domingo, 7 de diciembre de 2025

La Abacería del Príncipe. Remembranzas del Siglo XVIII

La historia de los comercios de Madrid forma parte de la identidad de nuestra ciudad. Afortunadamente, algunos perviven y otros continúan presentes en la memoria colectiva. Muchos desaparecieron en su totalidad o su fisonomía ha cambiado tanto que resulta difícil reconocer su ubicación. Es labor de los investigadores recuperarlos o redescubrirlos, como ocurre en este trabajo en el que se recupera la vida comercial de una arteria tan emblemático como la del Príncipe, situada en el Barrio de Las Letras.

Motivo de la investigación
El 15 de julio de 2025 en Historia urbana de Madrid se publicaba un artículo de investigación sobre la historia de La Taberna del Foro, comercio de reciente inauguración ubicado en la plaza de Antón Martín. Por su vinculación empresarial con La Abacería del Príncipe, nació la propuesta de recuperar la historia de esta y la del edificio donde se encuentra, otrora correspondiente a las casas 11 y 12 de la calle del Príncipe.

Fig. 1: LA ABACERÍA DEL PRÍNCIPE – Calle del Príncipe, 18
Fotografía: Captura de Google Maps ©2025Google

Situada en arteria tan antigua y emblemática, tiene por vecinos cercanos al Teatro Español (antiguo corral de la Pacheca), el de la Comedia y lo que fue en su tiempo convento e iglesia de religiosas carmelitas descalzas de Santa Ana (1586), hoy Plaza de Santa Ana. Estos y nobles edificios que aún perviven, además de la historia comercial de la calle del Príncipe, motivaron la investigación que se presenta a continuación.

Abacería
El Diccionario de la Real Academia Española define “abacería” como: «Puesto o tienda donde se venden al por menor aceite, vinagre, legumbres secas, bacalao, etc.». 

«Item, en fin, el poeta
que vendió en su abacería
coplas de aceyte y vinagre
con que no hizo buenas migas»
*
Torres Villarroel, Obras, ed. 1794, t. 8, p. 290. 
Tesoros de los diccionarios históricos de la lengua española. 

Entre sus sinónimos o afines, indica: «colmado, mantequería, puesto, pulpería, abarrotes, encomendería, abarrotería, abastecedor, ultramarinos, tienda, comercio».

El tendero o comerciante que la regenta es el “abacero”, término proveniente del árabe hispánico ṣaḥb azzád ‘el de los víveres’. 
En la segunda parte de Lazarillo de Tormes (1555) se cita en femenino:
«(…) mas en el mar no hay hija de abacera que si casasse con quien no sea oficial, no presuma, dende a ocho días, poner un don a la cola (…)».

Pero la etimología de abacería y abacero/a es mucho más compleja. Diversos estudios asocian a las abacerías medievales con las tiendas de venta de Coloniales o Ultramarinos por la añadidura de productos comestibles sumados a través del tiempo.

Citamos en este caso a José María de Pereda y su novela Los hombres de pro (1872), en la que recrea la “Abacería de San Quintín” donde Simón, su dueño, vendía «aceite, aguardiente de caña, hormillas, hilo negro, cordones de justillo y otras baratijas por el estilo». Sumamos al abacero como panadero o revendedor de pan y verduras; incluso, vendedor de especias.

También de antiguo y en su origen árabe, puede añadirse la venta de libros o manuscritos. Su igual francés será el épicier y épicerie, que adquiere a mediados del siglo XIX la condición de “vendedor y tienda de toda clase de géneros alimenticios”.

La fotografía muestra un detalle del interior de la abacería de don Felipe Nogueira, ubicada en la calle de la Ruda. (Fig. 2).

Fig. 2: Abacería de Noguera. Foto: Piortiz (1930)


La Abacería del Príncipe 
Este nuevo comercio de casi un lustro de vida, inaugurado en febrero de 2021, se autodefine como “Mercado urbano” y acierta, por su gran oferta de productos de la huerta; vinos a granel o de su variada bodega; pescadería; carnicería; charcutería; una amplia selección de quesos y productos gourmet; conservas; dulces; además de, por supuesto, aceites.


Su oferta gastronómica es variadísima, combinando exquisitos platos con suculentas tablas, maridados todos con buenos vinos o cervezas. Todo esto para disfrutarlo en un ambiente amplio en el que convive la restauración con el arte, presente en sus techos y paredes como compromiso con la cultura. Porque el buen yantar también es cultura.

El duende de Hans Christian Andersen estaría más que feliz y contento en La Abacería del Príncipe, porque… «La mayor parte de los hombres nos apegamos al abacero por el potaje».

Dicho esto, cumpliendo con el motivo de la investigación, comenzamos el recorrido histórico que culmina en la nueva abacería.

Calle del Príncipe
Esta arteria del primitivo Madrid lleva por nombre el de príncipe por Felipe, quien reinaría como segundo de su nombre de la Casa de Austria. Fue jurado en San Jerónimo el Real como heredero de los reinos en 1528.
En el plano topográfico de la Villa de Madrid, de Pedro Teixeira Albernaz (1656), podemos observar en detalle la configuración de la calle y sus casas; incluso las numeradas como 11 y 12, (Fig. 3) pertenecientes a la Manzana 212 de la Planimetría general de Madrid (Libro tercero).
En la Plaza de Santa Ana, donde hoy se encuentra la estatua de Federico García Lorca, frente al Teatro Español, existieron siete casas, llamadas popularmente «casillas»; construcciones ya visibles en el plano e identificadas en la Manzana 215.
La fila de edificios tenía fachada a la calle del Príncipe y lindaban con las tapias del convento de Santa Ana, de las religiosas carmelitas descalzas, entre las calles de la Lechuga (hoy de la Plaza de Santa Ana) y la del Prado.

Fig. 3: Topographia de la Villa de Madrid (Hojas 13 y 14)
Pedro Teixeira Albernaz, 1656.

Existieron varios comercios en aquella hilera de casillas; entre ellos una Hostería, posiblemente de un tal Santiago Boria, y una Aloxería, tienda donde se vendía ese brebaje hecho de agua, miel y especias llamado Aloja. También una Vidriería y la casa del vidriero; junto a esta, unas casas llamadas de San Ignacio, además de una Botica. Un local denominado «tienda del sordo», donde se confeccionaban bordados, lindando con una casa de Lotería. No podía faltar una Barbería y, haciendo esquina con la calle Lechuga, la «tienda de catalanes», más tarde Taberna. (Fig.: 4)

Fig. 4: Planimetría General de Madrid. Libro tercero. Manzana 215

Seis casas serán demolidas en la década de los 60 del siglo XIX, la séptima ya había sido integrada a otra parcela.

La Manzana 212
En tiempos de Carlos III, cuando la Villa se dividió en ocho cuarteles, don Juan Francisco González publicaba en 1770 “Madrid dividido en Ocho Quarteles, con otros tantos barrios cada uno…”, compuesta por sesenta y cuatro láminas y textos explicativos.
La zona que nos ocupa correspondía al barrio de La Cruz (Fig. 5), tercero de los que conformaban el sexto cuartel, es decir, el “Quartel de San Geronymo”.

La presente investigación se centra en la Manzana 212, comprendida por las calles de la Lechuga (actual plaza de Santa Ana), Gorguera (actual de Núñez de Arce), de la Cruz y del Príncipe.

Fig. 5: Madrid dividido en ocho Quarteles (Lámina 43), 1770.

Los edificios que ocupaban las Manzanas se identificaban por número de casa, como vemos en la obra de Juan Francisco González (1770) y en los planos pertenecientes a la Planimetría general de Madrid, con más detalles parcelarios en esta última.
Sobre la calle del Príncipe la Manzana 212 contenía 14 casas, coincidentes con la visita realizada para la Planimetría General de Madrid (Fig. 6). De ellas nos interesan las casas 11 y 12 por ser el espacio que ocupa La Abacería del Príncipe en su actual numeración.

Fig. 6: Planimetría General de Madrid. Libro tercero. Manzana 212 - Casas 11 y 12

En la segunda mitad del siglo XVIII los propietarios de las casas indicadas eran los siguientes:

Casa 11
Según la planimetría, el terreno que ocupaba esta casa estaba dividido en dos espacios no visibles en la medición. Uno correspondiente al Convento de las Carmelitas Descalzas de la Villa de Boadilla del Monte, que había sido de Juan Castellanos y Alonso Sacristán, privilegiado sin cargo por Castellanos el 6 de julio de 1613; y el otro, que había sido de Alonso Sacristán, Francisco de Salamanca, María de Quevedo y menores de Juan de Santa Cruz, privilegiado en 19 de diciembre de 1667 con 2.250 maravedíes por Joseph Villalovos y su mujer, Gregoria de Arze.

Casa 12
De Francisca Rodríguez Cantos, que había sido de Isabel Megía y antes de Juan de Paredes, quien la había privilegiado sin cargo el 20 de diciembre de 1589.

Como ejemplo del aspecto que pudo tener el edificio que aglutinó a las casas 11 y 12, ofrecemos el plano de fachada de las vecinas casas 9 y 10, mandadas a construir por don Rodrigo de Angulo, su propietario, en solicitud de licencia de 22 de mayo de 1871. (Fig. 7) El expediente fue aprobado el 2 de junio del mismo año, con indicaciones y firma de Ventura Rodríguez.

Fig. 7: Edificio de nueva planta - Casas 9 y 10 (Actual Príncipe, 16)
Expediente 1-49-45 Archivo de la Villa


Cambios de numeración
En el Plano Parcelario de Madrid de Ibáñez de Íbero, de 1877 (Fig. 8) vemos las casas 11 y 12 con la nueva numeración de la calle, correspondiéndole los numerales 18 y 20, respectivamente, desde el 6 de julio de 1874. Por un corto periodo de tiempo, desde el 1 de enero de ese año, la calle tuvo por nombre el de 23 de abril (23 de abril de 1873, nacimiento de la Primera República).

Fig. 8: Plano Parcelario de Madrid de Ibáñez de Íbero (1877) Manzana 212

A finales del siglo XIX o principios del XX se unen las dos parcelas conviviendo los números 18 y 20 en un mismo edificio. El colindante número 22 pasará a ser oficialmente el número 20 a partir del 21 de febrero de 1931 y el 24 corresponderá al 5 de la plaza de Santa Ana (antigua calle Lechuga).
La fachada del número 20, más estrecha que la del 18, albergó también algunos comercios en su único local y en el 18 quizás hubo dos locales, a pesar de las pocas referencias que permitirían ratificarlo.
Un fragmento de la ortofoto de 1941 y el plano de Catastro son la muestra gráfica de la unión de ambas propiedades y la configuración de la Manzana tal y como la conocemos en la actualidad. (Fig. 9)

A pesar de los derribos anteriores a la Guerra Civil y los daños provocados por esta, la calle del Príncipe mantuvo su configuración primitiva. En la casa 8 (actual número 14 del callejero) se construirá el Teatro de la Comedia, inaugurado el 18 de septiembre de 1875. Y así muchos edificios fueron cambiando su fisonomía sin perder la calle su condición de arteria comercial, de ocio y residencia.

Fig. 9: Ortofoto, 1941 - Plano de Catastro, 2025


La antigua Abacería de la calle del Príncipe
Las historias pueden repetirse y en ocasiones de forma imprevista, como ocurrió durante esta investigación con el siguiente resultado. Desde finales del Siglo XVIII, en la antigua y ya conocida casa 12 (actual número 18 del callejero) estuvo ubicada una especería y abacería.
El Diario de Madrid del 8 de junio de 1807, anunciaba: 


Juan, fundador de la nueva abacería, y sus socios, conocen hoy a su igual dieciochesco. Sorprendente casualidad por la que podemos afirmar que la moderna Abacería del Príncipe tiene recuerdos de un pasado de más de dos siglos. No resulta extraño que ambos ramos convivieran en una misma tienda. La Real Cédula de 17 de diciembre de 1802 sobre los Vales Reales (Contribución) incluía también a las mercerías.



La Historia comercial de Príncipe, 18
Si bien ya conocimos la evolución histórica del callejero y la existencia de la abacería dieciochesca, las dos numeraciones convivieron hasta su separación en 1931. Por otra parte, el edificio que hoy conocemos, con un portal central y dos comercios a cada lado, fue construido en 1950 según Catastro, aunque ese tuvo que ser el año de finalización de obra.
Prescindimos de los comercios correspondientes al número 20 para limitar la extensión de este trabajo, ya de por sí bastante detallado por los múltiples negocios que dieron vida al número 18 de la populosa calle.

Como nota curiosa, entre los vecinos del antiguo edificio encontramos a Pascuala Cabezas, actriz cómica y a José García, cómico del Teatro Novedades.
Ahora conoceremos la actividad comercial desde el siglo XIX.

Según el Anuario general del comercio, de la industria y de las profesiones, de la magistratura y de la administración (1862), en el número 18 estuvo el Ultramarinos de Esteban Fernández, compartiendo bajo con la botica de Saez de Montoya. En 1880 encontramos a Antonio Fernández como titular del Ultramarinos y en 1885 se suma Gerardo Fernández, lo que hace posible la existencia de la tienda de Ultramarinos como sucesora de la antigua abacería y especería.
Sin poder conocer el plano de planta del edificio, podemos suponer que ambos comercios estaban situados en el interior del portal.
Aun existen locales con esa distribución, como los de la fotografía, situados en un portal de la Carrera de San Gerónimo, anejo a Casa Mira.

Fotografía: Eduardo Valero (2025)
Historia urbana de Madrid ISSN 2444-1325


La botica y laboratorio de Constantino Saez de Montoya
Al menos desde la década de los 40 del Siglo XIX se conoce la botica de Mamerto Saez, y a partir de 1856 de su hijo, el ingeniero industrial Constantino Saez de Montoya, quien fue, además de boticario, consultor químico de la Dirección general de Aduanas, individuo de la Junta calificadora de los empleados periciales de dicha renta, catedrático del Real Instituto Industrial y autor de varios libros y tratados de física y química para productos naturales y artículos dedicados al comercio, metalurgia y minería.
Formó parte del Consejo de vigilancia de la Compañía general de Coches de Madrid; miembro de la Junta directiva del Congreso Cientifico-Farmacéutico Internacional celebrado en 1868; presidente de la Junta de Aranceles y Valoraciones - Clase 3 (1885-1886); profesor numerario de la Escuela Central de Artes y Oficios, además de ilustre conferenciante. Constantino Saez de Montoya falleció en Madrid el 19 de abril de 1891.

Desconocemos el momento en que la farmacia cierra sus puertas definitivamente, aunque podemos suponer que ocurrió hacia 1873 al conocer el anuncio de una abaniquería instalada en el mismo domicilio en 1874.

El Imparcial. Madrid, 21 de abril de 1874.


A la Camelia
En diciembre de 1875 se instala este establecimiento de camisería y género de novedades para señoras.

La Correspondencia de España. Madrid, 28 de diciembre de 1875.

Después de cuatro años de actividad, la tienda se traspasa a otro comerciante del mismo ramo.


Camisería Calleja (También escrito Callejo)
En 1879 se instala la Camisería del comerciante de tejidos don Bernabé Calleja Martín, también propietario de otra tienda de tejidos en la calle de Atocha, 102. En junio de 1882 se anunciaba la liquidación de existencias y traspaso del local.



La Diosa de Venus
El 11 de noviembre de 1882 se inauguraba esta tienda de sugerente nombre en la que podían encontrarse novedades en bisutería de oro, plata, doublé, níquel y luto; además de un gran surtido en petacas, carteras, porta monedas, álbumes y otros artículos de piel. También infinidad de objetos de capricho en plata, bronce, cristal y peluche propios para regalo.

El Siglo. Madrid, 26 de marzo de 1883.

Así se publicitaba en 1883:
«Dolores, que tiene amores
con Pepe, ha de suponer
que su Pepe ha de querer
obsequiar a su Dolores.
Y Pepe, largará un trepe
a Dolores, como es justo
si da a su Pepe el disgusto
de no obsequiar a su Pepe.
No se obsequia esta pareja
y uno y otro tiene queja
por no haber sido galantes,
y al cabo de dos amantes,
tronaron como arpa vieja»

Todo hace suponer que tuvo un rival comercial al que dedica estos versos. De no ser, el cajista de El Imparcial así lo interpretó y con mucho tino o mala baba, colocó justo debajo el anuncio de DOLORES, platería y joyería de José (PEPE) M. del Barco.


La Diosa de Venus, desamorada de Mercurio, en septiembre de 1883 anunciará la liquidación y traspaso. El cierre definitivo se verificará en junio de 1884.


Mientras esto ocurría, otra tienda del ramo mucho más antigua también liquidaba. Se trataba de:

García de la Rosa y Los Sansones
La tienda de platería, relojería, bisutería y quincalla de Ladislao García de la Rosa se había inaugurado el 22 de julio de 1876 en el número 13 de la calle del Príncipe, frente al Teatro de la Comedia y junto a la farmacia de Garcerá.

«SI NIÑAS alhajas son
sin ser una misma cosa,
hagamos esta elección,
que para mí no es dudosa:
yo elijo la más preciosa
entre las de corazón,
y tú de la colección
de García de la Rosa»

A finales de 1884 se traslada a Príncipe, 18. Allí continuará vendiendo sus productos hasta julio de 1897, aunque en el Anuario general del comercio, de la industria y de las profesiones, de la magistratura y de la administración de 1900 continuaba dada de alta.
La tienda se traspasará, haciéndose cargo de las existencias la nueva marca Los Sansones. Estos anunciaban en marzo de 1906 la urgencia en liquidar existencias por tener que desalojar el local. 

 
Confitería y pastelería “La Providencia”
El 16 de diciembre de 1906 aparece el anuncio de La Providencia, primera casa de turrones, peladillas, cascas y melindres de Yepes, especializada en Imperiales y postres del día.


Es posible que la pastelería se instalase en el local del Ultramarinos y el que viene a continuación estuviera en el que había sido Farmacia de Saez de Montoya, después La Diosa de Venus y más tarde Los Sansones.


Óptica de Estévez y Jodra
Hacia 1908 se instala la tienda del óptico Estévez y Jodra, especialistas en el tratamiento de la miopía y presbicia. Allí trataban a sus clientes y vendían lentes higiénicos, gemelos de campo y teatro, otros aparatos ópticos, además de barómetros. De hecho, en la fachada habían instalado un barómetro que era utilizado por la Prensa para dar el parte meteorológico. Otros hubo y muy famosos desde el siglo XIX.


El Correo. Madrid, 7 de mayo de 1908

Con el tiempo cambiará de ramo, ofreciendo material completo para Laboratorios y Bacteriología. Estufas, microscopios, balanzas y hasta fabricación de vidrio eran algunos de los objetos y servicios. Además, se convertirá en Laboratorio químico de Bacteriología y Gabinete de Física.

En enero de 1917 se trasladará al número 7 de la misma calle, donde había estado la platería y establecimiento de metales blancos de Leoncio Meneses e Hijo desde 1878.

El Debate. Madrid, 20 de enero de 1917.


La gran reforma y el cambio de numeración
En marzo de 1918 se anunciaba en el Boletín de la Sociedad Central de Arquitectos y en la revista La Construcción Moderna la lista de licencias concedidas por el Ayuntamiento para modificación de la propiedad urbana. De las sesenta y tres licencias, solo una era de obra nueva; el resto correspondían a reformas, incluida la de Príncipe, 18.

Si hasta ese momento los numerales 18 y 20 eran independientes, la reforma realizada aglutinará a ambos en un mismo domicilio. Y si esto es significativo, lo fue más el nuevo aspecto de la finca, al parecer muy atractivo para muchas empresas que inauguraron o trasladaron allí sus oficinas.
Ese fue el caso de “El Crédito Español de Automovilismo S.A.”; la Redacción y Administración de la revista “La Humanidad”; “Ajurla y Aranzabal S.A.”, sucursal en Madrid de la fábrica de Vitoria; “Office Comercial Français”, oficina relacionada con el Ministerio de Comercio y Negocios Extranjeros de Francia para mejorar las relaciones comerciales de España con aquel país; la sastrería “La Moda”, de Ángel Martínez; “Comercial Internacional S.A.”, dedicada a la importación y exportación; la Agencia de Publicidad de “Urgoiti, Salas y Porrero”, después “OPUS”, y algunas otras relacionadas con el cinematógrafo y el teatro. Esta lista corresponde solo al año 1919. Ya en la década de los veinte, se suma la “Escuela Real de Cinematografía”.

La Acción. Madrid, 22 de marzo de 1924.

Años más tarde, el 18 de mayo de 1930, en el principal de Príncipe, 18 y 20, se inauguraba el nuevo espacio que ocuparía la Casa de Aragón.


Casa Σdox
El 6 de noviembre de 1918 se anunciaba en la Prensa la próxima inauguración de una tienda dedicada a la exposición y venta de calzado americano.


El lunes 11 abría sus puertas el lujoso establecimiento. Se anunciaban como los únicos que presentaban los calzados al estilo de los grandes centros de moda de Estados Unidos.
Una fotografía publicitaria es la única referencia histórica que queda de lo que había sido el espacio ocupado hoy por La Abacería del Príncipe.






En 1922 presenta su primera liquidación de existencias por cambio de dueño. En realidad, se trataba de un traspaso del local para un ramo distinto al del calzado.




Bar Príncipe
Este bar y cervecería, era además una especie de confitería y fiambrería, ajena a algunos productos que lo hubieran igualado a la abacería o Ultramarinos convencionales. Se inauguró en febrero de 1923, con gran éxito de clientela.

La Voz. Madrid, 21 de febrero de 1923.


Bar Asprón
En 1925 Bar Príncipe cambia de propietario, haciéndose cargo del negocio la reconocida firma Asprón Hermanos, dueños de varios bares, restaurantes y cafeterías del mismo nombre repartidos por la capital. La particularidad del de la calle del Príncipe fue su moderna remodelación y la celebración de conciertos de pianola. 
«… les obsequiaremos con un concierto de pianola, si tienen la bondad de esperarnos a la puerta del bar Asprón, donde hay una que suena bastante regularmente. Inútil es añadir que el concierto hay que oírlo desde la puerta. Pero si algún lector quiere convidarnos, lo podemos oír desde dentro».
Buen Humor. Madrid, 25 de diciembre de 1927
El Heraldo de Madrid. Madrid, 19 de noviembre de 1925.

En la fotografía, de 1916, vemos el primero de los Restaurantes-Café Asprón, situado en la Plaza de Santo Domingo, 18 (Planta baja y entresuelo). Hubo otros en las calles San Bernardo, Fuencarral, Amor de Dios y Plaza del Ángel.



Bar-Cafetería Dorín
Sabemos que fue inaugurado en 1932 a tenor de una noticia publicada en el diario Pueblo, del 8 de junio de 1982, en la que decía: «La popular cafetería-restaurante Dorín, de la calle del Príncipe, frecuentada por gentes del teatro, celebró el sábado al mediodía, con un gran coctel-almuerzo, el quincuagésimo aniversario».
La construcción del nuevo edificio en la década de los cuarenta cambió de forma radical la fisonomía de su fachada. Desde entonces, dos grandes locales comerciales compartirán la misma numeración y dos ubicaciones tendrá Dorín.

La fotografía, publicada en La Voz, del 6 de marzo de 1936, muestra el aspecto del local, con su elegante barra y mostrador.



Forma parte de un interesante publirreportaje en el que se daba a conocer la calidad de los productos que allí se consumían y sus marcas.



Entre sus particularidades, la disposición de un modernísimo asador eléctrico de pollos; una sección de charcutería y una selección de mariscos de gran calidad y tan afamados que eran distribuidos a la Asociación de la Prensa para celebraciones especiales.

Servilleta del Restaurante Dorín - www.cervezascolección.com

En 1936, para la tómbola del baile de esta Asociación, Dorín había participado con tres vales para pollos asados, otros tres para latas de almejas de un kilogramo y tres de otras tantas latas de mejillones. Pero si en algo destacó fue en la constante presencia de personalidades del teatro. Actores del Español, la Comedia y del Cinematógrafo acudían a tomar café, comer, o en busca de algún papel interpretativo.

En una entrevista a Tony Leblanc, publicada en ABC-Deportes del 22 de noviembre de 2008, el actor recordaba sus años de guardameta y sus días en el Dorín: «Inventé el equipo del Dorín y jugamos un año con otros no federados».

Tal fue el vínculo del Dorín con los actores que, en junio de 1982, Ramón Gómez, su gerente, anunció la convocatoria de dos nuevos premios de teatro que llevarían el nombre del establecimiento.


Para aquellos años, los cafés en el Dorín subían de precio al llegar la medianoche. Pasados un segundo de las doce ya costaba 10 pesetas más, sumando un total de 100.

Las dos ubicaciones del Dorín
Iniciadas las obras del nuevo edificio, Dorín cerrará sus puertas. Las reabrirá a finales de 1956 o principios de 1957 en el local contiguo a la actual Abacería del Príncipe.
En el plano de catastrones podemos identificar los edificios de nueva construcción o reforma integral practicadas en la década de los 40 y 50. Es visible la separación definitiva de los números 18 y 20.


Dos noticias de ABC del 7 y 8 de febrero de 1957 dan cuenta de la reapertura. Si tenemos presente que Dorín continuó apareciendo en las guías de restaurantes hasta 2001 en el domicilio de Príncipe, 18, resultaría contradictorio situarlo donde estuvo la Óptica Cottet.



Restaurante San Remo
El 8 de abril de 1940 se inauguraba el Restaurante “San Remo” en el local contiguo a La Abacería del Príncipe. Lo podemos asegurar gracias a una publicación de julio del mismo año anunciando el bar Dorín como uno de los puntos de recogida de las tarjetas para el homenaje a Loreto y Chicote a celebrarse en la Peña Fleta. Esto indica que Dorín continuó en su primitivo local hasta finales de la década de los 40 y su reapertura la hará en el local del San Remo. Pero de este restaurante poco más sabemos.


Captura de Google Maps (2025)


Centros de Óptica Cottet
En junio de 1974 quedaba inaugurado el sexto de los locales que hasta entonces tenía la firma en Madrid. El primero de ellos estaba situado en Príncipe, 15, muy cerca del recién inaugurado.
Cottet ocupaba la planta baja y principal, con la fisonomía que tuvo hasta su cierre en 2019. Esta sucursal quedará integrada a la de Príncipe, 15, que aún pervive.

Captura de Google Maps (2019)





Conclusión
Con un pasado de abacería dieciochesca y a pesar de la presencia de diversos comercios dedicados a la farmacia, moda, calzado, bisutería y óptica, predominaron en el número 18 de la calle del Príncipe los dedicados a la gastronomía.
Quizás Juan, Juan Carlos y Julián, socios de varios locales de restauración además de La Abacería del Príncipe, atinaron sin saberlo en instalar en lugar tan privilegiado esta donde ya había existido otra y varios espacios dedicados al “comercio y el bebercio”.

De aquel Madrid del Siglo XVIII viene la Historia de La Abacería del Príncipe, casi idéntica por los pocos cambios urbanísticos que hubo en la calle que recuerda a Felipe II. 
Y de la vida de los diversos negocios que allí hubo se mezclan hoy las voces del pasado con la charla distendida mientras se disfruta de una copa y algo para comer. Ya no suena la pianola del Asprón, ni el bullicio del Dorín… pero están.

Nota del autor
Este trabajo de investigación no tiene ningún interés publicitario. Como la historia de los muchos comercios de otros tiempos que traigo al presente en mis redes sociales, el caso de los comercios que hemos conocido cumple ese cometido a través de La Abacería del Príncipe.
Eso sí, hablando en moderno, puedo considerarme un "Foodie Lovers" de mesón, de taberna y ahora de Abacería, espacios donde disfruto de la calidad, la innovación, los buenos vinos y el trato amable. Además, la Abacería del Príncipe suma las Bellas Artes pictóricas y escultóricas.


© 2025 Eduardo Valero García - HUM 025-003 ABACERÍA DEL PRÍNCIPE
Historia Urbana de Madrid
ISSN 2444-1325


Bibliografía y Cibergrafía
 
Fuentes:
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
Biblioteca Nacional de España - Hemeroteca digital.
Biblioteca digital memoriademadrid.
Hemeroteca La Vanguardia.
Hemeroteca ABC.
Sede Electrónica del Catastro.

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