de casadas), magistral novela de Benito Pérez Galdós en cuyas páginas queda representada la Plaza Mayor y zonas aledañas.

El escritor hace referencia a la muy antigua calle de la Sal (también conocida como “Red de la Sal”), antesala de la plaza y arteria que hoy nos ocupa por existir en ella unos preciosos trampantojos creados por Don Antonio Mingote Barrachina.

«Todavía hoy, al pasar por las calles de este “Madrid de Galdós”-Postas, Sal, San Cristóbal, soportales de la plaza Mayor-, me parece que de cualquiera de las tiendecitas actuales puede salir el inefable don Plácido Estupiñá, el sempiterno hablador que, por su incontenible pasión de hablar sin tasa ni medida, se arruinó en una tienda de bayetas y paños del Reino que tuvo en la plaza Mayor.»
Juan Antonio Cabezas, 1971

Prescindimos de la historia antigua de esta calle, así como la de la plaza, para centrarnos en dos momentos más recientes que culminarán con la creación de los trampantojos y su posterior inauguración.


Necesario homenaje a Mingote
Antes de comenzar, permítame el lector que rinda homenaje a Antonio Mingote Barrachina, dibujante, escritor, periodista, académico de la lengua, alcalde honorario de El Retiro y marqués de Daroca.

Este año de 2019 celebraremos el centenario de su nacimiento (Sitges, 17 de enero de 1919) y este artículo, relacionado con su obra y el Madrid galdosiano, quiere ser sincero homenaje a su persona y su maestría en el arte de hacernos sonreír.


Fotografía de una noticia de EL PAÍS (2015)

Dicho esto, comienzo a relatar esta historia que nos llevará a la inauguración de los trampantojos de la calle de la Sal. Lo hago de forma cronológica para conocer porqué están allí y el motivo que llevó a su ejecución.


El aparcamiento de la Plaza Mayor
Desde 1949 se venían construyendo en Madrid Estacionamientos Públicos Subterráneos, siendo el primero el de la plaza Vázquez de Mella (en la actualidad, Plaza de Pedro Zerolo).

En mayo de 1967 se anunciaba la adjudicación de los trabajos de tráfico, proyecto y control a Viales y Estacionamientos, Sociedad Anónima (VIESA), y a la empresa Huarte y Cía., S. A. para la construcción del aparcamiento de la Plaza Mayor.

Las siguientes fotografías muestran la fisonomía de la plaza durante el vaciado, cimentación y pavimentación.





El aparcamiento tendría entrada desde la calle Mayor por la de Felipe III y desde la calle Atocha por la de Gerona. Además, un túnel por la calle de Toledo pasaría por el estacionamiento y por debajo de la calle Mayor, con dos salidas por la plaza de Herradores. La otra salida estaría ubicada en la calle de la Sal hacia la de Postas.

© Consejo Superior de Investigaciones.
Informes de la Construcción Vol. 21, nº 207. Enero, febrero de 1969
IETccCSIC. Vol 51, nº 465 (2000)


La tarde del martes 12 de noviembre de 1968, en un acto simbólico celebrado en la Plaza Mayor, el alcalde de entonces, Carlos Arias Navarro, inauguraba el aparcamiento de esta plaza y los de Recoletos y plaza de Salamanca.

Para la realización de la monumental obra fue necesario retirar la estatua ecuestre de Felipe III. Así lo muestra esta fotografía de Torremocha de septiembre de 1967.




En 1971, cuando el Ayuntamiento ya había comenzado el plan de conservación del Madrid antiguo y el cierre de la plaza al tráfico de vehículos, la estatua aún permanecía arrumbada en los almacenes municipales. La presión popular logró que el alcalde la repusiera en el mes de junio de aquel año.
 
Por otra parte, en 1982, el Ayuntamiento iniciaría las obras de restauración de cimentación en la Casa de la Panadería. Las obras del aparcamiento subterráneo, cuyo nivel de vaciado rebasaba los cimientos, además del pésimo estado de la red de saneamiento, ponían en peligro este edificio principal de la plaza.

Las grietas y humedades de los sótanos amenazaban la pérdida de gran parte de documentos de la historia de Madrid. Recordemos que allí estuvo instalado el Archivo de la Villa hasta su traslado a Conde Duque.

A finales de 1983 -y como muchos recordaréis-, la fisonomía de la plaza y Casa de la Panadería era como la de esta fotografía de Pastor, donde se aprecia un depósito de materiales que el gracejo madrileño quiso bautizar con el pintoresco nombre de “el cohete”.





La salida por la calle de la Sal
Muchos lectores tendrán en su memoria aquella salida del aparcamiento que existía en esa calle hasta no hace mucho. Los automóviles tomaban la calle de Postas para salir a la de Mayor, algo que limitaba el tráfico de transeúntes por una de las entradas principales a la plaza.

Las siguientes fotografías son representativas de lo que comento. La primera, de finales de la década de los 60, muestra en detalle la recién estrenada salida de automóviles.




En la segunda, de 1986, queda evidenciada la estrechez de esa acera, donde es visible el emblemático local de El Gato Negro. Resulta curioso el grafiti con la leyenda «Toreros asesinos», cercano a la plaza donde tantas corridas se habían celebrado. Como veis, la lucha antitaurina no es cosa nueva.




En 1988 se reunirá la Empresa municipal de la Vivienda con la Fundación Villa y Corte para estudiar las medidas urgentes de restauración en la Plaza Mayor. Participarán en la reunión arquitectos, cronistas, catedráticos, académicos, expertos en restauraciones monumentales, pintores muralistas y críticos de arquitectura.

Entre todos los temas tratados, algunos eran de gran relevancia, como la eliminación o sustitución de las pinturas murales de la Casa de la Panadería, el color de las fachadas y la supresión de la rampa de salida del aparcamiento en la calle de la Sal.

Según habían informado los expertos, no se trataba de un simple lavado de cara, sino la forma de solucionar de modo global todos los problemas existentes, como la rehabilitación de las viviendas de la plaza; la sustitución del pavimento, que ya estaba muy deteriorado, y la restauración y adecentamiento de los locales comerciales, entre otros asuntos técnicos. [1]

Muchos de estos trabajos de rehabilitación se fueron realizando, pero los concernientes a la calle de la Sal y la salida del aparcamiento subterráneo no se comenzarán hasta las postrimerías del siglo XX.


Reformas de la calle de la Sal y Postas
Por fin, el 28 de junio de 1999 se ponían en marcha las obras de remodelación de las calles de la Sal y Postas, establecido en la Fase II del Programa de Rehabilitación Preferente del Casco Histórico de Madrid.

Este programa, contaba con un presupuesto total de 52.359,6 millones de pesetas (313.530.530€), fruto de los “Convenios para la Rehabilitación del Patrimonio Edificado Residencial y Urbano” firmado por las tres administraciones (Ministerio de Fomento, Ayuntamiento y Comunidad de Madrid). Parte de los fondos venían de la Unión Europea y entidades financieras.


Cuadro de distribución de las invesriones.
lnformes de la Construcci6n, Vol. 51 n° 465, enero/febrero 2000.
IETcc-CSIC ISSN-E 1988-3234


La Fase II contemplaba la rehabilitación entorno a la Plaza Mayor, con una nueva canalización, pavimentación y peatonalización de Sal y Postas, y la instalación de un equipo eléctrico que potenciaría la energía de la zona. Este generador de Unión Fenosa quedaría ubicado en el espacio que ocupaba hasta entonces la salida del aparcamiento.

Además, se estudiaba la inclusión de algún elemento decorativo relacionado con Benito Pérez Galdós. Hasta ese momento se contemplaba varias alternativas, entre ellas, una estatua de Galdós a la entrada de la calle Postas por la Puerta del Sol o la instalación de una placa con referencias a Fortunata y Jacinta en el edificio de la esquina de Sal con Postas.

La siguiente fotografía, de Yolanda Cardo para ABC, muestra la fisonomía de la calle de la Sal en marzo del 2000, después de finalizadas las obras de eliminación de la salida del aparcamiento. Sin lugar a duda, una remodelación muy bien recibida por los comerciantes de esa zona y los viandantes.





Los trampantojos de Mingote
El primer boceto
En marzo de 2000 se conocía la noticia sobre los trampantojos que se pintarían en el edificio esquinero de la calle de la Sal. Lo anunciaba a la Agencia Efe el concejal de Vivienda y Rehabilitación Urbana, señor Sigfrido Herráez.

El concejal había comentado que «en los falsos vanos que hay en una de las fachadas de la calle de la Sal, hemos encargado a Antonio Mingote un proyecto que nos presentará próximamente, y que consiste en unos trampantojos que recrean los personajes de “Fortunata y Jacinta”, obra de Galdós que se desarrolla en estas calles». [2]

Antonio Mingote ya tenía las ideas claras, y también el primero de los bocetos. Se trataba del más representativo de la novela de Galdós, en el que quedaban retratados Fortunata, Jacinta, Juanito Santa Cruz y el propio don Benito.

Las diferencias con el trabajo final son evidentes, algo habitual en los artistas, como muestra la siguiente comparativa. Don Antonio Mingote, maestro de trazo inmediato y resolutivo en sus viñetas diarias, lo deja ver en el boceto; pero la ilustración definitiva tendrá tratamiento de fresco y el acabado propio de sus ilustraciones más refinadas.

© Fotografía: Divina Aparicio - www.biodiversidadvirtual.org


Mingote en la calle de la Sal
Aquel día de finales de marzo sería el preámbulo de una historia más de las tantas que ofrece Madrid en sus esquinas, y un artístico homenaje al insigne Pérez Galdós.

En la calle de la Sal se presentó Antonio Mingote acompañado por una comitiva municipal encabezada por el alcalde José María Álvarez del Manzano. Juntos observaron el boceto y lo proyectaron de forma imaginaria sobre la fachada. La fotógrafa Yolanda Cardo captó aquel instante para ABC.




El alcalde aseguró a la prensa que se había elegido a Mingote «porque es de esos madrileños típicos que han nacido fuera pero que han querido hacerse madrileños, y porque refleja muy bien la realidad de la ciudad y puede adornar con su gracia interna lo que es el conjunto, dándole vistosidad a unas paredes que quedan un tanto frías. (…) dejará reflejada con su ironía lo que ha sido la historia de la ciudad en cuatro huecos cerrados y sin utilidad». [3]

El 29 de marzo, Antonio Jiménez Barca ofrecerá más datos en un artículo para El País. El periodista entrevistaba al citado concejal de Vivienda y Rehabilitación Urbana sobre los cambios realizados en la Plaza Mayor y una de sus arterias de acceso principales, la calle de la Sal.

Sobre la idea de colocar los trampantojos galdosianos en dicha calle, el concejal había contestado que «para culminar la rehabilitación, nada mejor que animarla un poco con eso, en un espacio que, sin nada, queda mal: teóricamente, tendría que haber balcones, pero la estructura interior de la casa no lo permitió, así que se quedaron los huecos, que han estado ahí desde siempre, desde que se hizo la casa. (…) Mingote tendrá en cuenta que el que ya está casi diseñado irá en la primera planta, y los otros tres, en la segunda, tercera y cuarta, con lo que se verán menos». [4]

Al preguntar sobre el coste de los trampantojos, el concejal Sigfrido Herráez respondió que el valor se determinaría cuando Mingote calculase el tiempo empleado en realizar los diseños. En este sentido, el dibujante y el alcalde Álvarez del Manzano, coincidieron en precisar que sería “un precio simbólico”.

El concejal indicó que, una vez finalizados los dibujos, la Empresa Municipal de la Vivienda adjudicaría los trabajos de reproducción de estos en la fachada. Y añadió: «Eso costará cerca de 50 o 60 millones y estarán colocados, espero, durante el próximo verano.» [5]

El escritor Rafael Flórez, en un artículo para ABC del 16 de mayo, comentaba que Mingote aún no había definido el diseño de los balcones, pero que estos representarían personajes «típicamente galdosianos y también históricamente madrileños». [6]

Flórez añadía: «Lo que será un aliciente público para mucha gente de hoy descubriendo la novela y al novelista, leyéndole por primera vez. Y para otros, releerlo de nuevo, refrescándose en la relectura, ejercicio saludable éste de volver a lecturas pasadas, recreándose en lo ya conocido, volviendo a revivir». [7]

Palabras éstas que hago propias por el entusiasmo renacido hacia la figura de Galdós en el 175 aniversario de su nacimiento (2018) y en el bicentenario que estamos a punto de celebrar (2019-2020).


Los cuatro bocetos y su comparativa
Por fin los madrileños conocerán los bocetos definitivos con los personajes que ocuparían cada balcón. El diario ABC los publicará el día 4 de septiembre del 2000 en un reportaje firmado por la periodista Sara Medialdea.

Al no corresponder a la edición en papel del periódico, los bocetos aparecen en grises, por tal motivo, he preparado las siguientes comparativas con el trabajo final a color.





Mariano Aguirre, actor, dramaturgo y productor teatral, escribió en 2012 un interesantísimo artículo -al que yo llamaría biografía-, sobre Mingote, su vida y su arte. Lo titula: Antonio Mingote, caballero de mesura.

Al referirse a las decoraciones urbanas realizadas por Mingote, repartidas por diversos espacios de la ciudad, dice de estos trampantojos:
«En la muy céntrica calle de la Sal, que arranca de la Plaza Mayor, la técnica es la del fresco. Inspirándose en “El balcón” de Manet, Mingote da vida a unos personajes decimonónicos, de rotundos volúmenes, insertos en unos apretados, equilibrados y redondos conjuntos, con unos colores fieles al tema y a la época, muy acertados. ¡Qué gran poesía emana de los fingidos balcones! Qué detalle tan donoso también el del ficticio trampantojo -trampantojo de trampantojo, podríamos decir- de la jaula con su canario. El trabajo de Mingote es aquí de una gran belleza y eficacia y revela una gran maestría de la técnica del fresco, que remite a los grandes maestros del género.» (Aguirre, 2012)  [8]


Mingote y el Madrid galdosiano
Antonio Mingote supo representar con trazo irónico el Madrid recreado por Benito Pérez Galdós en sus novelas. Nada de aquella sociedad decimonónica escapa a los dos maestros.

Galdós y Mingote fueron grandes observadores de la ciudad y protagonistas de los cambios que en ella se manifestaron; más acusados en el segundo, pero igual de significativos para ambos.

Galdós ve crecer esta villa y corte a lo ancho; del mismo modo que va añadiendo nuevos escenarios a sus personajes.

Mingote la ve crecer a lo alto, adecuándose a la modernidad, pero sin perder ese casticismo que impregna en sus viñetas. Así, en los trampantojos de la calle de la Sal, no obvia ningún detalle.

Como lo hiciera Galdós, retratando una sociedad de marcados estratos, Mingote sabe encajar esas dramáticas diferencias sociales en los cuatro balcones ciegos.

Siguiendo la elitista configuración de la vivienda burguesa del siglo XIX, va escalonando de mayor a menor, y de abajo a arriba, la importancia de los personajes según su categoría. Digamos que la burguesía, por comodidad y apariencias, establece un sistema piramidal invertido, donde el que está más arriba es el que menos posibles tiene.

Con la llegada del ascensor esto cambiará, pero, hasta entonces, el dueño de la propiedad habitará la planta principal (primer piso) y la servidumbre, o inquilinos con escasos recursos, vivirán en la última planta o bohardilla.

La planta baja se destina a locales comerciales, entrada de carruajes y portería. En ocasiones, el dueño de la propiedad tenía allí su comercio.

Los siguientes cuadros explican lo dicho, utilizando para cada ejemplo los trampantojos de Mingote fotografiados por Divina Aparicio.






El Madrid bohemio, el romántico y el burgués, amalgamados en el Madrid galdosiano, quedan perfectamente identificados en escenarios costumbristas cuyo motivo principal gira entorno a Fortunata y Jacinta (dos historias de casadas).

Pero no todas las casas eran burguesas. Galdós hace una minuciosa descripción de las viviendas habitadas por las clases menos favorecidas cuando habla de Barbarita Arnaiz. Casas que también se encontraban en los aledaños de la plaza, incluso aquellas que formaban sus muros.
«Nació Barbarita Arnaiz en la calle de Postas, esquina al callejón de San Cristóbal, en uno de aquellos oprimidos edificios que parecen estuches o casas de muñecas. Los techos se cogían con la mano; las escaleras había que subirlas con el credo en la boca, y las habitaciones parecían destinadas a la premeditación de algún crimen. Había moradas de estas, a las cuales se entraba por la cocina. Otras tenían los pisos en declive, y en todas ellas oíase hasta el respirar de los vecinos. En algunas se veían mezquinos arcos de fábrica para sostener el entramado de las escaleras, y abundaba tanto el yeso en la construcción como escaseaban el hierro y la madera. Eran comunes las puertas de cuarterones, los baldosines polvorosos, los cerrojos imposibles de manejar y las vidrieras emplomadas. Mucho de esto ha desaparecido en las renovaciones de estos últimos veinte años; pero la estrechez de las viviendas subsiste.»
Fortunata y Jacinta. Parte primera. Cap. II, 2

Otra referencia del estado de esas casas la tenemos en la parte cuarta (Cap. III, 7), cuando Fortunata acuerda con su tía vivir en casa de ésta.
«El cuarto que entonces tenía Segunda en aquella casa era uno de los más altos. Estaba sobre el de Estupiñá. (...) Fortunata vio el cuarto. ¡Ay, Dios, qué malo era, y qué sucio y qué feo! Las puertas parecía qué tenían un dedo de mugre, el papel era todo manchas, los pisos desiguales. La cocina causaba horror. Indudablemente la joven se había adecentado mucho y adquirido hábitos de señora, porque la vivienda aquella se le presentaba inferior a su categoría, a sus hábitos y a sus gustos. Hizo propósito de lavar las puertas y aun de pintarlas, y de adecentar aquel basurero lo más posible, sin perjuicio de buscar casa más a la moderna, quisiera o no Segunda vivir en su compañía. El gabinetito que ella había de ocupar tenía, como la sala, una gran reja para la Plaza Mayor. (...) Era menester blanquear la cocina, tapar con yeso algunos agujeros y enormes grietas que por todas partes había, empapelar el gabinete, que iba a ser su alcoba, y pintar las puertas.» 


Inauguración de la obra
El 30 de noviembre de 2001, después de una gran expectativa, quedaban inaugurados los cuatro trampantojos.

Antonio Mingote, a sus casi 83 años, montaba en una grúa para dejar su impronta en los fabulosos dibujos. Le acompañaban el alcalde José María Álvarez del Manzano y algunos concejales, cumpliendo así el compromiso municipal de embellecer los muros de nuestra ciudad; esa bonita idea nacida en tiempos de otro alcalde, don Enrique Tierno Galván.

El fotógrafo Julián de Domingo inmortalizó el emotivo momento en que Mingote, pincel en mano, rubricaba los trampantojos; los que hoy rememoran, llenos de vida y color, otros tiempos y otras personas; sean éstas fruto de la imaginación del insigne Galdós o copia exacta de las que conoció.




Fotografía: © Julíán de Domingo para ABC (2001)

Con esta imagen de Mingote y la noticia de la inauguración, concluye el presente trabajo que espero haya sido de vuestro agrado. Historia cercana, a caballo entre el siglo XX y el XXI, que sumo a las ofrecidas por Historia urbana de Madrid en el Bicentenario galdosiano.


Y ahora, un inciso...


Sobre las fotografías:
Agradecimiento
Para la realización de este trabajo se han utilizado fotografías de diversos autores, cuyos nombres se citan en los textos o en las imágenes.

Pero hago este inciso para manifestar mi agradecimiento a la fotógrafa Divina Aparicio, quien, a través de la plataforma www.biodiversidadvirtual.org, ha dado consentimiento para la utilización de las cuatro fotografías que conforman el mural galdosiano. Estas pueden verse a mayor tamaño desde las signaturas que enlazan la citada plataforma:



Fortunata y Jacinta-1-4.-img23331

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Fortunata y Jacinta-1-4.-img23333


Fortunata y Jacinta-1-4.-img23334


También el agradecimiento a biodiversidadvirtual por su buen hacer en la gestión para la obtención de los permisos.


Otro homenaje
Por otra parte, rindo homenaje al querido Carlos Viñas-Valle, quien supo fotografiar cada rincón de esta villa al detalle y con sentimiento.

Periodista y estudioso de la historia de Madrid, Carlos nos abandonó en abril del año 2018 dejando un importante legado fotográfico e interesante artículos en su blog.

Carlos Viñas-Valle, como Benito Pérez Galdós, Antonio Mingote, y quien suscribe, no nació en Madrid, pero sí fue adoptado por ella; porque esta ciudad nos abraza nada más vernos, y nos hace quererla y respetarla tanto, que destinamos parte de nuestras vidas en ofrecerle lo que sabemos hacer: fotografiarla, novelarla, dibujarla, relatarla.


Eduardo Valero García



ARTÍCULOS RELACIONADOS:

- Recuerdos de papel. Calle de la Sal

- Madrid, 19 de julio de 1913 [Ver: La tacita de plata]

- Plano Monumental de Madrid con motivo del IV Centenario de la Capitalidad. Madrid, 1961

- Fondas antiguas de Madrid. Jornadas Madrileñas de Novela Histórica. [Ver: Posada del Peine]



Bibliografía y Cibergrafía

Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

[1] RAMIREZ DE LUCAS, Juan, 1988. La urgente reparación de la Plaza Mayor. Diario ABC (Madrid). 10 de marzo, p. 133 - Arquitectura

[2] Columna sin autor, 2000. Mingote pintará trampantojos galdosianos en la calle de la Sal. Diario ABC (Madrid). 26 de marzo, p. 6 - Sociedad.

[3] MEDIALDEA, Sara, 2000. La calle de Postas y de la Sal estrenan un sistema de peatonalización que se extenderá a decenas de vías. Diario ABC (Madrid). 29 de marzo, p. 13 - Reportaje

[4] JIMÉNEZ BARCA, Antonio, 2000. Mingote pondrá cuatro dibujos en una fachada junto a la Plaza Mayor. EL PAÍS. 29 de marzo, p. 17

[5] Ibídem, p. 17

[6] FLÓREZ, Rafael, 2000. A Galdós por Mingote. Diario ABC (Madrid). 16 de mayo, p. 12 - Madrid.

[7] Idídem, p. 12

[8] Aguirre, Mariano (2012) "Antonio Mingote, caballero de mesura", en tv.dokult.com [en línea]. Disponible en: http://tv.dokult.com/blog/2012/06/antonio-mingote-caballero-de-mesura/ [Consulta: 01 noviembre 2019]


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En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2018) "Los trampantojos galdosianos de Mingote en la calle de la Sal. Madrid, 2001", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325
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2 comentarios:

  1. Excelente trabajo. Muy bien estructurado, redactado, documentado y referenciado. Mi más sincera enhorabuena.

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  2. Un excelente articulo, con una gran descripción... Gracias por compartir tanta historia

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