Justo detrás del edificio España, sobre la calle Maestro Guerrero (llamada antes de Castro), y haciendo esquina con las de San Leonardo y los Dos Amigos, se levantaba en 1966 un estacionamiento mecánico giratorio que ensombrecía casi por completo la ya escondida iglesia de San Marcos.
Esta zona de Madrid había sufrido considerables daños durante la guerra civil y desastrosas decisiones urbanísticas al construirse el tercer tramo de la Gran Vía y, posteriormente, con la construcción del Edificio España. Por tanto, no es de extrañar que la situación actual de la iglesia, comprimida entre edificaciones, desconcierte al paseante. Afortunadamente, el templo fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1944 y le puso a “salvo” de mayores atrocidades.
Frente a la iglesia, en parte de los terrenos que una vez fueron del Convento de Arrepentidos (nº 27 en el Plano parcelario), conformando un polígono irregular de siete lados con una superficie total de 314,92 m², la empresa con patente italiana Aparcamientos mecánicos S.A. construía un estacionamiento similar-pero no idéntico-a los diseñados por Casto Fernández-Shaw; aquellos que le hicieron merecedor de la medalla de oro en la Exposición Internacional de Bruselas de 1958.
El aparcamiento diseñado por Fernández-Shaw en 1934 fue bautizado con varios nombres; así, denominado por su creador como “aparcamiento circular”, será llamado “auto-silo”, “auto-park”, “garaje radial” o “garaje circular”. El entusiasmo del arquitecto por esa invención le llevará a crear la sociedad Estudios y Proyectos de Garajes y Aparcamientos ESPROGA, por lo que sus estacionamientos mecánicos también serán conocidos como “seripark ESPROGA” y “autopark radial SIRO-ESPROGA”.
Pero el estacionamiento de la calle Maestro Guerrero no se parecía ni en el nombre, ya que a éste le llamaban “aparcamiento-noria” o “la noria”.
La calle Maestro Guerrero
Antes de entrar en la descripción y pormenores del estacionamiento, ilustramos al lector con una breve descripción de la calle Maestro Guerrero y su ubicación.
Esta calle correspondía antaño al Cuartel de Afligidos (después distrito de Universidad) y Barrio de San Marcos (después barrio de Conde de Toreno), lugar recoleto del antiguo Madrid, nada abigarrado y de buenos aires.
Era corta, con longitud limitada por las calles de Reyes y la de Dos Amigos. Según los datos de la Guía de Vías Públicas de Madrid de 1916, contaba con escasa numeración, siendo los impares 1 a 3 y los pares 2 a 6. En la actualidad, conforme al Callejero oficial del Ayuntamiento de Madrid (Relación de viales por distrito, con intervalos de numeración) los impares corresponden al número 1 y 2 a 10 los pares.
El primitivo nombre de esta calle fue el de Abadía y Castro, aunque en el plano de Texeira figura solo como de Castro.
Cuentan Hilario Peñasco y Carlos Cambronero en su libro Las calles de Madrid:
La unión del último tramo de la Gran Vía o Avenida de Eduardo Dato con la calle de la Princesa cambiará la configuración de la zona. Desaparecerá parte de la Manzana 532 (ver plano del Barrio de San Marcos), permitiendo así la ampliación de la calle de Castro hasta la de San Leonardo y quedando enfrentada a la iglesia parroquial de San Marcos.
Se llamará de Castro desde el 11 de enero de 1835 hasta el 14 octubre de 1953, fecha en que adquirirá el nombre de calle del Maestro Guerrero, en honor al brillante compositor del género lírico don Jacinto Guerrero. En 1957 se colocará una placa.
El niño mutilado
En esta calle de Castro apareció en enero de 1926 el cuerpo mutilado de un niño recién nacido. Quienes leyeron nuestro artículo “Las Beatas y Antonio Grilo, calle de asesinatos y truculentos sucesos” recordarán la noticia sobre el hallazgo de un cuerpo sin extremidades en la calle de Castro, frente al antiguo número 6. La cabeza había sido encontrada por un adolescente en la calle San Cipriano.
El estacionamiento mecánico giratorio
Como hemos comentado, en 1966 la empresa Aparcamientos mecánicos S.A. construirá el antiestético y gigantesco estacionamiento mecánico sobre el solar de Maestro Guerrero número 6, propiedad del Ayuntamiento. Se trataba de una concesión por dos años, a título experimental, solicitada por la citada empresa.
La horrorosa estructura de hierro desmontable tipo “Mecano” tenía una fachada de treinta metros de longitud sobre la calle Maestro Guerrero, siete metros de chaflán por la calle San Leonardo y cuatro metros por la de los Dos Amigos.
Se dividía en cuatro torres, de las cuales una nunca llegó a ponerse en funcionamiento. Dichas torres tenían una capacidad total de ochenta vehículos colocados en cinco planchas individuales que subían y bajaban por medio de un sencillo mecanismo similar al de las norias. Un único empleado accionaba el mecanismo elevador desde la rasante y controlaba la situación de cada vehículo.
Su fisonomía exterior era exageradamente fea. Una combinación de planchas metálicas, fibra de vidrio y plástico resguardaban el esqueleto interior de hierro y todo la maquinaria. La antiestética mole restaba protagonismo a la iglesia y la encajonaba aun más, algo de lo que se percataría el Ayuntamiento tres años más tarde.
Así, a finales de enero de 1969, aprovechando el fin de la concesión y el poco éxito que obtuvo el metálico aparcamiento, el Ayuntamiento dispondrá el desmonte de las instalaciones.
En reunión de la Comisión municipal de gobierno del Ayuntamiento, presidida por el alcalde Arias Navarro, se decretaba:
El 8 de julio de ese mismo año se interpone ante la Sala segunda de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Territorial de Madrid un recurso (Nº 142/1969) contra el acuerdo del Ayuntamiento. Lo presenta el señor Laureano García Cabezón, secretario de Administración Local.
Parece ser que este funcionario era un tanto contestatario y picapleitos de fama. En 1968 un comunicado del Colegio Nacional de Secretarios, Interventores y Depositarios de la Administración Local daba cuenta de las acciones legales que ejercitaría en contra del tal Laureano por las “informaciones confusas, tendenciosas e insidiosas” que había vertido en algunos periódicos difamando a sus compañeros y al propio Colegio.
En auto del 23 de octubre de 1971, dictado por el Juzgado de Instrucción nº 19 de Madrid, se acordaba el procesamiento de Laureano por supuesto delito de falsificación y estafa. El proceso queda recogido en el BOE nº 11 (12 de enero de 1973), donde aparece la resolución de la Dirección General de Administración Local por la que se declaraba la incapacidad del susodicho para ejercer el cargo de Secretario y se le excluía del concurso de traslados.
Quizá las malas prácticas del secretario fueron las causas por las que se demorase más de seis meses, y un año también, el cumplimiento del requerimiento del Ayuntamiento. El desmonte del aparcamiento no se ejecutará hasta bien entrado el año 70.
Como podemos apreciar en el vuelo fotográfico del año 1977 y cartografía catastral de 2012, ya no existe la “noria” y en su lugar queda un espacio abierto, pequeña plaza con bancos y farola, que oxigena en gran medida la fachada de la iglesia de San Marcos.
Vistas las fotografías y el plano catastral, no se consigue mantener homogeneidad en la línea de fachadas. En este sentido, el 19 de junio de 1978 decía Rafael López Izquierdo en Hola del Lunes (Tercera época-Número 2.044, p. 11):
La decisión del Ayuntamiento por requerir el desmonte una vez cumplido el plazo de concesión y el escaso uso que los madrileños daban al aparcamiento por estar escondido y en una calle fría, fomentaron su desaparición y paso al olvido.
Así, después de la breve historia de la calle donde se levantaba, la descripción de los desequilibrios urbanísticos y los asuntos legales casi anecdóticos, llegamos al final del artículo.
Esto que hemos contado quizá no tenga mayor relevancia, pues no hablamos de un lujoso palacio, ni de un convento o monumentos ya desaparecidos. Pero fue una edificación que existió, que tuvo su escasa popularidad y pertenece a las historias urbanas de esta ciudad cambiante desde años ha.
Esta zona de Madrid había sufrido considerables daños durante la guerra civil y desastrosas decisiones urbanísticas al construirse el tercer tramo de la Gran Vía y, posteriormente, con la construcción del Edificio España. Por tanto, no es de extrañar que la situación actual de la iglesia, comprimida entre edificaciones, desconcierte al paseante. Afortunadamente, el templo fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1944 y le puso a “salvo” de mayores atrocidades.
Frente a la iglesia, en parte de los terrenos que una vez fueron del Convento de Arrepentidos (nº 27 en el Plano parcelario), conformando un polígono irregular de siete lados con una superficie total de 314,92 m², la empresa con patente italiana Aparcamientos mecánicos S.A. construía un estacionamiento similar-pero no idéntico-a los diseñados por Casto Fernández-Shaw; aquellos que le hicieron merecedor de la medalla de oro en la Exposición Internacional de Bruselas de 1958.
Plano parcelario. Hoja nº 8 (Fragmento) © INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-004 RECUPAPEL © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
El aparcamiento diseñado por Fernández-Shaw en 1934 fue bautizado con varios nombres; así, denominado por su creador como “aparcamiento circular”, será llamado “auto-silo”, “auto-park”, “garaje radial” o “garaje circular”. El entusiasmo del arquitecto por esa invención le llevará a crear la sociedad Estudios y Proyectos de Garajes y Aparcamientos ESPROGA, por lo que sus estacionamientos mecánicos también serán conocidos como “seripark ESPROGA” y “autopark radial SIRO-ESPROGA”.
Pero el estacionamiento de la calle Maestro Guerrero no se parecía ni en el nombre, ya que a éste le llamaban “aparcamiento-noria” o “la noria”.
La calle Maestro Guerrero
Antes de entrar en la descripción y pormenores del estacionamiento, ilustramos al lector con una breve descripción de la calle Maestro Guerrero y su ubicación.
Esta calle correspondía antaño al Cuartel de Afligidos (después distrito de Universidad) y Barrio de San Marcos (después barrio de Conde de Toreno), lugar recoleto del antiguo Madrid, nada abigarrado y de buenos aires.
Era corta, con longitud limitada por las calles de Reyes y la de Dos Amigos. Según los datos de la Guía de Vías Públicas de Madrid de 1916, contaba con escasa numeración, siendo los impares 1 a 3 y los pares 2 a 6. En la actualidad, conforme al Callejero oficial del Ayuntamiento de Madrid (Relación de viales por distrito, con intervalos de numeración) los impares corresponden al número 1 y 2 a 10 los pares.
El primitivo nombre de esta calle fue el de Abadía y Castro, aunque en el plano de Texeira figura solo como de Castro.
Cuentan Hilario Peñasco y Carlos Cambronero en su libro Las calles de Madrid:
“[…] Otra tradición afirma que en la calle vivía una mujer llamada Teresa Abadía, en compañía de un tal Nicolás Castro; que la Teresa cedió parte de sus bienes al Convento de Capuchinas; que malcontento el Castro con la donación, hizo que se anulase, y muerta la mujer quedó él dueño de todo, aunque luego vino á perderlo por su conducta licenciosa.”
La unión del último tramo de la Gran Vía o Avenida de Eduardo Dato con la calle de la Princesa cambiará la configuración de la zona. Desaparecerá parte de la Manzana 532 (ver plano del Barrio de San Marcos), permitiendo así la ampliación de la calle de Castro hasta la de San Leonardo y quedando enfrentada a la iglesia parroquial de San Marcos.
“Corolario de la apertura del nuevo tramo son varias interesantes mudanzas en la calle de la Princesa y de las contiguas de Leganitos, plaza de España y del Conde de Toreno, calles de San Leonardo y de los Reyes. Estas dos se ensancharán, así como la que cruza a lo largo de la plaza de España (antigua de San Marcial), a la que se le dará capacidad para que recoja el movimiento de la estación del Norte y de los barrios de Argüelles y Pozas. En la calle de San Leonardo se abrirá, a la altura de la iglesia de San Marcos, una calle de 10 metros, a fin de que la iglesia de San Marcos, obra de Ventura Rodríguez, tenga perspectiva adecuada.” [Mariano García Cortés, en “La Gran Vía, que debió terminarse en 1920, se abrirá por completo al tránsito público en 1947”. Hoja del Lunes (III) 450. Asociación de la Prensa, Madrid. 3 noviembre 1947]
Se llamará de Castro desde el 11 de enero de 1835 hasta el 14 octubre de 1953, fecha en que adquirirá el nombre de calle del Maestro Guerrero, en honor al brillante compositor del género lírico don Jacinto Guerrero. En 1957 se colocará una placa.
El niño mutilado
En esta calle de Castro apareció en enero de 1926 el cuerpo mutilado de un niño recién nacido. Quienes leyeron nuestro artículo “Las Beatas y Antonio Grilo, calle de asesinatos y truculentos sucesos” recordarán la noticia sobre el hallazgo de un cuerpo sin extremidades en la calle de Castro, frente al antiguo número 6. La cabeza había sido encontrada por un adolescente en la calle San Cipriano.
El estacionamiento mecánico giratorio
Como hemos comentado, en 1966 la empresa Aparcamientos mecánicos S.A. construirá el antiestético y gigantesco estacionamiento mecánico sobre el solar de Maestro Guerrero número 6, propiedad del Ayuntamiento. Se trataba de una concesión por dos años, a título experimental, solicitada por la citada empresa.
Fotografía: Torremocha (1969) © Archivo HUM © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-004 RECUPAPEL © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
La horrorosa estructura de hierro desmontable tipo “Mecano” tenía una fachada de treinta metros de longitud sobre la calle Maestro Guerrero, siete metros de chaflán por la calle San Leonardo y cuatro metros por la de los Dos Amigos.
Se dividía en cuatro torres, de las cuales una nunca llegó a ponerse en funcionamiento. Dichas torres tenían una capacidad total de ochenta vehículos colocados en cinco planchas individuales que subían y bajaban por medio de un sencillo mecanismo similar al de las norias. Un único empleado accionaba el mecanismo elevador desde la rasante y controlaba la situación de cada vehículo.
Su fisonomía exterior era exageradamente fea. Una combinación de planchas metálicas, fibra de vidrio y plástico resguardaban el esqueleto interior de hierro y todo la maquinaria. La antiestética mole restaba protagonismo a la iglesia y la encajonaba aun más, algo de lo que se percataría el Ayuntamiento tres años más tarde.
Así, a finales de enero de 1969, aprovechando el fin de la concesión y el poco éxito que obtuvo el metálico aparcamiento, el Ayuntamiento dispondrá el desmonte de las instalaciones.
En reunión de la Comisión municipal de gobierno del Ayuntamiento, presidida por el alcalde Arias Navarro, se decretaba:
“Requerir a Aparcamientos mecánicos S.A., entidad adjudicataria del estacionamiento mecánico rotativo de la calle Maestro Guerrero, 6-antigua de Castro, a espaldas del Edificio España-, con vuelta a la de San Leonardo, al objeto de que desmonte las instalaciones y deje libres y vacios los terrenos en el plazo máximo de seis meses.”
El 8 de julio de ese mismo año se interpone ante la Sala segunda de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Territorial de Madrid un recurso (Nº 142/1969) contra el acuerdo del Ayuntamiento. Lo presenta el señor Laureano García Cabezón, secretario de Administración Local.
Parece ser que este funcionario era un tanto contestatario y picapleitos de fama. En 1968 un comunicado del Colegio Nacional de Secretarios, Interventores y Depositarios de la Administración Local daba cuenta de las acciones legales que ejercitaría en contra del tal Laureano por las “informaciones confusas, tendenciosas e insidiosas” que había vertido en algunos periódicos difamando a sus compañeros y al propio Colegio.
En auto del 23 de octubre de 1971, dictado por el Juzgado de Instrucción nº 19 de Madrid, se acordaba el procesamiento de Laureano por supuesto delito de falsificación y estafa. El proceso queda recogido en el BOE nº 11 (12 de enero de 1973), donde aparece la resolución de la Dirección General de Administración Local por la que se declaraba la incapacidad del susodicho para ejercer el cargo de Secretario y se le excluía del concurso de traslados.
Quizá las malas prácticas del secretario fueron las causas por las que se demorase más de seis meses, y un año también, el cumplimiento del requerimiento del Ayuntamiento. El desmonte del aparcamiento no se ejecutará hasta bien entrado el año 70.
Como podemos apreciar en el vuelo fotográfico del año 1977 y cartografía catastral de 2012, ya no existe la “noria” y en su lugar queda un espacio abierto, pequeña plaza con bancos y farola, que oxigena en gran medida la fachada de la iglesia de San Marcos.
https://www.google.es/maps/@40.4245635,-3.7109117,3a,75y,329.54h,97.94t/data=!3m6!1e1!3m4!1s2VWoUJUJubakg9w-KjbA4w!2e0!7i13312!8i6656 |
Vistas las fotografías y el plano catastral, no se consigue mantener homogeneidad en la línea de fachadas. En este sentido, el 19 de junio de 1978 decía Rafael López Izquierdo en Hola del Lunes (Tercera época-Número 2.044, p. 11):
“Está visto que un camino para la descongestión de parte del casco antiguo de Madrid está en remeter las fachadas de nuevas edificaciones poniendo a línea las de nueva construcción y aprovechar, aun a cuenta del sacrificio dinerario que toda expropiación supone, para convertirlos en jardines, los solares resultantes del derribo de viejas casas. Lo que, por cierto, no se ha cumplido en la debida alineación de fachadas en la antigua calle de Castro, hoy del Maestro Guerrero, breve enlace entre Reyes y San Leonardo por fondo el templo venturiano de San Marcos. En ella, el edificio de apartamentos promovido por las religiosas capuchinas del Conde de Toreno rompe inexplicablemente la normal alineación viaria.”
La decisión del Ayuntamiento por requerir el desmonte una vez cumplido el plazo de concesión y el escaso uso que los madrileños daban al aparcamiento por estar escondido y en una calle fría, fomentaron su desaparición y paso al olvido.
Así, después de la breve historia de la calle donde se levantaba, la descripción de los desequilibrios urbanísticos y los asuntos legales casi anecdóticos, llegamos al final del artículo.
Esto que hemos contado quizá no tenga mayor relevancia, pues no hablamos de un lujoso palacio, ni de un convento o monumentos ya desaparecidos. Pero fue una edificación que existió, que tuvo su escasa popularidad y pertenece a las historias urbanas de esta ciudad cambiante desde años ha.
Bibliografía | ||||||
Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "El Aparcamiento mecánico de la calle Maestro Guerrero. Madrid, 1969", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325 [VER: "Uso del Contenido"] • Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. • En todas las citas se ha conservado la ortografía original. • De las imágenes:Muchas de las fotografías y otras imágenes contenidas en este artículo son de dominio público y correspondientes a los archivos de la Biblioteca Nacional de España, Ministerio de Cultura, Archivos municipales y otras bibliotecas y archivos extranjeros. En varios casos corresponden a los archivos personales del autor-editor de Historia Urbana de Madrid. La inclusión de la leyenda "Archivo HUM", y otros datos, identifican las imágenes como fruto de las investigaciones y recopilaciones realizadas para los contenidos de Historia Urbana de Madrid, salvaguardando así ese trabajo y su difusión en la red. Ha sido necesario incorporar estos datos para evitar el abuso de copia de contenido sin citar las fuentes de origen de consulta. |
© 2016 Eduardo Valero García - HUM 016-004 RECUPAPEL
Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325
Impresionante trabajo, muchas gracias. He llegado aquí buscando una calle Guerrero de Madrid, llamada así en 1935. No logro dar con ella. Cualquier noticia al respecto será bienvenida. Gracias.
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