Nueva Biografía del Café de Fornos
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En el estudio de investigación realizando sobre los cafés madrileños que Galdós cita en sus obras, nos hemos topado con una ambigüedad a la hora de tratar el Café de Fornos.
Estudio sobre el Café de Fornos y sus propietarios
Comenzaremos documentando todo cuanto hay que aclarar sobre la "biografía" del mítico Café y sus dueños. Para ello nos trasladaremos a los años 50 del siglo XIX, que es cuando los Fornos comienzan a incursionar en el ramo hostelero. Iremos avanzando hasta el siglo XX, y en ese camino se aclararán los errores biográficos detectados.
Finalizado todo el proceso de documentación ofreceremos breves citas de las biografías que deberían ser rectificadas y las conclusiones obtenidas de este estudio.
Por una parte lamentamos que algunos cronistas deban hacer una pequeña modificación en sus biografías; por otra parte, nos alegramos de aportar algo nuevo a la historia urbana de Madrid y recuperar del olvido el recuerdo de un empresario patriota: Manuel Antonio Fornos.
Advertimos que quedan en el tintero infinidad de detalles que hicieron el día a día del Café de Fornos. Hemos seleccionado aquellas noticias y acontecimientos más destacados, poniendo principal interés en sus propietarios.
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Ya verás, cuando llegues a la Corte,
ya verás -me decían en mi pueblo.
Irás a Fornos, el café de moda
donde acude la crema, lo selecto,
literatos, artistas, escritores,
la espuma del saber y del ingenio...-
José Juan Cadenas (Madrid Cómico - 1894)
El Café de Fornos estaba situado en unas casas construidas sobre el solar del antiguo convento de las monjas Vallecas o de Nuestra Señora de la Piedad , en la calle de Alcalá esquina a la de Peligros. Sobre éste se encontraba el Gran Hotel Colón, según esta publicidad de 1891.
Abrirá sus puertas el 21 de julio de 1870 y será uno de los sitios muy de moda en la última mitad del Siglo XIX y principios del XX.
Allí acudía la 'crema de la crema' de la sociedad madrileña, también políticos, literatos, escritores, artistas de todo tipo y también gentes de dudosa reputación.
Famosas eran sus tertulias, que podían extenderse hasta altas horas de la madrugada, y en ellas se hablaba de temas de actualidad.
Lugar frecuentado por los toreros de moda y los asiduos al Teatro Apolo, se hicieron famosas sus cenas económicas a partir de las doce de la noche
Allí acudía la 'crema de la crema' de la sociedad madrileña, también políticos, literatos, escritores, artistas de todo tipo y también gentes de dudosa reputación.
Famosas eran sus tertulias, que podían extenderse hasta altas horas de la madrugada, y en ellas se hablaba de temas de actualidad.
Lugar frecuentado por los toreros de moda y los asiduos al Teatro Apolo, se hicieron famosas sus cenas económicas a partir de las doce de la noche
Ni Suizo, ni Levante
Ni Inglés, ni Colonial
No hay Café como el de Fornos
Pa cenar de madrugá.
En la planta inferior una gran sala con numerosas cabinas particulares en las que se realizaban almuerzos políticos, cenas privadas, etc. en uno de sus reservados, tenía lugar la tertulia de “La Farmacia”, en ella participaban diferentes estamentos de la sociedad madrileña de la época.
Los gabinetes reservados de la planta baja eran una especie de cuartos, algunos de ellos se podían ampliar con otros debido a la existencia de paredes móviles. Todos ellos eran adecuados para la celebración de grandes banquetes y juergas nocturnas.
No podía faltar el Flamenco, que animaba las noches del Fornos.
Estaba decorado con vistosas pinturas murales, tapices y alfombras, y dotado de amplios y cómodos divanes, estatuas de bronce que sostenían las lámparas de gas, y también de relojes de dos esferas que pendían del techo. Tenía un gran restaurante con entrada independiente por la calle de Alcalá, cuya cocina no desmerecía la categoría del establecimiento.
El negocio hostelero lo montaron los hijos de Pepe Fornos, ayuda de Cámara del marqués de Salamanca y dueño del Café Europeo, situado en la calle Sevilla con el callejón de los Gitanos (calle de Arlabán).
Fue el hijo mayor, D. Manuel Fornos (fotografía de la derecha), quien trasladará la filosofía del negocio paterno a la altura de la suntuosodad y el lujo que el momento y la potencial clientela requerían.
En 1904, 'Manolo' se descerrajó un tiro en la cabeza que acabo con su vida.
Sus hermanos procuraron mantener el negocio a flote durante cuatro años más, pero el 26 de agosto de 1908 cerró definitivamente“. Abriría sus puertas nuevamente en mayo de1909, esta vez con el nombre de Gran Café y con otro dueño, Marcelino Raba de la Torre.
Sobre el cierre del Fornos escribe un tal 'Mediocris' en la revista semanal ilustrada 'La Lectura Dominical', del 18 de enero de 1908.
Hay que tener en cuenta que la revista estaba muy relacionada con la Iglesia y, como es de entender, para ellos el Fornos, como la mayoría de los bares, tabernas y tascas, eran un antro de perdición.
Se reanudaría el negocio con las tertulias y las fiestas en los bajos, para desaparecer en 1918 y reaparecer como cabaret con mesas de juego, con el nombre de Fornos Palace.
El edificio fue adquirido por la sociedad Banco Vitalicio en 1923, y en 1933 se decidió echarlo abajo para construir su nueva sede.
En la actualidad, una placa recuerda el lugar que ocupó el Fornos y donde, por paradojas de la vida, existe otro Café que nada tiene que ver con el espíritu del primero; hablamos del Starbucks Coffee.