En la esquina de la calle del Príncipe con la de Visitación (actual Manuel Fernández y González), frente a la plaza de Santa Ana y anejo al antiguo Café del Príncipe y el Teatro Español, se levantaba en la segunda mitad del siglo XIX un elegante edificio que llegó a tener ascensor, comercios importantes y vecinos de renombre.
La fotografía muestra la fachada del inmueble situado en el número 27 de la calle del Príncipe, donde, además, podemos apreciar una pequeña parte de la casa que había sido café del Príncipe (El Parnasillo) y después contaduría del Teatro Español.
Con cinco plantas y bohardilla, albergaba a vecinos de categoría, como D. Evaristo Castro y Rojo, senador vitalicio y ministro del Tribunal Superior de Guerra y Marina.
Hacia 1868 instalará su bufete el abogado y político Cristino Martos, seguramente cuando desempeñó el cargo de presidente de la Diputación de Madrid.
También ocuparon este edificio el famoso fotógrafo Eusebio Juliá, la Sociedad General de Anuncios y desde 1910 la Casa de Actores que da título a este trabajo.
El edificio de la II marquesa de Cortina
La finca era propiedad de Manuela Cortina y Rodríguez de Espinosa, II marquesa de Cortina. En ella vivía, ocupando el piso principal.
El marquesado de Cortina fue concedido por Amadeo I de Saboya a Manuel Cortina Rodríguez Arenzana Ruiz (1828-1880), Ministro de España en Suiza, en recuerdo de su padre: Manuel Cortina (1802-1879), Ministro de la Gobernación y Abogado.
La marquesa falleció en esa casa el 3 de abril de 1908. Ese mismo año el edificio será puesto a la venta en pública subasta por disposición testamentaria.
La Asociación de Artistas Dramáticos y Líricos Españoles comprará la finca por un total de 550 000 pesetas, incluidas las reformas realizadas. La Asociación, fundada en Madrid el 10 de enero de 1901, había acordado en 1907 la compra de una casa para la creación de un Casino, Círculo o Casa de actores.
Los últimos propietarios del inmueble fueron los hermanos Francisco y Lorenzo Alonso Gigosos.
Numeración de la calle
En este trabajo encontraremos dos numeraciones para la finca. El correspondiente al número 27 figura dada de alta en el callejero histórico el 6 de julio de 1874. Con fecha 21 de febrero de 1931 cambiará a número 23.
La Casa de los Actores
Como hemos comentado, la Asociación de Artistas Dramáticos y Líricos Españoles había comprado el edificio por un total de 550 000 pesetas, incluidas las reformas realizadas, que no fueron pocas. Las reformas generales supusieron un gasto de 108 000 pesetas; la ampliación de las mismas 28 000; la compra de mobiliario, 70 000 pesetas.
En tiempos de la marquesa la fisonomía del edificio era diferente, principalmente su fachada, como podemos apreciar en la fotografía de Cifuentes, de finales del año 1908.
Adecentar y remodelar la fachada fue una de las muchas reformas acometidas, tanto estructurales como técnicas. Se instalaron ascensor y montaplatos; líneas telefónicas y servicio de timbre en todas las estancias; calefacción a vapor y frío industrial.
Las obras se adjudicaron al contratista D. Baltasar Corral y fueron realizadas por el maestro de obras D. Cándido Medina y Queralt, bajo la dirección del arquitecto D. Francisco Reinals y Toledo. Con buen gusto y estilo, la noble casa fue adquiriendo su condición de Casino, como podemos apreciar en las siguientes fotografías.
La cuota de sus más de 2000 socios, la renta de los pisos alquilados y otras aportaciones producto de los actos benéficos, no sólo cubrían los gastos generales, sino que aumentaban la cuantía de las pensiones para artistas y de auxilio para sus familiares. Además, solventaba los jornales de seis jóvenes botones, cuatro porteros de cancela, dos de portal, dos conserjes, un maestro peluquero y dos oficiales, un mozo de cuarto de baño, etc.; todos elegantemente uniformados.
Ampliaciones del Teatro Español
Durante las diversas reformas del teatro se fueron adquiriendo terrenos de las calles Echegaray, Manuel Fernández y González y la del Príncipe. Nos centraremos en esta última por su importancia en lo que se refiere a la fachada del coliseo y por la desaparición de dos edificios históricos: el Café del Príncipe (El Parnasillo) y la Casa de los Actores.
En las siguientes fotografías de similar perspectiva podemos ver la ampliación de 1929 y el espacio que ocupó la Casa de los Actores. La primera es de la década de los 30 y corresponde al archivo Luis Lladó; la segunda, de Miguel Zavala, fue tomada en 1985.
El 16 de enero de 1929 se publicaba en La Libertad un artículo dando cuenta de la reforma del teatro. Bajo el título El glorioso solar. Restauración del Teatro Español, el periodista Alejandro Larrubiera decía:
«La importancia de las obras, cuya reseña sería prolija, tiene su más elocuente demostración en que se ha derribado la casa de la contaduría, reconstruido la fachada y la casa de la calle de Echegaray, núm. 26, habiendo adquirido el Ayuntamiento, para completar la reforma, dos casas contiguas: la número 24 de la referida calle de Echegaray y la número 4 de la de Fernández y González».
Por su parte, Augusto Martínez Olmedilla, en un artículo dedicado a la Partida del Trueno publicado en la revista Estampa (1935), recordaba:
«¡Qué de recuerdos evoca El Parnasillo! Era, sencillamente, el vetusto Café del Príncipe, un poco remozado. Hasta hace pocos años se conservó la Casa de Contaduría, contigua al Teatro Español, y derribada en la última reforma del coliseo municipal».
Desaparición del edificio que había sido Casa de los Actores
En 1973 los hermanos Alonso Gigosos, propietarios del edificio, solicitaron la declaración de ruina; sin embargo, el Ayuntamiento resolvió que la propiedad realizara las obras necesarias para su conservación. Desde entonces la Casa de Aragón -ya únicos inquilinos-, presentaron varias denuncias al consistorio para que obligaran a la propiedad a hacer las obras.
En 1975 los propietarios revocaron la decisión municipal y el caso fue llevado a los tribunales.
En 1978, el Tribunal Supremo declarará la ruina no inminente del edificio y obligará a los hermanos Alonso Gigosos a realizar las reparaciones necesarias, pero nunca fueron llevadas a cabo.
El 12 de febrero de 1979 una brigada de bomberos solicitó las llaves para entrar a la finca. En vista de su mal estado y el peligro existente, aumentado por las inclemencias del tiempo, no las devolvieron.
El día 19, funcionarios del Ayuntamiento clausuraban el edificio por ruina inminente.
Esta decisión y la idea de ampliación del Teatro Español, surgida después del incendio 1975, presagiaban la desaparición del edificio.
El fotógrafo Torremocha tomaba esta instantánea en 1976. Como la anterior, de Zavala, inmortalizan la fisonomía de la calle que había sido emplazamiento del Corral de la Pacheca y el esplendor del teatro del Siglo de Oro; que había sido testigo de las tertulias literarias y revolucionarias de su café; y que sería, pasado el tiempo, escenario de un nuevo Madrid cada vez menos castizo en su geografía urbana.
En pleno del Ayuntamiento celebrado el 27 de julio de 1990 se dio el visto bueno para una nueva ampliación que sumaría a su superficie los 530 m2 del solar que había ocupado la Casa de los Actores, ya derribada y de propiedad municipal.
La ampliación constaría casi 600 millones de pesetas, contemplándose el plazo de 16 meses para su ejecución; sin embargo, las obras se prolongaron en el tiempo hasta el siglo XXI.
Muchos de los lectores recordarán que en aquellos terrenos estuvo instalada una carpa de estilo circense.
Con estas dos vistas en planta del teatro y sus ampliaciones recordamos a los propietarios de los edificios hoy integrados a la superficie del teatro, entre ellos la casa de la marquesa de Cortina y después propiedad de la Asociación de Artistas Dramáticos y Líricos Españoles.
Mucho antes que la finca desaparecerá la Casa de los Actores. Ocurrió en agosto de 1933, año en que la Asociación se disolvió estatutariamente. En esos momentos era sostenida con la módica contribución de 72 socios.
Ricardo Márquez, fundador de Historias Matritenses, uno de los blogs más longevos y emblemáticos sobre historias de Madrid, nos ofrecía una noticia que lleva a editar este trabajo con datos interesantes relacionados con la decadencia de la Casa de los Autores.
Ricardo comentaba en nuestro grupo de Facebook: «Sobre
la Casa del Actor, indicar que en 1928 poseían una parcela en 1.200
metros en la calle Emilio Rubín, de la Ciudad Lineal, cedidos en teoría
por la familia Soria, aunque creemos que nunca llegaron a construir nada
allí. La información la tienes en El Heraldo de Madrid de fecha
6/feb/1928».
La noticia del Heraldo de Madrid daba cuenta de la creación de una Casa del Actor en Ciudad Lineal, según una idea del actor cinematográfico español-mexicano Carlos Martínez Baena, quien «venía luchando con geneoroso denuedo por dar carta de naturaleza en España a una idea que en otras naciones cultas es una realidad hace ya algunos años: la fundación de la Casa del Actor, el refugio hogareño—nada de asilo ni de hospital de inválidos—de los comediantes españoles en su vejez».
La Casa de los Actores de la calle del Príncipe había sido fundada para los actores de teatro dramático y lírico. Posiblemente, la noticia de 1928, aunque relacionada con el cinematógrafo, pudo ser el desencadenante o propiciadora de la ruina de la Asociación de Artistas Dramáticos y Líricos Españoles.
El cine ya estaba en pleno apogeo y muchos actores del escenario también probaron fortuna en la pantalla, situación que hace comprender la perdida de socios: más de 2000 en sus inicios hasta los 72 de 1933.
Para finalizar, y como preámbulo del siguiente artículo relacionado, ubicamos a través de las imágenes la citada Casa de Aragón, última de las muchas sociedades que ocuparon aquel espacio juntamente con pintorescos comercios.
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