Primeras Jornadas Madrileñas de Novela Histórica #JornadasMNH2016
http://jornadasdenovelahistoricaenmadrid.blogspot.com.es/
Inauguración
Viernes 6 de mayo de 2016
Lugar: Matadero Madrid - Casa del Lector (Fundación Germán Sánchez Ruipérez)
Autora invitada: TOTI MARTÍNEZ DE LEZEA (La Universal)
Tema: Circos antiguos de Madrid
CONTENIDO: Circos antiguos de Madrid – Antecedentes: 1.Circo de Madrid o de Paul. 2.Circo Olímpico (Teatro del Circo) - Otros circos de Madrid: Circo de Colón – Circo Hipódromo de Verano – Un inciso: Teatro Tívoli – Teatro Circo de Madrid. El circo de los varios nombres – Circo de Price o de Parish
El madrileño siempre ha tenido afición por los espectáculos. Más allá de las acrobacias de Charles Blondin en el estanque de El Retiro, o los ascensos en globo de Madame Poitevin montada en un cuadrúpedo, y otros tantos entretenimientos de los jardines de aquel espacio de recreo, centraremos el presente artículo en los circos que hubo en nuestra ciudad, dejando también para otra ocasión aquellos que eran ambulantes.
Con estas palabras Toti Martínez de Lezea nos introduce en una de las tantas aventuras que ocurren en su novela La Universal, ambientada en el Madrid de inicios del siglo XX, y que estuvo presente en las Primeras Jornadas Madrileñas de Novela Histórica.
Circos antiguos de Madrid
Recordamos brevemente los circos o teatros circo que hubo en la capital durante el siglo XIX y principios del XX. La historia del Circo Price tiene su espacio al final del artículo.
Antecedentes:
1 - Circo de Madrid o de Paul
Además de estos nombres tuvo el de Teatro Nuevo, y más tarde el de Teatro de la Bolsa, Lope de Vega y de Bufos.
Fue fundado por Monsieur Paul Laribeau en 1847 y estuvo situado en la calle Barquillo 7, en los jardines del duque de Frías, frente a la puerta lateral del parque de Artillería.
Según Madoz, éste circo constaba de cuatro cómodos departamentos y capacidad para 1.400 espectadores.
En 1851 Laribeau construirá un nuevo edificio con mayor capacidad y más lujoso, será el Teatro Nuevo, aunque se le seguirá llamando de Paul.
2 - Circo Olímpico (Teatro del Circo)
En los orígenes de este circo también interviene Paul Laribeau, quien hacia 1834 tenía establecido un barracón en la calle Caballero de Gracia números 29 y 31, titulado Circo Olímpico, donde se daban espectáculos ecuestres, gimnásticos y de acrobacias.
De allí pasará a unos terrenos anejos a la casa de las Siete Chimeneas, denominados entonces “Plaza de la Reina”, donde erigirá el Teatro del Circo.
Pedro de Répide y A. de los Ríos citan a Paul Avrillón como el empresario del Olímpico, pero Pascual Madoz asegura que es Paul Laribeau.
En tal caso es posible que fuesen Laribeau, Avrillón y Auriol; todos ellos reputados caballistas.
En 1846 se hará cargo del local el marqués de Salamanca, quien realizará ampliaciones y lo convertirá en teatro ópera italiana. Famoso era el marqués, entre otras cosas, por su colección de amantes; una de ellas, la bailarina Marie Guy Stephan, que trabajará en ese teatro.
En 1851, la sociedad que luego construiría el Teatro de la Zarzuela lo alquilará para representar obras del género chico.
En 1868, renovada la arquitectura del antiguo Olímpico, aparece la figura de Francisco Arderius con sus “Bufos madrileños”. Sin embargo, y por cuestiones que el propio don Francisco comenta, los Bufos pasaron a llamarse "de Arderius".
Sinceridad absoluta la de Arderius plasmada en ese fragmento del "Manifiesto al país" publicado en el programa de la tercera campaña de 1868 a 1869.
Ayer, como hoy, existe la mala práctica de apoderarse del trabajo de otros y hacerlo propio, sin permiso ni consentimiento. Y así ocurrirá con este artículo, fruto de horas de investigación, que lejos de ser consultado y citado, posiblemente será robado. ¡En fin!
Para la temporada de 1875-1876 figurará al frente del Teatro del Circo el empresario Alberto Bernis, quien cosechaba grandes éxitos.
La noche del sábado 11 de noviembre de 1876 se estrenaba El testamento de un brujo, de José Feliu y Codina.
Cuentan las noticias que el escenógrafo, Sr. Soler y Rovirosa, había realizado unos decorados magníficos, efectistas y cargados de lujo; destacando el perteneciente al cuadro de una fiesta en Pompeya. Las alabanzas llegaban también al coreógrafo, Sr. Moragas, quien junto a Soler, Feliu y el empresario Bernis, habían sido aclamados por el público en varias ocasiones.
El Diario oficial de avisos de Madrid anunciaba el 12 de noviembre que ya estaban vendidas todas las localidades hasta el lunes 13 por la noche:
Y ese lunes de noviembre de 1876 un incendio acabará con este circo teatro, famoso, de renombre, y que hacía sombra a los otros teatros madrileños.
Así daba cuenta del suceso el periódico La Época :
Un grabado de Rico Ortega, publicado en la revista La Ilustración Española y Americana, muestra el estado en que quedó el edificio.
El propio José Feliu y Codina escribirá poco después:
El desaparecido teatro tendrá relación directa con el último que citaremos, el de Price. Ahora continuamos con otros coliseos emblemáticos de nuestra ciudad.
Otros circos de Madrid
Circo de Colón
Poco después de la Revolución de 1868 se construye un barracón destinado a circo en los altos de la cuesta de Santa Bárbara, en la confluencia de la calle Almagro con Santa Engracia, formando una de las esquinas de la Plaza de Alonso Martínez, y frente al Asilo de las Hermanitas de los Pobres.
Como todos los circos de la época, sus espectáculos eran ecuestres, cómicos y gimnásticos; pero el de Colón sumó uno de gran éxito, el de nadadoras.
Una troupe de bellas jóvenes encandilaba a la concurrencia haciendo piruetas en el agua, bajo las luces del circo y al compás de la orquesta.
Dicen que la troupe de nadadoras se disolvió porque todas las integrantes se casaron al poco con señores madrileños.
En este circo actuaba el famoso payaso (clown) Tonino, padre de los no menos populares Popoff y Thedy. También el hipnotizador Onofroff, Mr. Pappus (“el ayunador hombre de la urna”), la Condesa X (amazona), y hasta una foca que cosía a máquina.
Dicen que atravesando una mala época financiera, el empresario del circo solicitó la ayuda de una acaudalada dama, quien tuvo a bien crear “los jueves de moda” del Colón. Fue aquella la primavera más galante y de escotes atrevidos. El circo prosperó y la dama se ganó el mote de “Isabel la Católica”, por ser protectora de Colón.
Según el Diario de Avisos de Madrid del 19 de febrero de 1892, el circo es adquirido en subasta judicial por los hermanos Rizarelli, presentes en otros circos de los que hablaremos después.
A la muerte del payaso Charwich (estrella del Circo Hipódromo de Verano), Francisco Rizzarelli se hizo cargo de su hijo, educándole y haciéndole aceptar la fe católica. El niño fue bautizado con el nombre de Alfonso por solicitud de Rizarelli a la reina regente, quien envió de padrino al duque de Medinaceli en representación de Alfonso XIII.
Así las cosas, en el circo de Colón hubo un ahijado del rey.
Habiendo actuado con gran éxito la amazona María Alegría, los payasos Pichel y Pantalón, la funámbula Mlle. Milanieri y la troupe Pichel, el circo será derribado entre octubre y noviembre de 1901.
Circo Hipódromo de Verano
Si bien el de Colón era rival del Price, éste del Hipódromo lo era mucho más.
El 24 de junio de 1882 se inauguraba el nuevo circo en el Paseo del Prado, frente a la Plaza de la Lealtad, donde hoy se ubica el Hotel Ritz.
Tuvo gran fama, con sus funambulistas, cómicos, payasos, espectáculos ecuestres, bailarinas, animales amaestrados y todo aquello que estaba de moda en esos tiempos, incluso los mítines políticos. También hubo teatro de marionetas, pero como en otros espacios de la ciudad, no obtendría mucho éxito.
Tal era la importancia del flamante local que el año de su inauguración los palcos se pagaban a 30 reales y los “reventa” los cotizaban a 50 y hasta 60 reales.
Un año después de su inauguración se acometerán obras de reforma para salvar el mayor inconveniente de este circo, la ventilación. Una nueva cubierta hará del local un espacio más fresco, respirable y luminoso.
El polifacético y pintoresco Felipe Ducazcal fue el empresario del Hipódromo de Verano y en la dirección estuvieron los ya citados hermanos Rizarelli (Domingo y Francisco).
Se decía de Ducazcal:
Además de haber sido director del Heraldo de Madrid, don Felipe fue propietario del teatro que llevaba su nombre y tuvo la concesión de los Elíseos y Jardín del Buen Retiro.
Domingo Rizarelli se retirará de la dirección a finales de los años 80, llevándose la fama de haber sido el primero en lograr presentar doce caballos en libertad, con un adiestramiento que no superó las treinta horas.
También había trabajado en este circo la amazona Virginia Rizarelli, hermana de los citados, y fallecida en Liverpool en enero de 1892.
El 14 de octubre de 1890, en el periódico El Pabellón Nacional (pág. 3) se anunciaba:
En efecto, por iniciativa del marqués de Comillas, el duque de Sotomayor se hará con el solar que ocupaba este circo, proyectando un edificio destinado a hotel con capacidad para 150 huéspedes y un presupuesto de obra de tres millones de pesetas. La noticia era recogida por el Archivo Diplomático y Consular de España de 31 de marzo de 1892.
En la década de los 20 del pasado siglo el circo reaparecerá instalado en la calle de Atocha, 60, donde actuaba con gran éxito la Compañía de Frediam. Ya no estaban en este mundo Ducazcal ni los hermanos Rizarelli.
Un inciso
Teatro Tívoli
Se ubica cronológicamente al Teatro de madera llamado Tívoli entre 1891 y 1909 ocupando el solar donde había estado el Circo Hipódromo de Verano. En las noticias de la época encontramos la de la revista La España Artística del 5 de noviembre de 1892; nos dice que a Plasencia habían llegado “todos los artefactos del que fue teatro Tívoli en Madrid, y será en esta población teatro Romea.”
Por su parte, el historiador de arte Antonio Perla dice en un artículo para la revista de la UNED Espacio, Tiempo y Forma[1]:
Pedro de Répide cita al Tívoli en un artículo de la revista Nuevo Mundo de 1933:
Dos fotografías de la Fototeca del Patrimonio Histórico (IPCE), correspondientes al archivo Ruiz Vernacci, nos muestran la plaza de Cánovas y, a espaldas de Neptuno, el solar que ocuparía el hotel Ritz. Las imágenes son posteriores al año 1895 ya que en una de ellas es visible el solar que había ocupado el palacio de Medinaceli.
Teatro Circo de Madrid
El circo de los varios nombres
Con este título nos referimos al Teatro Circo del Príncipe Alfonso, también llamado Circo de Rivas y Teatro Circo de Madrid.
La variedad de nombres para un mismo circo viene dada por haber sido construido por José M. Guallarte y finalizado por Simón Rivas (Teatro de Rivas).
Además, al ser un circo muy político, se le bautizó en 1861 como del Príncipe Alfonso en honor del que sería Alfonso XII.
En 1870 pasará a llamarse Teatro Circo de Madrid, pero muchos lo seguirán llamando del Príncipe Alfonso.
Estaba situado en el Paseo de Recoletos, entre la calle de Bárbara de Braganza y la plaza de Colón, muy cerca del de Price.
Decía Pedro de Répide
Juan Gómez Renovales cuenta lo siguiente en un artículo que habla del palacio del Almirante (iglesia de las Pascualas), publicado en La Esfera de 1939:
Fue director de este circo el ya citado bufo don Francisco Arderuis. Para recordarle y rendirle homenaje, transcribimos una fábula escrita por él en 1868:
Mientras poco a poco los circos del siglo XIX desaparecen o se transforman, el conocido por todos como Circo de Price llegará hasta nuestros días. Esta es su historia.
Circo de Price o de Parish
Antes del circo situado en la plaza del Rey, existió el fundado en 1853 por Thomas Price en el Paseo de Recoletos (Jardín de las Delicias), muy cerca de su principal rival, el Circo de Rivas.
Como todos los del siglo XIX, sus espectáculos se centrarán en los ejercicios ecuestres y gimnásticos.
Pronto adquirirá gran fama y se poblará de grandes figuras circenses de la época, entre ellos el propio Paul (el del circo homónimo).
Comparado con otros circos y teatros, los precios del Price eran bastante asequibles. Un palco costaba 30 reales; 10 las sillas; 6 las gradas preferentes, y 4 reales las gradas generales y la entrada de paseo.
En 1878 fallece Thomas Price, tomando las riendas del negocio el marido de su ahijada, Mr. William Parish, otro excelente caballista proveniente de una notable familia circense.
William Parish inaugurará en 1880 el circo de la Plaza del Rey, en el mismo lugar donde había estado el Teatro del Circo. Llevará por nombre el de “Circo Teatro de Price", en honor a Thomas Price.
Un incendio, de esos tan frecuentes en la Villa y Corte, destruirá el nuevo circo apenas un año después de su inauguración. El perseverante Parish construirá otro que se llamará "Teatro Circo de Price".
William Parish fallecerá el 12 de diciembre de 1917 a los 72 años de edad víctima de una severa pulmonía. Algunos cronistas aseguran que a su muerte el circo pasará a llamarse "de Parish", sin embargo eso no es correcto ya que se lo citaba y publicitaba como "Circo Parish" casi desde el momento de su reconstrucción. La sociedad madrileña y la Prensa también lo llamarán "de la viuda de Parish."
El hijo de William, Leonard Parish, tomará el relevo y más tarde entrará en la sociedad el empresario Sánchez Rexach, continuando así los éxitos del circo más longevo que quedaba en Madrid.
Aunque se continuaron los espectáculos circenses hasta mayo de 1970, la Hoja del Lunes de 9 de marzo anunciará el cierre definitivo del Price.
El Banco Urquijo había comprado el edificio del mítico circo para derribarlo, bajo la promesa de convenir con el Ayuntamiento la construcción de un nuevo edificio para circo permanente en algún lugar de la capital. Pero la poderosa entidad bancaria pronto olvidó la promesa, quedando abandonado el edificio, luego solar.
Desde 1971 los espectáculos que se realizaban en la plaza del Rey eran anunciados con la ubicación de "Solar del Circo Price. Plaza del Rey. Metro: Banco".
Convertido en circo ambulante, el Price estará presente en Madrid al menos dos veces al año; hora junto a la plaza de Toros de Las Ventas, después en el Palacio de los Deportes junto a compañías internacionales, y recorriendo las provincias de España.
En 2007, el Ayuntamiento de Madrid reabrirá el Teatro Circo Price, como circo estable de la ciudad, bajo la gerencia de Tato Cabal y la coordinación artística de Joan Montanyés en su nuevo edificio ubicado en la Ronda de Atocha.
Con los antiguos circos de Madrid finalizaba la mesa inaugural de las Primeras Jornadas Madrileñas de Novela Histórica, celebrada el 6 de mayo en la sala 4 de la Casa del Lector de Matadero Madrid, con la presencia de Toti Martínez de Lezea.
Nuestro agradecimiento al público asistente que hizo de estas primeras Jornadas Madrileñas de Novela Histórica un éxito absoluto.
“El sonido de una charanga interrumpió su conversación y ambos se asomaron a la ventana.
Por la cuesta, bajaba un grupo de cuatro personas, dos tocando la corneta y uno el tambor; el cuarto llevaba, clavado en un mástil, un enorme cartel del Teatro Circo de Price en el que se anunciaba la función del día. Detrás, cual un enjambre de polillas, la chiquillería desfilaba imitando a los soldados en medio de la algazara. Antón sonrió. Ya ni recordaba la última vez que había asistido al circo o al teatro.”
Toti Martínez de LezeaLa Universal
Con estas palabras Toti Martínez de Lezea nos introduce en una de las tantas aventuras que ocurren en su novela La Universal, ambientada en el Madrid de inicios del siglo XX, y que estuvo presente en las Primeras Jornadas Madrileñas de Novela Histórica.
Circos antiguos de Madrid
Recordamos brevemente los circos o teatros circo que hubo en la capital durante el siglo XIX y principios del XX. La historia del Circo Price tiene su espacio al final del artículo.
Antecedentes:
1 - Circo de Madrid o de Paul
Además de estos nombres tuvo el de Teatro Nuevo, y más tarde el de Teatro de la Bolsa, Lope de Vega y de Bufos.
Fue fundado por Monsieur Paul Laribeau en 1847 y estuvo situado en la calle Barquillo 7, en los jardines del duque de Frías, frente a la puerta lateral del parque de Artillería.
Según Madoz, éste circo constaba de cuatro cómodos departamentos y capacidad para 1.400 espectadores.
En 1851 Laribeau construirá un nuevo edificio con mayor capacidad y más lujoso, será el Teatro Nuevo, aunque se le seguirá llamando de Paul.
2 - Circo Olímpico (Teatro del Circo)
En los orígenes de este circo también interviene Paul Laribeau, quien hacia 1834 tenía establecido un barracón en la calle Caballero de Gracia números 29 y 31, titulado Circo Olímpico, donde se daban espectáculos ecuestres, gimnásticos y de acrobacias.
De allí pasará a unos terrenos anejos a la casa de las Siete Chimeneas, denominados entonces “Plaza de la Reina”, donde erigirá el Teatro del Circo.
Pedro de Répide y A. de los Ríos citan a Paul Avrillón como el empresario del Olímpico, pero Pascual Madoz asegura que es Paul Laribeau.
En tal caso es posible que fuesen Laribeau, Avrillón y Auriol; todos ellos reputados caballistas.
En 1846 se hará cargo del local el marqués de Salamanca, quien realizará ampliaciones y lo convertirá en teatro ópera italiana. Famoso era el marqués, entre otras cosas, por su colección de amantes; una de ellas, la bailarina Marie Guy Stephan, que trabajará en ese teatro.
En 1851, la sociedad que luego construiría el Teatro de la Zarzuela lo alquilará para representar obras del género chico.
En 1868, renovada la arquitectura del antiguo Olímpico, aparece la figura de Francisco Arderius con sus “Bufos madrileños”. Sin embargo, y por cuestiones que el propio don Francisco comenta, los Bufos pasaron a llamarse "de Arderius".
Sinceridad absoluta la de Arderius plasmada en ese fragmento del "Manifiesto al país" publicado en el programa de la tercera campaña de 1868 a 1869.
Ayer, como hoy, existe la mala práctica de apoderarse del trabajo de otros y hacerlo propio, sin permiso ni consentimiento. Y así ocurrirá con este artículo, fruto de horas de investigación, que lejos de ser consultado y citado, posiblemente será robado. ¡En fin!
Para la temporada de 1875-1876 figurará al frente del Teatro del Circo el empresario Alberto Bernis, quien cosechaba grandes éxitos.
La noche del sábado 11 de noviembre de 1876 se estrenaba El testamento de un brujo, de José Feliu y Codina.
Cuentan las noticias que el escenógrafo, Sr. Soler y Rovirosa, había realizado unos decorados magníficos, efectistas y cargados de lujo; destacando el perteneciente al cuadro de una fiesta en Pompeya. Las alabanzas llegaban también al coreógrafo, Sr. Moragas, quien junto a Soler, Feliu y el empresario Bernis, habían sido aclamados por el público en varias ocasiones.
El Diario oficial de avisos de Madrid anunciaba el 12 de noviembre que ya estaban vendidas todas las localidades hasta el lunes 13 por la noche:
Y ese lunes de noviembre de 1876 un incendio acabará con este circo teatro, famoso, de renombre, y que hacía sombra a los otros teatros madrileños.
Así daba cuenta del suceso el periódico La Época :
Un grabado de Rico Ortega, publicado en la revista La Ilustración Española y Americana, muestra el estado en que quedó el edificio.
El propio José Feliu y Codina escribirá poco después:
"A esto queda reducido el teatro del Circo después del incendio sofocado, cuando ya no había salvación para el edificio ni para los efectos que contenía.
Todo, todo convertido en cenizas en breves horas, sin que nadie se explique la causa de este siniestro aterrador. Al estrago y la ruina material, la ruina moral y el abatimiento de los que fiaron al éxito por extremo brillante de la magia allí estrenada la recompensa de sus afanes y sacrificios. A esta gran desdicha, la explosión del sentimiento público que lamenta la desaparición de un coliseo que ostenta una historia estrechamente enlazada al progreso del arte dramático y lírico español."
El desaparecido teatro tendrá relación directa con el último que citaremos, el de Price. Ahora continuamos con otros coliseos emblemáticos de nuestra ciudad.
Otros circos de Madrid
Circo de Colón
Poco después de la Revolución de 1868 se construye un barracón destinado a circo en los altos de la cuesta de Santa Bárbara, en la confluencia de la calle Almagro con Santa Engracia, formando una de las esquinas de la Plaza de Alonso Martínez, y frente al Asilo de las Hermanitas de los Pobres.
Como todos los circos de la época, sus espectáculos eran ecuestres, cómicos y gimnásticos; pero el de Colón sumó uno de gran éxito, el de nadadoras.
Una troupe de bellas jóvenes encandilaba a la concurrencia haciendo piruetas en el agua, bajo las luces del circo y al compás de la orquesta.
Dicen que la troupe de nadadoras se disolvió porque todas las integrantes se casaron al poco con señores madrileños.
En este circo actuaba el famoso payaso (clown) Tonino, padre de los no menos populares Popoff y Thedy. También el hipnotizador Onofroff, Mr. Pappus (“el ayunador hombre de la urna”), la Condesa X (amazona), y hasta una foca que cosía a máquina.
Dicen que atravesando una mala época financiera, el empresario del circo solicitó la ayuda de una acaudalada dama, quien tuvo a bien crear “los jueves de moda” del Colón. Fue aquella la primavera más galante y de escotes atrevidos. El circo prosperó y la dama se ganó el mote de “Isabel la Católica”, por ser protectora de Colón.
Según el Diario de Avisos de Madrid del 19 de febrero de 1892, el circo es adquirido en subasta judicial por los hermanos Rizarelli, presentes en otros circos de los que hablaremos después.
A la muerte del payaso Charwich (estrella del Circo Hipódromo de Verano), Francisco Rizzarelli se hizo cargo de su hijo, educándole y haciéndole aceptar la fe católica. El niño fue bautizado con el nombre de Alfonso por solicitud de Rizarelli a la reina regente, quien envió de padrino al duque de Medinaceli en representación de Alfonso XIII.
Así las cosas, en el circo de Colón hubo un ahijado del rey.
© ARCHIVO HUM Fotografía: Candelas, 1900 © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 JornadasMNH2016 © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
Habiendo actuado con gran éxito la amazona María Alegría, los payasos Pichel y Pantalón, la funámbula Mlle. Milanieri y la troupe Pichel, el circo será derribado entre octubre y noviembre de 1901.
© ARCHIVO HUM Heraldo de Madrid, 20 de noviembre de 1901 © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 JornadasMNH2016 © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
Circo Hipódromo de Verano
Si bien el de Colón era rival del Price, éste del Hipódromo lo era mucho más.
El 24 de junio de 1882 se inauguraba el nuevo circo en el Paseo del Prado, frente a la Plaza de la Lealtad, donde hoy se ubica el Hotel Ritz.
Tuvo gran fama, con sus funambulistas, cómicos, payasos, espectáculos ecuestres, bailarinas, animales amaestrados y todo aquello que estaba de moda en esos tiempos, incluso los mítines políticos. También hubo teatro de marionetas, pero como en otros espacios de la ciudad, no obtendría mucho éxito.
Tal era la importancia del flamante local que el año de su inauguración los palcos se pagaban a 30 reales y los “reventa” los cotizaban a 50 y hasta 60 reales.
Un año después de su inauguración se acometerán obras de reforma para salvar el mayor inconveniente de este circo, la ventilación. Una nueva cubierta hará del local un espacio más fresco, respirable y luminoso.
El polifacético y pintoresco Felipe Ducazcal fue el empresario del Hipódromo de Verano y en la dirección estuvieron los ya citados hermanos Rizarelli (Domingo y Francisco).
Se decía de Ducazcal:
“Felipe, lo es todo;
un héroe á su modo
tan pronto aristócrata
como menestral.
Él manda, obedece,
domina, se ofrece,
y es lo más simpático
de la capital.”
© ARCHIVO HUM Felipe Ducazcal. Fotografía Siglo XIX © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 JornadasMNH2016 © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
Además de haber sido director del Heraldo de Madrid, don Felipe fue propietario del teatro que llevaba su nombre y tuvo la concesión de los Elíseos y Jardín del Buen Retiro.
© Salvador Alcázar Teatro Felipe © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 JornadasMNH2016 © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
© ARCHIVO HUM Cartel Jardín del Buen Retiro. Temporada 1877 © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 JornadasMNH2016 © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
Domingo Rizarelli se retirará de la dirección a finales de los años 80, llevándose la fama de haber sido el primero en lograr presentar doce caballos en libertad, con un adiestramiento que no superó las treinta horas.
También había trabajado en este circo la amazona Virginia Rizarelli, hermana de los citados, y fallecida en Liverpool en enero de 1892.
El 14 de octubre de 1890, en el periódico El Pabellón Nacional (pág. 3) se anunciaba:
“Ha comenzado el derribo, o por mejor decir, el desarme del Circo Hipódromo de Verano.
En el solar donde aun se halla aquel se levantará en breve una suntuosa casa particular, que contribuirá al embellecimiento de aquella parte del Prado, completando la urbanización de la plaza de la Lealtad.”
En efecto, por iniciativa del marqués de Comillas, el duque de Sotomayor se hará con el solar que ocupaba este circo, proyectando un edificio destinado a hotel con capacidad para 150 huéspedes y un presupuesto de obra de tres millones de pesetas. La noticia era recogida por el Archivo Diplomático y Consular de España de 31 de marzo de 1892.
En la década de los 20 del pasado siglo el circo reaparecerá instalado en la calle de Atocha, 60, donde actuaba con gran éxito la Compañía de Frediam. Ya no estaban en este mundo Ducazcal ni los hermanos Rizarelli.
Un inciso
Teatro Tívoli
Se ubica cronológicamente al Teatro de madera llamado Tívoli entre 1891 y 1909 ocupando el solar donde había estado el Circo Hipódromo de Verano. En las noticias de la época encontramos la de la revista La España Artística del 5 de noviembre de 1892; nos dice que a Plasencia habían llegado “todos los artefactos del que fue teatro Tívoli en Madrid, y será en esta población teatro Romea.”
Por su parte, el historiador de arte Antonio Perla dice en un artículo para la revista de la UNED Espacio, Tiempo y Forma[1]:
“[…] el Teatro Tívoli, «otro buen ejemplo de teatro provisional ambulante instalado en solar vacante durante los meses de verano. Ocupó dos emplazamientos diferentes, el primero en la plaza de la Lealtad, en el lugar que hoy ocupa el Hotel Ritz, y el segundo en la calle de la Colegiata, 3, en el solar del primer Teatro Romea.» [2] Efectivamente, en la plaza de la Lealtad, en el lugar que habría de ocupar mucho después el Ritz, se instaló en 1820 el Teatro del Tívoli, nombre que recibió por estar establecido en los jardines que llevaban ese nombre en el Prado de San Jerónimo. “
Pedro de Répide cita al Tívoli en un artículo de la revista Nuevo Mundo de 1933:
“[…] solían entrar con más frecuencia y comodidad en el del Tivoli, que tomaba su nombre de la posesión donde don José de Madrazo había tenido su establecimiento litográfico, y se hallaba en el Prado, en el mismo sitio donde mucho más tarde, por los años de 1880 a 1890, estuvo el Circo Hipódromo, después el teatro de madera, llamado por aquella razón del Tívoli, y después de un velódromo llamado «El caballo de acero», vino, finalmente, a ser alzado el Hotel Ritz.”Aclara Répide que aquel Tívoli era el primitivo Maravillas de la calle Fuencarral.
Dos fotografías de la Fototeca del Patrimonio Histórico (IPCE), correspondientes al archivo Ruiz Vernacci, nos muestran la plaza de Cánovas y, a espaldas de Neptuno, el solar que ocuparía el hotel Ritz. Las imágenes son posteriores al año 1895 ya que en una de ellas es visible el solar que había ocupado el palacio de Medinaceli.
© mcu-IPCE-FPH Archivo R VERNACCI -VN 28045 © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 JornadasMNH2016 © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
© mcu-IPCE-FPH Archivo R VERNACCI -VN 31967 © 2016 Eduardo Valero García-HUM 016-002 JornadasMNH2016 © 2016 Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325 |
Teatro Circo de Madrid
El circo de los varios nombres
Con este título nos referimos al Teatro Circo del Príncipe Alfonso, también llamado Circo de Rivas y Teatro Circo de Madrid.
La variedad de nombres para un mismo circo viene dada por haber sido construido por José M. Guallarte y finalizado por Simón Rivas (Teatro de Rivas).
Además, al ser un circo muy político, se le bautizó en 1861 como del Príncipe Alfonso en honor del que sería Alfonso XII.
En 1870 pasará a llamarse Teatro Circo de Madrid, pero muchos lo seguirán llamando del Príncipe Alfonso.
Estaba situado en el Paseo de Recoletos, entre la calle de Bárbara de Braganza y la plaza de Colón, muy cerca del de Price.
Decía Pedro de Répide
“Era el Príncipe Alfonso, que empezó siendo circo, construido por don Simón de las Rivas, y con cuyo apellido hubo de ser conocido primitivamente. El Teatro del Príncipe Alfonso tuvo la importancia musical de las audiciones de la Sociedad de Conciertos, bajo la dirección de Mancinelli, de Bretón y de Jiménez, y era otro escenario de ópera, en el cual hubo estrenos considerables, como el de La Bohéme, de Puccini, que por cierto no gustó al ser oída como novedad."
Juan Gómez Renovales cuenta lo siguiente en un artículo que habla del palacio del Almirante (iglesia de las Pascualas), publicado en La Esfera de 1939:
Y es que Madrid tiene su cielo, pero también un subsuelo plagado de intrigas.“¿Qué de las galerías que yo vi y que atravesaban el antiguo teatro del Principe Alfonso, y que iban al convento de los Recoletos y al de las monjas Teresas?”
Fue director de este circo el ya citado bufo don Francisco Arderuis. Para recordarle y rendirle homenaje, transcribimos una fábula escrita por él en 1868:
Mientras poco a poco los circos del siglo XIX desaparecen o se transforman, el conocido por todos como Circo de Price llegará hasta nuestros días. Esta es su historia.
Circo de Price o de Parish
Antes del circo situado en la plaza del Rey, existió el fundado en 1853 por Thomas Price en el Paseo de Recoletos (Jardín de las Delicias), muy cerca de su principal rival, el Circo de Rivas.
Como todos los del siglo XIX, sus espectáculos se centrarán en los ejercicios ecuestres y gimnásticos.
Pronto adquirirá gran fama y se poblará de grandes figuras circenses de la época, entre ellos el propio Paul (el del circo homónimo).
Comparado con otros circos y teatros, los precios del Price eran bastante asequibles. Un palco costaba 30 reales; 10 las sillas; 6 las gradas preferentes, y 4 reales las gradas generales y la entrada de paseo.
En 1878 fallece Thomas Price, tomando las riendas del negocio el marido de su ahijada, Mr. William Parish, otro excelente caballista proveniente de una notable familia circense.
William Parish inaugurará en 1880 el circo de la Plaza del Rey, en el mismo lugar donde había estado el Teatro del Circo. Llevará por nombre el de “Circo Teatro de Price", en honor a Thomas Price.
Un incendio, de esos tan frecuentes en la Villa y Corte, destruirá el nuevo circo apenas un año después de su inauguración. El perseverante Parish construirá otro que se llamará "Teatro Circo de Price".
William Parish fallecerá el 12 de diciembre de 1917 a los 72 años de edad víctima de una severa pulmonía. Algunos cronistas aseguran que a su muerte el circo pasará a llamarse "de Parish", sin embargo eso no es correcto ya que se lo citaba y publicitaba como "Circo Parish" casi desde el momento de su reconstrucción. La sociedad madrileña y la Prensa también lo llamarán "de la viuda de Parish."
El hijo de William, Leonard Parish, tomará el relevo y más tarde entrará en la sociedad el empresario Sánchez Rexach, continuando así los éxitos del circo más longevo que quedaba en Madrid.
Aunque se continuaron los espectáculos circenses hasta mayo de 1970, la Hoja del Lunes de 9 de marzo anunciará el cierre definitivo del Price.
El Banco Urquijo había comprado el edificio del mítico circo para derribarlo, bajo la promesa de convenir con el Ayuntamiento la construcción de un nuevo edificio para circo permanente en algún lugar de la capital. Pero la poderosa entidad bancaria pronto olvidó la promesa, quedando abandonado el edificio, luego solar.
Desde 1971 los espectáculos que se realizaban en la plaza del Rey eran anunciados con la ubicación de "Solar del Circo Price. Plaza del Rey. Metro: Banco".
Convertido en circo ambulante, el Price estará presente en Madrid al menos dos veces al año; hora junto a la plaza de Toros de Las Ventas, después en el Palacio de los Deportes junto a compañías internacionales, y recorriendo las provincias de España.
En 2007, el Ayuntamiento de Madrid reabrirá el Teatro Circo Price, como circo estable de la ciudad, bajo la gerencia de Tato Cabal y la coordinación artística de Joan Montanyés en su nuevo edificio ubicado en la Ronda de Atocha.
Con los antiguos circos de Madrid finalizaba la mesa inaugural de las Primeras Jornadas Madrileñas de Novela Histórica, celebrada el 6 de mayo en la sala 4 de la Casa del Lector de Matadero Madrid, con la presencia de Toti Martínez de Lezea.
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Nuestro agradecimiento al público asistente que hizo de estas primeras Jornadas Madrileñas de Novela Histórica un éxito absoluto.
Toti Martínez de Lezea, Carolina Molina, Olalla García, Víctor Fernández Correas, David Yagüe y Eduardo Valero García |
Bibliografía | ||||||
[1] Perla, Antonio. El Hotel Ritz de Madrid. Apuntes históricos y antecedentes: el Tívoli y el Real Establecimiento Tipográfico. Espacio, Tiempo y Forma, Serie VII, H.a del Arte, t. 22-23, 2009-2010, págs. 235-273 [2] ANDURA VARELA, Fernanda. Del Madrid Teatral del XIX: la llegada de la luz, el teatro por horas, los incendios, los teatros de verano. Cuatro siglos de Teatro en Madrid. Catálogo de la Exposición, Museo Municipal de Madrid, Madrid, 1992, pp. 85-115. Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor. En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2016) "Circos antiguos de Madrid. Jornadas Madrileñas de Novela Histórica. Segunda parte", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325 [VER: "Uso del Contenido"] • Citas de noticias de periódicos y otras obras, en la publicación. • En todas las citas se ha conservado la ortografía original. |
© 2016 Eduardo Valero García - HUM 016-002 JornadasMNH2016
ISSN 2444-1325
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